Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Amado Rival por oliver_espectro

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 -         Me entristece mucho que con la llegada del final del torneo también pronto llegará la final de la visita, pero a la vez me alegra que esto se haya podido dar del modo en que se ha dado. Les agradezco por haber venido hasta acá y por hacernos pasar tan buenos y entretenidos momentos y traernos en esta situación expectante hasta el final, donde lo que menos importa realmente es quien o que grupo sea el ganador, sino el habernos hecho pasar un buen rato, ayudarnos en el entrenamiento y lo que es mejor, relacionarnos y hacer... amistades, una buena justificación para este torneo.  – Dijo mi maestro, Albiore.-         Así es muchachos, ya bien hemos comentado antes que lo importante de una competencia como ésta no es ganar, sino participar y dar lo mejor de nosotros, como todos ustedes lo han hecho. Y debido a la gran colaboración de su parte, quienes son los que han hecho grande esta competencia, no podíamos dejar que el combate final, fuese un combate común y corriente como cualquier otro, por eso los hemos traído acá y a estas horas. Espero sirva de algo, para hacer esto un poco mas entretenido jaja y mas arduo para los combatientes quienes han logrado llegar hasta aquí. – dijo el maestro Siberiano. Los muchachos aplaudían en parte por apoyar las palabras de los maestros y en parte para que se callasen y comenzase de una vez la batalla, se les notaba en la cara lo expectante. Solo a Leda podía vislumbrársele el rostro entre molesto y decepcionado por no haber llegado hasta allí. El muchacho de cabellos verdes compañero del rubio que combatiría mostraba una sonrisa gigantesca y June, se encontraba sentada con los puños cerrados nerviosa. Nerviosa por Shun supongo, siempre noté que a ella le gustaba el chico... Comenzó a llover suavemente, era de noche y hacía viento. De verdad que los maestros parecían haberse esforzado en volver la situación aún mas tensa y emocionante para el combate final, pero nadie se quejaba. Todos esperaban sentados hacia un lado de aquel risco gigantesco sobre el mar, donde los chicos combatirían. No debía ser un lugar agradable, la lluvia había de poner la piedra resbaladiza y fría, ni imaginar una caída contra ella, los sonidos de las olas del mar profundo bajo ellos eran desconcentrantes pero al menos la noche no era demasiado problema, ya que la siempre presente luna brindaba un panorama que todos podíamos observar. -         Les agradecemos a todos por haber participado. – Continuo Albiore ya en ese tono que indicaba que estaba dando palabras finales. – Y por llevar la competencia hasta donde está, estoy muy orgulloso de ustedes... – sin más se volteó pero yo pude escuchar algo que susurró muy bajo mientras sujetaba el diente que guindaba en un collar que tenía puesto. – Y de ti también... Samir... Sonreí, aunque nadie me vio.Los maestros se vieron, sonrieron y juntos dijeron en voz alta. -         ¡Ahora!... – Un escalofrío nos recorrió a todos y giramos rápidamente de nuevo la cabeza hasta donde se encontraban los dos rivales, los dos competidores parados bajo la lluvia en aquella fría alta, dura, gris y fría roca. Yo me acerqué para verlos mejor, con tal, nadie lo notaría... -         Recuerda lo que me prometiste, Hyoga. – le dijo Shun muy bajo al rubio sujetando su cadena con fuerza.-         Lo recordaré si tú también lo haces. – Sonrieron. Y elevaron sus cosmoenergías.Ahí ya yo me daba cuenta de que definitivamente las estrellas debían estar con ellos, ellos debían ser los próximos caballeros de Andrómeda y del Cisne. Esa energía que emanaban no tenía comparación. -         ¡Ataca Cadena!... – Sorprendentemente fue Shun el primero en lanzar ataque, el rubio comenzó a moverse y a saltar a una velocidad impresionante, con bastante agilidad. Mas no podría escaparse de la cadena, acá no había donde ocultarse.  -         A mí no vas a enredarme como a Spika Hyoga, acá no hay palmeras. – Comentó Shun a moda de broma sonriendo. Pero ya Hyoga tenía bien claro eso, solo que no encontraba el modo exacto de esquivar a esa cadena, hasta que un movimiento logró hacerla pasar por un lado suyo y sujetarla con su mano. -         ¡Argh!... La cadena descarga corriente.-         Así es... si no sería muy fácil que el enemigo la tomase. – Comentó Shun. – Te recomiendo que la sueltes, la energía va en aumento... – Noté preocupación en su voz eso no sonaba tanto como un consejo o una advertencia, sino como una orden mezclada con la petición de un favor.-         Fácil o no, igual la voy a dominar. – Comentó Hyoga, la mano le temblaba por la descarga pero pude ver como ese tembleque fue disminuyendo a medida que su cosmoenergía aumentaba y la cadena comenzaba a congelarse.-         ¡¿Cómo?!... – Shun mostró un rostro atónito, sorprendido. Primera persona que se atrevía a sujetar la cadena aún después de las descargas y que además de esto la estaba congelándola inhabilitándola por completo. Tuvo que soltarla o se le congelaría la mano en esa onda fría. La cadena cayó al suelo tiesa como una barra recta de hielo. Hyoga abría y cerraba el puño derecho, tratando de recobrar el normal manejo de esta, algo adormilada por la corriente e instantes después elevó su cosmoenergía y comenzó a hacer los movimientos que marcaban las posiciones de la constelación del cisne, preparado para atacar con la técnica que mejor dominaba.Shun notó esto y tomando la cadena que aún tenía (y que era utilizada para la defensa) comenzó a hacerla rotar a su alrededor con la misma técnica que utilizó en el combate contra Isaac.-         ¡Defensa Nebular!-         ¡Polvo de Diamantes!... – Una helada estela de agua y viento congelado caía del cielo por motivo de dos puñetazos que Hyoga había lanzado al cielo y ahora, este atacaba dirigiendo los puños hacia Shun, rayos de luz blanca helada salían de sus puños dirigiéndose hacia Shun. Cuyas cadenas buscaban romper todas esas concentraciones de energía congelada. Mientras no podía evitar que un frío intenso le hiciese temblar, ya que la lluvia y el viento también se había vuelto helados... El ataque cesó cuando al rubio ya no le quedó mas energía para atacar teniendo que respirar con la boca algo cansado. Shun detuvo un último ataque con éxito pero el rubio había obtenido lo que quería, esa cadena también se había congelado y ya era inútil, el hielo parecía rodear a Shun en espirales como los que antes se encontraba la cadena, dando la idea de que estaba encerrado en una jaula de hielo, o en un nevera desesperante. Shun elevó su energía y rompió el hielo y la cadena, quedando libre nuevamente. Pero también jadeando, ambos estaban cansados, pero para nada derrotados... al contrario, habían tenido éxito los dos. -         Ya... ya no tienes tu cadena. – Comentó Hyoga sonriendo mientras tomaba aire y trataba de recuperar el aliento.-         No... – comentó Shun. – Pero esa no es mi única arma.-         Lo sé. – Volvió a responder Hyoga enderezándose, Shun hizo lo mismo, tenía que estar preparado. – Pero te voy a ir desnudando tus armas una por una... – Ambos sonrieron, eso había sonado... tan... extraño. Pero ellos parecían entenderse, incluso parecía ser una broma porque ambos sonrieron.Shun hizo unos movimientos con los brazos que también que reconocí, se preparaba invocando al vapor nebuloso. El clima entre ellos dos comenzó a cambiar, el aire que rodeaba a Shun comenzaba a hacerse caliente y pesado. Hyoga no podía ceder terreno y también elevó su cosmoenergía buscando que el frío no se dejase dominar... El aire y la lluvia parecían haberse vuelto mas violentos que antes debido a los dos energías que luchaban por dominar el ambiente. El aire caliente igualó al aire frío y la lluvia parecía no saber hacia donde caer, ni el viento a donde soplar. Las olas abajo también chocaban con mas violencia, ese choque entre aires calientes y fríos podría causar un fuerte huracán...Pero los maestros no hacían nada. Todos estaban preocupados. -         Ya conozco también tu técnica del vapor nebuloso. – Le comentó Hyoga. – te vi usarlo ya una vez, no tendrá efecto contra mí.-         No voy a usar el vapor nebuloso. – Admitió Shun. – Me... estás obligando a usar, algo mas poderoso que eso. Aunque no quiero...-         Recuerda tu promesa.-         Lo sé. – dijo Shun decidido - no me queda otra. Comenzaban a caer granizos también del cielo, Hyoga debía de estarlos haciendo aparecer. -         ¡Polvo de Diamante! – se le adelantó a atacar a Shun, quien buscó defenderse también con una ventisca mas no con su técnica, ya que sabía que para utilizar la tormenta nebular debía de haber aún mas vapor del que había conseguido reunir. El aire caliente chocó con el aire helado y al parecer ocurrió lo que yo me temía que pasara. Los vientos se molestaron por aquellas impertinencias y una ventisca furiosa comenzó a violentarse contra ellos haciéndolos volar por los aires como un intenso tornado. Desde donde estaban todos sentados oí a una chica y a un chico gritar.-         ¡Shun!-         ¡Hyoga!. Pero no pudieron hacer nada para evitar que ambos cayesen a aquel mar violento y oscuro, en el cual seguían cayendo pedazos de granizo. Los maestros buscaron asomarse por el precipicio en vano, sin encontrarlos. Solo yo pude seguirlos hasta allá... Hyoga se hundía en el fondo del agua mientras salía sangre de su cabeza, debía haberse golpeado con alguna roca y ahora estar muy mareado y consternado. Además que casi no se veía nada en aquel mar tan oscuro ni en la profundidad en la que se encontraba. Pero desde esa misma oscuridad, la figura de Shun apareció nadando, lo tomó entre los brazos y buscó nadar hasta la superficie mientras le acariciaba la cabeza. Hyoga entre abrió los ojos y pudo observarle sosteniéndole, sonrió a pesar de estar algo adolorido, podría resistir hasta llegar a la superficie. Hasta que él lo hiciese llegar hasta la superficie......Pero no llegaron.De repente sintió como Shun le soltaba puesto que había sido agarrado y arrastrado por una masa gigantesca de color rojo. Hyoga sacudió la cabeza y fue ahí donde pudo ver, a un inmenso tiburón de color rojo que había mordido a Shun por el brazo izquierdo y ahora buscaba llevárselo, mientras este gritaba botando todo el oxígeno que aún debía quedar en sus pulmones.-         ¡Shun! – Gritó aún sin casi entendérsele bajo el agua, desesperado. Tan desesperado que recordó como nadar y buscó alcanzar en vano aquel tiburón tan rápido, quien comenzó a dar la vuelta y tratar de llevarse aquel chico hasta el fondo.Lo pensó, ese debía ser Diente, el tiburón maldito que venía del infierno. Tenía un ojo negro y el otro brillaba con destellos plateados. Hyoga se desesperó aún más, pero no dejaría que se llevasen a Shun. Unió sus manos y sus brazos poniéndose de espaldas hacia donde el tiburón se encontraba los alzó y de golpe los bajó, invocando aquel mismo ataque que había usado con dificultad en la superficie. -         ¡Polvo de Diamantes!... –El potente rayo que él mismo lanzó con fuerza lo hizo tomar un impulso fuertísimo hacia atrás, como si se tratase de un cohete. Lo suficiente como para lograr sujetarse de la aleta superior de aquel tiburón quien comenzó a moverse con violencia, como un toro indomable sin querer ser montado. Shun aún gritaba por el dolor de los dientes incrustados en su brazo, Hyoga se sujetó de aquella aleta con fuerza para poder dirigirse hasta la cabeza del animal y liberar a Shun, ahí se dio cuenta de por qué un ojo le brillaba... había algo clavado en uno de sus ojos... algo que brillaba con un color plata.  ...El tiburón era ciego de un ojo y eso le dio imaginación a Hyoga.Tomó con su otra mano el crucifijo que tenía guindando de su pecho y de golpe, lo insertó en el ojo del animal, el cual abrió la boca espeluznantemente manchada en sangre como si tuviese la intención de gritar, Shun pudo liberarse solo en ese momento, sujetándose el brazo tratando de contener una hemorragia y perder su brazo...El animal vuelto una fiera completamente salvaje se sacudió de tal manera que Hyoga tuvo que soltarse, y fue golpeado por su pesada cola trasera que se movía incontrolable.  Shun tomó a Hyoga con su otro brazo, mientras su rostro no hacía mas que expresar su intenso dolor y desesperación. Ya les faltaba el oxígeno, Hyoga lo miró y Shun le miró. Así, en silencio,  tomaron la decisión aprovechando que el animal sacudía la cabeza desesperado por recuperar la visión. -         ¡POLVO DE DIAMANTES!.-         ¡TORMENTA NEBULAR! Los que estaban en la superficie apenas escucharon un fuerte y grave sonido como si una bomba hubiese estallado, para que segundos después un remolino gigantesco de agua saliera desde las mismas profundidades del mar y alzándose hasta los cielos, para luego caer... en las orillas de la isla. Shun e Hyoga tomaron una bocanada de aire desesperados y recuperando su respiración, mientras que el cuerpo helado y rojizo que trajeron consigo en aquel torbellino caía pesadamente contra unas rocas y finalmente... se quedaba inmóvil.-         ¡Shun!. ¡¿Shun estás bien?!... – Le preguntaba Hyoga casi sin aire, buscando con su mano, tapar las heridas que botaban sangre del brazo de Shun. Shun estaba apenas asimilando que ya había pasado, no podría decir que no estaba aún asustado o adolorido pues su rostro y sus ojos aguados le contradirían, pero asintió ante la pregunta de Hyoga y tomando aire alzó la cabeza para mirarlo. Él le miraba jadeando con los ojos igualmente entristecidos y los cabellos manchados en sangre......Shun posó su mano en la nuca de Hyoga tratando también de que no perdiese sangre, asustado y temeroso de que él se pudiese... morir... Hyoga lo atrajo hacia si e hizo lo que primero se le ocurrió hacer en su desesperación, besarlo. Besarlo asustado como si sintiese que el mundo se fuese a acabar. Que todo podía terminar y que tanto a él como a Shun talvez ya les había llegado la hora de morir o de despedirse... -         No te me vayas Hyoga. – Le rogó Shun con una lágrima cayendo de su mejilla.-         No, no me iré... – le dijo Hyoga abrazando a Shun con fuerza. – Siempre estaré aquí, aquí contigo... Tras de Shun, Hyoga abrió su puño y miró su cruz de plata ensangrentada. -         Madre... por favor... no me hagas separarme de él... – Comenzó a rogarle por lo bajo a su Dios, que no lo hiciese mientras abrazaba a Shun con mas fuerza y las lágrimas caían solas de sus ojos. En eso llegaron los maestros y los demás... -         ¡Hyoga, Shun!. ¡¿Están...?!... – Albiore los observó a ambos preocupado por las heridas que parecían tener, cuando uno de los alumnos de Siberia le tocó, le señaló y le dijo...-         ¡Mire!... – Albiore volteó hacia donde el chico señalaba y no pudo sorprenderse aún más, cuando vio el gigantesco cuerpo de la bestia marina tirada a unos cuantos metros de ellos sobre unas rocas. Con una piel rojiza y con manchas de sangre en su boca y en su ojo... Se acercó al animal mientras Cristal y los demás tomaban a Shun y a Hyoga de donde estaban y los obligaban a separarse para poderlos atender. Necesitaban con urgencia vendajes y torniquetes. June e Isaack en seguida regresaban con ellos en mano...Mientras, Albiore... mi maestro... observaba el mismo destello en uno de los ojos de Diente y notó el pequeño medallón de plata que había incrustado en él. Lo tomó con fuerza y lo sacó del orificio, para leerlo y darse cuenta de algo más...   A la mañana siguiente... todos se contentaron muchísimo cuando vieron a Hyoga y a Shun salir con una sonrisa de una de las cabañas donde se encargaban de los heridos. Hyoga con unas vendas muy bien sujetas que le rodeaban la cabeza...Por fortuna, primero había caído, el agua había detenido su caída o su impulso y luego moviéndose fue que se golpeó con una roca, sino, no habría sobrevivido...Shun, por otro lado, tenía un torniquete y unas vendas amarradas en su brazo, pronto se recuperaría, no sería la primera persona que se salvase de un tiburón, aunque si... de un tiburón infernal como aquel.  Los maestros salieron con ellos sonriendo de aquel lugar y les pidieron a los demás que les tuviesen consideración y no los fuesen a abrazar muy fuertes, porque podría dolerles. -         ¡Oh Shun!... – comentó June quien hizo caso omiso de la advertencia de los maestros sin poderse contener, mas teniendo igual cuidado del brazo del cabellos verdes. Sosteniéndole con fuerza. – Estuve muy preocupada por ti... no sabes cuanto.-         Gra... gracias June, ya... ya estoy bien... – le comentó Shun con voz bajita pero agradecido, contento de que... su amiga, estuviese al fin abrazándolo de nuevo.-         Me he sentido muy mal pero... no sabes, cuán contenta estoy de... tenerte de nuevo... ¡pensé que... que te perdería definitivamente!. Y mi dolor fue aún mas grande... pero... – lo soltó nomás para tomarle de las manos. – Parece que el destino busca enseñarme a... entender las cosas y asumirlas pues... siempre se pueden poner... peor... Shun entrecerró los ojos sin saber como tomar aquel pensamiento si como algo optimista o pesimista, pero según el tono que lo había oído era el modo de June aceptar... ¡aceptar su...! -         ¿June tu quieres decir que...?-         Si Shun. – le comentó ella. - ¡Que me alegro de aún tenerte como amigo!. Porque como amigo... ya eres demasiado para mí. Volvió a abrazarlo con fuerza y Shun también la sostuvo con fuerza por la cintura olvidándose de momento que le dolía el brazo con el torniquete. -         ¡Auch!... -         Eh... perdona, lo siento-         Tranquila, no has sido tú jaja... Se hizo un silencio entre los dos, irremediable silencio, que solo con el tiempo lograría volver a convertirse en normal. -         Te tengo que dejar... no he de ser la única, que quiera verte... –-         Muchas gracias June.-         No es nada Shun.-         De verdad. – dijo pausado. – Muchas, gracias, June. Ella pareció entenderlo ahora. Ladeó la cabeza detrás de su máscara y alzó un dedo pulgar en gesto de aprobación, debía estar sonriendo. Sin más dio media vuelta y se retiró. El chico de cabellos verdes volteó hacia donde se encontraba Hyoga igualmente saludándose con un Isaack que lo había esperado asustado. -         ¡Bueno Muchachos! – Habló una voz por sobre todas las demás. Y todos buscaron al dueño de esa voz hasta que le encontraron, le vieron y le escucharon. Era el maestro Cristal. - ¡De ahora en adelante solo tenemos motivos para estar contentos!. Dos de nuestros grandes compañeros de entrenamiento y amigos en la vida se han salvado y se recuperarán y eso solo se puede festejar. – Los muchachos sonrieron, mas pensaban que el hombre iba a decir algo más......Algo más, que Albiore  se encargó de comunicarles.-         Sin embargo... sabemos algo que a todos ustedes les intriga. Pero, lamentablemente la decisión, de quien será el ganador de este torneo, ya no está en nuestras manos, ya los Dioses han tomado la decisión y nosotros, sabemos interpretar sus señales. Nadie entendió eso, hasta que un instante después Albiore alzó el medallón plateado frente a todos nosotros. -         Éste medallón, es algo que todos los que entrenamos acá en la isla de Andrómeda conocemos muy bien, porque su dueño solía mostrárnoslo todo el tiempo. – Los siberianos no entendían aún pero los de la isla comenzaban a hacerlo. - ¡Samir!. Nuestro compañero desaparecido y por el cual nos encontrábamos en minoría... él, un chico joven que desapareció hace ya un tiempo sin terminar de cumplir lo que él mismo se había propuesto. Regresar a casa... convertido en caballero y volver con su querido Hermano... Hamir... El rubio pasó el medallón a Cristal quien terminó de decirlo y leerlo en voz alta para todos. -         H & S ... ganadores por siempre. – Les dijo y les pasó a todos el medallón para que lo viesen. – Creo que todo aquel que tenga un poco de fe y sentido común sabe, que esto no es mas que una señal y que ¡Shun e Hyoga son nuestros ganadores del torneo!... Primero hubo un silencio incomprensible.Pero... Isaac y June, fueron los primeros en aplaudir y los demás lo siguieron en ola a medida que veían el medallón, hasta que momentos después ya no solo eran aplausos sino silbidos y gritos de emoción. Albiore y Cristal se observaron los rostros sonriendo.Pero luego, mi maestro quitó la mirada del maestro siberiano y susurró sabiendo que yo en algún lugar debía escucharlo. -         Muchas gracias Samir... ten por seguro, que se lo llevaré a tu hermano. – A partir de ahora, yo podría descansar en paz...Aunque sé que a mi hermano le doliese el no verme regresar, al menos tendría aquel medallón que le recordaría que yo, esté donde esté, siempre estaré con él.   Los siguientes dos días transcurrieron con rapidez, ya era la hora en que los muchachos que venían desde Siberia, les tocaba empacar... y partir...Yo, no pude evitarlo. Fui a observar a aquellos dos extraños combatientes que se tenían un apareció tan intenso, y me di cuenta del por qué cuando los encontré acariciándose los rostros, sentados en un tronco frente al mar. -         Prométeme que... no me vas a olvidar. – le dijo el rubio.-         Ni aunque quisiese podría hacerlo... – Sus besos eran completamente tiernos, tan suaves, tan tranquilos, pero a la vez... tan tristes. Debía ser una difícil despedida, aún faltaba un par de años para que los entrenamientos terminasen. Pero para mi sorpresa, Shun se rió de momento por lo bajito, Hyoga alzó una ceja le tomó del mentón y le hizo mirarle. -         ¿De qué te ríes?-         Je... no... de nada solo... de lo irónico que puede ser la vida. Y que... a pesar de que tuvimos tiempo, por culpa de nuestras heridas... lo único que me entristece es... que no llegué a hacerte el amor. Una ola pequeña sonó cuando terminó de llegar a la orilla.Creí entenderlo. Probablemente les habrían impedido movimientos bruscos por sus heridas, aún debían estar en un estado cuidadoso. -         ...Podemos intentarlo. Shun levantó el rostro con brillo en los ojos ante las palabras de Hyoga y se sonrojó. Acercó su boca a la del chico y depositó un suave beso para luego acariciar y delinear sus labios. -         Te amo...-         No mas que yo a ti...Comenzaron una conversación fastidiosa mientras en medio de quejidos por dolor se acostaban muy lentamente en la arena y comenzaban a besarse con suavidad. Se quitaban la ropa y se besaban con una delicadeza inmaculada... ...Talvez un ex alma en pena como yo no debería estar viendo esas cosas, así que me di media vuelta y los dejé allí, para continuar observando las despedidas, como si fuese mi propia despedida. Y en el ocaso de aquella tarde, me alejé de la isla y de este mundo tal cual ese barco retornaba rumbo a Siberia arrancando, lágrimas y suspiros...Adioses......Y hasta luegos.  Fin.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).