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Perdiéndote por Angel de Cristal

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Notas del capitulo:

bueno, aca les dejo lo que va a ser el primer fic de una serie que se llama Obsesiones.

espero que les guste!!!

PerdiéndotePor Ángel de Cristal 

Allí estaba, tantas noches soñando con ese momento, y, al fin había llegado. Finalmente había logrado entrar a aquellas habitaciones que, desde que tuviera quince años, lo llamaban a gritos, le rogaban porque las visitara, aunque fuera sin el consentimiento de su dueño. Y allí estaba, escondido entre las sombras esperando por el hombre; concediendo el deseo de aquellas paredes y de su alma misma.

 

En las sombras de aquel lugar en penumbras lo observaba.

  Veo tu ropa caerMe voy acercando yaTu a mi no me puedes verSoy tu sombra en la paredTu cuerpo bebiendo el míoY la noche invitando algo más

Siempre hay algo más

   

Lo besaba con pasión, haciendo desaparecer la ropa de aquel cuerpo pálido. Lo condujo hasta la cama para luego sumergirse en sus labios y no abandonarlos hasta dejarlos tan rojos que se confundieran con un rastro de sangre sobre la fina porcelana que era su piel.

 

Se acomodó sobre el otro cuerpo para acariciarlo mientras con voz ronca, afectada por el placer preguntó “te gusta Severus?”, pregunta que como respuesta tuvo un delicioso gemido de placer que escapó de los labios del otro.

  Abre tus alasY empecemos a volarAbre tus alas

Y empecemos a volar

   

Lamía con ansias todo aquel cuerpo, sería la última noche que lo tendría así, tan rendido a sus atenciones. Sería la última noche en que serían amantes furtivos, luego todo cambiaría. “Decime que me amas Severus, decilo, quiero escucharlo una vez de tus labios…” “Te Amo! Claro que te amo…” concedió entre gemidos, sabiendo que aquello era mentira, pero por qué no darle el gusto, aunque sea un vez, la última vez.

 

Su cabello azabache se pegaba sobre aquel pecho húmedo de sudor y saliva, y le gustaba esa sensación.

 

Levantó la vista, y sus ojos claros se perdieron en aquella mirada oscura cargada de deseo. Si, porque él lo sabía, en aquel acto no había más que deseo, Severus no lo amaba, y de eso estaba seguro. Pero no le importaba demasiado siempre y cuando pudiera tener su cuerpo, aunque fuera sólo por unas horas más.

  Gotas de licor y mielQue se mezclan en tu pielBebo hasta el amanecer

Y tus labios son mi sed

   

Estaba tan atrapado por aquel cuerpo que creyó que no podría salir nunca, las sensaciones eran embriagantes, el placer nublaba sus sentidos, y, por unos instantes sintió dolor, pero no dolor físico, sino un dolor dentro de su alma, un dolor que sabría que vendría, pero no creyó que tan pronto. Un dolor que no era bienvenido en este momento, pero que aún así, se había colado cual fugitivo en su corazón demasiado temprano. Era el inconfundible dolor de la pérdida, el dolor de saber que aquello que más amas debe volar de tu lado, para estar en los brazos de quien corresponde, que, por supuesto, no son los tuyos.

 

Deseó que Severus sintiera también aquel dolor, si no era en su alma, que fuera en su cuerpo, y aumentó el ritmo, las respiraciones eran erráticas, deseaba entrar profundo y lastimar aquel cuerpo, marcarlo como propio. Se incorporó sobre el hombre y mordió su cuello, haciendo brotar algunas líneas de sangre, las cuales lamió sin asco, sintiendo el sabor característico de aquel líquido carmesí. Besó aquellos labios, mientras aminoraba el ritmo, queriendo retardar el momento lo más posible.

 

Pero nuevamente se lo imaginó en otros brazos, disfrutando con otro, siendo besado por otro, apretó sus dientes con tanta fuerza que su cabeza empezó a doler. El ruido de sus caderas al chocar evidenciaba la fuerza con la cual estaba exteriorizaba su furia. Clavó las uñas, lastimando la piel de aquella espalda que conocía mejor que nadie, marcándola como propia.

 

Severus no se quejaba, entendía las reacciones de su amante, supo que aquellas gotas que caían sobre su vientre no eran de sudor, aquellas gotas eran el dolor de la pérdida, pero ¿qué podía hacer él? Jamás pensó que reaccionaría de esa manera, jamás creyó que era una relación seria. Si los dos sabían a quien él amaba, entonces ¿por qué ahora lloraba?

 

Aquellas rudas manos reptaron hasta su pecho, aún lastimando, aún marcándolo, dejando a su paso, líneas punteadas de sangre, que ardían cuando aquellos cristales líquidos y salados penetraban, pero a Severus no le importaba. Estaba perdido entre el placer y el dolor, y si ése era precio que debía pagar por haber jugado con aquel corazón, estaba dispuesto a consentirlo.

  Sigo y sigo dando vueltasTu sombra no me deja escapar

No puedo escapar

  

Ya todo estaba dado, y nada podría hacer él. Tomaba aquel cuerpo con pasión y furia.

 Pasión, porque era lo que despertaba en su interior aquel cuerpo.

 

Furia, porque aquel hombre siempre jugó con él, y ahora le concedía sus deseos, dejándole tomar su cuerpo, pero aclarándole que no era el primero, y mintiendo al decirle que lo amaba, cuando los dos sabían que no era verdad.

 

De un momento a otro, juntos cayeron en un pozo oscuro y sin final, un callejón sin salida, un túnel frío pero a la vez placentero.

  Sacare un pasaje hasta tu corazón

Unir nuestras almas y volar

  

Se desplomó sobre el cuerpo que acababa de castigar por ser el portador del alma que amaba.

 

“Decilo una vez más Sev…decime una vez más que me amas…” pidió escuchando cómo los latidos de aquel corazón que nunca sería suyo se tranquilizaban. Ya no le importaba que fuera mentira, simplemente quería escuchar esas palabras dichas por esos labios hacia él, por más que estuviesen manchadas por el descaro de la falsedad, serían suyas.

 

“Te amo...” concedió una vez más.

  Cuando me despierte será un día másY en mis sueños me pregunto dónde estás 

*-*-*-*-*-*-*-*

 

Despertó sobre su pecho, apresado en la trampa de sus brazos, candado más fácil de abrir que el que lo sostenía a su corazón.

Besó sus labios entreabiertos y lastimados por sus besos, y comenzó un camino de caricias desde las mejillas de Severus, pasando por sus labios y llegando hasta aquella marca que regaló la noche anterior.

Unos suaves golpes en la puerta lo sacaron de su sueño en el cual siempre estaría junto a Severus.

Maldiciendo a quien fuera que los molestara en ese momento se levantó, tomó la bata del hombre y se dirigió a la puerta del pequeño despacho. “¿quien es?” preguntó en un susurro para que sólo lo escuchara la otra persona “Remus… ¿puedo pasar?” le respondió la voz amortiguada por la madera. Abrió lentamente, para dejar pasar al visitante.

 

-                     … pensé que ya habían dejado de verse…- dijo con voz decepcionada el hombre

-                     Amo a Severus, no puedo dejarlo ir sin luchar…- fue lo que recibió como respuesta

-                     Pero él no te ama…y vos lo sabes…sabes que no sos correspondido…

-                     Pero el puede llegar a amarme…- esperanzó

-                     Lo único que estás consiguiendo con esto es lastimarte a vos mismo… si lo amas…dejalo ser feliz entonces…

-                     …- el otro no respondió

 

Se dirigió a la puerta para comunicarle que ya no tenían más que hablar. Lupin salió no sin antes decir “es lo mejor para todos” y luego se perdió de vista por la esquina de un pasillo.

  

-                     ¿con quien hablabas?

-                     Con Lupin… - respondió con voz triste- vamos Sev… tenés que prepararte… hoy te casas

-                     Si, si… ya voy- respondió el hombre mientras mentalmente se decía “es lo mejor para todos…es lo mejor para todos…” una y otra vez. Palabras que Remus le había dicho hacía meses, cuando dudó del amor por su futuro marido.

-                     Sev…- dijo al ver la tristeza reflejada en aquellos ojos negros. El mayor lo miró- es lo mejor para todos…- recitó

  

Severus asintió para luego dirigirse al baño.

 

*-*-*-*-*-*-*-*

 

El salón ya estaba preparado para celebrar aquella unión. La sonrisa de Severus al verla acercarse al altar no tenía precio, y Harry deseó verla hacia él alguna vez.

 

No sabía por qué había aceptado ser su testigo cuando le gustaría llegar a sus brazos como lo hacía Hermione ahora.

 

Esbozó una triste sonrisa mientras el juez preguntaba “Severus Snape ¿acepta como esposa a Hermione Granger…?” pero su mundo se vino abajo realmente cuando escucho el firme “Si, acepto” que salió de aquellos labios que hacía unas horas le mintieron al decirle “Te Amo”.

Notas finales: muchas gracias por leer.

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