Se hizo el silencio de repente. Las palabras se habían quebrado en la garganta de mi padre y su llanto indicaba que no podría dirigir una sola palabra más en su honor. Yo me mantenía cabizbajo, sin decir una sola palabra. El atardecer estaba cayendo, y hacía la escena un poco más mácabra de lo que ya parecía.
Todos empezaron a marcharse, pero yo me quedé parado, enfrente de su tumba, plantando cara a mi victoria. Sonreí, pero nadie llegó a verlo.
- ¡¡Light!! - Llamó Matsuda desde lo lejos.
No obtuvo respuesta, me mantuve sereno frente aquel lugar. Mi padre le llamó la atención haciendole comprender que necesitaba un poco de intimidad con mi recien perdido amigo.
- Se ha acabado Light... - La voz de Ryuk me sacó de mis pensamientos. -
Sentí como mi pecho iba a estallar, como mi cabeza volaba hasta extremos ilimitados haciendome caer en la locura y la irracionalidad. Mi estruendosa risa inundó todo el lugar, sentí como la victoria se apoderaba de mi venas, como mi vida se había reducido al exito, como por fin mis esfuerzos habían sido recompensados.
Caí en la hierba mojada de la tumba de L y comencé a reir aún más fuerte.
- He ganado señor L, he ganado. - Comencé a reir de la manera más explendida que existe. - ¿¡¡Qué me dices a esto!!? Has perdido, ¡¡Yo soy el dios del nuevo mundo!!... -
- Light. -
La voz severa y dura de Ryuk me hizo recobrar la compostura. Aún en suelo recuperé mi posición como lider, y volví a poner serio mi rostros. Con pesadez me levanté y miré hacia la tumba con desprecio.
- Esto ha dejado de ser interesante y divertido, L ha muerto. - Decía Ryuk serio, sin un apice de sentimientos en su voz. - ¿Qué haremos ahora Light?. -
- Verás como me convierto en el dios del nuevo mundo. -
No digo nada más, sencillamente vuelvo a mirar con desprecio hacia la tumba de mi mayor rival, mi mayor enemigo, y vuelvo a sonreir con malicia.
...
- Hey, mira esto Aizawa, L escribió una carta antes de morir. - Decía Matsuda mientras retiraba las cosas de L del centro de operaciones.
- ¡¡No tienes remedio!! - Decía Aizawa resentido. - Deberías dejar eso donde estaba. Sea para quien sea no creo que fuese para ti. -
- Pone: "Para Light" . - Leía Matsuda. -
- Pues deberías entregarsela a él. ¿No?. -
- Sí...-
Matsuda salió del cuarto que Watari y L solían compartir y llegó al lugar donde se reunían para deliberar. Yo, para su suerte, estaba allí.
- Eh, Light-kun, L escribió una carta para ti antes de morir. -
- ¿Como? - Me había sorprendido, tanto al Light que ellos debían conocer como al real. ¿Para qué demonios me había escrito una carta?. -
- Sí, ten, es para ti. -
Matsuda, con su habitual sonrisa despreocupada e inocente me entregó la carta y para tener un poco de intimidad me alejé de cualquier persona para leerla.
Light...
Bueno, creo que en este momento,cuando estes leyendo esto, yo ya estaré muerto, por lo tanto ya habrás conseguido eso que tanto ansías.
Por mucho que ignores mi presencia, siempre he estado ahí, y siempre he sabido que eras Kira. Eres Kira, por mucho que lo hayas negado, tanto a mi como al resto de los miembros del grupo.
No te preocupes, solo quedará entre tu y yo.
Rem me contó todo lo que pasaría, me dijo que me moriría, que ella también lo haría por dar su vida por misa.
Mira a tu al rededor Light, hay más gente capaz a traicionarte de lo que crees.
Al fin y al cabo si nunca te atrape fue porque me diste pena, porque estabas tan solo como yo.
Y también eras tan descabellado como yo podría llegar a serlo. ¿Qué harás ahora que me he muerto?. Near seguirá con lo que yo empecé, y para ser sincero, reconozco que es mucho más eficaz que yo. Te encontrará, te encarcelará o te condenará a la pena de muerte.
¿Crees que ese es el futuro para el dios del nuevo mundo?.
Si no te mate nunca, fue porque realmente te quería Light. Porque pensé que podrías despertar y darte cuenta que no estabas haciendo lo correcto. Aún queriendo lo más correcto siempre llegabas a extremos egoistas para conseguir lo que querías.
Me das pena Light, mucha pena.
Y no me arrepiento de haber muerto en esto, porque sé que tu no acabarás con mucha más fortuna que yo.
Y si es verdad que existe el infierno, nos veremos allí las caras.
Si es cierto, y te daré el placer de saber, que me he muerto con la incertidumbre de saber que ocurriría contigo, pero, no se puede ganar siempre.
No considero haber perdido, si no que hemos empatado.
Aceptalo.
Por cierto. ¿Te intriga mi nombre Light?
Me llamo Elle Lawliet.
Sé que ya no te hace falta saberlo, pero no quería que te quedases con la duda eternamente.
¿Sabes otra cosa?.
Si tubieras sentimientos reales, si realmente fueses una buena persona, estaría enamorado de ti.
Que pena que nunca lo hayas sido.
Elle Lawliet.
Mis lágrimas de rabia rodaron por mis ojos con pesadez. ¿Como podía ser tan asquerosamente despiadado?.
Dejé caer la carta al suelo y después grite con todas mis fuerzas.
- ¡¡TE ODIO ELLE LAWLIET!! - Dije fuera de mi mismo... -
- ¡¡Light!! - Respondieron todos los presentes al unisono. -
No les miré, dejé que el odio recorriera mis venas.
Maldito mal nacido, se había reido de mi con cada una de las palabras allí escritas. Eran todas tan, tan propias de él. Me tiré del pelo y después empecé a reir macabramente completamente al borde de la locura.
- Light... Calmate por favor...- Pedía Matsuda que temía por acercarse. -
- Estoy bien, ¿No ves como me rio?... - Y de nuevo volvía a sacar esas carcajadas mortales que me estaban desvocando. -
- No, no lo estas, calmate, se que la falta de L te esta afectando, pero debes calmarte... - Dijo su acompañante Aizawa. -
....
- Te dije que llegaría un momento en el que esto iba a dejar de ser divertido Light... -
Ryuk estaba sentado en una de las rocas del mundo Shinigami con una death note en la mano y a la par comía una insipida manzana que más que saciarle le estaba dando asco.
- Y ese momento ha llegado. -
Su pluma dibujó mi nombre en el cuaderno, con trazos firmes y dignos de un escritor del siglo XIX.
- ... - Ryuk cerró los ojos y pensó. - Se acabó Light, se acabó. -
...
Aizawa y Matsuda me observaban con temor desde el otro lado de la sala mientras mis gritos y mi desesperación se hacían cada vez más y más grandes.
Aquel repelente niñato había acabado conmigo. Había conseguido rebajarme a la altura en la que él se encontraba.
De repente mis ojos se abrieron subitamente y sentí un dolor terrible e incontrolable en el brazo izquierdo. Mi corazón se contrajo de manera violenta y me dí cuenta de que quizás jamás volvería a contraerse.
"Ryuk"
Pensé. Pero todo lo que pude llegar a pensar, todo lo que se me pasó por la cabeza se redujo a la nada en el mismo instante en el que me desplomé en el suelo.
- ¡¡Light!! -
Matsuda se abalanzó sobre mi cuerpo, pero ya era demasiado tarde, ese maldito shinigami había terminado con mi vida, al igual que yo lo había hecho con la de L.