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Como El Ying-Yang por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Aioria & Death Mask

Como El Ying-Yang

By AthenaExclamation67

 

POV AIORIA...

 

Esto viene a ser un día de nuestras vidas...

Esta mañana, al igual que cada día, los problemas empezaron incluso antes de poner los pies en el suelo.

 

Suena el despertador y me levanto para irme a vestir no sin antes bañarme y perfumarme habiendo escogido la ropa previamente y una vez listo, me voy a la cocina a prepararme un café con leche. Mask se queda en la cama con el "snooze" del despertador activado para que repita el maldito ruido que martillea mi cabeza en la hora que ya llevo en pie.

Trato de olvidarme de ese peculiar ruido y me concentro en degustar ese magnifico café que mi italianito dejo preparado la noche anterior. Dejo que el aroma embriague mis sentidos mientras se vierte en la taza para después añadirle algo de leche, el azúcar y al microondas para que se caliente.

Después de que suena la alarmita para avisar, lo tomo con mis manos y tras meter la cucharilla empiezo a removerlo lentamente dejando que llegue de nuevo a mí ese rico olor.

-          ¡NO ESTÁ SUFICIENTEMENTE MEZCLADO, VALE YA CON EL RUIDITO!

Esa frase se oye recorrer la casa en forma de grito y llega hasta mis oídos. Si, si. La misma persona que deja que suene el despertador cincuenta veces antes de levantarse. Llega hasta la cocina y me mira de reojo, enfadado y sin dar los buenos días, tiene un mal despertar muy particular que a mi personalmente me enloquece... Enfadado esta tan lindo...

Se mete en el baño en el que por lo menos estará una hora, es un presumido, le gusta acicalarse, pero vale la pena, siempre queda muy guapo, tipo príncipe de cuento. Justo cuando ya sale, perfectamente arreglado pero ya debo irme al trabajo, así que me dirijo al baño y tras darle un suave beso en los labios me voy pitando oyendo como reniega por la forma fría en la que me despido.

-          ¡NO PUEDES SER MÁS CARIÑOSO! - le oigo decir mientras cierro la puerta de la casa tras de mí.

Pero que quiere, si no hubiese estado hora y media de reloj en el baño, quizás hubiéramos podido desayunar juntos...

 

Al regresar del trabajo, unas horas después me lo encuentro de frente esperándome en la puerta, por un día parece que es puntual y no se a quedado hablando con sus amíguetes.

-          Aioria... - me dice en un susurro y me toma de la mano para llevarme hasta el interior de la casa.

-          ¡ES QUE NO PUEDES ENSUCIAR MÁS PARA HACERTE EL DESAYUNO! - añade gritando.

Ya estamos otra vez con sus manías por el orden, pero no puedo hacer nada para cambiarlo, él es tan meticuloso y yo soy tan pero tan desorganizado.

-          Tampoco es necesario ponerse así por que haya dejado la taza y el plato en la mesa - le contesto bromeando.

-          ¿A ti te parece? - me contesta - si quieres dejamos que esto se convierta en una pocilga y que nos coma la porquería - responde enojado.

Joder si que se ha enfadado por dejar las cosas fuera de sitio, pero no es necesario llegar a tanto. Se mete en el cuarto de baño rojo de ira. Pienso un momento en sus palabras y me voy a consolarlo.

-          Mask... Vamos no te enojes - le digo.

-          ¡Lárgate! Me esto bañando - me responde.

Se cruza una idea en mi cabeza y me desnudo ahí mismo dejándolo todo tirado en el suelo y entro en el baño en cueros y me meto en la ducha.

-          ¿Te ayudo? - le pregunto mientras veo como enjabona su precioso cuerpo.

-          No, que luego ya sabes como acabamos - dice - ¡AIORIA! - grita agarrando mis manos que empiezan a recorrer su cuerpo excitándolo.

Y es que está como para mojar pan, el gimnasio cumple su función esculpiendo su cuerpo, torneando cada músculo y lo beso para después hacerle el amor de un modo alocado. Pero él me vuelve así, loco, me ciega el deseo y la pasión. Me hace embestirle como un poseso mientras que cuando el busca ese tipo de momentos, siempre se toma su tiempo para todo, suave y lentamente me hace enloquecer con sus caricias, aunque a veces se viene a las mías...

Salimos del baño, relajados, extasiados por el placer cuando de nuevo empiezan los reproches rompiendo un momento mágico.

-          ¡Pero que es todo esto! - reniega mientras recoge mi ropa del suelo  y se la lleva al dormitorio para ordenarla.

Cuando veo desaparecer su cuerpo a través de la puerta, me seco y peino mis cabellos húmedos con la toalla enroscada aún en el cuerpo y oigo un grito y un posterior alboroto que me hacen ir a ver que sucede.

-          ¿Death Mask? - pregunto al no verlo y no puedo evitar reírme al verlo emerger del suelo al lado del armario de debajo de un montón de ropa.

-          ¿Estás bien?

-          Si lo hicieras a propósito no te saldría Aioria - me dice - arregla todo esto, me voy a cocinar algo por que si por ti fuera no comemos.

Más reproches, solo por que se le ha caído un montoncito, vale, un montonazo de ropa encima que no he tenido tiempo de organizar. Siempre fui desordenado con la ropa, me da pereza doblarla y mucha más colgarla de las perchas, vaya forma de perder el tiempo habiendo cosas más interesantes que hacer.

Mientras recojo el montón de ropa, le oigo cocinar y renegar al mismo tiempo. La verdad que si no fuera por su forma de ser, de organizar la casa, si por mí fuera no cocinaría casi nunca. Soy un vago para eso, y la cocina tan bien, siempre prepara unos platos deliciosos para deleitar nuestros paladares y calmar nuestros estómagos hambrientos. Yo por el contrario cuando mask no come en casa por que ha quedado con sus amigos, me preparo un bocadillo o como cualquier porquería que encuentro por la casa, o simplemente, como en un restaurante o en un Burger y así me ahorro loa regañina por haberlo dejado todo sin recoger.

Cuando termino de arreglar ese pequeño desaguisado, me visto y regreso a la cocina y cuando voy a empezar a hablar para disculparme me suelta otra de sus lindezas.

-          Anda... Pon la mesa. A ver si eres capaz de hacer eso - me dice.

Y se me quitan las ganas de disculparme, tampoco hay que hacer tanto drama por un poco de ropa desordenada, yo tengo mi propio orden, un orden desordenado pero en el que lo encuentro todo, no como él que tiene que buscar durante minutos sus cosas de tan ordenadas que las tiene.

Nos sentamos a comer con cara de pocos amigos y sin dirigirnos la palabra, la verdad que una de las pocas cosas en la que nos parecemos es en el orgullo, somos un par de cabezotas a más no poder. Lo observo de reojo mientras comemos y no puedo dejar de ver sus labios, tan suculentos, tan apetitosos, si no me hubiera contestado así antes, seguro que ahora los estaría besando y tomando su cuerpo como postre en la mesa, en el sofá o en cualquier rincón

Terminamos de comer y se levanta llevándose todos los platos, vasos y cubiertos regalándome una mirada que da miedo. Trato de dejar mi orgullo de lado y me levanto para ayudarle y sin más me arremango la camisa y me pongo a lavar los platos dejándolo extrañado... Más bien asombrado.

-          Ya lo hago yo Aioria - me dice.

-          Lo estoy haciendo yo Mask - contesto tajante - ve al sofá y descansa.

Sin más me obedece y se va al salón luciendo una casi imperceptible sonrisa en sus labios, una que solo yo conozco, la misma que pone cuando lo acaricio, esa sonrisa de diablillo que me pone tanto.

Cierro el grifo y me voy al sofá para poder estar a su lado, para tratar de acercarme a ver si podemos arreglar ese pequeño rifi-rafe que llevamos por culpa del orden. Me siento pegadito a él y me sigue obsequiando con su indiferencia, es una táctica que sabe utilizar muy bien, que me hace terminar desquiciado. Pero hoy tengo ganas de jugar y no respondo ante sus artimañas, hago lo mismo que él, mirar la TV, un programa de crustáceos que me hace venir un sueño de muerte.

-          Tenemos que ir a comprar - me dice con un tono algo más amable.

-          Esta bien, al rato vamos - le contesto un poco frío para que pruebe su propia medicina.

Se levanta y se va al baño cuando termina el soporífero programa de la TV y cambio de canal para ver si pasan algo más interesante. Dejo una serie animada que siempre me ha gustado "Transformers" y la sigo viendo pones tranquilamente hasta que regresa del baño.

-          ¡Claro! - exclama haciéndome dar un salto en el sofá por el susto - aprovechas que me voy un segundo y cambias de canal. Y todavía pones los dibujitos animados, madura de una vez.

Su comentario, me llega a lo más hondo, me rompe las bolas, me fastidia y tira por la ventana cualquier opción de reconciliación.

-          Para tú información, ya había terminado - le digo mientras cambio de canal para que lo compruebe - me voy a comprar - añado enfadado.

Me pongo los zapatos y cojo mi campera para después tomar la lista de las cosas que hay que comprar.

-          ¡Espera! Voy contigo - me dice mientras abro la puerta - no te dejo  que vayas solo o nos arruinamos - añade tratando de hacer una bromita que aún me carga más.

Salimos por la puerta de la calle sin hablarnos, vale que soy un desordenado, pero tanta indirecta ya me está cansando, se me quitan hasta las ganas de mirar su hermosa cara, su pelo alborotado...

Al llegar al supermercado nos dividimos las cosas que hay que comprar tras escuchar sus indicaciones.

-          Mira los precios, que la marca no sea conocida, no quiere decir que sea malo - repite una y otra vez.

Me doy la vuelta y lo dejo con la palabra en la boca, esas frasecitas las conozco muy bien, todavía me acuerdo de la bronca que tuvimos la primera vez que fui solo al supermercado.

Cojo todas las cosas que me tocan y cuando lo busco para que nos vayamos, me lo encuentro haciendo el tonto con un tío. Me acerco hasta donde están y tras dejar las cosas en el carro que llevaba le doy un beso de tornillo para que ese tipo no tenga ninguna duda de que Mask, MI Mask ya tiene quién le de calor por las noches, alguien con quien compartir su vida. El hombre se va y mientras le sigo con la mirada oigo como Mask empieza a reírse a carcajadas y se agarra a mi brazo para no caerse de culo al suelo por el ataque de risa que le está dando.

Al salir del supermercado después de pagar, nos vamos a casa con Mask tomado de mi brazo y con una gran sonrisa de oreja a oreja y yo como siempre, cargando con las bolsas fingiendo enojo aunque ya el ambiente está más calmado.

Cuando llegamos a casa, ordenamos la compra bajo su estricto orden y le veo como se va a poner a cocinar algo.

-          Deja eso - le digo - yo haré la cena - añado mientras veo como se queda pasmado.

Se va sonriente y se encierra en el dormitorio mientras cocino algo de pasta procurando no ensuciar demasiado. Cuando la cena está lista, la pongo en el horno a gratinar y preparo la mesa con un especial cuidado.

-          Mask - le llamo - la cena está lista - le digo desde la cocina mientras saco la pasta del horno.

La llevo hasta la mesa y quedo prendado, se ha cambiado de ropa y solo lleva un pantalón mío de deporte puesto dejándome ver su torso desnudo.

Trato de contenerme mientras cenamos, contenerme por las ganas de saltarle al cuello y llevármelo a la cama para poseerlo a lo largo de la noche.

-          Yo recojo todo esto - me dice - si me dejas, claro - añade sacándome de mis lascivos pensamientos.

-          Si claro - le contesto con una sonrisa.

El  muy maldito, es un demonio encubierto, provocarme de esa manera, como sólo él sabe hacerlo. Me siento en el sofá después de ayudarle a recoger la mesa y pongo la TV para entretenerme mientras termina, para poder llevar a cabo el plan que tengo trazado.

-          Bien... Yo me voy a dormir - me dice llegando al sofá.

-          ¿Tan temprano? - le pregunto.

-          Si. Además para lo que pasan por la TV de noche prefiero estar en la CAMA - contesta haciendo énfasis en la ultima palabra.

Sonrió interiormente, le conozco muy bien y está llamando mi atención para que vaya con él, pero le haré esperar un poquito para que esté ansioso por verme cuando vaya al dormitorio.

Lo veo marchar algo decepcionado y oigo como da vueltas y resopla en la cama tratando de dormirse. Después de quince minutos, apago el televisor y todas la luces y me voy a dormir para ver que le pasa a mi adorado italiano.

Cuando llego, me sorprende él a mí con una deliciosa vista, está desnudo en la cama esperando por mí y también ha repartido velitas con esencias por toda la habitación.

-          Pensaba que no vendrías - me dice disgustado.

-          Y perderme esto, si me avisas vengo antes - le contesto para provocarlo.

-          Si te lo digo no hubiese sido una sorpresa - refunfuña - pensé que estarías enfadado...

-          Es imposible estar más de cinco minutos enfadado contigo - le digo mientras me desnudo sin dejar de mirarle y observo como su miembro crece excitado - te prometo que seré más ordenado si tu dejas de ser tan quisquilloso con todo - añado mientras me estiro a su lado y tomo su sexo con mi mano para masturbarlo.

-          Ahhh... Gime mientras le acaricio - Si, si como quieras, no te detengas. me dice extasiado.

Me estiro sobre él y dejo que nuestros sexos se rocen mientras froto mi cadera contra la suya y beso sus labios apasionadamente.

Dejo que mi sexo se pare en su entrada y lo penetro suavemente, al igual que hace él conmigo cuando quiere enloquecerme con sus mimos y caricias antes de que lo penetre para que desee más y más.

-          ¡AIORIAAAA! Me vas a enloquecer, no te detengas - dice entre jadeos y gemidos que me excitan.

Si lo conoceré yo, en el fondo somos más parecidos de lo que creemos, yo me voy a las suyas, y el se viene a las mías. Lo que sucede es que nos gusta pelear.

Le hago el amor apasionadamente hasta que tras varias batallas de sexo, caemos rendidos quedando él entre mis brazos.

-          Te amo - le digo mientras juego con sus cabellos.

-          Yo a ti también - me contesta mientras se acaba de acomodar sobre mi pecho.

Sigo acariciando sus rebeldes cabellos y lentamente quedamos dormidos después de nuestro día tan agotador.

 

Y así es como fue nuestro día, pero no es el único, son todos así de entretenidos. Por eso justamente es por lo que creo que nos va tan bien, por que nos complementamos. Somos como el ying-yang, diferentes pero iguales, no podríamos vivir el uno sin el otro.

 

Fin.


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