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Otra oportunidad por Akiko_y_Shizuka

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Notas del capitulo:

Si bueno... 

Gracias a quienes estan leyendo nuestro fanfic viejito

Akiko




02. Para alejarlo de lo que no es suyo.

Takeshi terminó de colocar el incienso y bajó la cabeza.

La energía se revoloteaba en la habitación de manera preciosa, provocando sombras caprichosas que jugueteaban con la luz de las velas que había dispuesto.

Se trataba de una habitación normal... nada a lo que Takeshi estuviera acostumbrado, para hacer danzar su energía, pero era ideal, ya que podía sentir paz.

Los dueños de la casa habían salido al cine, juntos... y Takeshi pudo aprovechar para orar de esa manera, vistiendo su indumentaria tradicional con solemnidad. Todo con intención de calmar el sello mágico, que se inquietaba sin la presencia de si amante.

El oriental no contaba con ninguna presencia en la casa.

Menos aquella que había llamado a la puerta principal y que, al no responder nadie, había usado la llave que guardaban en una de las macetas de la entrada.

Varias veces había entrado así ya que los habitantes de la casa estaban ocupados en el jardín y no oían el timbre.

Pero en aquella ocasión la casa parecía desierta...

Aunque... un olor llamó su atención.

Eso era... ¿incienso?

Entonces si debía de haber alguien allá.

El hombre subió por las escaleras hasta llegar frente a la puerta de donde provenía el delicioso olor.

- ¿Hola? - habló antes de que entrar y... 

... pensar que se trataba de una ilusión.

La más bella ilusión de todas... aquella con la que soñaba cada noche, desde que era un crío...

Colleen no habló más.

No quería perturbar aquella calma que envolvía a Takeshi...

Simplemente caminó en silencio alrededor de él.

Parecía no notar su presencia...

Qué precioso... era...

Takeshi estiró una mano hacia un incienso más. Lo encendió y un juego de sombras rodeó el humo hasta difuminarse en el aire.

Colocó el incienso en un sitio especial hasta levantar un poco la mirada y percatarse de una presencia más.

Eso le hizo moverse un poco y ver de reojo a Colleen.

- Oh... - musitó - Hola...

Colleen sonrió al bello hombre.

- Puedes... seguir - incitó - No molestaré...

Takeshi hizo un ademán afirmativo.

- Solo purifico mi energía - dijo con un rubor - Mi sello no será capaz de hacerlo por un tiempo, así que debo hacerlo yo mismo.

Tras decir eso extendió las manos y trazó un símbolo con un carbón que lucía bastante desgastado.

Sin saber por qué, Colleen curvó los labios en una pequeña sonrisa.

- Así que mi hermano está ocupado... - susurró el hombre caminando nuevamente, deteniéndose tras Takeshi y alcanzando a ponerse de rodillas tras él. Con un movimiento suave acarició el cabello a lo largo y lo apartó un poco hasta ver la delicada nuca del oriental - qué desconsiderado...

- No lo ha hecho a propósito - defendió Takeshi, sin moverse - Y de todos maneras puedo arreglármelas por mí mismo.

- ¿De veras? - preguntó el moreno - Yo podría "ayudar"... - susurró acercándose a besar la piel del cuello.

- No lo creo prudente - Takeshi se separó un poco, sin voltear a verlo - Será mejor que borres esos pensamientos de tu cabeza... Solo te lastiman.

- No deberías de haberlos provocado, hace años... - susurró nuevamente, acariciando la espalda de forma lenta, sobre la fina tela, hasta llegar a los hombros y forzarla para que diera lo suficiente de sí, para poder desnudar el hombro que besó seguidamente.

¿Cuántas veces había soñado con aquello?

Todos los días... 

- No es justo que me culpes por esto - protestó Takeshi intentando liberarse de nuevo, pero notó más fuerza - Basta...

Pero Colleen ignoró las palabras.

Muchas veces había deseado encontrarlo a solas, como en aquella ocasión, sin su hermano rondándole.

Lo había imaginado tantas veces que ahora, al tenerlo a su lado, todas las fantasías se habían desvanecido y sólo quedaba el ser verdadero.

Por eso, sus instintos actuaban prácticamente solos... junto con la experiencia de los años que hacía que, de forma ágil, llevara una mano al pecho de Takeshi y se deslizara hacia su entrepierna, internándose bajo la ropa oriental, logrando poner la mano encima de su miembro.

Takeshi gimió.

Lo hizo con discreción, suavemente.

Pero a Colleen le resultó tan hermoso que solo pudo acariciar hasta notar cierta respuesta.

- Colleen, no - gimió Takeshi - Esta mal.

- Quizá - ronroneó de forma suave, mordiendo la piel de su cuello y lamiéndola después -, pero es algo que no puedo evitar...

No podía evitar traspasar las barreras de la ropa interior y tocar por fin la carne caliente, que comenzaba a endurecerse de forma contundente.

Algo que le hizo temblar de gozo y de impaciencia... Algo que le hizo que no dejara de acariciar y que su otra mano se deslizase por su pecho, concentrándose en una de las tetillas que la ropa dejó al aire.

Takeshi apoyó ambas manos en el suelo y jadeó con más fuerza.

Estaba excitado, no podía negarlo, pero había algo que no estaba bien.

- Colleen.... - musitó antes de dejar escapar una exclamación de sorpresa al notar la propia dureza de él, recargada en su trasero.

Eso era... Enloquecedor.

Tanto que le hacía olvidarse de la razón por la que eso estaba mal.

El hombre sonrió interiormente y acabó por sentarse en el suelo, estirando las piernas, de forma que tuviera a Takeshi entre medias y hubiera mucho más contacto con aquella parte de su cuerpo que ansiaba poseer.

Colleen guió sus labios hasta el lóbulo de la oreja, el cual chupó con avidez y sus dedos se internaron en la boca de Takeshi, empapándose con su saliva, sintiendo esa suavidad que podría volverlo loco, con sólo ese gesto.

Quizá por eso no pudo esperar demasiado y con un movimiento ligero retiró parte de la ropa interior de aquella entrada que se dedicó a estimular con los dedos húmedos.

Sentir la brisa de la habitación, en su piel desnuda, hizo estremecer a Takeshi. Saber que sus nalgas estaban desnudas acentuaba esa sensación, junto con la caricia que se abría paso en su cuerpo, y solo pudo gemir más, mientras su mejilla se apoyaba en el suelo junto con sus manos, dando más espacio a la exploración.

-... no... - susurró con ardor.

En realidad Collen tampoco podía soportarlo más.

Esa vista era de lo más enloquecedora... por eso se incorporó lo suficiente como para desnudar sus propias caderas y acercarse a las de Takeshi.

Nada más rozar su entrada, con la punta, pudo sentir que alcanzaría la cumbre en aquel momento, pero no,... aún no,... no cuando podía... por fin... experimentar el placer de poseerlo...

De forma pausada, se fue abriendo camino en su interior. Despacio, intentando capturar cada sensación que el brindaba la cálida carne de Takeshi.

Hasta el momento en que lo penetró de forma completa y dejó escapar todo el aire para comenzar con un ritmo que se acoplase a esa pasión que sentía por él.

Takeshi se sintió consumir por el deseo que emanaba de Colleen.

Con sus manos apoyadas en el suelo, junto con su rostro, pudo controlar un poco las estocadas que se adentraban en su cuerpo, brindándole sensaciones de las que se le había negado.

Un tanto confundido por no recordar la razón de esa negación, se acopló a ese movimiento para sentirlo más en su interior.

Se dejó hacer el amor mientras escuchaba los sonidos que Colleen emitía y se mezclaban con los propios.

Se dejó levantar para que su pecho fuera acariciado de nueva cuenta y sintió el momento justo en que tomaron su pene para estimularlo de manera dolorosa y placentera. Todo, culminando en ese sonido satisfecho junto con el líquido que ambos cuerpos eyacularon, antes de acomodarse uno sobre otro, en el suelo frío que, la piel caliente, se encargó de evitar que sintieran.

Takeshi se mordió el labio inferior al comprender, pero no reclamó por nada.

Colleen lo abrazó satisfecho.

Lo haría de nueva cuenta ya que aún quería más.

No se cansaría nunca de ese cuerpo ni de esa belleza.

Nunca.

Quizá por eso, más de una vez, había odiado a su hermano, por tenerlo...

Un amor enfermizo quizás, pero amor al fin y al acabo.

Un amor que obligó al oriental a volver el rostro hacia él y poder robarle un beso que inundó todo sentido.

Toda capacidad de escuchar esos pasos que se dirigieron hacia allá.

- Takeshi, ya estamos en casa - anunció una profunda voz - Hemos traído helado...

Claro que, helado se había quedado él, cuando terminó de abrir la puerta entreabierta y encontrarse a Takeshi medio desnudo en el suelo... besándose con... Colleen...

Dean estudió rápidamente la situación. No hacía falta ser un genio. En aquella habitación se respiraba el aire de lujuria colmada y deseo satisfecho. Algo que le hizo seriezar su rostro y entrar sin miramientos en la habitación.

Takeshi fue el primero en darse cuenta de la intromisión y desvió la mirada empujando a Colleen todo lo que sus confundidas fuerzas le permitieron.

Se... sentía...

- Lo siento... - musitó con un hilo de voz.

Dean cerró la puerta a sus espaldas y miró con dureza a Colleen, quien había atinado en voltear su agitado rostro hacia él.

- ¿Lo sientes? - ironizó Dean y miró hacia Colleen con fiereza - ¿Y tú? ¿También lo sientes?

Colleen tragó saliva. La verdad es que Dean daba miedo en las ocasiones que se enfadaba con alguno de sus hermanos, o él mismo, hacía alguna trastada... pero... es que aquello no lo era...

- Pues no, no lo siento - dijo Colleen con la verdad por delante.

Una verdad que le costó un bofetón por parte de Dean.

- Madura Colleen, madura de una buena vez.

Takeshi atinó a cubrir sus piernas y miró al adulto con una expresión compungida.

- Por favor... no fue culpa suya - musitó - Fui débil al negarme... solo es mi culpa... Yo - se mordió el labio inferior - ... Por favor... no diga nada a Dereck.

- ¿Acaso crees que voy a destrozar a mi hijo por esto? - espetó hacia él - Espero que a partir de ahora tengas las piernas más cerradas, Takeshi.

Dean se volvió hacia un silencioso Colleen.

- Y tú vístete de una buena vez, ya pensaré que voy a hacer contigo - instó al hombre.

Colleen arrugó la nariz ante eso y se acomodó la ropa para acercarse a Dean.

- Ya no soy un niño. Tengo edad suficiente para saber lo que hago o lo que quiero. Y una bofetada no cambiará las cosas... tío.

Takeshi frunció el ceño ante eso y volvió a desviar la mirada.

- Muy bien - aceptó Dean - Entonces tú y tu edad suficiente se vain a ir muy lejos. A partir de ahora quedas trasladado de tu trabajo a la oficina de la otra empresa que poseemos, Colleen...

- ¡No es justo! - exclamó Colleen con los brazos extendidos - ¡No maté a nadie! No tienes que alejarme como si fuera un criminal - miró a Takeshi - En todo caso él lo aceptó... Por algo debió ser, ¿no?

Takeshi negó.

- Yo amo a Dereck - dijo con seguridad - Una debilidad de mi cuerpo no tiene que darte esperanzas, Colleen.

Colleen frunció el ceño, ante eso.

- Y en cierta forma sí eres un criminal, quizás ambos - matizó Dean - Acabas de traicionar a tu propio hermano, mandarte lejos es el menor de los castigos por algo así.

- No fui yo quien dejó a su "tesoro" en casa - espetó Colleen con molestia y salió de la habitación.

Takeshi se mantuvo en un pesado silencio hasta que se puso de pie para caminar hacia el cuarto de baño.

Antes de entrar volteó a mirara Dean e hizo una respetuosa inclinación.

- No volverá a pasar - musitó avergonzado - No puedo justificarme con vanos argumentos, pero puedo prometerle que mantendré un comportamiento apropiado.

- Eso espero, Takeshi - respondió Dean - Eso espero.


* * *


Al se ajustó los anteojos con cansancio mientras escuchaba la voz al otro lado.

- Sí, tan pronto como esté recuperado volveré al trabajo - dijo Alphonse, a pesar de que se jefe le decía que se tomase todo el tiempo del mundo, diciendo únicamente la verdad - Gracias Mike - dijo el hombre aguantando un suspiro - Siento molestarte con los papeles que te he pedí. Sí. Gracias de nuevo. Adiós.

El hombre dejó el auricular en su sitio, sintiendo esa pesadez en la espalda.

Había llamado a su trabajo para comunicar su accidente y tomarse unos días libres en los que, al menos, pudiera andar sin tener problemas, después volvería a su despacho.

Ése era Alphonse, el hombre responsable sobre todas las cosas.

Por la puerta de la habitación apareció un animado Darwyn.

Vaya que se veía repuesto aún cuando Alphonse no había asegurado no demandar.

Cocinaba, aseaba, le ayudaba, le masajeaba.... 

¡Que horror de hombre!

- ¿Podrán vivir sin ti en el trabajo? - preguntó con ese tono de voz que ya tenía harto a Al.

- Por supuesto que sí - respondió Al - Es un buen bufet de abogados, hay gente muy cualificada en él.

- Que conveniente - dijo Darwyn acomodando la mesita de cama para Alphonse - 
Así podrás tomar todo el tiempo que sea necesario.

- Volveré en un par de días - anunció Al - Hay asuntos que debo de resolver.

- ¿Tu divorcio? - preguntó Darwyn con demasiada confianza y comenzó a soplar la comida para enfriarla - Un matrimonio desperdiciado... ¿porqué te casaste con esa "muñeca" si las cosas estaban así?

Alphonse lo miró de forma fija hasta que tomó el cubierto para intentar comer él solo.

- Estaba deslumbrado - respondió -, pero su resplandor se apagó meses después.

Darwyn se las arregló para robar el cubierto y acercó un poco de comida.

- Quizá convenga buscar amor la próxima vez - recomendó.

Alphonse gruñó molesto porque le quitó el cubierto y tuvo que aceptar comer de esa forma.

- Dudo que haya próxima vez. Con mi hijo me basta.

Darwyn parpadeó ante eso y soltó una agradable carcajada.

- Eres atractivo. Dudo que puedas evitar que alguien te ame.

Al moreno no le hizo demasiada gracia ese comentario.

- Eso no tiene nada que ver con que yo ame a alguien.

- Creo que el problema fue que esa mujer no te amo - dijo Darwyn con demasiada lógica - Si alguien te amara... Si demostrara lo que pudiera hacer por tí... Verías la diferencia al instante.

- Cada cuál tiene su opinión - contestó ALphonse con calma - La respeto pero no le comparto, lo único que deseo ahora es tranquilidad.

Darwyn hizo un ademán afirmativo y probó un poco la comida para asegurarse que no estaba muy caliente.

- Pues me gustas - dijo con igual tranquilidad y acercó una cucharada más.

Fue como una respuesta automática a ese comentario.

La mano de Alphonse se movió velozmente hasta golpear aquella que le daba de comer. Como consecuencia la cuchara cayó al suelo, manchando la bonita alfombra blanca.

Pero en realidad eso no tenía importancia.

No cuando Alphonse apretaba la manta con los dedos y miraba seriamente a ese hombre.

- Fuera - le dijo con la voz contenida.

Darwyn enarcó una ceja ante esa reacción y sonrió.

- Creo que te estás precipitando... Solo dije que me gustabas...

- ¡Fuera! - le gritó - ¡No quiero saber nada de gustarle a un hombre! ¡Fuera de aquí!

- Soy quien te esta cuidando - dijo Darwyn sin moverse un poco y comenzando a fruncir un ceño - ¿Acaso temes gustarle a un hombre, Al?

- Me asquea sólo de pensarlo - dijo crudamente - Largo Darwyn, puedo apañármelas perfectamente solo, o encontraré a otra persona que no me venga con esto.

Darwyn sonrió.

No era esa sonrisa amable que había surcado su rostro hasta ese momento. Se trataba de algo gatuno... 

- No... - susurró.

Una negación que no le gustó en absoluto a Alphonse.

Su sonrisa tampoco.

Fue entonces cuando alargó la mano hacia el teléfono... tenía que llamar a la policía y que sacarán a aquel lunático de allí.

Darwyn se adelantó de manera veloz y arrebató el teléfono a Al.

- Creo que hiciste las llamadas necesarias, Al - susurró con suavidad y sonrió de nuevo - De ahora en adelante me encargaré de cuidarte... Así que no será necesario llamar a nadie más...

¿Qué?

Oh cielos, ese hombre estaba loco... o pero... sabía muy bien lo que quería...

Pero no se dejaría tan fácil.

Alphonse tomó con dificultad el plato de comida, apretando los dientes por el dolor, y se lo tiró a Darwyn a la cara.

Fue en ese instante en que, aguantando valientemente, pudo levantarse por el otro lado de la cama e intentar salir de allí.

Darwyn maldijo por no haber previsto esa acción.

Se limpió la comida caliente de la cara y volvió a sonreír notando lo lento que era su precioso hombre, debido a las dolencias del accidente y con tres zancadas le atrapó la cintura para estrecharlo con absoluta soltura.

- Veo que debo ser más cuidadoso contigo - susurró y aplastó sus labios contra los de él.

Eso no podía estar sucediendo.

¡No podía!

Al cerró los ojos con tanta fuerza que incluso sintió dolor en los párpados. Apretó los labios de forma firme para detener cualquier posible invasión más, mientras que peleaba a duras penas por apartar aquel rostro del suyo. 

Darwyn se separó.

Con un suspiró llevó a Alphonse a la cama y cruzó los brazos.

- Que molesto resulta que te hallas lastimado la espalda - susurró y desconectó el teléfono - Tendremos esperar a mañana... Así entenderás que hablo en serio, Al.

- ¡No habrá ningún mañana! - le gritó Alphonse furioso, tirándole una figura de decoración, que tanto amaba su mujer, a la cabeza.

- ¡Ouch! - exclamó Darwyn antes de cerrar con llave - Jamás he dejado de conseguir algo, Alphonse - gritó desde fuera - Así pasen semanas... ¡meses!... Tendré tu corazón.

Y diciendo eso caminó, seguramente hacia la planta baja.

* * *

- Claro que te extraño.

Esas palabras fueron las que detuvieron a Alan, justo cuando caminaba a un lado de Dean, preguntándose la razón por la que había estado molesto desde el día anterior. Día en que, por cierto, Colleen había salido de casa, sin despedirse.

Se asomó un poco y descubrió a ese oriental con el auricular pegado en su mejilla y suspiró.

- Demasiada miel para un hambriento - comentó y atrapó a Dean - Ya podrías levantarme el castigo, Dean...

Dean torció los labios.

Desde el enfado que esos dos provocaron, había tenido muy descuidado a Alan, más ahora que Jei había ido a investigar personalmente la pista que le anunciaron, pero es que no podía evitarlo.

Aún quería saber qué pasaba por la cabeza de Takeshi ahora le que decía cariños a Dereck, a través del teléfono.

Quizás sí estuviera arrepentido...

- Podría ser - aceptó Dean.

- Claro que podría ser - ronroneó Alan escuchando una risita por parte de Takeshi - De otra manera sentiré envidia de tu hijo...

- Ojalá pronto vuelvas por mí - musitó Takeshi un poco más bajo - Te extraño... No me siento el adulto del que todos están orgullosos, Dereck.

Dean enarcó una ceja.

Sus razones tenía, desde luego.

- No tienes nada que envidiarle - respondió Dean, acariciando los labios de Alan con los suyos - Ya lo comprobarás esta noche.

- ¿Hasta la noche? - se quejó Alan con un adorable puchero - ¿Dónde esta el primo que me acorralaba a cualquier hora, sin importarle que alguien escuchara? ¿Lo tienes escondido?

Dean miró aquella preciosa cara, aún a pesar de los años pasados.

- Aquí, pero sólo quiero que tomes fuerzas... y más ganas - le guiñó un ojo.

- Malvado - suspiró Alan y se separó un poco. Justo a tiempo para ver a Takeshi caminar hacia las habitaciones - ¿Dereck se oye tan impaciente como imagino?

Takeshi se ruborizó.

- Creo que es mutuo - admitió - , pero dijo que tenía bastante trabajo...

- Volverá pronto - dijo Dean - ¿Tendrás paciencia? - añadió con doble sentido.

Takeshi sintió que sus mejillas se ponían más coloradas.

- Yo amo a Dereck... Lo esperaré, aun si se tarda años.

- Espero que menos de dos meses le basten - intervino Alan - Aunque el celibato le vendrá mal...

- Mucho - sonrió Dean hacia Alan - Ya sabes que poco aguantamos eso, en esta familia...

- No sería el único... - Takeshi frunció el ceño - Mi sello se muestra impaciente, desde entonces...

- Practica la masturbación - dijo Alan logrando que el chico dejara ver una expresión bastante consternada - ¿Qué? - miró a Dean - ¿No te parece viable?

- Sí, totalmente - asintió el hombre - Después de todo, ¿qué más puedes hacer?

Takeshi suspiró.

- Si - aceptó -, no puedo hacer nada más.

- Solo no hagas mucho ruido - dijo Alan meneando un dedito - Dean esta encargándose de que yo tenga energía y no quiero que actúes antes de eso.

- ¿Eso en qué afectará? - Dean enarcó una ceja.

- Podría empezar sin ti - dijo Alan con tranquilidad.

- Entonces te quedarás sin mí - dijo Dean de forma lógica.

- Tú te quedarás sin mí - refutó Alan cruzando los brazos.

- Ambos se perderían uno del otro - murmuró Takeshi con algo de tristeza - Eso sería muy triste.

- Siempre tendrán a Jei en medio - interrumpió Colleen con toda la desgana del mundo y miró de forma poco disimulada hacia Takeshi.

Algo que a Dean no le hizo la más mínima gracia.

- Creo que olvidas que somos tres - dijo Alan cruzando los brazos - Ayer no te despediste de mí, muchachito... ¿Rompiste algo?

- ¿Por qué debería de haber hecho algo malo? - preguntó Colleen hacia Alan.

- Porque siempre has estado haciendo las cosas mal, Colleen, ya es una costumbre - respondió Dean a eso.

- Si hay algo descompuesto o roto, me gustaría saberlo antes de descubrirlo por mí mismo - dijo Alan.

- Yo me retiro - intervino Takeshi haciendo una inclinación respetuosa y giró un poco.

- No hay nada - repuso Colleen - Voy al salón...

- Mejor ve a preparar algo de cena, Colleen, estamos hambrientos - sonrió Dean, cortándole el plan de ir tras Takeshi.

Mejor sería mandarlo lejos, lo más pronto posible.

- Espero que no quemes nada esta vez - dijo Alan con un suspiro - Ya no eres un niño para que nos comamos todo, para no lastimarte.

- Pues pidan comida de encargo - respondió de forma un tanto fastidia, caminando hacia la cocina.

- Ni con 28 madura este crío - comentó Dean.


* * *


- Llamó tu madre - informó Darwyn al entrar con el desayuno y lo acomodó en la mesita - Creo que dejó una serie de regaños porque no vas a verla.... Ah... E insiste en que dejes de comer basura... Así que preparé un nutritivo desayuno.

Alphonse no se movió de la posición que poseía: le daba la espalda a ese hombre y mantenía la cara enterrada en la almohada para evitarlo verlo.

- Cómetelo tú - susurró.

Darwyn suspiró.

- ¿No te pareces que estás exagerando, Alphonse? - dijo - Tienes que alimentarte bien.

- No hasta que desaparezcas - respondió con seriedad.

- Eres infantil - dijo Darwyn con una bella sonrisa y caminó hacia él - ¿Puede haber algo más ridículo que tu homofobia?

- Por supuesto, tú - contestó rápidamente - ¿Por qué no te vas a buscar a otro a quien llenarle agujeros? Qué asco...

- Porque no necesito llenar de agujeros a nadie - dijo Darwyn sin perder su sonrisita - Conoces de anatomía, ¿no?

- Sólo me interesa una clase de ella - espetó - ¿Vas a tardar mucho en dejar ese desayuno e irte? Me gustaría descansar de la bonita lesión que me habéis dejado - refunfuñó.

- Solo fue un golpe - dijo Darwyn - De acuerdo al doctor - lo miró con su sonrisa - ya debió pasarte el dolor, ahora solo bastaran dos días más para descansar.

Alphonse gruñó de cara a la almohada.

- ¿Cuándo acabará tu estúpido juego?

- ¿En serio no lo imaginas? - Darwyn pareció en verdad sorprendido - Vaya, que poco imaginativo me resultaste - con soltura se sentó a la orilla de la cama - No estoy jugando al decir que me gustas... Si pusieras las cosas más sencillas (y menos ofensivas) no estaría pasando esto.

- ¿Y por que tengo que ceder ante algo que no me gusta? - preguntó con total lógica.

- Porque estas basando tu vida en un entero desamor - dijo Darwyn - Imagino que te negaste tanto a una vida homosexual que aceptaste a esa estúpida por esposa... Eso me parece triste.

- Es mi vida, puedo hacer lo que me plazca con ella - Alphonse se movió un poco hasta encarar al hombre - Y tú no ocupas ningún lugar, ni lo harás.

Darwyn no pareció afectado en lo más mínimo.

- Ahora estoy dentro de tu vida - dijo - Soy quien te tiene secuestrado en tu propia casa - susurró con algo de humor.

- Eso no significa nada en absoluto - Al sonrió por primera vez con un tomo cínico - Sólo serás eso, un mero secuestrador, nada más.

- Eso lo veremos - dijo Darwyn levantándose - Come...

Y salió.

Al terminó por comer.

Pero no porque él lo ordenase... sino que tenía que conservar energías para lo que fuera que fuese a venir más adelante.

Lo haría para enfrentarlo, nada más.


* * *


- Hay bastante posibilidad que se trate de él - dijo Magdalena en cuanto entró a casa y acomodó un mechón rebelde del cabello de su hermano.

- Maguie, ya estoy grandecito para que hagas eso - gruñó Alan avergonzado, muy especialmente porque lo había hecho frente a Jei y a Dean.

- Quién diría eso anoche - silbó Dean mirando una revista por encima, con disimulo.

Jei suspiró, en realidad en ese momento le atraía más la otra cuestión.

- Sí, estoy de acuerdo - dijo hacia Magdalena - Quizá debería de enviar a alguien a investigar más de cerca...

- ¿Un espía? - preguntó Alan interesado y miró a su hermana - ¿No tienes de esos?

- No con apariencia decente - dijo ella.

- ¡Iré yo!

La dueña de la dulce vocecita que había gritado hizo aparición en el salón donde hablaban los mayores, mientras comía un dulce.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no es de buena educación espiar, jovencita? - recriminó Jei.

- Pero es lo que harán ustedes - repuso ella con naturalidad, mientras mordía su bollo.

- Es diferente - contestó Jei.

- ¡Esto también! ¡Iré yo!

- Lara tiene mas posibilidad de infiltrarse - aceptó Magdalena - Estamos hablando de un jovencito que cursa la secundaria... Podrían hacerles coincidir, simplemente.

- Pero... - susurró Jei.

- Lara tiene toda la razón - secundó Dean – Además, con su encanto es fácil que pueda engatusar al muchacho y saber muchas más cosas de él, ¿no les parece?

Lara sonrió ampliamente por el halago.

- Lo que puede hacer una persona por el simple hecho de ser rubio - suspiró Alan con un puchero.

- No escuché eso a tus 13 - dijo Magdalena - Arreglaré lo de Lara - miró a Dean - Necesito que me ayudes con los papeles. Creo que Claire es un desastre archivando.

- Un desastre en todo - Alan volvió a suspirar.

- Siempre me tienen a mí de apoyo - sonrió Dean con picardía y se levantó dejando la revista.

- ¡Bien! Me voy de viaje... me voy de viaje... - canturreó Lara corriendo hacia su habitación.

Magdalena miró a la niña y frunció el ceño antes de dedicar a Jei una mirada amenazadora.

- Debes buscar quién la cuide, hasta que puedan reunirse con ella.

- Sí, tienes razón - asintió Jei.

Dean abandonó el salón pensando que Jei querría marcharse con su hija, seguramente. Ser él quien la vigilase.

Algo que entendería muy bien, si sucediese, aunque eso les dejase a Alan y a él muy solitos.

El hombre suspiró y decidió que era mejor comenzar a organizar esos papeles así que caminó hacia su estudio... hasta que se detuvo a escuchar algo.

Un quejido de protesta.

Dean caminó un poco más hasta voltear la esquina de un pasillo y verlo.

Colleen tenía arrinconado a Takeshi contra la pared. Todo su cuerpo había echado el peso encima de él para dejarlo inmóvil y fue en ese momento en que el chico alcanzó a susurrar algo que no entendió, hasta tirar del cabello al oriental para forzar aquel beso.

Un beso violento.

Algo que le hizo apresurar sus pasos hacia su sobrino y retirarlo de Takeshi, por el cuello, de forma brusca.

- ¡¿Qué demon- ...?! - Colleen se liberó de manera bastante brusca hasta darse cuenta que se trataba de su tío - Oh... De nuevo tu, tío.

- Sí, otra vez yo... - gruñó Dean y se contuvo de matarlo allá mismo... hasta que tuvo la idea de...

Dean atrapó a su sobrino llevándoselo lejos de Takeshi, a quien no miró, y lo llevó al salón donde aún permanecían los demás hablando sobre los planes para Lara.

- Acabo de encontrar a quien cuidará de Lara - anunció Dean, pasando el brazo por encima del hombro a Colleen y le apretó un poquito el cuello.

- ¿Qué? - musitó Colleen, totalmente tomado por sorpresa.

- Vaya, sería una buena compañía - dijo Alan enarcando una ceja.

Magdalena sonrió.

- Me ayudarías mucho, hijo.

- P-pero si yo no... - musitó Colleen aún en estado de shock.

- No seas tan modesto, si te ha encantando la idea en cuanto te lo he comentado - empujó Dean a su sobrino con una adorable sonrisa que éste odió.

- Cierto que es buena idea - apoyó Jei - Si fuera yo estaría demasiado nervioso todos los días por saber alguna noticia...

Magdalena abrazó a su hijo y le dio un beso en la frente.

- Y tu hermana pensaba que no eras bueno - susurró ella.

Colleen bufó.

- Está totalmente equivocada... - susurró él.

Y Dean sonrió abiertamente, ésa era una buena forma de deshacerse de Colleen y mantenerlo atado allá donde iba a ir.

- Ahora lo veo, cielo - alabó la mujer y sonrió a Dean - Iré a arreglar sus cosas...

- Perfecto - aceptó Dean, palmeando la espalda de su sobrino y caminó lejos del salón, recorriendo el mismo itinerario anterior.

Dean se fijó en el rincón en donde vio la pequeña agresión, pero ahí ya no se encontraba Takeshi...

¿Dónde...?

El hombre caminó un poco más hasta que vio una puerta medio abierta y espió a través de ella, hasta verlo.

Takeshi se encontraba arreglándose el cabello frente al espejo del cuarto de baño.

Dean llamó con los nudillos de forma suave y abrió despacio para que le dejara ver.

- Ya no tendrás que preocuparte por él - le dijo.

Takeshi miró a Dean y un rubor cubrió sus mejillas.

- Lo sé - susurró - Ya lo sabía... 

- ¿Qué? - Dean arqueó una ceja ante la respuesta - ¿Cómo que ya lo sabías?

- Yo... - Takeshi se ruborizó aun más - sabía que enviarías a Colleen lejos de mí, si lo creías conveniente... Vi algo de eso... 

- ¿Me estás diciendo que viste que Colleen se comportaría de esta forma, Takeshi? - preguntó Dean directamente - ¿Por qué dejaste que sucediera?

- En sitio a donde va, es el adecuado para él - dijo Takeshi - Colleen ha estado encaprichado conmigo desde que tenía 15. Si permitía que eso continuara enfrentaría al propio Dereck... Dereck ama a sus hermanos... le dolería mucho ser quien causara el sufrimiento de uno de ellos... aun si se trataba de alguien como Colleen.

- Eso no es excusa - intervino Dean en su explicación - No más deberías de haber hablado con alguno de nosotros. Hubiéramos hecho exactamente lo mismo, Takeshi.

Takeshi negó.

- En parte, es culpa mía - admitió - El sello que Dereck me dio se basa en la actividad sexual... Colleen llegó a turbarme... Fue por mi debilidad... Así que no pude evitarlo... Y cuando intenté hacerlo solo provoque que se tornara violento... 

Dean suspiró.

- En un futuro, por favor, consúltanos las cosas... antes... o tus visiones... Sería buena idea.

- Me apena mucho haberlo preocupado - dijo Takeshi con sinceridad y volvió a mirarse al espejo ganando un precioso rubor - Hoy iré a ver a Dereck... 

- Sería buena idea, sí - asintió el hombre - Dale saludos... si es que te da tiempo - 
Rió.

- Seré yo quien no se lo dará - confesó Takeshi con travesura - Pienso "recorrerlo" todo, sin (siquiera) darle tiempo a saludar.

Dean carraspeó.

-Disfrutad, aún le queda unos cuantos días de reclusorio entre tanto papeleo - dijo el hombre a modo de despedida.

Takeshi sonrió.

Sabía que su amado Dereck aun tenía mucho trabajo.

Y sabía, también, que su visita retrasaría el papeleo.

Pero no le importaba.



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