CAPITU—O 3:
Shuichi sintió una luz sobre su cara y abrió los ojos y vio a Yuki aun dormido, recostado a su lado. Se levanto y trato de no despertarlo, tenía algo que terminar antes de hablar con Yuki, así que sin avisarle salió del departamento.
Yuki cuando despertó noto que Shuichi no se encontraba ni en la cama ni el ninguna parte de la casa. No sabía adonde estaba, lo había llamado al celular pero este no contestaba. Por que se había ido sin avisarle?.
Ya eran las dos de la mañana y el pelirrosa aun no regresaba, la furia crecía al plantearse la idea de que Shuichi estaba con otro, la duda lo estaba matando, la espera se hacía eterna, no podía creer que después de lo que habían pasado la noche anterior Shuichi tuviera el valor de irse a los brazos de otro. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no notó cuando Shuichi entraba en la casa.
- Yuki… - dijo Shuichi apenas entro en la casa, tratando de que con su llamado llegar hasta los pensamientos de Yuki.
Yuki escucho la voz del cantante, esa era la voz que había estado esperando durante todo el día, ahora estaba frente a él. Se levantó para poder acercarse al vocalista y cuando estuvo a un paso de abrazarlo noto nuevamente ese aroma, ese maldito aroma.
- Estuviste con él – retrocedió y se dirigió al otro extremo de la habitación – apestas a él.
Shuichi se asustó por el tomo de las palabras, lo entendía de cierta forma, pero el tenía una explicación y ahora tenía que dársela.
- Yuki, no es lo que pien… - trató de hablar.
- Vete a bañarte – lo cortó – no aguanto ese maldito olor que tienes.
Si quería que todo se arreglara era mejor hacerlo de la manera que Yuki quisiera. Camino rumbo al cuarto de baño y después de un rato estaba bañado y sentado en la sala. Había transcurrido un momento desde su llegada pero ninguno de los dos se atrevía a hablar, el ambiente estaba tenso a la espera de que alguno diera el primer paso.
Shuichi se encontraba nervioso, no sabía que hacer, Yuki ni siquiera lo miraba y estaba seguro que por la mente del escritor estaban pasando un montón de ideas erróneas con respecto a una situación que se le había salido de control.
Yuki se mantenía lejos de Shuichi, no se atrevía a dar un paso en dirección al cantante ya que estaba seguro de que su instinto lo llevaría a poseer, reclamar nuevamente ese cuerpo para reconocer ante el mismo que el vocalista era de su propiedad, que le pertenecía. Ahora no quería que pasara lo mismo de anoche donde las acciones lo habían llevado a creer que con una noche de entrega todo podía estar arreglado, pero despertando de golpe a la realidad cuando despertó y se encontró que no estaba en la cama para irse con otro.
Shuichi ya no quería seguir así, lejos de su escritor, le había tomado años poder acercarse de alguna manera a su corazón, de hacerse un espacio en la vida del novelista, le había tomado llantos, penas, tristezas y no quería que por un estúpido mal entendido se perdiera todo el esfuerzo que había echo para acercarse en una ínfima parte a su rubio.
- Yuki… - se acercó a él y abrazándolo por detrás rodeando su cintura, para luego pegarse a él.
Yuki sintió su abrazo y el ruego en su voz…y reconoció que estaba perdido.
Agacho la cabeza para dar muestra de su derrota donde sus cabellos cubrieron su rostro y donde sus dorados ojos notaron como unas manitos que lo estrechaban, lo abrazaban.
- No importa lo que hallas echo – dijo en un susurro que apenas Shuichi pudo oír – no me importa.
El pelirroja no pudo creer lo que el escritor estaba diciendo, acaso no le importaba que lo estuviera engañando, acaso no le importaba que fuese besado por alguien mas?... Acaso no lo amaba lo suficiente como para sentirse aunque sea un poquito celoso por que hubiese estado con alguien mas?...El estaría dolido, herido si Yuki hubiese echo algo así, pero Yuki no daba muestra de ningún dolor, no daba muestra de nada.
- Que estas tratando de decir? – Shuichi soltó al rubio y empezó a retroceder, alejándose.
- Que no me importa… – se volteó para mirarlo.
Pudo notar el pequeño rastro de una lágrima que se había escapado de las orbes doradas del escritor y pudo notar una mirada mezcla entre dolor, tristeza y resignación pero por sobre ellas ternura. El escritor se acercó a él y lo abrazo con todas las fuerzas intentando con ello evitar que este se marchara.
- … no me importa…porque jamás dejare que vayas de mi lado.
Shuichi al escuchar sus palabras comprendió que Yuki lo perdonaba por lo que se suponía el hubiese echo, lo perdonaba por engañarlo con otro. El vocalista ante esto no aguanto mas y empezó a llorar, llorar de alegría de saber que su rubio lo amaba por sobre cualquier cosa que el pudiera hacer. Pero tenía que hacer algo antes de corresponder a las caricias que Yuki estaba empezando.
- Yuki detente… - le dijo mientras le empujaba para luego alejarse de él.
Shuichi se dio cuenta del cambio de expresión que sufrió el rostro del escritor, pasar de ternura a una mirada de lo mas fría, característica en él, tratando de ocultar lo que le estaba pasando. Le dolió en el alma separarse de sus brazos pero tenía que arreglar todo el embrollo que se había armado antes de continuar.
- Yuki, tienes que saber que… - le dijo sin atreverse a mirarlo a los ojos.
- No es necesario que lo digas – lo interrumpió, no quería saber ningún detalle.
- Es que tengo que decirte que yo…- trato de nuevo hablar.
- Te iras con él? – le pregunto en tono mas frió de lo usual.
- De que estas hablando!! – le gritó, ya estaba arto – me quieres dejar hablar y no te atrevas a interrumpirme – le dijo ahora fijando ahora la mirada en ojos de Yuki.
- Primero que todo, yo jamás te he engañado, así que quítate esa idea de la cabeza – le dijo mientras dejaba caer pesadamente su cuerpo en el sillón, estaba rendido.
Yuki no entendía nada… pero no se atrevía a hablar.
- Hace como unas dos semanas tuve una pequeña depresión por todo lo que me estaba pasando…bueno es decir por lo que nos estaba pasando. Apenas me hablabas y si lo hacías era solo para gritarme, no te acercabas a mí y no intentabas tocarme como usualmente lo hacías… y bueno llegue al punto de pensar que no me querías…
Yuki recordó esos días fue justo en la época que tenía que entregar dos novelas terminadas que tenía atrasadas, ya que por su maldita manía de tomar a Shuichi cada vez que lo veía se había atrasado un montón con su trabajo.
- … cuando estaba en la tienda vi a un sujeto que estaba seguro que lo había visto antes y entonces…
Yuki estaba seguro que no quería escuchar esa parte de la historia…pero no iba a interrumpirlo ahora.
- … lo seguí, entonces recordé que lo había visto en una revista y que era un psicólogo. Me acerque hasta su oficina y hable con él. Le dije que necesitaba alguien con quien hablar pero que no podía ser durante el día ya que mi trabajo me lo impedía y que por la prensa nadie tenía que saber que estaba viéndolo… - suspiro mientras tomaba aire seguir con la historia – Al escuchar mis razones me entendió de inmediato y me dijo que era un poco imposible atenderme en la noche ya qua la consulta se cerraba temprano pero si que estaba muy desesperado nos encontrásemos en sus casa después de mi trabajo, me pareció perfecto así que el día lunes y como durante todos los días de después nos reunimos en su casa. Nuestra primera sesión lloré a mares y le conté todo sobre tu y yo… - se detuvo en su relato para mirar la expresión del escritor - …nuestra historia, no se inmuto en ningún momento al enterarse que tu fueras hombre, así que se me hizo mas fácil contarle todo. Como no paraba de llorar me abrazo y me consoló hasta que me quede dormido. Es por eso que ese día llegue tarde y bueno los días que vinieron a ese no fueron muy diferentes.
- Shuichi… - Yuki trato de hablar.
- Ahora veraz que no ha pasado nada y hoy me he marchado por que era la última sesión que he tenido y no quería faltar a ella. Además de que me impresiono de que hubieses pensado que yo te estaba engañando pensé que había dejado claro que yo…
Yuki no aguanto mas, se acercó a él y lo beso para que se callara. Ya entendía que había sido un idiota en pensar en que su pequeño hubiese sido capaz de hacer algo así, durante mucho tiempo el cantante le había demostrado amor y ahora su estupidez le había echo creer cosas que no eran. Lo tomó en brazos y sin dejar de besarlo lo llevo hasta la habitación donde las caricias y besos terminaron por entregarse mutuamente para caer rendidos uno en brazos del otro.
Shuichi comprendió que aunque talvez el carácter osco y frió de Yuki no cambiase nunca, estaba seguro de una cosa…que el rubio lo amaba.
FIN
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