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Ambivalencia por Atria

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Notas del fanfic:

Lo hice hoy pensando en una explicación para el comportamiento de Suzaku. No puedo pensar que sea un traidor, así que éste es el resultado.

Notas del capitulo: Una vez más advierto sobre los spoilers. Si no quieren enterarse de qué pasa más o menos... no lean ^^u...

Ambivalencia 

Cuando lo vi al otro lado de la pantalla, hablando con el mismo tono enérgico y haciendo los ademanes tan usuales para invitar a su audiencia a ser parte de sus planes, mi mundo volvió a dar una vuelta de ciento ochenta grados. Mi corazón latía fuertemente, presa del rencor y también de una sensación de alivio. Al menos sabía que estaba bien, pero eso no dejaba de hacer que la carga del pasado fuera más ligera.

 

Lo veía, lleno de seguridad en sí y dispuesto a no volver a perder.

 

“¿Por qué tienes que regresar a esto?”, pensé. Después de haber logrado que le dieran una vida aparte, lejos de todo lo que una vez conoció y le llevó por el lado equivocado… ¿por qué insistía en seguir un camino que únicamente le conduciría a la perdición?

 

“Déjame eso a mí, Lelouch, no sigas por el lado equivocado…”

 

- ¿No es ése al que juraste derrotar? – me preguntó uno de mis compañeros, pasando un brazo sobre mis hombros mientras miraba con una sonrisa la imagen que ofrecía el televisor.

 

- Sí – murmuré en respuesta, sin despegar mis ojos de ahí.

 

“Esto no tenía que pasar todavía…”

 

Sin pensarlo mucho, salí de la estancia siendo seguido por la mirada de mis compañeros. Seguramente entenderían de algún modo que necesitaba estar solo y pensar en qué es lo que debía hacer ahora que Lelouch había recuperado sus recuerdos. Seguramente todo había sido culpa de C.C., ésa bruja no estaba muerta, tal como V.V. me lo había advertido antes de desaparecer.

 

Abrí la puerta de mi habitación y me quité la capa para luego dejarme caer pesadamente sobre mi cama. Elevé mis manos y las observé. Con ambas había disparado la bala que haría que Lelouch soltara su arma y también lo había sometido totalmente, apresándolo sin dejarle escapatoria alguna, incluso lo había lastimado con golpes…

 

Cerré los ojos con fuerza ante los recuerdos, pero al hacerlo también me vino la imagen de su mirada dolida exigiendo saber por qué lo traicionaba de ése modo, por qué no podía ayudarlo cuando menos una última vez en nombre de la amistad que tuvimos y los momentos que compartimos…

 

Lelouch me torturaba cada noche en mis sueños, con el mismo sonido de su voz quebrándose preguntándome si sería capaz de entregar a mi propio amigo por obtener un puesto de mayor rango. Estaba consciente de lo que preguntaba en realidad: ¿De verdad me odias?

 

Y no. Nunca pude hacerlo del todo. Zero era parte de Lelouch, un hombre lleno de rencores y con montones de estrategias a seguir para cumplir su objetivo, una persona convencionalista en todo el sentido de la palabra, pero… Lelouch no es sólo eso a pesar de que ya ha matado.

 

Años atrás, incluso después de haber tenido un encuentro espantoso al principio, terminé queriéndolo más de lo que imaginé alguna vez. Tal vez lo que me hizo aceptar mis sentimientos por él fue el ver cómo a menudo se aguantaba el llanto para no preocupar a Nunally, era terrible ver a Lelouch llorar en silencio mientras moderaba su voz y le aseguraba a Nunally que seguía ahí, ordenando algunas cosas de la “preciosa habitación”. Lelouch siempre se preocupó por los demás a su alrededor, procuraba no causar problemas y estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera necesario.

 

Fue en él en quien pensé todo el tiempo después de haber asesinado a mi padre y pensar que mi vida no tenía ningún sentido. Cuando regresó para decirme que destruiría el Imperio de Britannia, mi propósito inmediato fue hacerme más fuerte. Mi único pensamiento era que sin importar qué debía adquirir fortaleza porque así podría protegerlos… ingenuamente pensaba que cuando ése día llegara, Lelouch no tendría que usar más máscaras y finalmente podría ser libre. Eso era todo lo que quería: Regalarle la libertad.

 

Sus sonrisas y carcajadas estaban entre mis más preciados recuerdos. Él y el cariño que le profesaba a Nunally, él y la mirada de ilusión cada vez que trepábamos un árbol y observábamos el cielo desde las ramas más altas mientras Nunally nos animaba a bajarle algunas castañas. Deseaba que Lelouch viviera así y que el dolor sólo llegara en forma de recuerdos que ya habría dejado atrás…

 

Pero fui yo quien les falló.

 

A Nunally le quité un hermano, por callar no pude transmitirle su verdadero deseo a Lelouch. Y a él… le arrebaté su vida.

 

Cuando Euphemia murió, mi corazón se llenó de rencor, tanto contra él como hacia mí mismo. Si ése día en que nos despedimos le hubiera dicho mis sentimientos y que haría todo para encontrarlo de nuevo y regalarle la libertad… ¿cómo serían las cosas ahora?

 

Euphemia había sido una princesa hermosa y llena de buenos sentimientos. Lelouch me había contado alguna vez que en Britannia existía una princesa radiante como el sol, noble y esplendorosa, y que entre todas las personas con las que le gustaría estar de su familia restante, únicamente la escogería a ella. En el momento en que yo la conocí no pude negar su juicio, era una damisela pura y fue ésa misma blancura la que me ayudó a seguir adelante cuando pensaba que tal vez Lelouch y Nunally estarían mejor sin mí y que no importaba si moría mientras fuera por una buena causa. Gracias a ella recordé mi propósito y entonces también la incluí, porque ellos tres habían sido las personas que más habían hecho por mí y estaba decidido que los protegería con mi vida.

 

Sin embargo, cuando Euphie me gritó que la amara, cuando confesó estar enamorada de mí… inevitablemente mi mente vagó hacia otro lado. La quería viéndola como una hermana menor, al igual que Nunally, y sentí que mi corazón se agitaba ante el pensamiento de Lelouch. ¿Qué se sentiría escuchar esas palabras viniendo de él? Pero no, casi tan rápido como vino la idea, me vi obligado a desecharla porque Lelouch no debía involucrarse así con alguien como yo. Estaba resignado a ello, Lelouch jamás podría verme del modo en que yo lo veía, pero eso no dejaba de hacer que de repente me preguntara cómo sería si fuera así…

 

Entonces cada vez que volvía a verlo y él esbozaba una pequeña sonrisa o me preguntaba sobre mi condición e incluso me invitaba a su casa para pasar la tarde con Nunally, mis ilusiones siguieron creciendo a pesar de que trataba de mantenerlas cautivas en lo más recóndito de mi corazón hasta que fue muy tarde.

 

Días antes de que Euphie anunciara la creación de la zona de Aministración, Lelouch me había invitado a su casa a tomar el té con Nunally; afortunadamente no había habido ningún problema que me obligara a tener que irme de ahí por la tarde y por eso me quedé con ellos hasta muy entrada la noche. Nunally se había retirado a descansar minutos atrás con ayuda de Sayoko y yo me había quedado con Lelouch, sentados en el porche de la mansión.

 

 

 - ¿Por qué te uniste a la milicia? – me preguntó de pronto, con la mirada fija en el horizonte. Estaba serio y hasta cierto punto juraba que había un atisbo de pesar en él. 

- Cuando nos separamos, decidí que daría mi vida por terminar con las guerras – susurré, incapaz de decirle que mi propósito inicial era ser fuerte para protegerlos… 

- Odio que hables así – reprochó, devolviéndome una mirada llena de preocupación –. ¿De verdad ahí está lo que quieres? ¿No te importa lo que podamos sentir las personas que te queremos si un día nos enteramos de que estás herido por ser demasiado inconsciente? 

Mi rostro debió mostrar un asombro casi palpable, porque él se había sonrojado al percatarse de lo que había admitido. Por mi parte, mi corazón estallaba de júbilo. 

- ¿Te importaría si me encontrara en peligro…? – pregunté en un hilo finísimo de voz. Incluso pensé que no me había escuchado. 

- ¡Idiota! ¡Por supuesto que me importaría! – exclamó, desviando la mirada y sonrojándose más –. Eres mi mejor amigo, no quiero que nada te suceda… 

Cuando oí “mejor amigo”, mi corazón no se destrozo en pedazos por pensar que no tenía otra oportunidad, porque ése tono había sido más para convencerse a él que para decírmelo a mí. Con ésa ligera esperanza iluminando mi panorama, me acerqué más a él y tomé su rostro por el mentón. 

- Siento si te he preocupado – susurré sobe sus labios, evaluando cada pequeño detalle de su rostro. Sus ojos estaban totalmente abiertos y se podía adivinar el desconcierto en ellos, sus mejillas ardían totalmente y sus labios se mantenían entreabiertos quizá de forma inconsciente. Pero lo mejor de todo fue ver que no había resistencia alguna a mi tacto y mi forma de actuar. 

- ¿Qu-qué haces? – balbució, mientras yo acercaba mi rostro al suyo poco a poco. 

- Voy a besarte – respondí, antes de sellar nuestros labios en un tibio contacto. 

Percibí su tensión y deslicé mi mano sobre su mandíbula, acariciándolo para relajarlo y su respuesta no tardó en llegar. Entreabrió un poco más sus labios y permitió que profundizara el beso, con sus manos alzándose ligeramente para situarlas después en mi cuello y demandar una cercanía total. Mis manos se posaron sobre su cintura y me permití robarle el aliento, gritarle de ése modo qué tan profundos y reales eran mis sentimientos, mientras mi cuerpo se encargaba de hacerle saber de mi deseo. Nos separamos lentamente en cuestión de instantes que no sentimos como tal y dejé que mi frente descansara sobre la suya, y tomé su rostro con ambas manos para obligarlo a verme a los ojos. 

- Prométeme que sin importar qué siempre serás tú – le pedí, sintiendo de pronto miedo ante la idea de perderlo por razones absurdas, por motivos equivocados. Pero él no pudo prometerme nada y volvió a besarme. 

Fue en ése momento en que tuve que aceptar que había llegado tarde… 

 

Después todo sucedió muy rápido. Euphemia murió y nuestra última conversación sólo predecía nuestro enfrentamiento. Conocí a V.V. y me habló sobre el Geass y sus poderes. Estaba colérico. De yo haber sido más fuerte, Lelouch jamás habría tenido que recurrir a un contrato que le estaba arrebatando las cosas que más quería en la vida.

 

Pensé que no había marcha atrás. Ése día estaba dispuesto a terminar con la vida de ambos, porque yo había fallado en protegerlo y Lelouch ya no era más aquel al que yo conocí. Cuando confirmé su identidad, mi esperanza de que estuviera equivocado se vio rota y únicamente me quedó el camino de la resignación.

 

Acabaría con los dos, porque Lelouch sería un peligro para el mundo y yo… no tendría ningún propósito si seguía con vida. Ya había fallado más de tres veces…

 

Entonces me pidió ayuda, me habló de Nunally y no podía creerlo. En lo más profundo de sus ojos, estaba el mismo chico lleno de temor y desesperación que conocí por primera vez hacía ya siete años. Pero mi mente era un caos porque pensaba que me engañaba, que todo era una ilusión, y le reclamé el asesinato de Euphemia y él habló de sacrificios que se hacen para conseguir algo, de cosas que no están planeadas. Lelouch también era un caos. Se justificaba y lucía arrogante, pero en su semblante podía ver el arrepentimiento y el dolor que todavía lo consumía.

 

Tal vez todavía podía hacer algo. Estaba tan desesperado que cuando vi su amenaza, no pude pensar en más cosas y ambos sujetamos las armas y las levantamos en contra del otro. Yo temblaba, si fallaba jamás me lo podría perdonar, ni siquiera muerto podría solventar ese error. Lelouch disparó primero y noté el temblor en su mano y lo que decía su mirada, gritaba “¡Falla!”. Me moví unos centímetros y pasó de largo, en ése momento fue mi turno y logré detenerlo.

 

Por esa ocasión, había ganado tiempo y tenía que encontrar la forma de ayudarlo. Karen lo abandonó y todo fue más fácil. Inicialmente había pensado en llevarlo con Lloyd para modificar sus recuerdos, pero me acordé de la conversación con V.V. y su insinuación hacia lo ambiciosos que podían llegar a ser los miembros de la familia real.

 

En ése momento me acordé de rezar porque todo saliera bien y así fue. El Emperador también poseía un Geass y seguramente él también sabría el paradero de Nunally. Pero si Lelouch continuaba interponiéndose del modo equivocado, seguiría lastimándose y eso era algo que no estaba dispuesto a permitir nunca más.

 

Por eso lo entregué al olvido…

 

 - A todos los caballeros de la mesa redonda, se solicita su presencia en la pista de lanzamiento. Repito, a todos los caballeros de la mesa redonda, se solicita su presencia en la pista de lanzamiento. 

 

Me puse de pie y volví a colocarme mi capa para dirigirme al lugar indicado. Podía escuchar el sonido de la guerra en tierra firme.

 

Por ése día no podría hacer nada, pero esperaba que Lelouch continuara como siempre y no muriera. No hasta que yo llegara y pudiéramos ponerle fin a todo…

 

- Perdóname, Lelouch – susurro, antes de subir a mi nuevo knightframe y dirigirme a otra batalla.

 

La persona más importante para mí siempre has sido tú y si aun cuando llegue nuestro último enfrentamiento no logro hacerte cambiar de opinión, seré yo quien asesine a tu padre y tome venganza por ti, porque no puedo soportar que te pierdas más a ti mismo…

 

Eso es todo lo que puedo hacer por ti…

 

- Suzaku, ¿por qué me quieres? 

- No te quiero, Lelouch, te amo. Siempre ha sido y seguirá siendo así por una sencilla razón: Eres todo para mí…

 
Notas finales:

Suzaku, por favor, razones para no pensar que estás más equivocado de lo que creemeos Y-Y


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