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Nada más preciado por Aphrodita

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Notas del capitulo: ¡Ahora sí! Oficialmente este es mi primer fic de Get Backers y se lo dedico a Nachus n.n. Espero que les guste.



El pequeño auto estacionó y detuvo su marcha, el empleado de la gasolinera caminó hasta el mismo y le pidió cordialmente al conductor que apagase su cigarrillo quien obedeció sin chistar.

Últimamente Ban se encontraba algo distraído con todo y con todos, sin saber bien el motivo o mejor dicho sin querer aceptarlo se limitaba a explicarlo como un simple cansancio: Los Get Backers merecían unas vacaciones; demasiado trabajo.

Ginji abrió la puerta del acompañante y se bajó del coche para estirar un poco sus piernas, cuando volteó se encontró con alguien a quien saludó con una sonrisa:

—¡Shido! Que chico es el mundo —Esbozó el rubio, aunque no estaban tan lejos de la Mansión de Madoka, lugar donde últimamente se lo encontraba al domador de bestias.
—Ginji —Correspondió Fuyuki con un tono serio, guió su mirada hacia el conductor que aun seguía esperando en el asiento a que cargasen su tanque de combustible—Midou —Acotó con algo de desprecio como quien saluda un pedazo de estiércol.
—Que raro verte aquí —Sonrió el telépata de medio lado —Esperaba encontrarte en un zoológico antes que en una estación de servicio.

La postura rígida de Shido no varió un ápice, aunque soltó algo parecido a un gruñido en señal de respuesta al antipático comentario de ese chico con cabellos en punta.

—Yo iré al baño y a comprar algo para comer ¿Quieres que te traiga algo Ban? —Investigó el emperador relámpago metiendo apenas su cabeza por la ventana del acompañante.

Ban solo negó con su cabeza y su compañero desapareció con una sonrisa rumbo al autoservicio de aquella gasolinera.
Silencio, pesado e incomodo silencio. El ojiceleste posó su mirada al frente ignorando a Fuyuki. ¿Qué tenia que hacer Shido en ese lugar? No tenían temas de conversación ni tampoco interés en buscar uno.

—Ginji parece mas emocionado que de costumbre —Soltó el domador de bestias con aparente indiferencia hacia su propio comentario.

Ban rápidamente giró su cabeza para observar a ese hombre ¿Qué tenia que andar opinando sobre Ginji?

—Es que nos tomaremos unas vacaciones —Soltó Midou sin saber porque le estaba dando tanta información, pero la necesidad de demostrarle al otro que Amano seguía a su lado lo arrastró a hacer ese comentario como si de un triunfo se tratase.
—Oh... Mira tu, los Get Backers se tomaran unas vacaciones —Shido se metió las manos dentro de sus bolsillos —Espero que hagas las cosas bien, esta vez.
—¿A que te refieres con eso, chico mono? —Ban frunció su frente y apretó el volante con furia como si de un enemigo se tratase; el tanque ya estaba lleno.
—Me refiero a que... —Habló Shido pausadamente —No desaproveches la oportunidad porque la aprovecharé yo.

Las palabras de ese espécimen de humano eran extrañas, hasta cierto punto incoherente e inconexas, pero ambos sabían de lo que estaban hablando. O ese creyeron.

—Escúchame idiota... —Espetó Ban serio, acomodando sus anteojos y posando su intimidante vista en la figura de su interlocutor —No intentes nada raro con él ¿Te queda claro?
—Escúchame tu, serpiente tarada —El porte de Shido ahora sí se tornó mas firme y amenazante —El tiempo se te acaba, si tu no haces nada... Yo tomaré la delantera.
—Acéptalo chico mono... La época de los Volts ha quedado en el pasado, no es mas que un lindo recuerdo, pero ahora Ginji está conmigo, juntos somos los Get Backers y no permitiré que un primate como tu interfiera entre nosotros.

La conversación había escalado unos cuantos puntos en la escala de Richter, ambos se mostraban inquebrantables, dispuestos a llegar a lo que fuese necesario para dejar las cosas bien en claro.
Sorpresivamente, Shido relajó sus músculos y esbozó una sarcástica sonrisa; cerrando apenas sus ojos, los volvió a abrir para acotar.

—Veamos si es cierto... Que la época de los Volts ha quedado en el pasado, veamos si el emperador relámpago lo ha olvidado.

Con esas palabras Ban se molestó, se movió furioso en su asiento decidido a salir del auto para masacrar a golpes a ese imberbe que osaba hacer una insinuación semejante. Pero la figura de su rubio compañero acercándose a lo lejos con barras de chocolate en sus brazos detuvo su arranque temperamental, no era momento para hacer un show porque de esa forma se vería obligado a explicarle a Ginji la razón de su enojo, y eso implicaba ser sincero con sus sentimientos.

—¿Qué harás para evitarlo, Ban? —Susurró el domador de bestias antes de que Ginji llegara al auto.
—He comprado algunas barras de chocolate —Aclaró Amano con alegría por si no había quedado claro.
—¿Algunas? —Cuestionó Ban entre la risa y la resignación —Que glotón eres, convídame una.
—¿Quieres que te alcancemos hasta la Mansión de Madoka, Shido? —Investigó Ginji inocente a la pequeña y amena conversación que los otros dos habían tenido.

Ban le dedicó una mirada furibunda al chico mono para luego aclarar con algo de desprecio:

—No suben animales a mi auto.

Notando la situación, Shido dio la media vuelta para alejarse no sin antes decir.

—Gracias, pero prefiero caminar. —Elevó su mano en señal de saludo —Nos veremos, Ginji.

Aquello sonó como una provocación para Ban, apretó sus dientes fuertemente y encendió el coche con una notable furia, el emperador relámpago lo observó algo asombrado, con una barra de cereal de chocolate en su boca.

—¿Qué te sucede Ban?
—Mshgkd —Gruñó el aludido sin dejar de fruncir su frente y de manejar como un desquiciado. —Que le pida a sus cuervos que lo lleven volando.

Ginji varió su rostro de alegría a uno de tristeza, había comprendido lo sucedido, a medias, por las palabras hirientes de su amigo y en un murmullo soltó:

—No entiendo porque... Porque tu y Shido no pueden llevarse bien.

Ban lanzó un suspiro de hartazgo y no acotó nada al respecto; cuestión de piel, le había dicho a su rubio amigo tiempo atrás. Dos personas que no se llevan, aunque había mucho mas atrás de eso.

—Shido es buena persona, es un buen amigo —Comentó Amano posando su mirada en su amigo, suplicante, como si le estuviese rogando que le diese una oportunidad. —Cuando formábamos los Volts el siempre...
—Basta —Soltó Ban respirando con dificultad, no le gustaba... No le gustaba para nada que Ginji hablase así de ese idiota. —No toquemos ese tema.
—Esta bien —Se resignó el emperador relámpago acomodándose en su asiento. —Necesito un pantalón nuevo, este ya no da para más. —Comentó para quebrar un poco el tenso ambiente que se había creado entre los dos.
—No empieces a malgastar el dinero o nos quedaremos sin nada en un día —Reprochó Midou tomando la autopista.

Habían logrado, por una vez en su vida, cobrar el dinero de una misión, su prioridad entonces era pagarle la cuenta a Paul, si Ginji se la pasaba comprando barras de cereales y ropas llegarían con monedas a Honky Tonk. Por eso lo primero que hizo Ban fue dirigirse al café.
Llegaron al lugar entrando al mismo tiempo, el hombre de pelo enrulado observó por encima de su diario a los recién llegados y esbozó unas escuetas palabras como saludo.

—Los Get Backers vienen a rogar por un plato de comida.
—¡Ban, Ginji! —Soltó Natsumi.
—Hola —Saludó Amano con efusividad sentándose en uno de los banquillos.
—Te equivocas —Contradijo Ban con una sonrisa socarrona en sus labios —No venimos a rogar por nada —Y arrojó el dinero sobre la barra.

Paul dejó su diario de lado y posó asombrado su mirada sobre esos billetes como si se tratasen de algo magnifico y deslumbrante ¡Los Get Backers con dinero! Eso era algo que no se veía todos los días.

—Por lo visto les fue bien esta vez —Sonrió la joven —¿Qué van a querer, chicos?

El jefe asintió reiteradas veces absorto con esos billetes que observó con desconfianza, se ligó una reprimenda por parte de los jóvenes ¿Cómo pensar que podrían ser capaces de darle dinero falso? Es que le era difícil para Wan aceptar aquella realidad bizarra.

Luego de hacer el pedido de comida que rebasaba la cantidad acumulada de dinero que tenían y sin ninguna intención de pagarle a Paul, se acomodaron en sus lugares dispuestos a comer mientras le comentaban a Natsumi su plan de tomarse unas vacaciones cuando, sin previo aviso, la puerta se abrió dejando entrever al hombre que arrastraba a Ban al borde del desquicio.

—¡Bienvenido a Honky Tonk Shido! —Saludó la joven empleada con una reverencia.

¡Con un mil demonios! ¡¿Por qué ese tipo tenía que aparecer ahí?! Acaso ¿No se contentaba con torturarlo en la calle que lo andaba persiguiendo a cada lugar que iba con Ginji?.
Midou exageraba.

—¿Qué haces aquí? —Le surgió a Ban desde su interior sin poder evitar que esa pregunta surgiese con evidente fastidio —¿Nos estás siguiendo?

Ginji observó a su compañero, al mismo tiempo que la sonrisa de Natsumi se borró de sus labios y Paul dejó nuevamente su periódico sobre la barra.

—¿Qué? ¿No puedo tomar un café? —Soltó el domador de bestias sentándose junto a Ginji —Hola otra vez emperador relámpago. —Le sonrió apenas.
—¡Shido! Hoy parece que estamos destinados a encontrarte.

Es que acaso ¿El rubio no se daba cuenta de las verdaderas intenciones de ese mono sarnoso? Ban tomó suficiente aire por la nariz como para inflar dos zeppelín y se concentró en su sopa sin dejar de prestar atención a la conversación de los otros dos.

¡Un café! ¡Ja! Sí, claro... Un café. ¡Seguro que café sobraba en la Mansión de Madoka! Midou se mostraba inquieto y molesto, “el jefe” lo observó y negó con su cabeza para luego seguir con su lectura.

—Estos chicos —Soltó en un susurro apenas audible que solo Natsumi alcanzó a escuchar, la chica intentó sonreír.

Ban buscó la cajetilla de su cigarrillos en su bolsillo, cuando sacó uno la mano le temblaba, lo encendió y se lo llevó a la boca fumando compulsivamente mientras su Ginji hablaba con ese homo sapiens.

Natsumi y Paul se dedicaron miradas de asombro y sonrisas cómplices, no había que ser muy lucido para entender que estaba pasando allí, Ban se estaba comportando de una manera muy transparente.

—¿Quieres ir a tomar algo conmigo a otro lado? —Ofreció Shido a su compañero.
—Claro, así podremos recordar viejos tiempos —Concedió Ginji notando el tenso ambiente que se había creado.

Sin embargo, cuando se puso de pie para seguir al domador de bestias, se vio impedido en seguirlo por una mano que tomó fuertemente su brazo.

—¡Pueden tomar algo aquí! ¡Este es un café! —Soltó el telépata al borde de una crisis de nervios.
—Ban —Exclamó Amano entre sorprendido y enojado por la reacción de su amigo —¿Qué te sucede? Es solo un café ¿Por qué te comportas así?

Ante esa pregunta y desarmado por esa mirada de decepción en el rostro del emperador relámpago, Midou lo soltó con suma pena, avergonzado volvió a su asiento para seguir con su sopa y su cigarrillo, una exquisita combinación, sin dudas.

—Solo, no vuelvas tarde. —Acotó el ojiceleste sin poder mirar directamente al rubio —Tenemos mucho por hacer antes de irnos de vacaciones.

Ginji asintió con algo de duda y sin que Ban pudiese impedirlo se fue en compañía de Shido. Cuando los tres se quedaron solos en Honky Tonk se produjo un silencio desgarrador que fue interrumpido por el bostezo de Natsumi.

—No quiero comentarios al respecto —Se adelantó Ban con su vista baja, observando el agua quieta en su plato de sopa.
—No pensaba decir nada —Se defendió Paul aunque era mentira.

Natsumi nada acotó, afortunadamente un cliente había ingresado por la puerta y se distrajo sirviéndole su orden. Midou se quedó en silencio, al menos por una hora, con su mirada perdida... Estaba perdiendo a Ginji por culpa del chico mono, o lo perdería sino hacia algo pronto.

***

Ginji volvió a las dos horas, radiante y feliz, o por lo menos esa fue la impresión que tuvo Ban, acaso ¿había pasado algo? Midou intentó alejar esos pensamientos de su mente y acercándose al rubio lo invitó a pasear en su coche:

—Vamos, iremos a comprarte ese pantalón.
—Ban —Soltó el emperador relámpago algo asombrado —Pero, no tendremos dinero para las vacaciones.
—No te preocupes —Dijo el ojiceleste encaminándose hasta su auto, abriendo la puerta del conductor y sentándose en el asiento —Hice cálculos y alcanza para comprarte un pantalón.

En un salto, Ginji ya se encontraba sentado a su lado sonriendo de oreja a oreja; quería cambiar un poco, en vez de un pantalón verde, se compraría uno negro, corto porque aun hacia calor y además le serviría para la playa.
En el viaje Ban se mantuvo callado, muy pensativo y perdido en la carretera, su compañero de viaje notó esto y sin dejar de mirarlo por un buen rato atinó a pronunciar.

—¿Estas bien, Ban?
—Sí ¿Tu? —Cuando el otro asintió, acotó: —¿Cómo la pasaste con Shido? —Lejos de sonar molesto o enojado, intentó mostrarse sereno para poder arrancarle al otro algunas palabras que delatasen lo ocurrido, pero se notó su congoja en el tono de su voz.
—Pues... Bien, estuvimos dialogando, sobre los viejos tiempos, nada más.
—Los viejos tiempos —Susurró Midou sonriendo apenas —Tu y él antes... Antes eran... Muy amigos, ¿cierto?
—Aun lo seguimos siendo.

El telépata tosió incomodo ¿Aun seguían siendo tan amigos como antes? Ban no se animó a ahondar más, por temor a descubrir algo que se rehusaba a aceptar. Hacia bastante tiempo Kazuki le había comentado que él y Shido eran muy unidos, y fue particularmente insistente en ese tema.

Eran muy “estrechos”.

¿Qué tanto? Se preguntó el muchacho de pelo puntiagudo incapaz de hacerle una pregunta tan directa a Ginji. Tanto tiempo a su lado, jactándose de conocerlo como casi nadie, de ser unidos e inseparables y no era capaz de ser sincero con sus sentimientos y pensamientos.

Llegaron a una casa de ropa y compraron lo que tenían que comprar, el emperador relámpago parecía un niño en una tienda de juguetes, le gustaba comprarse ropas aunque era bastante perezoso para elegir y probarse. Típico hombre que toma lo primero que ve y va a la caja a pagar; Ban le insistió reiteradas veces que se probase la ropa antes de decidirse y al final terminaron comprando un traje de baño, el pantalón negro corto que quería el rubio, además de una remera lisa de color gris.

—Ban ¿Estas seguro? —Cuestionó Ginji con las bolsas en su mano, observándolas con duda —Gastamos mucho dinero.
—Ya te dije, no hay problema, nos alcanza el dinero.

En realidad Ban no lo supo a ciencia cierta, ya lo sabría una vez que se les acabase el dinero, por el momento quería contentar a su Ginji, hacerlo feliz y darle lo que quería, aun más después de la pequeña escena de celos en Honky Tonk.

Se subieron al coche, Amano no dejaba de hablar de diferentes temas todo al mismo tiempo con la asombrosa capacidad de no necesitar respirar entre palabra y palabra. Era todo un caso. Cuando el sonido de una llamada en su celular lo hizo callar de repente.

—¿Hola?

Midou lo observó de reojo poniendo el coche en marcha.

—¡Shido!

Al escuchar ese nombre por poco mas chocan contra otro auto estacionado junto al cordón de la vereda, Ginji le dedico una mirada de extrañeza ¿Qué le pasaba? Ban intentó mostrarse sereno.

—¿Cuándo? —Pronunció el rubio con energía —Pues si, me parece bien, ahí estaré. —Cortó la comunicación y se quedó en silencio, esperando la pregunta de su compañero que no se tardó en escuchar.
—¿Qué quería el chico mono?
—Invitarme a cenar, esta noche.

Ban frenó su auto provocando un escandaloso chirrido, el semáforo había cambiado a rojo. Posó su mirada en su amigo con su corazón tan acelerado que pensaba que este se le iba a salir del cuerpo.

—¿Esta noche?
—Ajá, en la Mansión de Madoka.

¡Que descaro! ¡Por Dios! Invitarlo a Ginji, seguramente para propasarse con él, en la Mansión de la niña que había depositado su cariño y confianza en su persona. ¡Ese mono asqueroso no tenía vergüenza!

—Si tú estas invitado, yo también —Dijo en un dejo de estupidez mental —Somos los Get Backers, vamos juntos a todos lados. —Acotó desesperado.
—No Ban —Ginji se hundió intimidado en su asiento señalando el semáforo que había cambiado de color, el bocinazo de los coches trajo a la realidad al conductor que vociferó al aire:
—¡Ya va! ¡Maldición!
—No puedes venir Ban, Shido me pidió que vaya solo.

El ojiceleste endureció sus facciones tensando sus músculos, tenia ganas de ir hasta la Mansión y darle su merecido a ese idiota descarado, pero se contuvo, iba a reprocharle algo mas a su amigo cuando este acotó.

—Dice que quiere hablar conmigo de algo importante, tiene que decirme algo...

Ban soltó una risa de indignación ¡El viejo pretexto! Y su Ginji era tan inocente que iba a caer. “Decirle algo importante” Seguramente que sentía algo muy fuerte por él y luego ¿Qué? Lo llevaría a su “jaula” -porque de seguro que ese animal dormía en una jaula- para... ¡Hacerle lo que él quería hacerle!

—Ban, solo una noche, Shido me necesita —Se explicó Amano sin necesidad, como si tratase de justificarse con un novio celoso.
—Claro.

Por su salud mental y física, ya que le iba a dar un paro cardiorrespiratorio, Ban dejó la conversación allí. No le gustaba nada, no... Ese mono seguro que intentaría algo con el emperador relámpago esa noche, pudo leerlo en sus ojos cuando se lo cruzó en Honky Tonk, estaba decidido a hacer algo más.

Midou se odió en ese momento, por ser tan cobarde, por no tener la determinación que Shido sí tenia para afrontar sus sentimientos. ¡Pero a diferencia de ese animal sarnoso! Él si quería a Ginji, para algo serio y duradero. Además, el cretino de Shido la tenia a Madoka ¿No? ¡Era un descarado!

Resignado, Ban se ofreció en dejarlo en la Mansión de la muchacha, vio como Ginji bajó del auto saludándolo a su paso vociferando que se verían mas tarde en Honky Tonk.
Midou nada pudo decir, observó a su amigo atravesar la reja mecánica y cuando lo perdió de vista soltó un suspiro, dejando su cabeza caer hacia atrás sobre el asiento. Se sacó sus lentes de cristal violeta y se frotó los ojos, tenía una basura en ellos que lo molestaba. Guió su mirada hasta uno de los tantos ventanales que había cuya luz estaba encendida ¿Se encontraría allí Ginji, a solas con Shido? ¿Haciendo que?
Una paloma blanca se posó sobre el parabrisas, molesto, el ojiceleste sacó medio cuerpo por la ventanilla para espantar al pobre animalucho como si del mismo domador de bestias se tratase:

—¡Shu! ¡Shu! ¡Bicho asqueroso! ¡Sal de ahí!

La paloma se fue espantada, el telépata siguió rezongando en voz baja. ¿Qué estaba haciendo en ese lugar? ¿Estacionado frente a la imponente mansión?, ¿vigilando movimientos que no alcanzaba a adivinar por la distancia?, y en tal caso ¿Qué le aseguraba que estaban tomando un café en la cocina en vez de...?

Ban sacudió su cabeza, no tenía que pensar en eso, porque Ginji no era así...

¿Así cómo?

Su frente golpeó contra el volante, dejó que sus brazos caigan desparramados hacia sus costados y se quedó allí, esperando a la salida de su amigo; de ser necesario se quedaría toda la noche. Solo rogaba que no fuese una noche entera, que el emperador relámpago saliese de esa casa a las dos horas como mucho. Pero el tiempo pasó, los segundos, los minutos, las horas.

—Me lo merezco.

Se susurró Ban, él sabía que se lo merecía porque tan seguro estuvo todo ese tiempo de que Ginji era “su” Ginji que no reparó en la posibilidad de que otro desgraciado osara quitarle esa exclusividad.

Estaba molesto...
Celoso...
Triste...

Y le llevó toda la noche comprender esos sentimientos... Esos sentimientos que hacía mucho tiempo había desarrollado por el rubio, pero que se encargó de ocultar, enterrar en su ser, olvidarlo, negarlo.
¿Cobardía? ¿Prejuicios? No lo supo, solo comprendió estando allí afuera, centinela del emperador relámpago, que no tenía mas opciones que admitir lo mucho que amaba a Ginji y lo mucho que le aterraba perderlo.

***

Ban despertó cuando sintió que alguien o algo golpeaba la ventanilla de su coche, del otro lado Ginji lo observaba entre asombrado y molesto ¿Qué hacia en ese lugar Midou? Acaso, ¿lo había estado esperando toda la noche?

—Ban
—Ginji —Correspondió acomodándose en su asiento —Sube —Bostezó estirando sus brazos.

El emperador relámpago dio la vuelta y se subió por el lado del acompañante, con pavor el telépata se dio cuenta que casi era de día. ¡Había pasado toda la condenada noche en compañía de Shido!

—¿Qué haces aquí?
—Vine a buscarte —Sentenció Ban entre dientes, aguantándose las ganas de bajar del coche y romper todo a su paso para luego incendiar la Mansión con el chico mono dentro... Pero Madoka no tenía la culpa.

El rubio no dijo nada, le había dado la sensación de que su amigo había estado toda la noche en el mismo lugar. Sonrió apenas, notando las ojeras pronunciadas de Ban y su pelo todo despeinado.
Condujo un buen trecho, en silencio.

—Necesito estar solo —Pronuncio Ban estacionando en medio de la carretera “Y también una 38 en mi cabeza” pensó.
—¿Ban? —Ginji observó a sus costados, estaban prácticamente en medio de la “nada”.
—Bájate —Exigió sin posar su mirada en el otro.

Amano lo observó, extrañado por su comportamiento tan distante y hosco con él; cuando el telépata guió su mirada hacia él para reiterar su petición notó las orbes marrones del rubio algo humedecidas.
Con sus hermosos ojos tristes, Ginji dejó el auto y se encaminó a Honky Tonk, aunque en coche no era tan lejos, a pie le llevaría una hora al menos.

Ban se quedó en su auto, incapaz de poder reaccionar, no luego de ver esa creciente angustia en su amigo por sus palabras tan duras. Se sintió la basura más grande del mundo, pero no pudo evitarlo, en verdad necesitaba estar solo, porque si seguía su camino en compañía de Ginji, dada la situación, terminaría por explotar exigiéndole cual novio que le dijese lo que había hecho con Shido durante la noche.

¿Qué estaba pasando con él y con su vida? Su vida... Su vida desde hacia bastante tiempo giraba en torno al emperador relámpago, vivía, respiraba, caminaba gracias a su mera existencia, porque solo por él valía la pena despertar y volver a dormirse para saber que a la mañana siguiente lo volvería a ver.

Lo estaba perdiendo, estaba perdiendo lo mas preciado que tenía, pero no por culpa del mono sarnoso, no porque él hubiese tomado la delantera, sino aun peor, por él mismo, por su cobardía, por su comportamiento distante, por sus palabras hirientes hacia la única persona que lo hacia sentir verdaderamente vivo.

No quería morir, de eso estaba seguro, y perder a Ginji implicaba morir en vida. Por eso, luego de estar una hora sentado en su auto fumando como un histérico, en un costado de la carretera, observando los primeros rayos de la mañana, puso su auto en marcha y se encaminó a Honky Tonk, ahí de seguro encontraría a Amano y de una buena vez le diría lo que pasaba con sus sentimientos, aun eso implicase que Ginji se ofendiese, lo viese como un bicho raro, lo apartase de su lado, necesitaba hacerlo.

Llegó al café y bajó decidido, pero de pie frente a la puerta, observando por el vidrio repartido, vio a Ginji sentado en uno de los banquillos y esa determinación se le borró por completo, dando paso a la incertidumbre.

—Ban... Que bueno verte —Hevn apareció de la nada vistiendo un traje verde con un escote pronunciado —Les tengo un trabajo...

Pero Ban no le prestó atención, vio con pavor que Ginji no estaba solo, si no que Fuyuki estaba con él, acercándose demasiado a su cuerpo, tomando su cintura...

—Ahora no Hevn —La frenó Midou sin siquiera mirarla y se metió a Honky Tonk como un huracán grado cinco.

El domador de bestias había posado su mano en la parte mas baja de la espalda de Ginji, susurrando algo en su oído derecho: “Ya casi”, cuando un doloroso y violento golpe en su hombro izquierdo lo tumbó al suelo.

—Ban... ¡¿Qu...?!

Pero Amano no pudo reprocharle a su compañero de equipo tremendo golpe y trato hacia su querido amigo Shido, porque sus labios se vieron apresados por la boca de Midou.

Fue el ojiceleste quien tomó con confianza la cintura de su niño, aferrándola fuertemente sin causar dolor pero indicando que el rubio era suyo y solo suyo.
Probó sus labios cerrando sus ojos y dejándose llevar por la cálida sensación y la suave textura. Ginji era mucho más rico de lo que osó imaginar en sus sueños mas secretos. El emperador relámpago, luego de salir de su asombro, se colgó del cuello de su amigo entreabriendo apenas su boca para permitirle la invasión de su lengua.

—¡Vaya! —Soltó Natsumi con sus ojos abiertos como platos.

La taza en su mano fue a dar al piso hecha añicos, pero ni eso interrumpió el sagrado momentos de los Get Backers.
Paul bajó apenas su periódico para espirar encima de él, enarcó una ceja y volvió a su lectura.

—No esperaba menos de estos dos —Analizó Hevn que recién había ingresado por la puerta encontrándose con esa escena, a decir verdad era cuestión de tiempo.

La necesidad de aire los llevó a separarse y por ende a volver a la realidad, Ban se encontraba preso por la vergüenza -aunque igualmente feliz- por lo que hundió su rostro en el cuello de Ginji deleitándose con su varonil perfume.

Por su lado Amano sintió que su corazón se aceleraba cada vez más, abrazó a Ban con fuerza indicándole que el tampoco lo soltaría nunca, y viendo a Shido ya de pie, le dedico una sonrisa cómplice articulando con sus labios un sincero “Gracias” nacido desde lo mas profundo de su ser.

Fuyuki asintió, realizó una reverencia y se alejó del café rumbo a la Mansión de Madoka. Soltó una risa irónica en el camino, al mismo tiempo que llevaba sus manos a sus bolsillos.

Que idiota a veces son los humanos, incapaces de ser sinceros hasta consigo mismo de sus sentimientos, atados a tontos prejuicios que les impiden ser felices y conocer el verdadero amor...

El amor, el había conocido el amor gracias a su niña. Todos merecían sentirlo alguna vez en su vida y por eso quiso darle una mano a su amigo.


FIN
Notas finales:


Al final Ginji tenia razón, Shido era una buena persona y buen amigo xDDDD. ¡Ban! ¡Caíste en la trampa que te tendió Ginji! Bueno, pero sirvió para que Midou diese ese paso, el fin justifica los medios :P


Gracias por leer, prometo que haré un songfic (que me salen asquerosos) y un fic con lemon.


20 de Marzo de 2008
Merlo Norte, Provincia de Buenos Aires, Argentina.


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