CAPITULO 1: Separación repentina.
En una pequeña casa que a simple vista parecía acogedora vive una humilde familia pero famosa en cuanto a sus habilidades militares, los Uchiha. Aquella familia constaba de un padre, una madre, el hijo mayor y el hijo menor. Nuestra historia se centra en los dos hermanos.
En una de las habitaciones dormía un joven de 13 años, cabello largo y negro como la noche, piel suave y blanca, alto y delgado; en su cama se formaba un pequeño bulto que se movía entre las sabanas y que comenzaba a acercarse a la cara de éste hasta que al fin salió de su escondite y revelo su identidad.
-¡hermano flojo, levántate!- el escondido era un pequeño niño de aparentemente 6 años muy parecido al que dormitaba exceptuando que su cabello era corto y alborotado, sin contar que su anatomía era más diminuta que la del otro.
-um, déjame en paz Sasuke, es muy temprano.- viendo el reloj que marcaba las 8 de la mañana.- ¡además es domingo!- tapándose con las sabanas.
-¡vamos Itachi!- zarandeándolo para que salga de la cama.- ¡hay que jugar!
-¿no me puedes dejar en paz, verdad?- se quita las sabanas, se sienta sobre la cama y empieza a despeinarle los cabellos a su hermano menor mientras al mismo tiempo le hace cosquillas.- ¡pequeño hermanito molesto!
-¡ya, ya!, ¡me rindo!, ¡jajajajaja!- no podía evitar reírse a carcajadas.
Al final los dos se levantaron de la cama para comenzar el día. Primero fueron a lavarse los dientes; Itachi, como buen hermano mayor, ayudo al menor que no alcanzaba a verse en el espejo y lo levanto para que se viera sus dientes ya limpios. Después se quitaron las pijamas para ponerse ropas mucho más cómodas. Volvieron al cuarto sentándose en la cama los dos, el mayor empezó a cepillar los cabellos de su hermano menor quien se divertía de lo lindo con una pequeña cajita musical.
-ya deberías ir durmiendo en otra cama Sasuke, estas muy grande para dormir conmigo.
-yo soy pequeño, tu eres el que crece bastante onisan.- miraba de forma embelesada el pequeño escenario ficticio, el sol adornando una hermosa y gran colina llena de frondosos árboles, ésta daba vista a un río que desembocaba en forma de cascada hacia un lago y de nuevo seguir un trayecto de río, en el terreno donde terminaba el agua estaba tapizado de pasto y muchas flores de diversos colores por todos lados, mismas en donde un par de canarios se movían de un lado a otro por todo el campo y sobre el río; aclarando que todo el escenario era tan solo una pintura dentro del interior de las dos partes que formaban la cajita, lo único que si sobresalía y se movía al compás de la música eran las pequeñas aves amarillas
-aun así deberías irte ya a una cama propia, todas las noches acabas abrazándome y no puedo conciliar el sueño hasta que ya no aguanto más.
-es un reflejo, ¿cómo puedo evitarlo si estoy dormido?
-y por último, ¿no te aburres de estar escuchando la misma canción una y otra vez?, ni se como es que te gusta, su tonada es muy melancólica.
-a mi no se me hace triste, además me gusta muchísimo.- cada vez que acababa la música volvía a darle cuerda para seguir con la melodía (Brothers, de la serie Full Metal Alchemist, aunque más bien sería la tonada de Alone)
-sigh, no te puedo hacer cambiar, ¿verdad?- suspirando algo derrotado.
-no se porque dices todo eso, ¿no te gusta estar conmigo?, a mi me encanta estar con niichan.
-claro que me gusta estar contigo hermanito.- abrazándolo de manera tierna.- ¡pero es que a veces me desquicias!- empezó a volverle a hacer cosquillas en las costillas, el pequeño no dejaba de divertirse.- ¡me vuelves loco!
-jajajaja, m-me, jajajajaja, m-me r-rindo, jajajaja, ¡me rindo!- al decir esto ultimo fue liberado del agarre del mayor.- t-tramposo.
-tú eres el débil, te rindes muy fácilmente.- separándose un poquito de su hermano menor.
-¡yo no soy débil!
-¡claro que eres débil!- regañándolo aunque con un tono de broma.- ¡pequeño hermanito tonto y débil!- en eso junto su dedo índice y medio para con ellos golpear al mismo tiempo la frente del pequeñín haciéndolo instantáneamente caer al suelo.
-¡hay!, ¡eso me dolió!- sobándose la frente.- ¿¡por que haces eso!?
-simplemente porque me gusta.- sonriendo con altanería.
-¡kuso!, ¡malvado!- empieza rápidamente a golpearlo un montón de veces en el pecho.
Así siguieron peleándose un rato a su manera; después de todo siempre comenzaban así sus días, además era esta su forma de quererse, se podría decir "amor de hermanos".
Cuando al fin se cansaron se sentaron en el suelo agotados y algo sudados por la pelea; el menor tenía algunas preguntas que quería que el mayor respondiera.
-de verdad onisama, ¿no deseas que duerme ya más en tu cama?, ¿es que ya no me quieres?, con eso de que nunca me has dicho que me quieres...
-no es por eso, tan solo siento que muy pronto vas a necesitar estar solo.
-¡yo no quiero eso!- agarrando con fuerza la camisa del mayor.- ¡yo quiero estar con niisan!
-eso dices ahorita.- acariciándole levemente los cabellos.- pero cuando crezcas todo va a ser diferente, además hay una cama libre que compraron nuestro padres hace tiempo para ti.
-hablando de nuestros padres, ¿no has notado que han cambiado estos días?
-sí, se ven muy alterados y preocupados al ver las cuentas, ¿qué les pasará?- su rostro se torno preocupado y algo curioso.
-ni idea.
-bueno, pero si es algo grave nos avisarán, mejor vamos a desayunar.- en eso el hermano mayor se levanta y le tiende la mano a su hermanito como ayuda.
-cierto, ¡vamos!- toma la mano de soporte para ayudar a levantarse.
Los dos hermanos salieron del cuarto, para ir corriendo por las escaleras hasta llegar al comedor, el cual extrañamente estaba más ocupado de lo normal. En una de las sillas estaba la madre quien se veía algo cansada y con unas ojeras remarcadas por la tristeza y lágrimas, otra silla era ocupada por el padre que se veía decisivo; otra era ocupada por un joven de aparentes 18 años, albino y de lentes redondos, por último el otro visitante era un hombre de ya treinta años, cabello negro, ojos rasgados y dorados los cuales se parecían a los de las serpientes y piel demasiado pálida. Todos los presentes en la mesa dirigieron su vista a los dos hermanos.
-Sasuke, Itachi, les presento a Kabuto-san y Orochimaru-sama.- contesto el padre con tono bastante serio.
-buenos días señores, con su permiso.- contesto el hermano mayor dispuesto a llevarse consigo al infante cuando su madre les llamo la atención.
-quédense aquí, tenemos que hablar.- la mamá seguía ocultando su rostro con ambas manos.
-¿qué pasa mami?- se veía dudoso el pequeñín.
-desde ahora estas comprometido con este señor, hoy te irás de la casa Sasuke.- contesto de forma directa el padre con aire seco y rudo.
-¿¡que acaban de decir!?- ese comentario hizo enfurecer al hermano mayor.- ¡¡¿cómo se atreven a vender a mi hermanito como un objeto!!?
-le tenemos muchas deudas al señor, es un alivio que nos permita resolver nuestras finanzas a cambio de la mano de Sasuke.- el padre se veía decisivo y frígido.
-¡¡TÚ!!- mirando con rencor a su progenitor.- ¡¡ERES DESPRECIABLE!!
En eso corrió rápidamente al ascendiente con toda la intención de golpearlo en la cara pero éste supo defenderse dejando inmovilizado al hermano mayor.
-no te portes de esa manera tan irracional Itachi.- este estaba tomando con fuerza uno de los brazos de su hijo impidiéndole moverse.
-¡mal nacido!, ¡suéltame!
-entonces con su permiso, nos llevamos a Sasuke.- contesto algo frío pero comprensible el chico de lentes, mientras caminaba hacia el mencionado.
-¡no quiero!, ¡debo estar aquí con mi familia!- ya en ese momento empezaban a brotar lágrimas de sus ojos.- ¡¡no quiero irme con ese desconocido!!
-tienes que.- contesto el albino sin emoción alguna, cargando a la fuerza en uno de sus hombros al niño.
-¡¡PAPÁ!!, ¡¡MAMÁ!!, ¡¡¡HERMANO!!!- siendo llevado por el otro.
-les prometo señores que cuidare bien de su hijo y no llegare a tocarle hasta que sea mayor.- cuando Orochimaru vio que los padres asintieron él levanto la mano en señal de despedida.- con su permiso.
El niño seguía llorando terriblemente mientras era llevado por el albino hacia el carro de su futuro esposo, Itachi como pudo se zafo del agarre de su padre pero para ese entonces ya era tarde, tan solo alcanzo a tomar la pequeña cajita musical de su hermanito que había caído al suelo, pues ya su el pequeño estaba dentro de la limosina negra; su corazón se partía en dos al ver esas lagrimas cayendo con desesperación en su carita mientras arrancaba el automóvil.
En poco tiempo desaparecieron ellos de la escena dejando a Itachi solamente con el pequeño juguete de su Sasuke, estaba desesperado, triste y furioso de lo que acababa de acontecer y empezaba a demostrarlo con lágrimas. Seguía en su desesperación y llanto, tanto que sin darse cuenta de que su padre estaba detrás de él, y por esa falta, éste le dio tremendo golpe en la nuca a su hijo dejándolo inconsciente.
-deberías saber respetar más a tus superiores Itachi, ahora deberás aprender de forma dura lo que es la disciplina y obediencia...- a pesar de su frías palabras el padre de verdad se lamentaba, pero su hijo solo se dio cuenta, antes de desmayarse, de su frase no del sentimiento que lo cargaba.
Cuando Itachi por fin despertó de su desmayo, se dio cuenta que se encontraba dentro de una institución militar y que al igual que el menor había sido abandonado por sus propios padres.
Seis años después...
Habían pasado muchos años para aquella antes unida familia. La madre después de lo acontecido se enfermo gravemente y poco a poco por el deterioro murió; el padre poco después de que su amada falleció cayo en una profunda desesperación y resentimiento uniéndose poco después a con su esposa; de Sasuke no se pudo saber nada de él, al parecer huyo de la mansión de Orochimaru pues le siguen buscando pero no existe información alguna sobre él. Toda esa información era sabida para muchos pero no para el Uchiha que quedaba, quien por causa del trabajo de la milicia no podía enterarse de los asuntos de su lugar de origen. En cuanto a lo que le paso a Itachi...
Un helicóptero va volando sobre la tierra, con algunas personas más dentro de él, al parecer militares y soldados armados lo suficiente como para matar a más de cinco enemigos. Los soldados se encontraban preparados ya con su paracaídas respectivos, listos para en el momento en que dieran la orden aterrizar en aquel terreno peligroso. Pero de entre todos esos subordinados sobresalía uno, de cabello y ojos negros como el ébano, ojeras remarcadas y una profunda indiferencia en su rostro; el cual llevaba entre sus manos una cajita musical de color tinto que entonaba una afligida tonada, la cual llamaba la atención de los demás.
-¡hombre cierra esa cosa que nos estas deprimiendo más un!- contesto algo fastidiado un rubio ojiazul.
-déjalo Deidara, este hombre ha sobrevivido a la pesadilla de la guerra durante seis años enteros, esa caja parece ser su amuleto de buena suerte.- contesto un tipo albino de ojos violetas.
-¿¡en serio Hidan un!?- contesto asombrado el rubio ante tales palabras.
-entonces tú debe ser "Itachi, ojos carmesí" he escuchado sobre ti, el soldado numero uno en toda la milicia, jamás nadie ha logrado dañarte ni en lo más mínimo.- contesto un chico de apariencia un poco más joven y cabellos rojizos.
-hai.- contesto de manera indiferente sin ver a los demás, tan solo siguió mirando la caja.- soy Uchiha Itachi.
-ese hombre da miedo un.- contesto en susurro el rubio hacia el pelirrojo y el albino.
-oye Sasori, ¿por qué le dicen "ojos carmesí"?- se veía dudoso el ojilila.
-porque cuando acaba con el enemigo los iris de sus ojos se tornan de un rojo como el de la sangre; o al menos eso han dicho los que lo han visto en batalla, pues ninguno que pelee contra él ha sobrevivido; incluso se rumora que es más fuerte que los mismos militares.
-¡muy bien vástagos!, ¡es hora de partir!, ¡¡prepárense!!- informo un militar ordenando a los demás soldados.
-... -Itachi tan solo guardo ese recuerdo en su bolsillo, se notaba en su cara que no le importaba su vida y que había perdido toda esperanza.
Todos comenzaron a disponerse a saltar del helicóptero y situarse en aquel terreno que próximamente se mancharía de lágrimas, pólvora y sangre.