Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Engáñame por dr fausto

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, bueno...esta historia la escribi como un regalo para un@ querid@ amig@ de un foro que frecuento. Ahora la traigo aquí, gracias por leer.

Engáñame

 

One-shot

 

 

-¡Engáñame, dime que me amas!

 

Te grito a quema ropa. No se por que lo hago, si bien se la respuesta. Me miras con una frialdad que no es propia de tu signo atravesando mi alma en un abrir y cerrar de ojos, dejándola agonizante junto a mis tontas ilusiones.

 

-Engáñame!!!

 

Te grito como si la vida se me fuera en ello; estoy cansado, cansado de despertar y no encontrarte, cansado de mirarte salir quien sabe a donde, de sentir como tus besos me queman para después dejar mi piel anhelando tu calor.

 

No te entiendo.

 

Como hacerlo cuando tus acciones son tan contradictorias?

 

En ocasiones siento como tu fuerte mirada  desnudándome, acariciando cada milímetro de mi piel, mas esa ilusión se va tan rápido como llega al encontrarme con la dureza que destilan tus ojos de tormenta.

 

-Engáñame

 

Susurro en un intento por demás patético de llamar tu atención, mas cualquier destello de esperanza se va al carajo a contemplar tu ancha espalda, para minutos después alejarte del salón dejando mi corazón en zozobras

 

-Engáñame…dime que me amas.

 

Mis piernas no son capases de sostener el peso de mi cuerpo, me dejo caer contra el duro piso de mi habitación en la cual tantas veces me entregue a ti, sin un siquiera dudarlo.

 

-jumm- bueno, tal vez si lo dude. Sin embargo esas telarañas eran destruidas con cada toque de tus manos, con cada beso de tu boca, con cada embestida de tu cuerpo sobre el mío.

 

Si, yo no dudaba. Nunca lo hice, nunca me lo permití.

 

Quería creer, aun quiero hacerlo.

 

Aunque duele.

 

Duele como no tienes idea el verte perdido entre tus pensamientos, anhelando un pasado que nunca volverá por mas que tu quieras.

 

Qué no ves que estoy aquí?!!!

 

Qué no ves que cada suspiro me lacera el corazón?!!!

 

Claro que no lo ves, al menos no lo hacías hasta el día de hoy. Nunca te lo permití.

Pero todo tiene un limite Ikki.

 

Yo he llegado al mío.

 

Y tú?

 

 

***********

 

 

“Engáñame, dime que me amas”

 

Con esas 5 miserables palabras conseguiste derrotarme sin siquiera levantar uno de tus puños contra mi.

 

“Engáñame, dime que me amas”

 

Una y otra vez tu voz suena dentro de mi mente, gritándome este mantra hasta dejarme casi sordo. Casi. Y sin embargo tu voz es todo lo que deseo escuchar el resto de mi vida y si es posible, después de ella.

 

“Engáñame, dime que me amas”

 

¿Cómo es posible que a estas alturas del partido me digas esto?, es que acaso mis acciones no hablan por si mismas, mas que cualquier palabra insulsa?. No. Claro que no, para ti nunca es suficiente, y te comprendo, no creas que no. Simplemente me cuesta como no tienes idea el pronunciar esas dos palabras que se que esperas desde que comenzamos esta aventura. Desde que decidí abrir mi corazón agónico a la luz que me brindabas sin pedir nada a cambio más que esas dos palabras.

 

Dos cortas palabras, las cuales no he sido capaz de brindarte.

 

A pesar de todo, tú estuviste a mi lado sin exigencia alguna, lo que me hizo pensar que me entendías sin palabras. Nunca me imagine que esa sonrisa que me brindabas, era solo una mascara de la que te valías para ocultar las cristalinas lagrimas que opacaban tus hermosos celestes.

 

Soy un idiota.

 

Como es posible que no me percatara de tu dolor?, de las lagrimas que contenías a cada segundo, de los sollozos que emergían de tu garganta cuando me dabas la espalda después de hacer el amor.

 

No se si tu eres un excelente actor o yo el imbécil mas grande del mundo.

 

Seguramente son ambas. Desde que te conozco siempre me ha impactado la manera en la cual escondes celosamente tus emociones, sin embargo yo aprendí o al menos así lo pensaba hasta hace algunos instantes, a leer en cada uno de los pequeños e involuntarios cambios que mostrabas como si fueran un reflejo de tu cuerpo.

 

Que tonto fui.

 

Me jactaba de comprender tu complicada personalidad, de lograr lo que ningún otro podría hacer derritiendo el frío muro que construiste a tu alrededor. Y lo hice.

 

Probé la miel de cuerpo, deleitándome con la divina esencia que emanaba por cada uno de tus poros, mis oídos se extasiaban al escuchar la dulce melodía que formaban tus suspiros cuando mis manos viajaban por tu cuerpo. Derribe cada defensa que tu cuerpo me imponía, dejándote vulnerable ante mis avances.

 

Te tuve tan cerca, me sentí en el paraíso cada vez que profanaba el templo de tu cuerpo, leía el amor en tus ojos, mas no fui capaz de nombrar esas malditas palabras, no por que no lo sintiera, sino por cobardía.

 

Sí, me has escuchado bien.

 

Aunque te cueste creerlo y a mi decirlo tengo miedo. Miedo a no darte lo que mereces, miedo a tomarte entre mis brazos y que te esfumes entre ellos como lo hizo aquella chiquilla en la Isla de la Muerte hace muchos años atrás.  Miedo a perderte, aunque pensándolo bien ya te perdí.

 

Te perdí por mi terquedad, por mi maldito miedo y orgullo que me nublaban la vista, impidiéndome ver tu dolor el cual poco a poco fue visible para todos menos para mí.

 

Cuantas veces mi hermano me dijo que te cuidara, que me había ganado el cielo con tenerte a mi lado, y yo no lo escuche, me cerré ante la idea de que eras mío, y si lo eras, mas no me preocupe por dejarte claro que yo era tuyo.

 

Contigo hay que ser muy explicito.

 

Aunque debo admitir que yo no ayude para acabar todas tus dudas.

 

 

La vida nunca ha sido benevolente conmigo ni con ninguno de nosotros, todo lo contrario, pareciera que se ha ensañado en provocarnos desconsuelo. Sin embargo dentro de toda aquella oscuridad que nos rodea, tú fuiste un bálsamo para mi alma, mi cuerpo y mi corazón. Tú con tu sonrisa cínica, con tu mirada orgullosa y gélida, con tus comentarios irónicos que mas que enojarme me divertían,  con tu blanca piel…tú con tus “te amo”…

 

Escucho tu desolado llanto tras la puerta. Mis puños se cierran dolorosamente, mientras que mis ojos arden debido a las lágrimas contenidas.

 

Te me escapas de entre los dedos.

 

Quiero entrar, quiero abrazarte y besarte hasta que no exista un mañana. Quiero embriagarme con el divino sabor de tus labios, por que eres una droga Hyoga. Eso es lo que eres. Me has vuelto un adicto a tu sabor, a tu aroma, a tu esencia; a tu sonrisa dulce que casi nunca usas más que conmigo.

 

Tus sollozos se incrementan a cada segundo, te estás derrumbando Cisne como nunca lo había hecho antes. El muro que protegía tu corazón se ha roto, yo lo he roto. Pero sabes algo?, tu también has roto el mío.

 

No quiero escucharte, mis manos suben hasta mis oídos en un vano intento por alejar ese desgarrador sonido. Sin embargo mis pies no se han movido ni siquiera un centímetro, se que suena contradictorio pero no puedo alejarme, siento como una fuerte gravedad me atrae hacia ti sin que yo pueda o quiera hacer algo para impedirlo.

 

Sin saber como me encuentro de nuevo dentro de tu habitación. Tus ojos no me miran, tu cabeza antes altiva se encuentra agachada con la mirada clavada en el suelo, mientras que tus mejillas teñidas de carmín por el llanto que no ha dejado de emerger de tu garganta.

 

Pareces un chiquillo.

 

No te has percatado de mi presencia. Estas tan ensimismado en tu dolor, que no has reparado en que he ingresado en tu espacio como muchas veces lo he hecho buscando tu calor.

 

Sigues llorando. Tu llanto no ha disminuido de intensidad, pareciera como si todo aquello que mantenías celosamente guardado se desbordara con una fuerza torrencial.

 

Y yo soy el culpable.

 

Estoy frente a ti.

 

Aun no se como logras que mis músculos y huesos se muevan sin que me percate de ello, hasta que ya estoy lo suficientemente cerca para incluso percibir la fina fragancia que despide tu cuerpo.

 

-Qué quieres Ikki?

 

Eres increíble. A pesar del llanto, tu voz ha sonado tan fría como cuando éramos enemigos.

 

No cabe duda Hyoga que eres un excelente actor, mas está vez tu acto no ha logrado su cometido ya que tus ojos hoy no pueden negar el dolor que quema tu alma.

 

No contesto a tu pregunta, realmente por que no se que contestarte. No, si se, simplemente no logro que mis ideas se transformen en sonido.

 

-Vete

 

Eres duro Hyoga, no te tientas el corazón para pronunciar esas cuatro letras cuyo significado es el de echarme completamente de tu vida.

 

-Vete

 

No, no puedo. ¿Cómo me pides eso cuando me sigues arrastrando hacia ti con cada palabra, con cada respiro?

 

-No más Ikki.

 

“No más”

 

Tus palabras golpean mi cerebro con más fuerza que cualquier golpe de algún Dios. No mas?, si Hyoga…no mas.

 

Me inclino frente a ti, arrodillándome en un gesto claramente impropio de mi persona, mis manos viajan hacia tus enredados cabellos, sin embargo me detengo a centímetros, no me atrevo a tocarte.

 

Maldita sea!!!

 

Mi quijada se cierra fuertemente, siento como mis dientes chocan a un grado del dolor, tu llanto me vuelve inútil.  Soy arcilla entre tus manos Hyoga, y tú no te has dado cuenta.

 

-Acaso no me escuchaste pendejo!!!??, lárgate de una buena vez, refúndete en esa maldita isla!!!- me tomas por sorpresa, tus ojos brillan ya no por las lagrimas, sino por la furia que invade cada silaba.

 

Te incorporas con rapidez, toda la vulnerabilidad que presentabas segundos atrás se ha ido dejando solo un ser lleno de odio…Dios…qué te he hecho Hyoga?

 

Me tomas por las solapas de mi chaqueta encarándome directamente, mientras que me empujas con fuerza hacia la pared. Chocamos con violencia, se que puedo separarme, para tu desgracia y enojo físicamente soy mas fuerte y grande que tu…pero tus ojos…tus ojos me impiden cualquier movimiento, me absorben, sin embargo mi rostro sigue tan estoico como siempre- maldita sea Ikki!!!, déjame solo de una  buena vez, si no me amas dímelo ya desgraciado!!!

 

Debo ser masoquista ya que ese grito sólo ha logrado excitarme, ante ese pensamiento me pateo mentalmente, qué estupidez estoy pensando?!, estoy a punto de perderte y lo único que se me ocurre pensar es  meterme en tus pantalones. Siento como mis gestos se endurecen, llevo mis manos hacia las tuyas y fácilmente me deshago de tu agarre, mas no te suelto, eso es lo último que quiero. El que te alejes un puto centímetro más no es una opción.

 

Forcejeas intentando poner distancia entre nosotros, tus ojos están enrojecidos al igual que tus mejillas, te abrazo fuertemente atrayéndote a mi pecho, tu perfume invade todo mi sistema desconectando cualquier pensamiento racional. Siento cada músculo de tu cuerpo luchando por liberarse, pero no Hyoga, nunca lo haré, así me despedaces, así el mundo se acabe jamás lo haré mi Cisne.

 

Mi Cisne…

 

Por que eres mío Hyoga, como yo soy tuyo.

 

Gritas, lloras, te retuerces entre mis brazos. Me da la impresión de que mi solo toque te provoca dolor. Te estoy lastimando Hyoga?, no tanto como a mi mismo te lo aseguro.

 

Permito que te separes solo unos centímetros, no demasiado para dejar de sentir tu piel. Estas furioso, nunca te había visto de esta manera, todo el maldito autocontrol de los hijos de Acuario lo has mandado al demonio.

 

-Suéltame Ikki!!!- Ordenas,  pero no me importa- qué quieres Ikki? Quieres que te siga abriendo las piernas?, si quieres una puta ve y búscala en una esquina pendejo!!!!- tomo tu cara entre mis manos callando cualquier insulto que tengas pensado, te quedas mudo mientras tu mirada se pierde en la mía.

 

No todo está perdido.

 

Todo tu enojo se desvanece, tu mirada vuelve a ser limpia mostrándome todo el amor que sientes por mí.

 

En algunos momentos eres tan transparente.

 

Mis manos acarician lentamente tus mejillas, deleitándome con la suave piel, provocándome una punzada de culpa al sentir la humedad provocada por tus lágrimas. Tus sonrosados labios me atraen como un imán, siento tu tibio aliento sobre mi rostro provocando que mi piel se estremezca, noto como tú estas en la misma situación ya que tus ojos han abandonado los míos para posarse en mi boca que se muere por degustar de nuevo la tuya. Pasas de mi boca a mis ojos nerviosamente aun sin atreverte a terminar con estos centímetros que impiden que concluya esta tortura.

 

Me arriesgo, no me importa si recibo un puñetazo de esos de los que tú acostumbras, no me importa si después muero, lo único que deseo es volver a probar tu deliciosa boca.

 

Y lo hago.

 

Me pierdo en tu sabor, explorando cada milímetro de ese calido lugar que hace ya hace mucho tiempo  proclame como mío. Siento como te desvaneces entre mis brazos, ya no luchas, simplemente te dejas llevar apenas correspondiéndome.

 

Una sorpresiva caricia provoca que un suspiro se ahogué dentro de tu boca. Sorpresivamente una de tus manos se enreda entre mis cabellos. Sonrío dentro del beso.

 

Mi lengua no para de acariciar a la tuya moviéndonos al unísono hasta dejarnos sin aire. Me separo lentamente, percibiendo tu respiración agitada al igual que la mía. Abro mis ojos y te observo minuciosamente: tus mejillas sonrosadas, tus labios entre abiertos aun con restos de humedad, tus ojos cerrados…eres hermoso Hyoga.

 

Acaricio tu rostro, no nos hemos movido, yo esperando por una reacción y tú perdido en tu letargo. Lentamente abres los ojos, me miras confuso. No te culpo Hyoga.

 

Desvías la mirada lejos de mi- No!!!, quiero verte!!!, quiero tus ojos solo me miren a mi.

 

-Hyoga…-finalmente logro hablarte, mi voz suena fuerte y clara mientras que siento como tu cuerpo se agita.

 

-Hyoga- vuelvo a llamar sin obtener mayor respuesta más que la de que tú me rehuyas la mirada con mayor insistencia.

 

-Hyoga.- observo como muerdes tu labio inferior provocándome un delicioso cosquilleo por todo el cuerpo.

 

Me acerco lentamente hacia tu oído, dejo salir un suspiro que estremece tu piel.

 

-Te amo…- susurro e inmediatamente tus lágrimas caen de nuevo.- y no Hyoga, no necesito engañarte.

 

Te muestras sorprendido, tanto que no puedo evitar sonreír antes de adueñarme de tus labios apenas tocándolos- no dices nada?- susurro acariciando tu boca con cada movimiento.

 

-Es un juego?- tu voz apenas se escucha.

 

-No…ahora…engáñame tú…engáñame Hyoga… dime que me amas.

 

Logro que tus ojos se claven en los míos, una sonrisa adorna tus rasgos- Te amo.

 

Nos dejamos llevar, tu piel, mi piel…besos, caricias. No necesito más, no es un engaño, está es la realidad de nuestras vidas y nada mas.

 

Fin

Notas finales:

 

 Ahora si, que vengan los tomatez

Pd. “Responsabilidad.- . Carga desmontable que se traspasa fácilmente a las espaldas de Dios, el Destino, la Fortuna, la Suerte, o el vecino. Los aficionados a la astrología suelen descargarla en una estrella.”


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).