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Tantas veces... y ahora... ya nada se puede hacer por suki

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Notas del capitulo:

Hola!!! Después de tanto tiempo aquí regresa Suki con un nuevo One-shot... vaya creo que debería comenzar a poner una historia un poco más larga SasuNaru o ¿que opinan ustedes?

Bueno pues este fic está hecho con mucho cariño y de verdad que espero que les guste mucho...

Es el mas corto que he escrito pero aún así no me pareció malo... 

Naruto no me pertenece, pero eso todos lo saben... es propiedad de Masashi Kishimoto

Bueno ya no molesto más 

A leer!! 

Tantas veces... y ahora... ya nada se puede hacer 

Nuevamente amanecía en la aldea oculta de Konoha, el sol aparecía a lo lejos, iluminando la ciudad entera, se veía un poco opaco pero al mismo tiempo hermoso ya que el invierno había llegado hace poco. El frío viento golpeaba con fuerza los rincones de la aldea, sacudiendo los árboles y tirando las pocas hojas que aún les quedaban. La aldea entera era cubierta de un fino manto blanco, producto de la intensa nevada del día anterior.

A pesar de que aún era muy temprano y del tremendo frío que se sentía, ya todo estaba lleno de vida, pues ese día la aldea estaba de fiesta. El sexto Hokage, el ninja número uno en sorprender a la gente, estaba por casarse en unas cuantas horas. La excitación estaba presente y cada uno de los habitantes ayudaba para terminar hasta los más insignificantes detalles, ya sea por que de verdad amaban a su Hokage o simplemente por lealtad y respeto hacia la aldea.

Todo debía ser perfecto, todo debía estar hermoso para la celebración que se llevaría a cabo a penas tocaran las campanas. La gente corría de un lado a otro, preparando la ceremonia, el banquete, los fuegos artificiales, las luces, los trajes, tal como si se tratará de uno de los festivales tradicionales que se celebraban en la villa.

En la torre del Hokage todo estaba aún peor, todo era un caos, los ninjas corriendo de un lado a otro, ayudando en todo aquello que hiciera falta. En la habitación del Hokage, el rubio se encontraba de pie sobre un escalón y frente a un enorme espejo, siendo arreglado por su mejor amiga, Sakura. El traje blanco que usaría era realmente espléndido y puesto en el cuerpo de Naruto lucía aún mejor que en el frío maniquí. Naruto tenía una gran sonrisa, que no había perdido desde que se levantó unas dos horas antes y se veía tan real que cualquiera pensaría que era realmente feliz.

Miro como iba quedando, viendo su reflejo en el espejo. Sus cabellos dorados brillaban y lucían traviesos a pesar de que estuvieran peinados. Había crecido bastante desde sus quince años, y a pesar de que en su cara ya se podían ver unos rasgos un poco más maduros, sus hermosos ojos azules y aquellas marcas en sus mejillas aún lo hacían ver como un pequeño niño inocente y travieso, pero claro ahora ese niño era el ninja más poderoso de toda la aldea.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Lejos de todo aquel barullo y emoción que se podía ver en la villa, en el antiguo barrio Uchiha, en la imponente mansión principal, en una de las habitaciones, todo era silencio, todo era oscuridad, pareciera que la alegría que experimentaba el resto de la aldea no tenía espacio en aquel pequeño lugar.

Escondido entre las sombras, una figura podía lucirse, una figura con el rostro caído, mirando hacia un punto en el impecable piso de madera que cubría la habitación. Sentado en uno de los rincones torturándose a sí mismo y odiándose por haber sido tan tonto. Jamás en su vida se había sentido tan miserable y por primera vez maldecía a su estúpido orgullo, porque si no lo tuviera, ahora, tal vez, no estaría a punto de perder lo más importante en su vida. 

Uchiha Sasuke, el gran Uchiha Sasuke, capitán del más poderoso escuadrón ANBU de toda Konoha, en ese momento daría lástima a cualquiera, se veía patético, sentado en aquel rincón pensando en como su vida estaba a punto de dar un giro y cambiar por completo. La gente dice que los cambios son buenos, pero no para él, y mucho menos cuando los cambios involucran perder a la persona que más se ama, una vez más.

Recordó como desde su infancia había sentido que algo lo unía a Naruto, tantas veces sentado a las orillas del lago donde aprendió a controlar el fuergo por primera vez, vio como Naruto le sonreía y como sin quererlo, él devolvía la sonrisa. Desde el principio sintió que ambos estaban solos en el mundo, pero que tal vez juntos, podrían hacerse compañía y dejar a un lado a la terrible oscuridad. Recordaba también cuando se formó el equipo 7 y como poco a poco y sin quererlo se fue encariñando de ese rubio hiperactivo, llegando a formar una extraña amistad que con el tiempo solo se hacía más fuerte, hasta el punto de querer protegerlo, incluso si eso le costaba la vida. 

Le había dolido tanto irse de la villa, pero en ese momento solo la venganza invadía su mente y  no podía alejar la sensación de que quedarse en Konoha solo lo haría débil. Naruto era su punto débil y lo sabía perfectamente y por eso se fue, para romper todo lazo, para dejar de lado sus debilidades, para cumplir su objetivo y tal vez después regresar siendo fuerte para poder proteger a su entonces mejor amigo.

Recordaba como el rubio hiperactivo había ido tantas veces a buscarlo, después de su partida con Orochimaru. Recordaba como él mismo le había dicho al rubio tantas veces que ya no le importaba, tantas veces había sido frío, cruel, mostrándose indiferente. Y a pesar de todo eso Naruto siguió ahí, intentando recuperarlo y mantener aquel lazo que estuvo a nada de romperse pero que el rubio con su tenacidad logró que permaneciera unido.

Tanto tiempo lo había buscado hasta traerlo de vuelta, tantas veces vio su determinación, muchas veces lo vio derramar su sudor y su sangre, luchando por una persona que en ese momento no quería ser rescatada.

Y al final lo logró, al final lo había traído de vuelta, lo había sacado de su oscuridad, con esa enorme sonrisa de triunfo, tratándolo como si nada hubiera pasado, como si jamás se hubiera ido. Intercediendo por él y logrando que poco a poco, fuera reintegrado a la aldea en la que había crecido.

Su amistad había sido recuperada y el lazo que los unía se había hecho tan fuerte que incluso aunque hubiera querido irse de nuevo, no habría podido. El lazo que antes había sido tan solo un pequeño hilo, ahora estaba formado con el más duro metal, imposible de romper.

Y luego llegó aquel día, una mañana en la que encontró al rubio en su habitación al despertar. Una mañana que había sido la mejor de su vida, pero jamás lo expresó, jamás se lo dijo y ahora estaba seguro de que jamás se lo diría. Esa mañana Naruto le había dicho que lo que sentía por él ya no era simplemente amistad y que día a día ese sentimiento crecía aún más. ¿Y qué fue lo que hizo el Uchiha en ese momento? Lo rechazó... le dijo que él lo veía solo como su mejor amigo y que eso no cambiaría. "No me rendiré hasta tenerte... Es una promesa dattebayo!!" fue lo que había dicho el rubio con una enorme sonrisa, tambaleante, pero sonrisa al fin, después del rechazo del Uchiha.

A su memoria venían todas aquellas veces que tuvo al rubio a su lado diciéndole "Te amo" y a pesar de que él desde el principio sintió lo mismo, jamás lo dijo. Vio tantas veces como el rubio derramaba lágrimas por su culpa, en el silencio de su habitación, creyendo que nadie lo observaba, pero él siempre estuvo ahí y nunca dijo nada.

Su orgullo, su estúpido orgullo jamás le permitió expresarse, jamás lo dejo decir lo que sentía, lo que de verdad le pasaba, cuanto lo amaba. Naruto tantas veces se lo dijo y él tantas veces lo rechazó, sin parecer importarle lo que hacía sufrir al rubio, pero si le importaba, siempre le importó. Antes lo llamaba orgullo, pero en ese preciso momento, para él, solo era cobardía y miedo.

Miedo, eso era lo que el Uchiha tantas veces había sentido. Miedo a enamorarse, miedo a querer a alguien y perderlo otra vez. Miedo a salir herido. Miedo a sufrir. Miedo... miedo a ser feliz.

"Solo somos amigos" tantas veces le dijo y el rubio siempre sonreía, a pesar de todo el dolor que esas palabras le causaban. Tantas veces lo vio irse y tantas veces lo vio regresar de nuevo, para volver a decir "Te amo", para volver a ser rechazado.

A pesar de todo él siempre se sintió bien teniendo al rubio cerca, siempre creyó que iba a volver a aparecer por esa puerta, diciéndole nuevamente cuanto lo amaba, hasta el día en que él se decidiera y le dijera lo que sentía también.

Pero hubo un día, un día en que el rubio no volvió, en que no lo volvió a intentar. Simplemente apareció diciéndole que había conocido a alguien y pidiéndole perdón por haber actuado como un tonto. ¡Eso lo debía decir él, no Naruto! Jamás en su vida, ni siquiera con la muerte de su clan, se había sentido tan solo como cuando el rubio se marchó de su casa aquel día. Quiso gritar, quiso correr y abrazarlo, no soltarlo, diciéndole lo que lo amaba, lo que lo necesitaba, pero al final su orgullo ganó otra vez y esas palabras quedaron atoradas en su garganta sin poder salir, sin que el rubio lo supiera. Y Naruto nunca lo supo.

Fue ese día en que se dio cuenta que había tenido oportunidad tantas veces y tantas veces simplemente la había dejado pasar. Se dio cuenta de que el rubio jamás fue suyo porque simplemente no pudo dejar de lado el estúpido orgullo Uchiha y es por eso que ahora no podía decir que lo perdía, porque jamás pudo darse la oportunidad de querer y de ser querido, tantas veces tuvo la oportunidad de abrir su corazón y aunque un fuerte sentimiento le decía que lo hiciera, que no se quedara callado, él simplemente había ignorado ese sentimiento. Solo se aferró en encerrarse en su coraza de hielo, en construir un muro aún más grande entre él y el rubio, se empeño en alejarlo, para no sufrir, para no sentir, a pesar de que Naruto ya estaba dentro desde mucho tiempo antes.

Por más obstinado que el rubio fuera, al final se rindió, al final rompió su promesa, no lo volvió a intentar y él no podía culparlo. La culpa era de él nada más, porque tantas veces pudo hacerlo, tantas veces pudo tenerlo, solo tenía que haberse decidido en una de esas tantas veces y ahora, ahora todo sería diferente.

Jamás pudo mostrarle ni siquiera un pequeño gesto de cariño, un pequeño gesto que hubiera sido suficiente para que el rubio no se rindiera, hubiera sido todo lo que se necesitaba para cambiar el rumbo de ese destino que él mismo se había empeñado en seguir. Tantas veces lo había visto llegar y pudo mantenerlo a su lado, pero jamás se arriesgó, jamás lo intentó.

Tal vez si él también hubiera hablado... pero el hubiera no existe y en ese momento ya de nada servía arrepentirse, después de todo, ya todo estaba escrito, estaba dicho, ya nada podía hacerse para cambiar el rumbo de lo que estaba viviendo. 

 

El Uchiha levantó su mirada del piso y la posó sobre una foto que descansaba al lado de su cama, en la pequeña mesita de noche. En esa foto salían el rubio y él, Naruto abrazado a su cuello y sonriendo hermosamente, y él... a pesar de que no se notará, también sonreía. Ambos con ropas ANBU, pues ese día, ambos había pasado el examen. Hace tan solo dos años. Dos años en lo que tantas veces pudo hacer algo, en los que tantas veces sintió celos, dolor, tristeza, pero sobre todo, sintió amor.

El rostro del moreno se notaba como siempre, sin sentimiento alguno, pero aquellos que lo conocían bien podían saber, tan solo por sus ojos, todo el dolor que luchaba por guardar dentro de él y evitar que saliera a la luz. Pues no quería llorar, no por algo que él mismo se buscó.

Se levantó del piso con lentitud y se dirigió hacia aquella mesita de noche sin siquiera encender la luz. Tomo su máscara ANBU, que yacía cerca de la foto,  ya que pronto se iría de misión. Su vista quedo perdida en aquella foto que tanto amaba, pero que en ese momento no quería seguir viendo, aunque al mismo tiempo no podía apartar su mirada de ese simple pedazo de papel que tanta alegría le había dado y que ahora tanto dolor le estaba causando.

Quería romperla para ver si así calmaba un poco su dolor, pero al final no pudo hacerlo y solo  la dejo sobre la mesita con la foto bocabajo. Suspiró al aire y trató de controlar los temblores involuntarios que abatían su cuerpo.

A lo lejos, las campanas comenzaron a sonar, una tras otra, con un gran alboroto. Esos pocos segundos que escuchó aquel ruido, fueron suficientes para romper toda esperanza que aún tenía de estar con el rubio, pues en ese preciso momento el amor de su vida estaba casándose con otro y todo por no haber podido decir aquellas dos palabras que habrían sido suficientes para evitar el dolor del momento "Te amo" era lo único que hubiera bastado para mantener al rubio a su lado, porque ahora es cuando se daba cuenta que las sonrisas ya no serían para él, sus lágrimas tampoco le pertenecerían. Jamás podría estar con él por las mañanas, viendo la tranquilidad de su sueño, no, ya no podía, todo eso ahora era de otra persona.

La última campanada se dejó escuchar, y fue en ese momento en que Uchiha Sasuke se colocó su máscara ANBU y antes de que cubriera completamente su rostro, una traviesa y solitaria lágrima había bajado por su mejilla y chocado contra el suelo. Abandonó la habitación, dejando la ventana abierta y la habitación en penumbras ahora estaba vacía. Él tenía que ir a cumplir su misión, después de todo era un ninja y tenía que cumplir con su deber.     

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

- Hokague-sama, ya es hora - el rubio le mostró a la chica una hermosa sonrisa, dándole a entender que había escuchado y que en un momento estaría allá. La chica correspondió el gesto y con el mismo silencio que llegó, se fue, esperando porque el rubio llegará a la ceremonia.

Antes de abandonar la habitación junto con su padrino, éste, que no era nada más ni nada menos que Sabaku no Gaara, habló - Naruto, ¿estás seguro? - el rubio detuvo sus pasos ya muy cerca de la puerta y con toda la fuerza de voluntad que le quedaba respondió - Si, lo estoy, ya no quiero molestarlo más y ya no quiero sufrir más... vamos... - así, sin una palabra más, abrió la puerta y se dirigió al centro de la plaza, donde sería consumado su matrimonio, un matrimonio que por más que lo negara el no deseaba, solo que ya no quería molestar más a su mejor amigo.

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Quizá si alguno de los dos lo hubiera intentado una vez más, quizá si alguno de los dos no se hubiera dado por vencido, quizá ahora estarían juntos, pero eso ya no tiene más sentido, después de todo ambos estaban convencidos de que ya nada se podía hacer, cuando había millones de posibilidades para que estuvieran juntos, pero de eso se trata la vida y ahora ambos tendrán que aprender a vivirla sin la compañía del otro...

+-+-+-+ FiN+-+-+-+-

Notas finales:

¿Y qué les pareció? Por favor me gustaría que me dejaran un review... claro si creen que lo merezco...

Nos vemos en el siguiente One-shot probablemente....

Un beso a todos los que se dieron un ratito para leerme!!

Ja ne!! n.n  


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