I. Crónica resumida de *Su* vida.
Se mira en el espejo, y se gusta. Porque, ¡qué demonios! Él está muy bueno. Es atractivo, joven, superdotado -en todos los sentidos posibles-, el dueño de un imperio -y por consiguiente muy rico. Riquísimo -y, también, en cualquier forma de verlo-.
Que no sea ni simpático ni amable no baja su atractivo. Ya que, él no tiene que soportar esa mundicia humana que anda por ahí, rompiendo aún más el poco valor que tiene el ser humano. Él es Kaiba, y no tiene que rebajarse a tratar con cualquiera. Mucho menos con el niñato de Yugi o el creído de Joey.
Se enfunda en un traje de cuero, que marca perfectamente el redondeado trasero, el musculoso pecho -porque él no hace deporte, pero tiene músculos definidos naturalmente, que le sientan mejor que a nadie-, se pone una túnica plateada -sí, el azul de sus ojos se ve acentuado con ese color-, y se ata unas correas en piernas, brazos y pecho -¡Eh! Es sexy... y se ve follable con ellas-.
Enamora locamente a todos, desde Joey Wheeler -Que es super ardiente y tiene un polvazo estupendo- hasta Yugi -tan dulce, y tierno, que llora cada vez que su *beeep* se mete ahí, y hace *beeep* con su *beeep* y se ponen a *beeep*-. Pasando por la hermana de Joey, Ishizu y, aunque no lo diga nunca, con su dulce hermanito Moki -porque, vamos a ver, nadie le merece tanto como él-.
Va a su oficina en uno de sus impresionantes coches -Hoy toca un Toyota Célica último modelo-. Entra y todos agachan la mirada, entre asustados y empal... mando el trabajo de hoy con el de mañana, al menos si pretenden librar. Se encierra en su oficina, dizque a trabajar, pero en realidad, enciende la laptop y abre numerosas páginas porno. ¡Ey! ¡Crear un imperio causa estrés! O eso dice su psicoterapeuta.
Remolonea en la mañana, y realiza el trabajo de tres días en una tarde. De algo ha de servirle su 200 IQ. En la noche se cambia: Pone en sus ojos un antifaz plateado, y se viste con un pantalón de cuero blanco y una gabardina, también del mismo material y color. Sin camisa. Esta noche va a arrasar. Porque él lo vale.
Va a *Carpe Diem*, pide una copa y barre con la mirada la pista de baile, buscando su presa. La encuentra. No le importa si ya le ha follado en incontables veces, porque es su favorito. Y es el mejor -aunque sólo sea en la cama y a pesar de que nunca pensará en decirlo a viva voz-. Se acerca por la espalda y pega su pecho contra el sudoroso chico.
Le muerde el cuello, le lame la mejilla, le susurra obscenidades en su oído. Está cachondo perdido y necesita clavársela pero ya. El más bajo se gira y la sonrisa se ensancha en sus labios al ver al mejor amante de Domino City tras él, evidentemente empalmado y frotándose contra él como si de ello dependiera su vida -siendo de sexo, lo era-.
Follan como perro y gato. Aullan y maúllan, gimen y jadean. Se besan y muerden. Se restriegan. Se follan. Se enardecen del olor del otro y se dejan llevar en el cúmulo sordo de sus sentimientos. Al final: La separación. Sin promesas ni pero's. Joey se va por su camino y Seto se va a su mansión con su hermanito. Como la ley manda.
Porque él puede ser el sexsimbol de Domino -que lo es-, puede ser un genio -y sí, también lo es- pero sobre todo es...
-¡¡Neko!! -gritan desde la mansión.
-¡Ya voy, Moki!
(Seto se acerca a las escaleras principales: Desde arriba, Mokuba le espera en cuero y con látigo. El hermano mayor se arrodilla y pide clemencia, el menor deja en claro que merece un castigo)
... Al fin y al cabo, él es el Neko de Mokuba...
Fin