Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una historia simple por katzel

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Mi pequeño esposo me ha sido infiel...

Mi pequeño esposo...

La persona a quien dediqué espontáneamente mis cuidados más puros...

A quien revelé todos mis secretos...

Me ha engañado...

No es culpa suya.

No es su culpa y por lo tanto no puedo odiarlo.

Él ha sufrido sin descanso...

Mi pequeño... tierno, delicado y suave como una flor.

Se enamoró sin querer de ese hombre salvaje y atractivo, fue arrastrado por su ardiente sensualidad.

Qué podía hacer contra él alguien como yo.

Un pintor vivaz envuelto en la vorágine de la juventud y la belleza.

Yo, un simple profesor de filosofía, callado, triste, no podía ofrecerle semejantes emociones.

Y mi amado empezó a torturarse negándose al inicio, prometiéndose serme fiel.

No pudo contra sus verdaderos sentimientos.

Yo lo veía consumirse día a día en silencio... en el dolor y el llanto.

Parecía que su corazón iba a romperse...

Luchó tanto... tanto contra ese fuego que nacía en su pecho... pero yo y él sabíamos que era imposible de arrancar...

El éra el gran amor de su vida.

El hombre que le estaba destinado...

Yo había sido un error.

Y no había nada más que hacer.

Pero él hubiera preferido morir a decírmelo.

Así que cuando cayó en el pecado empezó a odiarse a sí mismo por no poder amarme un poco más.

Recuerdo el día en que decidí dejarle libre para liberarle de ese voraz sufrimiento.

Estábamos como ahora estoy.

Los dos sentados a la mesa.

Él, afable, intentando conversar conmigo de cualquier tema trivial.

Yo, intranquilo, pensando en no retroceder... en resignarme a perderlo...

- Delphine... - le dije lentamente - ... basta... no es necesario... ya no lo soporto... ya no puedo ver... cómo te duele... dejémoslo...

Y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Apoyó ambos brazos en la mesa y la cabeza sobre ellos.

Rompió a llorar.

- Perdóname... perdóname - decía ahogado en sollozos - ... lo he intentado todo... pero no puedo... ¡no puedo más!

Puse una mano en su cabeza como un hombre que consuela a un niño.

- Está bien...

Qué más podía hacer...

No hubo cólera ni resentimiento... sólo tenía que ver su bello rostro para limpiar las mejillas sonrosadas y abrazarlo.

Entonces juntos... muy juntos... nos dimos un beso y me di cuenta que podía dejarlo ir para siempre.

Aún es mi esposo.

Pero está tan lejos...

Le dejé ir para que fuera feliz con otro.

Y sólo me ha quedado una casa vacía.

Es lo justo...

Y sentado en la mesa que solíamos compartir bebo un café y fumo un cigarrillo pensando en que bajo otro techo y en los brazos de un delicioso pintor mi pequeño por fin puede volver a sonreír.

¿No sonreía el día en que nos conocimos?

Era un novato en la sección de primer año de universidad.

Me dijo que le conquistaron mi afabilidad, mi tranquilidad y mi romántico sentido de la justicia.

Casi nunca pudimos decirnos las cosas directamente... nuestro enamoramiento fue lento y lleno de costumbres... encontrarnos temprano, preparar juntos las prácticas, pasear por el campus...

El día que le pedí salir conmigo cómo brillaban sus ojos...

Aceptó de inmediato.

Yo fui su primer hombre.

No es que me importe demasiado.

Pero saber que conmigo aprendió lo que era compartir su cuerpo... de alguna manera me hace sentir privilegiado.

Luego de que su familia me otorgara el permiso en una larga espera, Delphine se convirtió en mi esposo.

Nuestro primer año juntos fue para mí abrir las puertas del paraíso.

Su figura menuda y ligera, sus cabellos marrones, sus ojos claros... siempre a mi alrededor...

Él y yo en jugueteos tiernos frente a la chimenea en invierno, y cuidando nuestro jardín en primavera.

Por eso no comprendo bien cuando pudo suceder su amor culpable.

Por que me parecía tan feliz... tan completo... que fue inesperado que de pronto hubiera escapado de mí como quien huye de un monstruo.

¿En verdad solo yo puedo atesorar esos momentos?

"Cuándo... cuándo te olvidaste de mí... y te enamoraste de él... qué hice mal... Delphine... ¿No te amé más allá de donde yo mismo podía concebir?"

- Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin

Suena el teléfono.

Lo tomo y escucho su voz temblando.

- Puedes venir por mí... por favor...

Imposible negarse... completamente imposible.

Me levanto, arrastro el sobretodo negro y voy corriendo a su encuentro.

En la estación, al lado de la boletería está sentado esperándome.

Más delgado... más pálido...

No puedo evitarlo y apenas le veo quiero que esté entre mis brazos.

Pero me contengo.

Y le ofrezco mi mano para levantarse.

No hago preguntas incómodas.

Lo llevo a casa y le preparo una taza de chocolate caliente para reconfortarlo.

Él no levanta la mirada.

- Nada ha cambiado...

- Delphine... estás... bien... él te ha hecho algo...

Se tapa la boca con las manos y no puede hablar.

Tiembla.

- Delphine...

- No he debido venir... no aquí... por qué seguir haciéndote daño a ti... el ser más bueno de la tierra...

Le interrumpo apretándolo contra mi cuerpo y besándolo.

Él se entrega a mis labios y su cuerpo tenso, se relaja.

Nos extrañamos demasiado.

Y vamos besándonos hasta la habitación.

Sí, lo sé, huele a otro hombre...

Y qué... ¿no ha sido antes que amante suyo, esposo mío?

No me importa...

Sólo cuenta que su cuerpo se entrega al mío con el mismo calor como cuando aún creía que me amaba.

Y si todo es una mentira.

Entonces que nunca vuelva a decir una sola verdad.

Moría y nacía en sus labios.

Repetía sin cesar su nombre.

Rozarnos... tocarnos... recordar dónde podíamos disfrutar al máximo de nuestras caricias.

Mi pasión incendiaba su ser.

Como la primera vez...

Su cintura flexible y su piel ardiente a mi merced.

Era yo respirando en sus cabellos.

Era yo proporcionándole el placer al que se entregaba sin reservas.

Besándolo, mordiéndolo, torturándolo... deslizando mis manos en su cuerpo.

Y juntos los dos volvimos a vivir la sublime experiencia de pertenecernos.

Era más que tocarlo... que saber que existía...

Era reconocer que sólo podía ser mío.

Me dormí así... con una sonrisa en los labios...

Temprano en la mañana no podía creer que le tenía dormido junto a mí.

No quise despertarlo...

Entonces llamaron a la puerta.

Era él.

Estaba seguro de que era él.

Antes incluso de abrirle.

Delphine estaba turbado.

El artista le llamó por su nombre suplicándole que regrese.

Y se alejó de mí.

"No lo hagas..."

"No me abandones..."

"Crees que podría soportarlo otra vez..."


Cogí su brazo pero él se zafó de mi contacto.

Su mirada fue la que me obligó a dejarlo partir.

Delphine...

¿Estaba bien así?

¿Estaba bien?

¿Podía soportarlo?

¿En verdad?

¿No estaba siendo lo suficientemente pasivo y estúpido como para perder a quien era único para mí?

¿Acaso podía vivir sin él?

"Pero el caso es que él lo ama..."

Di un golpe en la mesa.

"Al demonio... al demonio si lo ama... si es quien está escrito en su destino... si le desea... si se arrepiente de haber regresado... es mío... aunque no lo quiera... aunque se niegue..."

Fui al attelier.

Irrumpí violentamente cuando él le estaba pintando.

Delphine, rodeado de una sábana a la altura de los hombros estaba de pie, semidesnudo.

Sus labios se moviron pero ningun sonido salió de ellos.

- Qué hace aquí - reclamó el pintor extrañado.

- He venido por mi esposo... - respondí sin bajar mi mirada ni un milímetro.

- Ahora... cuando ya ha aceptado lo nuestro... después de este tiempo...

- ¡Sigue siendo mi esposo! - grité fuera de mí con una fuerza que no me conocía.

El artista dejó su pincel.

- Esto no tiene sentido...

Avancé hasta mi pequeño Delphine y lo estreché como tantas veces me había reprimido de hacerlo.

- Déjame - suplicó.

- No puedo...

- ... te he engañado... me he burlado de ti... y estoy con otro... ya no puedo volver a ti... como podría hacerlo si estoy tan sucio... si tú has sido siempre tan bueno... si...

- Shhhhh... nada de eso me interesa... Delphine siempre será Delphine... a mis ojos... eres perfecto...

Se cubrió el rostro con las manos.

- Cómo puedes amarme tanto... y yo tan poco...

- Haré que me ames... si se trata de eso seré lo que tú quieras... pero no puedo dejarte ir nunca más.

Su pintor lo miraba esperando la respuesta.

Delphine volvió a apartarme suavemente.

- Yo...

- Esta vez no importa lo que digas... he venido por ti... y estoy dispuesto a todo...

- Siempre te ha querido - interrumpió el sensual artista - ... vino a mí pensando que podía ser feliz... y lo intentamos... pero no ha podido olvidarte... sé que en sus sueños siempre estuvo volver contigo... es un niño tan puro... tan amable... que tampoco se atrevió a decirme que había cometido un error al dejarte... y pensó que el tiempo jamás regresaría... así que se resignó a quedarse...

Delphine lloraba nuevamente.

- Regresa a casa...

Su amante se retiró tranquilamente.

Delphine suspiró cuando lo levanté entre mis brazos envuelto en la sábana blanca.

Mi pequeño esposo recostó la cabeza sobre mi hombro...

... juntos...

"Perdóname por no retenerte... por no atreverme a luchar por tu amor..."

Él me ama.

Yo lo amo.

Es una historia simple...

... como muchas que se encuentran bajo la noche estrellada...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).