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Vicio # 12: Ventisca por Akane Miyano

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Notas del fanfic:

Esto surgió en base al doceavo vicio “Ventisca”, no obstante, ya esto no es un oneshot, es una serie dentro de mi serie de vicios XDDD y los capítulos siguientes “Carrera” y “Cambio”, también corresponden a la tabla de vicios Momentos, pero tengo pensado hacer caps posteriores fuera de el tema de las tablas y/o con otras parejas y distintas tablas :3 en fin, yo me entiendo XD

 

 


 

 

Notas del capitulo:

Gracias Halfy por betearmelo :3 

 

 

“Primera Parte.”

 

Había una vez un pequeño gatito negro que vivía con toda su familia en una lujosa casona.

Lleno de comodidades, el gatito llevaba una vida un tanto aburrida y monótona, pero eso no era suficiente para que sus instintos desaparecieran. La curiosidad mató al gato, rezaba el refrán, y ese cachorro, quisiera o no, era uno de los más curiosos de la colonia.

 

Según le habían dicho, mientras cazara los ratones, no tendría nada que temer y viviría una vida de lujos hasta que el día en que se durmiera para no despertar jamás llegase.

No obstante, no podía ser que sólo eso le deparara la vida. Su abuelo le contaba historias de un mundo externo a los terrenos de la gran finca, completamente distinto, luego del campo de golf, cruzando el río; allí había conocido cuando joven a un zorro llamado Kyuubi.

 

- ¿Un zorro? ¿Qué es eso?—le preguntó un día a su hermano, el mejor cazador de la colonia.

 

La respuesta de que el zorro era el mamífero omnívoro más abundante del planeta, que era perteneciente a la familia de los cánidos, y solían ser solitarios pero que también podía formar manadas, no le dijo mucho.

 

- Bueno…sólo debes saber que son algo así como los perros.—agregó luego con tono despectivo hacia los canes.

 

La palabra perro no le hizo nada de gracia al gatito, quien se preguntaba como su abuelo había podido ser amigo de un zorro.

Con tan sólo mirar a los perros del lugar, que estaban para la seguridad contra ladrones, cobradores, INTERPOL…Ciertamente, allí convivían junto a ellos sin muchos problemas, pero esa manía de oler los traseros ajenos…

No, él jamás sería amigo de un perro ni de un zorro. Eran animales sin refinamiento y por sobre todo pervertidos.

 

Un año pasó y el gatito se había vuelto un joven experto en caza, y un espécimen perfecto en su raza. Ya se podía oír a su dueño serpentil decir que debía conseguir un ejemplar hembra de la misma calidad para poder sacar crías perfectas.

Pero cualquier plan se vino abajo cuando aquellos sujetos llamados INTERPOL dieron con el domicilio oculto en las montañas.

 

«¡Huye Sasuke!»

 

Aún podía escuchar los gritos de su madre.

 

- ¿Ya despertaste?—preguntó su hermano antes de estirarse con mucha dificultad. Había sido lastimado y tenía la pata izquierda trasera coja.

 

Él había quedado aterrado ante el caos, fue su hermano quien lo salvó y con él que se habían ocultado dentro del molino del campo de golf.

 

- Hay que huir. Huir a las tierras detrás del río.—dijo el mayor, mirando hacía donde se encontraba el camino.

 

- Pero nii-san…¿Y los otros?—interrogó, aún teniendo delante las grandes llamas que se habían desatado en el sitio donde antes estaba la casa.

 

Fue así que ambos emprendieron el viaje hacia las tierras desconocidas, a las cuales los humanos denominaban bosque, sabiendo dos cosas: sería un viaje muy largo y duro (puesto que ambos estaban lastimados y hambrientos), y el mayor no lo resistiría.

 

Al día siguiente, el neko miró el cuerpo inerte de su hermano. Mientras dormía, a su lado, el frío de la ventisca, que se había desatado en la noche y aún perduraba, lo había terminado de rematar. [Half: T_T] (Aka: Descuida, volverá dattebayo xDDD)

 

Miró hacia el puente. Sasuke dudaba de aquello, eran tierras desconocidas para él. Por una parte eso le daba curiosidad, pero como a cualquier gato, eso también le traía mucha desconfianza.

 

Acarició su cabeza con la contraría, su nii-san había cumplido su rol de hermano mayor, lo había traído a salvo al bosque, pero en cuanto cruzara ese puente rojo, estaría por su cuenta; a merced de la fría ventisca de invierno.


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