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Get back that dammett virginity!! por Yageni

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Notas del fanfic:

nunca se fijen en que pongo en genero porque nunca se que poner y marco lo primero que se me ocurre =P

La misión de esa noche había sido un fiasco. O por lo menos el pobre de Ban sentia que habia salido perdiendo... Habían estado toda la madrugada en vilo persiguiendo a una adolescente malcriada y con una justificada fama de fácil a cuestas…

Primero la habían seguido hasta la casa de una “amiga”. Donde la habían visto beber como un cosaco, desde un improvisado y sumamente apretujado escondrijo. Lo feo del asunto fue cuando la susodicha muchacha empezó a dar demostraciones de su fama; y se adjudico otro titulo, el de bisexual, al arrojarse sobre su amiga de copas para alegría de los respectivos amigos de los recuperadores, y no tanto para sus dueños, que apretados como estaban no podían dejar de notar el estado del otro, ni hacer nada al respecto…
Tras verla intercambiar fluidos corporales con la otra chica por mas de media hora y sacarle fotos como unos posesos “por el bien de la misión”, segùn ellos y la siguieron hasta una de las discotecas de moda de la zona.

Disfraz de por medio, lograron entra al lugar, y se dieron a la tarea de buscarla dentro del establecimiento, encontrandola sentada en los reservados de la disco…
Ya comenzaban a sentirse mas como voyeuristas que como responsables de una misión; cuando les toco volver a verla arremeter sexualmente, solo que esta vez contra una persona del sexo opuesto…


-Por todos los cielos-susurro Ban sentado en la oscuridad de los reservados con Ginji disfrazado de mujer sentado sobre su falda-¿Qué no se cansa?-termino de quejarse, refugiándose en el cuello de su compañero, para poder seguir observando a través de los mechones rubios de la larga peluca rubia de este.


-Baaan- hablo Ginji, casi por primera vez en la noche, haciendo equilibrio sobre las piernas del telépata con su apretada minifalda de jean.


-¿Qué?-pregunto el otro molesto por la situación y resoplando en el cuello de su amigo.


-Me haces cosquillas- a este comentario le puso énfasis con su mano, apartando la cara del telépata- Ya quitate.


Pero Ban solo se quito de ahí para esconderse entre los pequeños senos falsos del rubio


-No lo tomes como algo personal Gin- dijo, siempre mirando al objetivo de reojo, y rodeando la cintura de este con ambas manos


-Claro que no- suspiro el muchacho abrazándolo tambien a su vez para seguir fingiendo- Pero… ¿Por qué siempre me toca a mi disfrazarme de mujer?


-Porque solo a ti te entra esa estupida falda, además como hombre tienes la entrada vedada a este lugar por esa pelea en la que te metiste a defender a la loca de Himiko


-Eso es una excusa, Heaven nos ofreció una de sus polleras y tu le dijiste que no, además era otra discoteca, no esta…-sentencio haciendo puchero


-No discutamos eso aquí, no es el momento- dijo el chico de ojos azules, viendo que la muchacha se levantaba del sofá tomada de la mano con un muchacho que, oh casualidad era el mismo chico que el padre de la malcriada había señalado como sospechoso…


Trato de levantarse para seguirlos pero el rubio no se lo permitió. Ban lo miro desconcertado.


-Estamos perdiendo la presa tonto


-Ya lo se, pero tu aun me debes una promesa- dijo el rubio mirándolo fijamente


-Hoy la cumpliré, ahora vamonos- hablo el muchacho en un arranque de prisa pensando, equivocadamente, que su compañero se refería a una tonta promesa de ir de compras… y al día siguiente seria domingo, así que todo estaría cerrado…


El rubio acepto feliz y salieron de allí como alma que lleva el diablo.
Ban corría como si se le fuese la vida en ello, y Ginji iba detrás de el, siendo literalmente arrastrado por su compañero que le había tomado de la mano para no perderlo durante aquella suerte de persecución.
Los encontraron melosamente abrazados, entrando en un hotel de la zona roja de Shinjuku. Tratando de no parecer un psicópata y un travestido, que ciertamente sino lo eran al menos así se veian, caminaron a paso apresurado para poder alcanzarlos y así saber en que habitación estarían alojados y ademas y no por eso menos importante, por cuanto tiempo…
Pidieron la habitación contigua a la parejita, con la excusa de que les gustaba escuchar a otras personas… Claro que con esas caras el recepcionista los creía capaces de las cosas mas perversas, así que no hubo problema alguno…

Entraron en la habitación y lo primero que hizo Ginji, como era de esperarse fue arrojarse sobre la cama, rebotando levemente sobre el colchón.
Ban en cambio abrió la bandolera que llevaba consigo y saco algunos implementos, para casi de inmediato pegarse a la pared de que daba a la habitación de los tortolitos. Tras perforar la misma introdujo por el orificio una cámara y un micrófono…
Cuando apenas había terminado, sintió las manos de su compañero subir por su cuerpo, por debajo de su camisa… Se dejo hacer quedamente, le gustaba cuando Ginji tomaba la iniciativa…
Pronto sintió la hombría de su compañero apretarse amenazante contra sus nalgas, pero no era la primera vez que eso sucedía, y por eso mismo no le dio demasiada importancia… Sintió la boca del rubio recorrer su cuello, y mientras las manos de este subian por su pecho, echo su cabeza hacia atras buscando los labios de su amigo. De inmediato sus bocas se encontraron, dando paso a sus lenguas. Despacio Ban se giro para asi poder abrazar a su compañero y darle mas profundidad al ese beso que se volvia cada ves mas hambriento. Tambaleandose caminaron hasta la cama de dos plazas, y Ginji se dejo caer, arrastrando al castaño consigo. Comenzó entonces una lucha por quitarse mutuamente la ropa solo que Ginji estaba tratando de quedarse vestido... Pensando que se trataba de un nuevo juego Ban se bajo de la cama para quitarle las zapatillas y las femeninas medias de lycra a su compañero Este se dejo hacer complaciente pero solo por unos segundos...


-Ven aqui- Le dijo de pronto el chico de ojos marrones, que aun permanecia vestido
Su compañero se acerco hasta él extrañado, trepando por su cuerpo, apoyado en sus cuatro extremidades


-¿Sucede algo Gin?-pregunto, aun con extrañeza sin imaginar ni saber lo que se avecinaba


-No, no sucede nada- contesto el otro rodeando su cuerpo con ambos brazos, buscando atrapar su boca en un beso apasionado.

 Cuando el rubio sintio el cuerpo de su compañero relajarse sobre el suyo giro sobre el, dejandolo boca arriba sobre la cama.
El telépata sintió los labios de su compañero y amante bajar por su cuello, dejando besos y lamidas a diestra y siniestra. Ginji estaba muy inquieto esa noche y si bien lo disfrutaba estaba empezando a tener un mal presentimiento...
De pronto algo lo saco de sus pensamientos, el rubio le habia bajado los pantalones y la ropa interior hasta los tobillos y el tan ocupado sintiendo sus caricias ni se habia enterado...

—Baaan ¿Me dejas?—Pidió el chico eléctrico haciendo ojitos de cachorro.
El castaño se limitó a resoplar como con cansancio o resignación. Ya sabía lo que significaba ese pedido y por lo tanto ya sabía porque su amigo había estado tan extraño.

—Sólo por un rato—Concedió acostándose boca abajo en la cama, casi como si él no quisiese.

Amano no agregó nada, ni siquiera una palabra de agradecimiento como solía hacer cuando Ban cedía a sus “raros” pedidos, y quizás por eso la extraña sensación de un mal presagio no lo abandonó.
Pero Midou no tuvo mucho más tiempo para pensar, porque pronto la boca de su compañero estuvo poniéndolo a jadear de placer, aunque a él no le gustase admitirlo.
Esa noche Ginji se estaba esmerando mucho, su lengua lamía con insistencia la cerrada intimidad de su compañero, mientras que una de sus manos se había deslizado por debajo del cuerpo de este para acariciar su sexo.
El rubio escuchaba la respiración pesada de su amigo, sentía los estremecimientos en su piel y experimentaba el mismo una excitación intensa. A esto se le sumaba la poca resistencia que ponía el cuerpo de Ban, aunque su dueño lo negase rotundamente.
El chico de ojos azules sentía que sus reacciones escapaban a su control, especialmente allá atrás, donde la lengua de Ginji entraba y salía muy a gusto y él no podía evitar pensar lo mucho que se detestaba por ponerse en evidencia así. Cada vez se sentía más excitado, y ahogaba los gemidos contra la blanda superficie del colchón deseando internamente que su amante se detuviese, cuando eso fue exactamente lo que pasó.
No sabía si sentirse aliviado o preocuparse. Extrañado se giró para ver que sucedía y lo que vio no le gustó para nada. Ginji, aun vestido de mujer, dejaba salir de su prisión a su duro miembro y se acercaba a él con la alevosa intención de penetrarlo.
Decir que el telépata puso el grito en el cielo es poco, pero la mirada seria de su compañero hizo que su alharaca cesara.

—Me lo prometiste—Soltó con un gesto que daba miedo, volviendo a treparse sobre el cuerpo de este, sin darle tiempo a darse vuelta.—Y hoy me dijiste que cumplirías—La electricidad comenzó a hacerse visible alrededor de ambos.

—Esta bien, cálmate—Pidió el muchacho tratando de hacer tiempo para pensar como hacer para zafar de estar situación. Pero con su amigo encima de él no había donde huir.

—Vamos Ban, me lo prometiste ¿Recuerdas?—Preguntó muy cerca de su oído—Además ¿Vas a decirme que no lo deseas?—Le susurró, introduciendo dos dedos en su interior con suma facilidad.

Midou se mordió los labios maldiciendo aunque aquello le gustase no lo admitiría ni en un millón de años, ni siquiera muerto. Recordaba bien su promesa ¿cómo olvidarla? Pero esa noche su memoria le había jugado una mala pasada, de más estaba decir que nunca había tenido intenciones de cumplirla, al menos hasta ese momento...

—No seas malo Ban—Rogó el rubio, moviendo sus dedos suavemente—Aunque, si no quieres que lo haga solo debes decirme que no—Agregó sin dejar de hacer aquello que al chico del jagan ahora le gustaba tanto.

Ginji sabía que su compañero sería incapaz de decir ni siquiera un mísero sí pero ese silencio se dejaba interpretar muy bien. Y aunque se sentía muy ansioso conocía bien a su amigo y no quería apresurarse; hacer algo que luego lo hiciera cambiar de opinión.
Despacio retiró sus dedos para apoyar su miembro contra la entrada del virgen orificio.
Cuando Ban sintió aquello en su intimidad trasera, un sudor frío le recorrió la espalda, tenía que admitirlo: se moría de ganas de sentirlo en su interior pero también tenía un poco de aprehensión, un poco de miedo.
Igual, por segunda vez en esa noche, Ginji no le dio tiempo de pensar ni de plantearse nada, de un solo movimiento se introdujo en su interior con una embestida firme y segura casi indolora.

—Parece que tienes mucha experiencia en esto—Le dijo Ban jadeando un poco adolorido, sorprendido por la pericia de Amano, que ahora le besaba la espalda dejando que su cuerpo se acostumbrase a la intrusión.

—En la fortaleza hay que hacer algunas cosas para sobrevivir—Le susurró al oído empezando a moverse muy lentamente, provocando que los latidos de su corazón se acelerasen.

Aunque luego fuese a arrepentirse, el castaño levantó un poco sus caderas permitiéndole a su amigo una penetración más cómoda, moviéndose él también a su vez comenzando a jadear acompasadamente por el ejercicio y el placer que este provocaba en su cuerpo.
Ginji jadeaba y respiraba dificultosamente, sus manos se aferraban a las caderas de su amante mientras ambos se movían al mismo tiempo y él sentía solo la estreches de Ban y las zonas donde sus cuerpos entraban en contacto, perdiendo noción de todo lo demás.
El chico de ojos azules, que era el que al principio trataba de ocultar el placer que obtenía de la situación, se había ido dejando llevar poco a poco y ahora recibía complacido las embestidas del rubio.
El vaivén de sus cuerpos iba aumentando y con ello también crecía el placer que ambos sentían. Los gemidos y jadeos llenaban poco a poco la habitación. Ban cerraba los ojos, sintiendo como la mano del emperador relámpago ahora rodeaba su miembro, masturbándolo al mismo tiempo que entraba y salía de su “ya no mas” virgen interior con una facilidad sorprendente pero sumamente agradable.
El castaño empezaba a entender porque su compañero de aventuras no se quejaba mucho de ir siempre abajo, pero cambiar lugares también estaba bien. El placer que experimentaba era distinto al que estaba acostumbrado pero a ese ritmo no tardaría mucho en venirse y de hecho ya comenzaba a anhelarlo.
El muchacho de ojos marrones por su lado se había desacostumbrado al ejercicio, pero quizás por eso mismo se las arreglaba para posponer el momento culmine lo más posible, se mordía los labios mientras transpirado se apoyaba sobre la espalda de su pareja, moviéndose, disfrutando de esa ocasión que seguramente tardaría en repetirse. Aun así sabía que si se tomaba mucho tiempo su pareja se vendría sin más.
De pronto le pareció que Ban trataba de decirle algo.

—Mas—Jadeó—Mas rápido Ginji—Pidió con la voz rota por la excitación, alterada por las embestidas, con el rostro escondido entre sus brazos dejando ver solo sus labios entre abiertos jadeando de placer.

El chico de la fortaleza casi se viene tras presenciar y oír aquello, pero haciendo un esfuerzo comenzó a darle más velocidad a sus movimientos, entrando y saliendo con más fuerza haciendo lo posible por darle a su pareja lo que le había pedido.
Muy pronto Ban sintió el placer del orgasmo invadir su cuerpo; haciéndolo venirse en la mano de Ginji, provocando que un varonil gemido escapara de sus labios, consiguiendo que su espalda se arqueara y que su esfínter se contrajera varias veces dejando su semen en el colchón.
Las palabras de su amigo aun resonaban en sus oídos: “Mas... Más rápido Ginji” La velocidad de sus movimientos casi se había duplicado y el sentir como ese apetecible cuerpo debajo de él se retorcía de placer por su causa y solo por él no pudo mas y acabó en su interior derramándose muy hondamente, dejando las yemas de sus dedos marcadas en su piel.
Se dejaron caer en la amplia cama sintiéndose agotados, aun respirando irregularmente.
El telépata sintió uno de los brazos de su amigo rodear su cintura y el calor de su cuerpo apretándose contra el suyo.

—Gracias por cumplir tu promesa, Ban—Le dijo escondiendo su rostro en el cuello de este.—Eres el mejor—Agregó dándole un beso que le provocó cosquillas.
—De nada, pero no creas que esto se volverá algo habitual en el menú—Contestó girándose para buscar sus labios—Aunque podría ser algo así como el plato especial de los domingos—Agregó luego, levantándose de la cama y empezando a recoger su ropa del suelo.—Por cierto ¿Por qué sigues vestido de mujer?
—Ja ja... No sé—Se excusó Ginji riendo tontamente—¿Un mal guión?
—Cámbiate, tenemos una misión por completar ¿no?—Dijo ajustándose las gafas.

Se acercó hasta la cámara en la pared y revisó lo que estaba transcurriendo en ese momento en la habitación contigua.

—Esa chica tiene los gustos mas raros...—Comentó el chico de ojos azules desconectando el aparato.

***

—¡Jaja!—La risa de Paul se escuchaba desde afuera de Honky Tonk—Así que ¡Jajaja!—El dueño de la cafetería no podía dejar de reírse.

Pero solo a ellos les podía pasar una cosa así. Resulto ser que la chica aun conservaba su virginidad, al menos la que le preocupaba al padre, y lo que la mantenía ocupada era un lindo trabajo como dominatriz. Gracias a Dios que el padre de la criatura les había pagado los gastos y no habían salido perdiendo como en otras ocasiones...

—Ustedes realmente tienen ganado el odio de la diosa fortuna—Agregó secándose las lagrimas después de reírse tanto.—Por cierto Ban ¿Te sucedió algo durante la misión?
—Nada que no haya pasado antes ¿Por?
—No es nada, es solo que te noto raro—Comentó desplegando su periódico.—No has dejado de moverte inquieto, como si tuvieras hormigas en el...
—¡Ah! ¿De verdad?—Preguntó interrumpiendo—No lo había notado, realmente no sabría decirte, jefe.
De pronto el rubio que había estado muy callado se bajó de la banqueta.
—¿Adónde vas Ginji?—Le preguntó el castaño viéndolo dirigirse hasta la puerta.
—A comprar una pomada a la farmacia—Dijo abriendo la puerta del bar.
Repentinamente Ban enrojeció frente al desconcierto del dueño de la cafetería.
Mientras Ginji se iba se podían escuchar las carcajadas de Paul.

Fin.

Notas finales: Buenooo. Acá ando copiando la costumbre de Dita (maestra!!!) de hacer aclaraciones al final del fic XD
Les quería explicar porque Ginji se la pasa vestido de mujer, y en consecuencia porque dice “¿un mal guión?”
Resulta, que pensaba hacer que alguien interrumpiera en la habitación, segundos después del momento “culmine” no era seguro si iba a ser el padre de la chica, u otro recuperador (pobre Ban, desvirgado, boca abajo, con Ginji vestido de mujer encima suyo siendo observado por Shido XD ajajajja ) pero después de pensarlo un rato y a medida que esta cosa mía iba avanzando cada vez me parecía mas cruel, y quedo así....
Claro que lo del mal guión hace referencia a esta fanficker mediocre que cambia de opinión sobre la marcha =P
Por cierto por cierto casi se me olvida!!! Esa frase que en un momento dice Ginji: “En la fortaleza hay que hacer algunas cosas para sobrevivir” se la robe a Dita XD es de su fic “Dos en la cuidad” léanlo que esta bueno XD (no pega no muerde ajajajajaa )

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