Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tiempo por Shin Black

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Una historia de Ken y Yukki como adolescentes rebeldes.

 

Tiempo

 

 

Shin89 y Tetsu87

 

 

 

A veces el amor llega en el lugar menos pensado, a las personas menos esperadas. Te hacen sentir cosas por aquella gente que apenas conoces, o que conoces de toda la vida y nunca te atreviste a mirarla con otros ojos.

En la oscuridad de las calles de Shibuya en Tokyo, Japón, la gente caminaba por las calles hablando entre ellas, sin imaginar lo que ocurría a su alrededor. La noche era taciturna y silenciosa, donde el humo de cigarro y las drogas inyectadas se mezclaban con el sexo y las carreras de autos.

 

Apenas se podían ver las calles con la humareda que salían de los pequeños pasillos entre edificio y edificio. El murmullo nocturno de aquellas personas de mala vida, de aquellas personas que buscaban peleas, golpes y diversión de una sola noche. No pues no estaríamos relatando esta historia sino fuera por el amor de dos jóvenes de aquella manada; de aquella, sin preámbulos, vida de miserias y alcohol.

Apenas se pueden ver sus rostros jóvenes entre tanto maquillaje y humo. Entre los ruidos de los coches que pasaban y los pensamientos sádicos atormentando las mentes de aquellas personas que eran sus amigos y enemigos.

 

La noche ya no era clara, era totalmente negra, oscura como el mismo corazón del viajero nocturno en la soledad. Sólo se podían distinguir aquellos cabellos dorados que le caían hermosamente por los hombros y los ojos, los cuales se encontraban suavemente delineados, dejando ver un tenue color miel tras aquellos mechones rubios.

Su vestimenta, absolutamente obscura pero con una playera manga corta color blanca y una chaqueta negra al igual que sus pantalones y zapatillas resaltaron tras la luz que desprendía las cadenas que llevaba en abrochadas en su cinturón.

Su compañero, amigo y más que eso, su hermano de corazón, estaba a su lado, sentado en unas cajas de metal que se encontraban allí. Llevaba el cabello negro, bastante desacomodado y un cigarro prendido en la boca. Su camisa negra estaba totalmente abierta y vestía unos jeans rasgados.

Se podía percibir aun sin mirarlo, aquellos aros en su oreja derecha, al igual que su compañero, unas cadenas con crucifijos y unos tatuajes, tanto en lo brazo como en su espalda.

 

Separó el cigarro de sus labios dejando salir aquel humo espeso cuando sintió que unos matones - hombres grandes, aparentemente calvos y con gran cuerpo -, se acercaron a ellos con una expresión de fastidio. No parecían estar de buen humor y parece que uno de los dos chicos había sido el culpable de su molestia.

El moreno sonrió de costado y se bajó de aquellas cajas de metal para lamerse los labios en el acto.

 

- Tú, mocoso -dijo uno de los hombres con bastante molestia-, no te perdonaré lo que le hiciste a mi mujer.

 

- ¡Toban! Al fin te das cuenta que esa mujer te hace cornudo (1) -dijo con una sonrisa socarrona mientras tira el cigarro al suelo y lo pisa.

 

- ¡TÚ ERES EL CULPABLE! -Gritó señalándolo-, no sé como una mujer como ella se pudo fijar en ti.

 

- Jajajajajaja ¿yo? ¿Con cuántos hombres se habrá acostado antes? -dijo con sorna mientras movía su mano haciendo un ademán. Por otro lado el rubio observó la escena con gran interés.

 

- ¡Eres un tremendo hijo de puta! -dijo el hombre mientras se encaminaba al moreno dispuesto a golpearlo.

 

- ¡NO LO HAGAS! -gritó el rubio caminando.

 

- ¡Vaya! Al fin la princesa habla. Pensé que eras mudo -dijo el hombre llamado Toban, mientras hacía crujir sus manos.

 

-....-Yukki dio dos pasos hacia atrás observando como el sujeto se le venía encima.

 

- ¡NO LO TOQUES TOBAN! -Gritó el moreno enfadado mientras se acercaba al hombre-. Le tocas un pelo y te mato.

 

- ¿Ah, sí? -dijo el hombre volteando para apretar fuertemente sus puños y empezar una pelea.

 

El rubio observaba como los hombres se golpeaban el uno al otro y la sangre escurría por sus bocas y narices. A decir verdad, ya estaba acostumbrado a ese tipo de escenas y se le volvían absolutamente cotidianas.

Sintió pronto una presión en su muñeca derecha y al darse cuenta recibió un fuerte golpe en la cara haciéndole escupir sangre y caer al suelo. Inmediatamente el otro chico volteo su vista para ver como su amigo era golpeado y la furia creció aun más. Un golpe certero en las partes bajas de aquel mastodonte y el hombre cayó completamente nokeado al piso.

 

El rubio por tanto, se levantó de una sola vez y con toda la fuerza que pudo acumular le propinó un golpe directo en la mejilla a su oponente; tal así, que el mismo cayó inconciente al piso haciendo temblar a los otros dos que simplemente miraban la pelea.

El moreno quedó sorprendido con la fuerza de su amigo y simplemente abrió su boca para hablar mientras los otros dos jóvenes que se encontraban mirando la pelea, escapaban.

 

- ¡Wooo Yukki! -Dijo el muchacho moreno caminando hacia su amigo-, no me gustaría tenerte como oponente. ¡Eres una fiera!

 

- Jajaja lo aprendí del mejor, Kenchan -dijo Yukki con una sonrisa.

 

Yukihiro Awaji, como se llamaba el joven apodado Yukki, era una persona verdaderamente rara.

Por los días era un intelectual de aquellos, repleto de libros por doquier, con su mirada taciturna bajo aquellos lentes de lectura que solía usar. Y por las noches, fumaba, debes en cuando bebía y salía con su mejor amigo a tener peleas callejeras.

 

No se puede negar. En aquellas noches de alcohol, drogas y placeres, se habían acostado más de una vez, pero nunca había tenido importancia para ellos.

Cuando Ken no conseguía a una mujer con grandes pechos para acostarse y tener el mejor de los sexos, normalmente se iba con Yukihiro a beber y a fumar como condenados. Entre vasos y vasos de alcohol puro empezaban las caricias; siempre de parte del moreno, y terminaban a los besos en algún oscuro lugar.

A veces tenían sexo en el mismo bar donde iban a beber, sea en un baño o simplemente en un rincón, total, nadie les diría nada porque las personas a su alrededor estaban en peor estado que ellos.

 

Al día siguiente todo era normal a pesar de haber amanecidos juntos, enredados el uno al otro o con Ken aun dentro de Yukihiro. En si eso no les interesaba en lo absoluto pero últimamente a Yukki le empezaba a afectar todo eso.

Trataba de no tomar tanto en las noches para no acostarse con su amigo, pero en realidad Ken era mucho más fuerte y corpulento que él, con más músculos, más cuerpo, más brazos y le era imposible a Awaji resistirse de todo eso.

Aun así, se sentía dolido. Su amigo le entraba de una sola embestida y no paraba hasta llenarlo, sin importarle los pensamientos, o el dolor que Yukki pudiera sentir. El moreno sabía que eran uno solo, que pensaban igual y que sentían igual, por lo tanto si Ken disfrutaba, por ende, Yukki también lo hacía; pero esto no era verdad.

 

Hacía un tiempo que Awaji no sentía lo mismo que Ken, un largo tiempo en donde el corazón del rubio había dado un giro tremendo y se había puesto de cabeza hacia todo lo que creía correcto y bueno.

Una noche en la que todo fue alcohol y cigarro, Yukki cedió ante los caprichos enfermos de Ken quien, sin tener completamente razón o sus cinco sentidos al tope, decidió grabarse en su celular para ver como disfrutaban estando totalmente ebrios.

Al mañana siguiente en la escuela, Ken mostró dicho video a su compañero y este notó algo especial en su rostro, algo que el moreno no notaba. Ese placer ya no era simplemente placer, sino la emoción de estar haciendo el amor.

 

 

- El sábado realizaremos un baile -anunció el director observando a Yukihiro. Ésto hizo que el joven saliera de su trance.

 

Se encontraban en el auditorio de la escuela donde se hacían las asambleas y reuniones con los alumnos. Normalmente en instituto lo hacían una vez por mes para que los jóvenes estén al tanto de las reformas educativas.

El director conocía a Yukihiro desde que era pequeño, más que nada porque era su tío. Llevaba a cargo de aquella institución durante mucho tiempo y observó el cambio intelectual y emocional de su sobrino progresivamente.

Le tenía un cierto cariño a Ken también, al ser el amigo de la infancia de su sobrino, pero sabía que ambos estaban yendo por el mal camino, aunque no estaba seguro porque predecía aquello.

El hombre caminó hacia los estudiantes.

 

- Entonces, cada chico podrá invitar a una chica al baile -dijo el hombre con una radiante sonrisa.

 

Yukki simplemente lo observó. Luego sus expresiones cambiaron a una más fruncidas, tal al punto de parecer bastante enojado. El director no entendía lo que le pasaba y bien observó aquellas reacciones en su sobrino.

 

- ¿Pasa algo, Yukki? -le preguntó Ken a su compañero.

 

- No, nada, debo irme -dijo Yukki saliendo del auditorio.

 

Eso impresionó a muchas personas, entre ellos al director el cual caminó hacia la secretaria.

 

- ¿Podría continuar el discurso señorita Kamura? -preguntó amablemente el director.

 

- Si, claro Director Awaji -dijo la mujer y vio como el director corría hasta fuera del auditorio.

 

Ante la atónita mirada de los estudiantes, la mujer se posicionó delante del alumnado para seguir con su discurso mientras el hombre se iba. Ken en realidad no entendía absolutamente nada.

 

Kitamura Ken, o Kenchan era de aquellos chicos cuyos padres jamás dejarían solas a sus hijas con él. Era desfachado, con un humor irónico y negro. Un sentido de la sexualidad bastante libre y hasta algo peligroso.

Tenía diecisiete años, al igual que Yukki, pero en cuando al sexo parecía tener una basta experiencia.

Nunca le importó nada más que la búsqueda del placer. El alcohol y el humo de cigarro que ingería toda la noche lo llevaba a tener un estado tranquilo durante las mañanas escolares.

Su promedio era bastante bueno en cuando a lo intelectual. Era un chico brillante al igual que Awaji, pero su vida nocturna era deplorable y ¿era feliz?: No, no lo era. No disfrutaba de aquella tormentosa vida de drogas, sexo y alcohol a diestra y siniestra. Simplemente había optado una forma de vida autodestructiva y había arrastrado a Yukki a ella.

 

Ken adora a Yukki. Más que adora lo protege. Es raro pensar esto último sabiendo que él mismo lo ingresó a ese mundo oscuro y perturbador, pero en realidad lo quería, más que querer era amar, pero sabía que nunca podría tenerlo. Ken estaba cegado de Yukki, no podía dejar de verle y cautivarse por aquel rostro tan puro de cualquier mancha o golpe.

Yukki no era de los que buscaba problemas, todo lo contrario a él, y por eso, le gustaba, porque Yukki le llenaba completamente el alma.

 

Durante el día, apreciaba aquel rostro infantil e intelectual tras esas gafas con bordes negros. Durante la noche, miraba sus ojos miel sin vidrios gruesos de por medio y tocaba su suave piel en aquellas noches donde el sexo lo era completamente todo.

Le gustaba sentir aquel aroma tan dulce, aquel aroma a vainilla que desprendía la suave piel blanca de su cuerpo. Le gustaba penetrarlo y sentirlo, aunque al principio Yukki se quejara, y también le dolía a él, pero no podía demostrar ese amor que sentía dado que temía su rechazo.

 

Estaba enamorado, completamente enamorado. Pero no sabía como podía reaccionar Awaji y como podía tomar aquello. No comprendía que podría estar bien y qué podría estar mal en aquel tormentoso mar de sentimientos.

 

---------------------

 

El director Awaji buscaba entre las calles a su sobrino. Miró para ambos lados y vio como una muchedumbre de gente se acumulaba en una especie de pasillo sin salida. Salió del auto cerrando la puerta tras él y corrió hacia aquel lugar apartando a la gente para observar.

 

- Ese niño es fuerte, no te confíes -dijo uno de aquellos hombres que anteriormente se habían peleado con Ken.

 

- No le tengo miedo a esta niña rubia -dijo el hombre empuñando un cuchillo.

 

Yukihiro apretó sus puños con fuerza y se acercó al hombre a una velocidad extrema. El señor Awaji observó esta reacción y estuvo apunto de gritar cuando un gran estruendo hizo que observara más fijamente la pelea. Yukki le había dado un certero golpe en la cabeza al hombre, lo cual hizo que este sangrara por la boca y nariz, y se le cayeran varios dientes. Realmente Yukihiro golpeaba fuerte.

 

El otro hombre tomó el cuchillo que se le había caído al anterior y quiso apuñalar al rubio por la espalda pero éste tenía muy buenos reflejos y se dio la vuelta parando el transcurso de la mano, presionando fuertemente las muñecas y mientras lo hacía, no se dio cuenta que un tercer hombre se acercaba a él dispuesto a golpearle. Sólo cuando reaccionó ya estaba en el suelo con un golpe fuerte en su mejilla izquierda y los labios con un pequeño tajo, haciéndole sangrar.

 

- ¡Yukki, Yukki! -gritó el director acercándose al muchacho.

 

- ....tío -musitó Yukihiro tratando de levantarse mientras los hombres y la gente se apartaba.

 

- ¡Estúpido! ¿Por qué hiciste eso?

 

- Esos hombres insultaron a Ken -musitó con la voz lastimosa debido al fuerte golpe-, ellos dijeron cosas horribles de él y no podía quedarme callado.

 

- Eres un estúpido, Ken se puede defender solo ¿sabes?

 

- Yo quería defenderlo a él, estoy arto que él me defienda.

 

- Y por eso creo que terminaste así ¿no crees? -dijo el señor Awaji.

 

- Tío....yo....ellos me dijeron también cosas horribles a mí.

 

- ¿Cómo qué? -dijo el hombre con extrañeza.

 

- Que era su puta....y ese tipo de groserías.

 

- Jajaja, pero tú sabes que eso es mentira ¿cierto?

 

-......

 

- ¿Yukki?

 

- He sido su puta durante meses, tío. Lo he sido, pero no me gusta serlo. Quiera que sea algo más ¿entiendes? -dijo tapándose el ojo de la zona lastimada.

 

-.....

 

- Me enoje, no quiero invitar a una niña al baile ¿por qué todo es tan sexista y hetero? Yo quiero a un hombre ¿es pecado acaso? -dijo más lastimosamente cerrando sus ojos y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

 

-....Yukki.....tú puedes invitar a quien gustes, yo te apoyo -musitó el hombre abrazando a su sobrino-, Yukki, a mi no me importa de que sexo sea la persona que amas mientras te lleve por el buen camino, y le ames, seas feliz.

 

-....tío -musitó en lo bajo abrazando a aquel familiar.

 

 

-----------------

 

 

Ken ingresó a la escuela con la más radiantes de las sonrisas mientras llevaba consigo una revista: la Play boy. Sus ojos no se apartaban de aquellas figuras femeninas.

Se sentó en su pupitre, justo en frente de Yukki y apoyó su preciada play boy en la mesa para darse vuelta y hablar con Yukihiro.

Le resultó raro ver al mismo con unas gruesas gafas con vidrios oscuros y el cabello cayéndole encima de estos como queriendo ocultar la mirada.

 

- Yukki....mira lo que encontré -dijo tratando de alegrar el día, un poco animado, mostrándole la revista a su amigo.

 

Yukihiro levantó dicha mirada y observó el objeto con el ceño fruncido.

 

- Odio cuando vienes a la escuela y me muestras ese tipo de cosas -dijo Yukihiro algo molesto.

 

- ¡Oh, perdón! ¿Acaso eres gay? -dijo en broma.

 

- ¿Acaso te molestaría? -dijo enojándose más, por lo cual, Ken prefirió no contestarle. Parecía que Yukki no se hallaba de buen humor ese día.

 

- Perdón.

 

-.....

 

- ¿Yukki?

 

- ¿Si?

 

- ¿Por qué traes lentes de sol a la escuela? -preguntó señalando los lentes.

 

- ¿Por qué quiero? -dijo con sorna.

 

- No se puede responder con una pregunta.

 

-.....

 

- Yukki, tienes una herida en tu labio.

 

- ¿En serio? No me había dado cuenta -dijo con ironía.

 

- ¡Oye! ¿Qué te pasa? -dijo molesto por las contestaciones.

 

- ¡Que eres un hentai, eso me pasa!

 

- ¡Ah! ¿Sigues enojado por lo de la chica esa...? -Preguntó levantándose del pupitre -, sólo fue una aventura, no pasó nada con la mujer de Toban.

 

- ¡No es eso! Simplemente digo lo que veo -musitó Yukki imitándolo.

 

- Dame esas gafas -dijo quitándoselas rápidamente observando aquel moretón en el ojo de su amor-. Pero... ¿qué demonios?

 

-......

 

- ¿Qué te pasó en la cara?

 

- La prueba de porque te amo....

 

-......

 

Ken quedó impresionado ante aquella declaración repentina, mientras Yukki aprovechó para tomarlo del rostro y besarlo dulcemente en la boca, metiendo su lengua dentro de aquella cavidad, para saborearla dulcemente y no como en aquellas noches salvajes donde el beso era salvaje y apasionado. Éste era tranquilo y suave, como el mismo Yukihiro.

Ken no pudo sino responderle, abrazando por la cintura al rubio, sintiendo aquel delicioso aroma que ambos emitían todo el tiempo. El aroma del otro impregnado en su piel.

 

- Yukki...-musitó entre besos.

 

-¿Qué Kenchan? -dijo el mismo, separándose de la boca ajena.

 

- ¿Desde hace cuanto que me amas? -dijo con una sonrisa.

 

- No sé, creo que desde siempre.

 

- ¿Yukki?

 

- ¿Hm?

 

- Yo también te amo desde siempre.

 

Yukki brilló con luz propia cuando sonrió ante esta confesión. Ken le vio reír y le pareció lo más bello del mundo, nunca creyó que ese mismo día se desenlazaría años y años de mantener en lo más profundo de su corazón aquel amor que cubría con rebeldía.

 

- Te ofrezco algo -dijo Ken a lo que Yukki se sorprendió.

 

- ¿Qué?

 

- Te ofrezco noches interminables a la luz de la luna, sin salir más que para apreciarla. Te ofrezco remplazar el cigarro por los chicles, la bebida por la coca-cola. Te ofrezco cambiar las drogas por los besos, el sexo por el hacer el amor -musitó tomándole del rostro para mirarlo fijamente a los ojos-. Y sobre todas las cosas, te ofrezco la vida completa para casarnos, tener hijos, ser feliz con el otro al lado, dejar aquella oscuridad para iluminarnos mutuamente con nuestra luz.

 

- Mmmm me gusta -dijo con una sonrisa-, yo también te ofrezco algo. Te ofrezco todo este tiempo que hemos vivido antes de ésto, por todo el que viviremos juntos, amándonos. Te ofrezco días y días de completa agonía por ser la mamá de tus hijos, la persona que te haga sentir especial cada día y cada noche. Te ofrezco todo mi amor.....y toda mi pasión por las noches. Pero antes que nada. Me ofrezco a ser tu pareja de baile para mañana.

 

- Jajajajaja -rió por lo bajo Kitamura-, y yo acepto que lo seas.

 

Se mordió el labio inferior mirando al moreno con un amor impresionante. Se abrazaron y sintieron aquel aroma suave del otro, que el tiempo no se encargaría de borrar. Y sería el tiempo, el que más tarde ese día, les anunciaría la llegada de su primer hijo; el cual, parecía que llevaba unos dos meses dentro de su mamá. Y del cual siete meses más tarde nacería ante los gritos de dolor por el parto emitidos por Yukki y las lágrimas de emoción de Ken para ver a los padres que siempre soñó, ver a dos jóvenes los cuales sólo le brindarían amor y compresión para el resto de su vida.

 

 

Fin.

 

Notas finales:

T____T Lo sé. Todo esto surgió de un sueño. Se lo conté a Tetchan y a Naeya, y como esta última me dio la idea para hacer fic, tomé de los pelos (literalmente) a Tetchan y decidimos narrar esta historia. Bexos.

 

(1) Cornudo: Para aquellos que no saben, es sinónimo de que tu pareja te es infiel.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).