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METODOS CURATIVOS por GEYDATH

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Notas del capitulo: NO ES UNA HISTORIA REAL .......
- ¡Bill y Tom Kaulitz! - dijo una voz burlona desde el otro extremo del parque donde se encontraban - He aquí las inseparables "nenas".

Tom se irguió, temblando, de donde estaba sentado charlando con su hermano.

- Tom, olvídalo - susurró éste, agarrándole por su ancha camiseta.

El rubio, ignorando a su gemelo, miró con amenazantes ojos al creador de las burlas, dirigiéndose hacia él con paso decidido. Bill, preocupado, le siguió.

- Repítelo, idiota - escupió.

El otro chico rompió a reír con desdén.

- Nenazas - se carcajeó.

- ¡Maldito gilipollas! - rugió Tom, entonces, tirándosele encima para abofetearle.

Ambos chicos cayeron al suelo, mientras Bill gritaba algo parecido a:

- ¡No, Tom!

Y un corrillo de estudiantes les envolvía con miradas curiosas y sonrisas llenas de malicia y ansia de sangre. Tom, aún teniendo las de perder contra esa bestia, se las había arreglado para asestarle un puñetazo en el ojo, empezaba a ponerse azulado.

- ¡Tom, para ya! - rogaba Bill, agarrándole por la camiseta - Por favor, para...

Normalmente, el muchacho le hubiera ignorado. Cuando se estaba peleando, Tom era como un animal que no atendía a razones. Sin embargo, algo dentro de él se rompió al oír a su hermano tan preocupado.
Soltó a su presa y, levantándose del suelo, le escupió en la cara. Luego, echó a andar junto a Bill.

- Eso, Kaulitz, protégete en tu hermanito. ¡Cobarde! - chilló el que había empezado con los insultos.

Bill sintió como Tom temblaba de pura rabia mientras se alejaban de la multitud.

- Ni caso, Tomi... - le dijo, intentando tranquilizarlo.

Tom tenía la nariz sangrante, y le habían rebentado el labio en la zona donde tenía el reciente hecho piercing.

Hicieron el camino hasta su casa en completo silencio, hartos de tanto insulto injustificado. Con su banda, que formaban junto con otros dos chicos llamados Georg y Gustav, habían logrado ganarse mucho respeto, pero también enemistades y envidias. , pensaba Bill, cada vez que recibían un insulto a sus estilos de ropa y peinado o a su música.

Entraron en el hogar, y el mayor de los gemelos cerró la puerta con un sonoro portazo. Estaba muy cabreado, y a Bill le daba miedo cuando se ponía así...

- Tomi... - se aventuró a decir, observando los bruscos movimientos de su otra mitad.

- ¿Qué? - contestó éste, rudo, sentándose en el sofá de piernas y brazos cruzados.

El moreno no sabía si acercarse o huir de la rabia contenida de Tom. Su inconsciente sabía que acabaría cediendo, pero tenía miedo de acabar él mal parado. Suspirando, se sentó a su lado.

- ¿Te duele? - Susurró, mirándole el hinchado labio y sintiendo una curiosa sensación en el estómago.

- No - Se hizo el duro, pero se veía a la legua que eso tenía que escocer una barbaridad.

- Oh, sé que estás mintiendo - Exclamó Bill, escéptico.

Tom enarcó las cejas, pero rápidamente se le congestionó la mirada.

- ¿Por qué nos hacen esto? - Preguntó, con los ojos vidriosos.

- No lo sé - Negó el menor, entristeciéndose ante el rostro de su hermano - Pero no lo pienses; Algún día tendrán que tragarse sus palabras.

- Ojalá tengas razón..

Ambos chicos se miraron, antes de abrazarse con fuerza. No comprendían el por qué necesitaban estar tan cerca el uno del otro, y por qué el resto de la gente no lo comprendía.

- Te quiero, hermano - Murmuró el moreno. El otro le estrechó más entre sus brazos.

- Y yo, Billie, y yo...

Cuando se separaron, minutos después, pudieron comprobar como los cortes de Tom habían empeorado.

- Ve a lavártelos con agua, yo voy a por tiritas o algo así.

Extrañamente, el rubio obedeció a su gemelo y se fue a lavar la cara. Regresó con las rastas empapadas.

- ¿Te has lavado la cara o te has duchado entero? - exclamó Bill, con una pequeña sonrisa.

Tom gruñó entre amenazador y divertido. El menor, entonces, se dedicó a curarle los cortes de la nariz y las mejillas. Al llegar al del labio, dudó.

- No puedo vendarte el labio... - Dijo Bill, pasándole el dado por encima del piercing; Ambos se estremecieron.

- Eh... - Se sonrojó el mayor de ambos, evitando la tentación de acercarse más a su hermano - Yo... Pues no sé.

Bill parecía hipnotizado por los labios de Tom. Se mordió los suyos propios inocentemente, en un gesto que hizo suspirar al otro.

- Siguen sangrando - Susurró el pequeño, acercandose más.

Estaban tan cerca que sus narices casi chocaban.

- Ah... ¿Ah, sí? - preguntó el de las rastas, entreabriendo la boca - Quizá encuentres la manera... de curarlos.

El otro solo sonrió.

- Quizá...

Sin poder soportarlo un segundo más, ambos se fundieron en un cálido beso. Cerrando los ojos, el menor lamió la herida, haciendo que Tom gimiera imperceptiblemente. El rubio, entonces, agarró a Bill con fuerza por las caderas y lo sentó en su regazo. Profundizó el beso, presionando a su relejo por la nuca y penetrándole la boca con la lengua.

- ¡OhjoderTomi! - jadeó Bill, frotando sus ya duras erecciones, en busca de más fricción.

El otro abrió los ojos en desmedida ante las oleadas de placer que le estaban transmitiendo por todo el cuerpo.

Sin apenas parar para respirar, los gemelos siguieron besándose y frotándose por un buen rato. Hasta que...

- ¡Joder, voy a correrme Bill! - exclamó Tom, volviéndoles a fundir en un hambriento beso.

- Hmm.... - correspondió el menor.

- ¡HOLA CHICOS! - oyeron, de pronto, desde la puerta - ¿Estáis ahí?

Se pegaron tal sustó que Tom envió a su hermano hasta la otra punta del sofá. Éste ahogó una risa histérica.

- Sí mamá, en el salón - dijo, entonces, mirando lascivamente al mayor, que seguía recuperándose del infarto.

Justo cuando Simone aparecía en escena, Tom terminaba de acomodarse la ropa y Bill eliminaba rastros de saliva.

- ¿Ya os habéis peleado? - preguntó la mujer, frunciendo el ceño.

- Algo así... - susurró el moreno, divertido.

- No sé que te hace tanta gracia, Bill. Venga, venid a ayudarme con la cena - exclamó, enfadada, yendo hacia la cocina.

Una vez solos, Tom sonrió.

- Quizá deberíamos pelear más a menudo, sobretodo si luego me curas de este modo.

Bill se lanzó a besarle, entre risas.

- Quizá...

Sin duda, aquella noche iba a ser MUY larga.
Notas finales: ES MI PRIMER FIC ¡¡¡¡ ESPERO QUE OS GUSTE

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