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¡Oh, por favor señor cartero! por rina_jaganshi

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Notas del fanfic:

Rina: No, aún no hemos muerto, seguimos vivas n_n

Rini: Si, y esperamos que les guste este one shot

Notas del capitulo:

Disclaimer: No, Naruto y sus allegados no nos pertenecen, son de Kishimoto ¬_¬  

Rina: ¡Chiste! ¡Chiste! XD

Rini: ¬_¬U

Naruto: ¿¡Por qué me pasa siempre a mí!? >///< 

   Patético, no había mejor palabra que describiera como se sentía en este momento, bueno, tal vez miserable, humillado, sí, todas esas en conjunto eran perfectas, tan solo faltaba formar una oración. Tal como: “Es patético, jamás me había sentido tan miserable y humillado”. En fin, no viendo otra solución se acercó con cuidado a la puerta, miró el suelo encontrándose con un montoncito hecho de cartas. No estaba su paquete, pero puede ser que alguien decidiera mandarle una carta explicando el porqué no han mandado el maldito prototipo para el nuevo celular. Suspiró intentando calmar su ira, a su vez se colocó en cuclillas para comenzar a revisar las cartas.

Ni siquiera se detenía a mirar a quien iban dirigidas, tan solo pasaba una y otra rápidamente, se concentraba en buscar el nombre de la compañía familiar. Ante la palabra frunció el ceño, solo él podía tener como “familiar” a un hermano loco y rencoroso. Tanto así que era su culpa que estuviera hurgando en el correo del vecino, y todo porque no lo invitó a venir con él.

Sasuke Uchiha, con tan solo veinte años ya era todo un hombre de negocios, se la pasaba viajando de un lado a otro, no solo en todo Japón, su país natal, también por todo el mundo, recorría ciudades y países adueñándose de los mercados. La “Uchiha Company” era la indicada para suministrar todo lo relacionado con aparatos telefónicos, autos, computadoras, en pocas palabras tenían todo tipo de tecnología y contaban con la mejor calidad. Además, ahora que se habían asociado con “Uzumaki Corp” prácticamente eran dueños de todo.

Por lo ya mencionado es obvio que dinero era lo que menos le preocupaba, y en cuanto a apariencia. Sasuke Uchiha es uno de los solteros más cotizados, piel blanca, ojos negros ligeramente afilados, cabellos negro azabache y un cuerpo formado por el ejercicio que derretiría a miles junto a su personalidad fría. En sí un sujeto serio y centrado.

Sin embargo, cualquiera que lo viera en estos momentos, no podría concebir que estuviera revisando una correspondencia ajena, como si buscara robarse los catálogos o el periódico. ¡Pero no era su culpa! Todo lo ocasionó el loco de su hermano. Hace tres años que no ponía un pie en Japón, no podía negar que tenía deseos de volver, no obstante su hermano mayor pensaba de la misma forma, por eso al ser mandado el azabache no fue muy grato para el otro, además de que le propuso que ambos fueran y Sasuke se negó.

Bufó molesto al recordar una llamada de su hermano Itachi, en donde le daba a conocer que decidió jugarle una bromita (entiéndase venganza dulce) cambiando en la oficina postal el número de la casa donde habitaba, dando como resultado que toda la información que le mandaran le llegaría al vecino, y por si fuera poco se le había olvidado el nuevo modelo de un celular. Por lo que tendría que esperar a que se lo enviaran a la casa de al lado, porque a la suya no llegaría.

Cansado se puso en pie, apenas tres días en Japón y tenía que estar como delincuente revisando las cartas del vecino. Llegó por fin a la última no encontrando alguna de la compañía, como si el destino estuviera en su contra, justo cuando iba a dejarlas en el lugar que les correspondía, o sea en el suelo, la puerta se abrió. Su cuerpo se paralizó, no esperaba ser descubierto, apretó con fuerza los sobres manteniendo su mirada en ellos, ¡Esa era la evidencia! No tenía ni la más mínima idea de que hacer, su cabeza se puso a trabajar intentando buscar una excusa en donde su orgullo no saliera perjudicado. Antes de que pudiera hablar, el vecino lo hizo primero.

-Hola –levantó un poco la mirada, un chico inclinado ligeramente hacia delante y con la cabeza ladeada le observaba fijamente –Buenos días –volvió a saludar sonriendo alegremente, los hermosos ojos azul cielo de los que era dueño prestaron atención a las manos del moreno, el cual tragó en seco, este era el momento en que debía poner su excusa pero… -¡Oh, muchas gracias! –el chico de cabellos rubios y piel tostada tomó los sobres -¡Ven pasa! –y no dándole tiempo de reaccionar, lo jaló haciéndolo entrar a su casa.

El ojinegro, extrañado, miraba a su alrededor, colores azul, verde, rojo, juegos de video esparcidos por la sala, revistas tiradas en los sillones. Todo era tan…opuesto a su personalidad. Intentó detenerse pero la mano del chico le sujetaba firmemente, guiándolo a través de todo el lugar, llegando por fin a la cocina en donde lo soltó para dejar las cartas en una barra y enseguida sacar del refrigerador un refresco que le ofreció. Sasuke frunció el ceño cruzando sus brazos, ¿qué pretendía ese niño?         

-¿Qué pasa? ¿No te gusta el refresco de manzana? –inquirió el rubio, hasta ese momento el azabache se percató de las pequeñas marquitas que atravesaban sus mejillas, recordándole a un zorro. Al sentirse observado el ojiazul se sonrojó, causando aún más incertidumbre en el otro –Ehh... ¿quieres…a…agua? –preguntó nervioso apoyándose en otra de las barras, que rodeaban la estufa, para alcanzar un vaso.

Una vez más el moreno lo recorrió con la mirada, su ropa era sencilla, unos pantalones de mezclilla algo ajustados y una playera color naranja. No parecía un desquiciado o ladrón…que ironía, se supone que ese chico debía desconfiar de él, no al revés. Suspiró relajándose un poco y acercándose para ayudarlo, pues aún seguía peleando para alcanzar el vaso.

-No deberías tener las cosas tan altas sino las alcanzas –comentó entregándole lo que buscaba y sin entender el por qué, completó –Dobe… -el pequeño infló las mejillas ante el insulto.        

-No era necesaria la ofensa ¡Baka! –se miraron desafiantes por unos segundos, antes de que Sasuke frunciera el ceño y se diera la vuelta en dirección de la salida -¡Espera, espera! –corrió colocándose enfrente del otro –No te vayas, yo…lo…siento… -se revolvió nervioso en su lugar, seguido de eso lo empujó de vuelta a la cocina -¡Espera aquí! ¡Ahora vuelvo! –le dedicó una sonrisa para después perderse por las escaleras.

El Uchiha resopló molesto sentándose pesadamente en un banco. Este, sin duda alguna, era el viaje más extraño de toda su vida. ¿Qué diablos pasaba por la cabeza del chico zorro? Posó su vista en las cartas, al menos ahí podría encontrar su nombre, tomó una. Uzumaki Naruto. ¿Uzumaki? Ese es el apellido del novio de su hermano por ende de la corporación a la que se acoplaron. Ahora que lo pensaba, se parecían mucho, el mismo cabello, los mismos ojos, bueno, las marquitas no las tiene Minato. Seguía razonando o encontrando el por qué del comportamiento de ese dobe.

Mientras tanto el dueño de la casa hablaba por teléfono, al parecer discutía fervientemente pero no logró el resultado que quería. Cortó la llamada para dejarse caer en su cama. ¿Por qué había aceptado la estúpida apuesta? Siempre que apostaba con sus amigos perdía, ¿Qué le hizo pensar que está vez sería diferente? Se incorporó quedando sentado, observando la televisión, más específicamente la pequeña cámara que se encontraba arriba de esta. Seguramente sus amigos estarían muriéndose de la risa ante su desdicha. Poniéndose en pie caminó hasta ella, hizo la seña del dedo para después salir de su habitación.    

Bajó corriendo las escaleras, sin embargo no fue a la cocina. Se quedó parado observando desde ahí al azabache, era bastante apuesto, de igual manera presumido y prepotente. Suspiró una vez más, tenía que poner en marcha el plan, él nunca se echaría para atrás. Había perdido y ahora… ¡tenía que seducir al cartero! Le pareció una idea muy divertida cuando lo propusieron sus amigos, obviamente porque en ese momento no sabía que iba a perder. Aunque viéndolo bien, el tipo no parecía un cartero, pero bueno él vio un chico parado en la entrada de su casa con su correspondencia en la mano, tenía que ser el cartero.

Sacudió su cabeza para alejar las dudas, respiró hondo varias veces. Él no tenía experiencia ligando o seduciendo a alguien, ¡Era virgen! Jamás había interactuado de esa manera con otra persona. Recordó los tips de sus amigos. De acuerdo a ellos, el ojinegro parecía ser del tipo frígido que gustan de los inocentes y tiernos, al menos eso es lo que dijo Sai, pero ¿¡Quién puede confiar en Sai y sus libros!? No viendo otra alternativa se dispuso a actuar.

-¡Disculpa! –exclamó con la voz más melosa que pudo, ganándose la atención del moreno –Podrías…ayudarme –pidió sonriendo al ver la desconfianza en el otro, que al final soltando un gruñido comenzó a caminar hacia él –Es que…no logro alcanzar algo –volvió a sonreír, regresándose en sus pasos, guiando al “cartero” a su cuarto –Pasa -en cuanto ambos estaban dentro, el rubio cerró la puerta recargándose en ella.

El Uchiha menor giró en sus tobillos, encontrándose con el pequeño de apariencia zorruna mirándolo apenado y con las mejillas sonrosadas. Entre su reflexión en la cocina se acordó de una foto que su cuñado tenía, en la cual salía Naruto, efectivamente eran hermanos. No podía negar que desde que lo vio en ese portarretratos le pareció sumamente atractivo y quería conocerlo, ahora se le presentaba la oportunidad y todo indicaba que el Uzumaki gustaba de su persona. Eso era algo muy bueno pues sus familias estaban decididas a comprometerlos, lo más lógico es que el ojiazul sabía perfectamente cuál era la situación, sino de que otra forma lo habría reconocido así como dejarlo pasar a su casa.

-¿Qué es lo que no alcanzas? –preguntó observando atentamente como el rubio se le acercaba, caminando de forma sensual, hasta quedar a escasos centímetros.

-Yo…no logro alcanzar… –susurraba al tiempo en que sus manos subían por la camisa ajena. Tragó en seco, acordándose de las palabras que debía decir, según Kiba con eso lo tendría más que caliente y su misión estaría completa al lograr que se quitara la ropa. Se animó mentalmente para seguir con la parte final del plan –No logro alcanzar…la excitación total de mi cuerpo… -murmuró de la forma más sexy que pudo, terminando con sus brazos rodeando el cuello de su presa.

Sasuke sintió como el calor inundaba su cuerpo, definitivamente ese chiquillo debía estar muy enamorado de él como para entregársele en su primer encuentro. Y aunque tenía el completo permiso de su abuelo Jiraiya para tomarlo antes de que se comprometieran, no era lo correcto (después de todo el viejo era un pervertido). Le tomo la cintura para separarlo lentamente de su cuerpo.

-Dobe, deberíamos conocernos primero –fue su seca respuesta, la cual dejo totalmente sorprendido al zorrito. Eso no era lo que debía pasar, ¡Eso no es lo que dijo Kiba! Nuevamente respiró hondo, intentando mantener la calma, tenía que lograr que se quitara la ropa y entonces lo sacaría a patadas de su casa, sí, eso es lo que iba a hacer. Sonrió volviendo a acortar la distancia entre sus cuerpos, así como jugaba infantilmente con el botón superior de la camisa del Uchiha.

-¿Por qué usar palabras para conocernos sí podemos usar nuestros cuerpos? –inquirió seductor, mirando directamente a las perlas negras que no perdían detalle de sus movimientos. Aprovechando esto comenzó a desabrochar la fina prenda, pero al ir por el tercer botón, el otro reaccionó, deteniendo sus manos en el acto y una vez más ¡Separándolo de su cuerpo!

El ojiazul quedó atónito. Todos sus conocidos coincidían en que sí se pusiera en plan de conquista, nadie podría resistírsele. No había día que no llegará algún desconocido queriendo intentar algo con su persona, y ahora…ahora… ¡No era capaz de hacer que un simple cartero se quitara la ropa! Rabia, eso es lo que sentía, poco a poco el nivel iba aumentando. Apretaba los puños con fuerza tratando de contenerse, no quería perder la apuesta, sin embargo al observar como el azabache se abotonaba la camisa, todo rastro de tranquilidad y razón se esfumó.

-¡Maldición! –exclamó fuera de sí, ganándose la atención del moreno –¡Eres impotente verdad! Ese es el verdadero problema –sin poder evitarlo sus manos se fueron al cuello de la camisa contraria, jalándolo hasta que sus rostros quedaran a escasos centímetros. El Uchiha menor frunció el ceño separándose del zorrito.     

-Usuratonkachi, trato de ser cortés pero tu hueca cabeza no lo entiende –sonrió con prepotencia al ver el puchero que se formó en los labios del insultado.

-¡Cortés! –ironizó –Más bien engreído y petulante, eso sí que te sale bien ¡TEME! –terminó empujando al otro por los hombros.

Y como sí de dos niños chiquitos se tratase, empezaron a pelear. Ninguno sabía el motivo, ni mucho menos el por qué se hablaban con tanta confianza. Es decir, para Naruto, Sasuke no era más que el cartero que tenía que seducir para cumplir con la apuesta que perdió. Y para Sasuke, Naruto era el único chico que había llamado su atención, además de su futuro esposo según sus padres. Ambos ligados por el destino.

La pelea seguía con los chicos esquivando puños y patadas, con sus cuerpos creando un hermoso contraste. Los ojos oscuros se deleitaban con los claros que demostraban felicidad. La discusión se tornaba divertida, los golpes ahora eran caricias, el enojo cambió por excitación. No fueron conscientes de cómo ni cuándo, pero el zorrito se encontraba recargado a la pared con el azabache enfrente. Sus bocas se devoraban con ansias y sus manos recorrían el cuerpo ajeno.

Ya no importaba la apuesta, ser cortés, que fuera un cartero, que no se conocían lo suficiente, todo quedó atrás, nada podía ser más importante que la adrenalina corriendo por sus venas. Se concentraban en las descargas eléctricas que subían por su espina dorsal cada vez que sus manos se aventuraban a tocar debajo de la ropa, así como el delicioso estremecimiento del que eran testigos al enredar sus lenguas. Sin dejar de besarse y con movimientos torpes, ambos se dedicaron a desvestir al otro, necesitaban urgentemente deshacerse de la, indeseada, ropa.

Sin embargo, esa simple tarea se estaba tornando imposible. Ninguno quería abandonar los labios contrarios, ni mucho menos dejar de tocar todo a su paso. El moreno luchaba por sacar la playera del rubio, pero este mantenía sus manos aferradas a sus pálidas mejillas al tiempo en que abría y cerraba la boca desesperado.         

-Es…espe…dobe… -intentaba alejarlo sin resultado alguno, no viendo otra solución lo tomó de las muñecas para aprisionárselas arriba de su cabeza, pegándolo más al frió muro. Ante esto el pequeño infló sus mejillas –Hn…tu ropa, me…molesta –habló regulando su respiración.

Sin perder más el tiempo se deshizo de la playera del ojiazul, quien de igual manera le desabrochó la suya para tirarla al suelo, al instante ambos volvieron a devorarse la boca, paseando sus manos por la espalda del otro. El moreno gruñó entre cada hambriento beso pues tenía como objetivo desnudarlo por completo. Ya no había marcha atrás, quería tener a ese dobe gimiendo de placer, al diablo con los modales, la indiferencia y todo aquello que se le pareciese. En un rápido movimiento bajó con sus labios por todo el cuello, para poder quitarle el pantalón.

Lo único que cubría el cuerpo del Uzumaki eran sus bóxers color naranja, los cuales no tuvo tiempo de quitar pues el dueño de la casa se le lanzó, apresándole con piernas y brazos, al tiempo en que volvía a besarle pasionalmente. Ante el impulso, el azabache retrocedió hasta caer en la cama, su pequeño amante se colocó a cuatro patas sobre su cuerpo, dejándole vía libre para recorrer sus muslos.

-Aahhh… -un gemido escapó de sus labios al sentir unas manos estrujando su trasero. Se supone que debía lograr que el cartero se quitara la ropa, no obstante era él el que ya estaba semi-desnudo. Olvidándose de eso, siguió con lo suyo, repartiendo besos por todo el cuello, no tenía experiencia pero dos de sus amigos tenían su mismo gusto por los hombres, jamás imaginó que sus anécdotas le ayudaran de algo.

El moreno se estaba volviendo loco, las ansias de poseer ese cuerpo color canela le carcomían sin compasión alguna. Sin esperar más se incorporó, dejando sentado al rubio sobre sus piernas, sus manos se fueron directo al cierre de su pantalón, una vez abierto incitó al ojiazul a tomar su erecto miembro.

-Mmhhgg… -gruñó al sentir como ese dobe lo masturbaba lentamente, él quería más velocidad por lo que sobreponiendo su mano en la otra le marcó un ritmo.

-Tram…poso… -susurró el zorrito. Esto detuvo todo movimiento del ojinegro, quien prácticamente le destrozó los bóxers, encontrándose con la erección del otro y juntando ambos penes empezó nuevamente con el subir y bajar -¡Aahhh! –exclamó echando atrás su cabeza.

-Mm… ¿mejor?…mmmhh –con una sonrisa de medio lado observó el retorcer del cuerpo ajeno. Su plano abdomen se contraía de placer, el sudor formaba una tenue capa, causando un brillo hermoso.

Su mano libre le abrazó por la cintura, acercando más sus cuerpos. Su lengua se paseo por las mejillas, los labios, el cuello, la clavícula, el hombro derecho, hasta por fin llegar al pecho y delinear los botoncitos de carne, recibiendo un nuevo espasmo por parte del pequeño. El cual apoyándose en sus rodillas comenzó a restregársele descaradamente, buscando mucho más contacto del que ya compartían. El Uchiha menor aumento la rapidez de su mano, masturbando ambos miembros violentamente, a su vez lamió dos de sus dedos para enseguida deslizar uno en la entrada del zorrito.

-¡Aahh! ¡Aahmm! –los gemidos salían sin control de su boca, el dedo que se movía en su interior, más allá de causarle dolor, le estaba haciendo perder la noción de todo. Como ya habíamos mencionado, Naruto era virgen, pero eso no quita el hecho de que no haya experimentado por su cuenta ciertos placeres. Además de eso el saber que era otro el que invadía esa parte tan privada le causaba una infinita satisfacción.

Pronto fueron dos dedos los que formaban círculos y simulaban la penetración, al mismo tiempo en que sus penes se frotaban una y otra vez. El rubio movía sus caderas de atrás hacia delante, sus manos se aferraban a los pálidos hombros y sus ojos miraban a un punto cualquiera en el techo, manteniendo su cuello a la merced del moreno, que repartía besos y mordiscos.

-Más…más…aahhh… -pequeñas lagrimas escapaban de sus ojos al ser tanta la excitación, cada embestida lo estaba llevando a la gloria, su cuerpo no resistía más, aunque él quisiera y pidiera por ello. Todos sus músculos se tensaron, su espalda se arqueó provocando que su esfínter se contrajera. Sus manos arañaron la piel del otro para en un último espasmo explotar -¡Aaahhhh! –llegó al mejor orgasmo que jamás creyó tener, nublándole todos los sentidos y apenas escuchando el gruñir del otro, indicándole que de igual manera se vino, manchando ambos vientres.   

El Uzumaki intentaba regular su respiración, dejándose caer rendido. El moreno retiró sus dedos para llevarlos a su boca y lamerlos sensualmente, todo ante la mirada del zorrito. Ambos imaginaban lo infinitamente bien que se sentiría si esos dígitos eran remplazados por el enorme miembro del azabache, quien ya había decidido que no se iría de esa casa sin penetrar ese agujerito. No señor, él merecía probar esa cálida estrechez. Con una sonrisa de medio lado junto sus labios a los rosaditos que le correspondieron de inmediato, dándose a entender que los dos pensaban lo mismo.                      

Al separarse, sus ojos se cruzaron, demostrando que no había arrepentimiento alguno y que estaban dispuestos a llegar más lejos. El rubio sonrió divertido pasando sus brazos por detrás de la nuca del Uchiha menor.

-¿No me dirá su nombre señor cartero? –preguntó dando pequeños besitos a los labios del otro, que sin entender frunció el ceño.

-¿De qué hablas dobe?

-De tu nombre baka, o quieres que grite “Oh, sí cartero” –emitió una risita traviesa, confundiendo más al de ojos negros, iba nuevamente a cuestionar cuando el timbre sonó –Diablos… -maldijo levantándose y colocándose la playera de Sasuke –Ahora vuelvo –salió del cuarto. El azabache no hizo más que suspirar, quitarse las prendas que aún le cubrían y dejarse caer en la cama.

-¿Señor cartero? –repitió para sí.

Sorprendido, confundido, apenado, esos y muchos más sentimientos eran los que pasaban por la cabeza de Naruto Uzumaki, frente a su puerta se encontraba… ¡El cartero! Pero, sí ese era el cartero… ¿Quién diablos era el que estaba en su cuarto? Sintió el suelo moverse y tuvo que sostenerse del pomo de la puerta.

-¿Se encuentra bien señor Uchiha? –inquirió con algo de preocupación el sujeto de camisa blanca, short azul oscuro y una estúpida gorrita con el emblema de la oficina postal. El rubio totalmente aturdido tan solo pudo cabecear afirmativamente –Bien, como le decía, tengo un paquete para usted señor Sasuke Uchiha, solo tiene que firmar aquí –arrugó el entrecejo, ¿Por qué diablos le decía Uchiha? Un momento…Uchiha, ese era el apellido de su cuñado y de la empresa a la que su familia se había fusionado, pero él no esperaba ningún paquete de ellos – ¿Señor Uchiha?

-¡No soy el señor Uchiha! –gritó, al tiempo en que agradecía que no le tocara seducir a ese molesto cartero.

-¡Oh! Pero este es el domicilio al que está dirigido –revisó el paquete –Sí, este es, lo manda la empresa Uchiha & Uzumaki –para avalar lo que decía le mostró la caja, en donde venían los datos. El ojiazul se giró para sacar de su cartera una identificación.

-Yo soy Uzumaki Naruto, ¿igual puedo recibirlo?

-Sí, supongo que sí, firme aquí y aquí. Muchas gracias y que tenga un buen día –cerró la puerta al terminar la transacción, su cabeza era un sin fin de preguntas. ¿A quién demonios metió a su casa? ¿Por qué le llegaba un paquete de la empresa familiar? ¿Sasuke Uchiha? ¿Dónde había escuchado ese nombre? Inconscientemente subió las escaleras, llegando a su cuarto para encontrarse con el moreno recostado en su cama, que al verlo sonrió con lujuria.      

-Creo que ha habido una confusión –desvió sus ojos apenado, el azabache se puso en pie para agarrar el paquete y dejarlo a un lado, después tomó por el mentón el rostro del zorrito.

-Lo sé, en la tarde iré a arreglarlo con la oficina de correo –al pequeño le apareció un tic en su ceja izquierda.

-¡No entien… -pero no dejándolo reprochar más, el de ojos negros sello sus labios. Comenzando de nueva cuenta con la lucha de lenguas y con las caricias.

Definitivamente había sido una confusión tremenda. Naruto estaba por enterarse que el supuesto cartero no era más que el chico con el que su hermano le dijo que lo comprometerían y que él rechazó. Mientras que Sasuke descubriría que el rubio no estaba locamente enamorado de su persona, sino que lo confundió con un vil cartero el cual tenía que seducir para pagar una apuesta. Sin embargo eso se daría a su debido tiempo, pues ahora solo importaba el inmenso placer que sentían cada vez que sus bocas se juntaban.

En la casa vecina, tres chicos sentados cómodamente alrededor de la computadora observaban a un rubio y a un azabache besarse vorazmente.        

-Solo Naruto puede confundir a un ciudadano normal con un cartero –comentó uno con aburrimiento, pese a ser el más inteligente también era el más flojo, Shikamaru Nara.

-Sí, eso es cierto, pero entonces ¿eso quiere decir que Naruto no cumplió con la apuesta? –inquirió uno de pelo corto y con unos extraños triángulos en sus mejillas, al que se le ocurrió la apuesta, Kiba Inuzuka. Quien recibió un asentimiento del Nara -¡Ja! Tendremos que buscarle un castigo –sonrió mostrando unos afilados colmillos.

-Un castigo –repitió un chico de tez blanca, cabello igual de negro que sus ojos y una sonrisa falsa, el que siempre expresa sus pocas emociones por medio de los dibujos -Les parece que… -no dejándolo terminar, Shika lo interrumpió. 

-No Sai, no obligaremos a Naruto a acostarse con cada uno de nosotros…tsk, que problemático –resopló con cansancio pues no había vez que no sugiriera lo mismo.

Los tres chicos siguieron mirando al monitor, siendo testigos de sus locas ideas y de la torpeza de su amigo, aunque sabían perfectamente que el rubio tuvo que sentir algo por ese chico, de lo contrario ya lo hubiera corrido de su casa tras haber logrado que se quitara la ropa, es por eso que observaban tranquilamente y comían palomitas. Sin embargo el espectáculo se arruinó cuando el moreno retiró la camisa que cubría el cuerpo del ojiazul, ya que esta cayó justo en la cámara, tapándola por completo e impidiendo que siguieran espiando.   

-¡Les dije que debíamos poner más cámaras por si algo como eso pasaba! –gritó Kiba revolviendo sus cabellos.  

-Ahora nos perderemos la primera vez de Naru con el bastardo del cartero –comentó el dibujante con una falsa sonrisa y un aire de decepción.

-Sai, creí que había quedado claro que no es un cartero… -murmuró el vago.

-Lo sé, es el bastardo de la compañía Uchiha, lo he visto en las noticias –agregó encogiéndose de hombros y ganándose la sorprendida mirada de los otros dos.

-¡Sabías que no era un cartero y no lo dijiste! –exclamó el Inuzuka tomándolo por el cuello de la camisa.

-Si decía que no era un cartero, no habría perdido la apuesta y yo no tendría la oportunidad de sugerir el castigo para que todos tomemos a Naruto –sonrió, como era su costumbre, falsamente. Kiba solo pudo zarandearlo y gritarle lo estúpido que era.    

Shikamaru pensó en lo problemático que se tornó todo eso y en que definitivamente Sai tenía que aprender mucho más sobre como relacionarse con las personas. Aún no entendía que no podían acostarse con Naruto porque era su amigo, además de que su novia lo molería a golpes, al igual que Shino a Kiba y Gaara al mismo Sai. Sin contar que ese Uchiha no se veía muy amigable.

Bostezó sonoramente antes de apagar el monitor y tirarse en su cama, los otros dos podían seguir discutiendo si querían, pero él dormiría esperando por la llamada de su rubio amigo para contarles todo lo que pasó. Porque era más que obvio que se había olvidado de la cámara y que después les informaría de lo ocurrido, generando una nueva discusión, así como un nuevo castigo para el Uzumaki, lo cual crearía una nueva confusión, todo era un círculo que nunca acabaría…      

Notas finales:

Rina: ¡Yaaaaa! XD Estuvimos pensando un buen rato para el título y es que no sabíamos como ponerle, a mí me gustaba “Seduciendo al cartero”

Rini: Sí pero a mí “El cartero entra sin tocar” *¬*

Rina: Sí, ese me daba mucha risa XD Pero teníamos muchas otras opciones, “Confundiendo al cartero”, “¿Mi primera vez? ¡Con un cartero!” Jaja todos son buenísimos, al menos a mí me gustan, por eso aunque al final quedó ese, queríamos que se rieran con nosotras de los otros XD

Rini: Y sí, está mal que tengamos todos nuestros fics sin actualizar, pero nuestro tiempo está muy reducido por lo que apenas tenemos tiempo para imaginar cosas ¬_¬

Rina: Sí, incluso aunque deje de dormir no me alcanza T_T

Rini: En fin, estaremos viendo de donde sacar tiempo para actualizar, no crean que no llevamos nada, siempre tenemos aunque sea un párrafo de los siguientes caps, así que solo es cuestión de tener 24 horas libres y actualizaremos todos.

Rina: Sip, pido perdón para todos/as aquellos/ellas que están ansiosos/as porque continuemos con algún fic y doy gracias a todos/as los/las que nos dan ánimo n_n

Naruto: ¡Por qué nadie me dijo que no era el cartero! ù_u##

Sai: Porque entonces yo no podría intentar que hagas mi castigo n_n

Shikamaru & Kiba: Ya te dijimos que no lo va a hacer ¬_¬

Sasuke: ¿Un cartero? Por favor, ¿Qué dobe me puede confundir con un vil cartero? ¬_¬##

Cartero: ¡Oye, más respeto sí! Intentó ganarme la vida

 Rina & Naruto: Jajajaja XD

Sasuke & Rini: ¬_¬U

Sasuke: Olvidaba su grado de estupidez ¬_¬U

Rina: ¡Hey! Déjanos en paz >o 

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