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No Me Importa por Selene

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CAPITULO 2:

Entro como cada noche, en silencio no por que pudiera despertar a Yuki, ya que lo mas probable era que aun estuviera en su estudio escribiendo alguna maldita novela, si no mas bien para evitar algún altercado a esa hora de la noche debido a lo escandaloso o ruidoso que siempre lo culpaba de ser y evitar con eso que los vecinos llamaran a la puerta para pedirles que no metieran tanto ruido.

- A donde fuiste?

Shuichi se sobresaltó al escuchar una voz que salió de alguna parte de la oscura habitación, trato de fijar su vista para saber de que lugar provenía, cuando sus ojos se acostumbraron a la escasa luz del lugar se pudo percatar que venía del sofá que en ese momento le estaba dando la espalda, percatándose al mismo tiempo de que Yuki lo estaba esperando.
Que se proponía ahora?... ya lo había sorprendido ese día preguntándole adonde iba y ahora demandaba que le dijera en donde había estado toda la noche, esto era un echo trascendental.

- Ja ja ja … va a llover – Shuichi no pudo aguantar mas la risa, todo parecía muy cómico, un Yuki que jamás parecía prestarle atención o que se interesara en lo que hacía ahora lo interrogaba – sabes Yuki, esto es muy gracioso … ja ja ja ja .
- Te he preguntado que adonde fuiste – grito de golpe cortando de raíz la risa de Shuichi, el cual no daba crédito a lo que estaba pasando.

Shuichi se acercó hasta el lugar donde estaba Yuki y de manera sensual, provocándolo le dijo:
- que crees que estado haciendo? – sentenció mientras su rostro quedaba a escasos centímetros del rostro del escritor.

Yuki ante tal provocación se paro de golpe, haciendo que Shuichi retrocediera ante la mirada que este le daba, donde luego sintió la pared fría detrás de él dándole a entender que no podía huir mas. El rubio puso sus manos en los hombros de Shuichi haciendo fuerza para que este se pegase a la pared, para luego poner su cabeza y deslizar su lengua por el cuello de este.

- en donde diablos estuviste? – volvió a preguntar esta vez dejando su tarea de lado para mirar fijamente a los ojos violetas que estaban frente a él.

Shuichi no sabía que hacer, primero se había echo el valiente jugando a provocarlo ahora que lo había logrado lo aterraba, pero además lo excitaba, la caricia que el rubio le había dado segundos antes lo había dejado en las nubes. Tenía que reconocer que solo Yuki podía despertar ese instinto que demandaba ser saciado a besos y caricias.
Volvió a sentir la lengua de Yuki por su cuello, para luego acaricia el lóbulo de su oreja para hacer un movimiento de los mas sensual en el.
Si seguía así terminaría por contarle todo lo que el escritor quisiera, y fue en ese momento que se dio cuenta que eso era lo que el escritor pretendía, utilizando sus caricias para hacerlo hablar, estaba jugando sucio.

- desde cuando te crees con el derecho de preguntarme sobre lo que hago o dejo de hacer? – la ira, la rabia se dejaban entrever en el tono de sus palabras
- desde que llegas apestando a perfume de otro hombre – grito Yuki, mientras ponía mas fuerza en sus manos tratando de que Shuichi evitara zafarse.

Shuichi se quedo quiero no podía creer lo que estaba insinuando Yuki, estaba sorprendido de que el rubio lo creyese capaz de hacer algo así.

- acaso crees que soy idiota, puedo sentir ese maldito aroma en toda tu ropa y en todo tu cuerpo – volvió a gritar mientras lo despojaba de su ropa para alejar de si el aroma que lo enfermaba.
- de que estas hablando?, Yuki no es lo que tu…- trato de dar algún tipo de explicación cuando se dio cuenta de las implicaciones de las palabras de Yuki.
- no me vengas con mentiras ahora – decía mientras luchaba por sacarle la polera que llevaba puesta – arrancare este maldito olor de ti, eres mío.
- pero Yuki, escúchame…
- que quieres que escuche, sales cada noche y vuelves en la mañana, cansado oliendo a él, crees que soy estúpido para no saber que lo que haz estado haciendo durante toda la semana – ahora sus palabras ya no estaban cargadas de odio o sarcasmo sino de dolor, de un dolor que empezaba a reflejarse en sus dorados ojos.

Sin darse cuenta Shuichi era arrastrado por Yuki hasta la habitación donde fue recostado de un empujón. Shuichi no sabía que hacer estaba perdido entre muchos sentimientos, miedo, excitación pero el mayor de todos, amor. No lucharía contra él, no podía hacerlo y por sobre todo no quería hacerlo. Yuki se acerco a el y empezó por quitarle los pantalones arrojándolos lo mas lejos que pudo para luego seguir con su ropa interior, prenda que tomo el mismo destino que la anterior.
Yuki se detuvo de golpe cuando pudo apreciar el hermoso cuerpo que se imponía ante el, delgado pero firme con una piel suave y morena que sabía a miel y de la cual había bebido y saciado su sed un centenar de veces, su cuello frágil donde había depositado miles de besos. No pudo aguantar mas y sus ojos evidenciaron la pena que sentía su alma en forma de lagrimas al reconocer que alguien mas había probado esa miel, que alguien mas había recorrido ese cuerpo con caricias y que alguien mas era dueño de ese cuerpo que el amaba con locura.

- como pudiste!!! … porque lo hiciste!!! – gritaba mientras las lagrimas salían a mares por sus ojos dejando ver que el dolor era inmenso - …si yo te amo… - termino de decir en un susurro apenas audible.

Shuichi quedo impresionado por el llanto de Yuki pero por sobre todo por las palabras que había dicho. Lentamente se levantó para abrazar a Yuki, luego de darle pequeños besos en toda la cara que fueran calmando al escritor lo recostó sobre la cama para luego ponerse de horcajadas sobre él. Se agacho para seguir besándolo y arrancar de raíz la pena del rubio, con tiernos besos en sus ojos fue secando el rastro de las lagrimas que tenía, y con manos temblorosas empezó a desabrochar la camisa del rubio para dar paso a su blanca piel.
Shuichi se agacho a besar y morder de manera suave una de las tetillas de Yuki, arrancando de paso un pequeño gemido de su amado escritor.

- no se de donde haz sacado tanta lesera…- decía el vocalista mientras pasaba su lengua por la otra tetilla, torturándolo. El escritor estaba envuelto en el deseo y no atinaba a decir ni media palabra, solo se concentraba en sentir cada una de las caricias que su cantante le proporcionaba, escuchando a medias lo que este le decía.
- …he salido estas noches porque…- se detuvo para concentrarse en el botón del pantalón, para luego deslizarlo por sus piernas y tirarlo al suelo - …porque he ido a visitar a… - se detuvo porque sintió que el cuerpo de Yuki se tensaba.

Shuichi no podía entender el temblor del cuerpo de Yuki, ya que siempre estuvo en la certeza de que el era fuerte en todo sentido que nada podía derribarlo, que nada podía inmutarlo en un grado de que hiciera cambiar su postura fría que mantenía bajo cualquier acontecimiento. Al verlo así comprendió de golpe que él era humano como cualquier otro, con la única diferencia que era un experto en aparentar.
Continuó con su avance por el cuerpo del escritor borrando, intentando en el camino borrar todas las dudas, miedo que había provocado en él y al mismo tiempo borrar de si mismo las dudas que había empezado a tener con respecto a la relación que tenia con Yuki, lo amaba, lo sentía en cada fibra de su ser, en cada poro de su cuerpo, lo amaba con pasión, su corazón lo sabía, pero su mente lo había confundido por un instante. Lo había amado desde el primer momento en que lo vio y ahora que lo observaba desnudo frente a él, a su disposición comprendió que lo amaría por siempre.
Lo miro a los ojos y lentamente se deslizo en él, donde Yuki sin previo aviso se sintió en el cielo al verse dentro del cantante. Shuichi se detuvo un instante para acostumbrarse a la invasión del rubio que el mismo se había provocado, cuando el dolor del primer momento había pasado comenzó a moverse, pero sin cortar la mirada del rubio.
Yuki vio su rostro teñido de un rojo carmesí acompañado de la mueca tan propia de el cuando era invadido por el, sintiendo el movimiento y ritmo que Shuichi imponía reconocía que no podía dejarlo ir, el era su vida, era su luz, sin él nada había todo era un caos. Sin él no era vida.
Y con esto reconoció que estaba dispuesto a perdonarle todo con tal de que quedara a su lado, perdonarlo para retenerlo a su lado…Sonaba egoísta, era cierto pero que mas podía hacer, moriría sin él, sin sus besos, sin su cuerpo acurrucándose a su lado cada noche escuchando en susurros su nombre.
Estaba dispuesto a perdonarle pero tenía que saber el porque…necesitaba una explicación.
Shuichi ya no podía mas, había comenzado lentamente para dar paso a movimientos mas frenéticos en busca de un escape a sus ansias de ser uno solo con el rubio. La mano de Yuki se había posado en su sexo minutos antes para envolverlo y establecer el mismo ritmo que el había impuesto.
Yuki también estaba al borde del éxtasis, Shuichi se movía con un ritmo que pronto lo haría explotar de placer, el momento no se hizo esperar, donde Yuki pudo sentir como Shuichi se derramaba en su mano dejando rastro en su vientre provocando con esto que se estrechara y que el mismo no aguantará mas terminando dentro de vocalista.
Yuki atrajo el cuerpo de Shuichi y lo recostó al lado de el donde pudo percatarse de que este ya estaba durmiendo, vio como este instintivamente pasaba sus brazos por su cintura y se pegaba a su cuerpo. Amaba esa sensación de saber que aunque tuviera el mundo a sus pies el pelirrosa preferiría abrazarlo por sobre cualquier cosa.
Después de un rato se levantó para ir a terminar con su trabajo, tendrían que hablar pero por ahora lo dejaría descansar. A las 8:00 hrs. de la mañana se dirigió nuevamente a la habitación donde vio a Shuichi que seguía en la misma posición de cómo lo había dejado, se recostó a su lado y se durmió.

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