CAPITULO 3 (Siempre hay esperanza)
- - No estas solo Diego, me tienes a mi.
Pasaron un rato en el suelo con Damián abrazado a Diego y le daba consuelo acariciándole la espalda con su mano y susurrándole palabras de consuelo al oído.
- - Lo siento no se que me ha pasado- decía Diego separándose de el y secándose
las lagrimas con el dorso de las manos.
- - No pasa nada, es normal que llores después de lo que a pasado, incluso yo
he estado llorando y eso que tengo 17 años-dijo intentando sacar una sonrisa de Diego y lo consiguió - Venga, vamos, no nos podemos quedar aquí. Te puedes quedar en mi casa todo el tiempo que haga falta.
-Gracias Damián, no se como agradecértelo-pero Diego todavía tenia esperanza que alguien de su familia estuviera vivo, no le importaba quien.
Minutos más tarde se encaminaban a la sección de los libros donde esperaban que hubiera algunos que trataran sobre mecánica, electricidad, cocina y sobretodo sobre las enfermedades y sus curas, ya que no había ningún medico que les pudiera revisar si se pondrían enfermos. Por suerte si habían y de paso se cogieron un que otro libro de todos los género (de misterio, aventuras...) y edades.
- Oye Diego, ¿Como es Altea? Esque nunca estado allí-pregunto.
-Pues...Tiene un paisaje muy bonito porque hay muchos árboles y bancales, también hay tranquilidad todo el año menos en el verano donde vienen a veranear allí o en Benidorm, ya que no hay ni dios que aparque. A parte de esto se esta muy bien ya que tenemos la playa al lado, un río pequeño....
El sonido de un móvil le corto. Era el móvil de su padre que sonaba. Rápidamente lo saco y en la pantalla ponia Juan Hermano. La esperanza renació en el fondo de su corazón y sin perder más tiempo contesto a la llamada.
-Si, ¿tío, eres tu?-Pero no lo era, fue su primo Juan Julián quien contesto.
Un rato mas tarde colgó. Levanto la cabeza y se encontró con la mirada interrogatoria de Damián.
Diego le contó que Juan Julián o Juanet era su primo de 3 años que él su sus tios habían ido a ver a sus otros tios que vivían en Benidorm y tenían un hija de un años y que se habían despertado los dos ahora de la siesta , no habían encontrado a sus padres y tenían miedo.
- Tengo que irme Damián, no puedo quedarme, son mi única familia que se que esta viva y no puedo dejar que se mueran.
El pelinegro conmovido por lo que decía el chico que le habia robado el corazón, le cogio por los dos brazos y le dijo:
-No tienes que explicarme nada. Ellos son tus primos y te necesitan más que yo - ante la mirada triste que le devolvía el ojiverde añadió- No es un adiós definitivo, nos volveremos a ver es una promesa. Venga, no perdamos el tiempo y vamos a ver si esos seres nos han dejado por los menos los coches.
Y así era, los coches estaban pero solo los que estaban en el parking los otros se habían desintegrado al igual que los dueños. Llegaron al coche de los padres de Diego, pusieron todo lo que este habia ido cogiendo y llegó la hora de la despedida
-Hasta otra Damián y acuerdate que de lo que me prometiste sino yo vendré para verte y para quedarme.
- No te preocupes no se me olvidará- Dicho esto se acercó hacia Diego y le besó. Fue un beso suave y con amor. Al separarse los dos estaba sonrojados- y esto es para que te acuerdes de mi y no me olvides.
Así fue como partió Diego, no sabían si se volverían a ver pronto o tal vez nunca pero lo que si que sabian que nada podía borrar el nombre del chico del cual estaban enamorados, un amor a primera vista que había nacido en medio de una catástrofe donde habían perdido a casi todos sus seres querido.