Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vendetta por katzel

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Idos... cerrad las ventanas... dejad de hablar... permitidme enterrarme aquí... en este salón donde todo comenzó.

Las heridas en carne viva no pueden ser curadas... por eso apartad de mi todos los rayos de sol y llevadme al lugar donde las risas no penetren con su crueldad cristalina en mi acabado cuerpo.

Os odio...

No tenéis la culpa... pero no podéis hacer nada por evitarlo.

Os odio...

No estáis a la altura de mi apasionado corazón... de la pena real que me encierra y que no puede ser arrancada de mi pecho sin dejar un vacío.

Odio al género humano y me sumerjo gozozo en la misantropía.

En la soledad de mi casa victoriana que se cae a pedazos con sus jardines secos... aquí... en esta decadencia todavía soy un hombre... entre los papeles viejos del ático... con los mechones de cabello de Hortense como recuerdo... con la sonrisa de Jerome dormida aún sobre el descansillo luego de hacer el amor...

Aquí soy la joya preciosa y diamantina que doblegó a los más orgullosos y solitarios espíritus nocturnos...

El dueño del amor...

Afuera... sólo soy un miserable noble en desgracia...

Un recuerdo vacío...

No vean mi rostro... devastado por el tiempo... y la luz mortecina de mis ojos que ya no se reflejan más en los espejos...

Y mis manos diáfanas y tersas ahora tiemblan de frío en el invierno...

Dejadme... de una vez por todas...

Seguramente creéis que mi vida es algo que puede regresar al camino que todos llevan.

Y que alguien puede venir a rescatarme...

Y me contaréis alguna fábula para niños donde mis gritos y mis miedos son fáciles de borrar...

Quizás si yo os digo por qué he elegido ser un cadáver... quizás si os revelo la razón mientras devaneo la madeja de mis pensamientos en el caminar pausado de la tarde...

... si murmuro mi historia mientras me abro paso por los cascarones de rosas muertas de mi antiguo jardín... entonces alguno podrá comprender la magnitud de mi desgracia...

... ni una palabra de consuelo o misericordia espero de vosotros... es sólo... que hoy... tengo como una premonición de lo extraordinario... y estoy inusualmente deseoso de que me comprendáis



Desde este banco de piedra fui mirado por vez primera por Hortense.

Él tenía catorce años... yo quince...

Él era el hijo del jardinero... y yo el hijo del amo...

Es una historia tan clásica que no necesito dar los detalles.

Sólo que esa mirada nos condenó para siempre a una pasión inusual, carnal y espiritual a la vez, ardiente y profunda... por lo que sentíamos que nada la consumiría jamás.

Era mi otra mitad.

Tenía los cabellos ondulados y de color castaño... los ojos dorados y el mirar más dulce que ningún joven enamorado podía tener...

Cualquiera que le viese con otro traje le hubiera tomado como un príncipe o un joven rey... tenía una presencia que merecía todos los homenajes.

Hortense a solas en el jardín, aguardando por mí... lleno de esperanza y amor... temblando... sonrojado... amante... cómo me gustaría volver a acariciar nuestras delicias de aquellos años...

Yo evadiéndome con cuidado para ir a verle... respirando apenas tras las columnas... dándome valor a cada paso sabiendo que al final estaban sus brazos para recibirme.

- Hortense... -

- ¡Andrew...!

Y luego él apretado contra mí... horas enteras... tranquilo... seguro...

Por sostenerle así... le dije que libraría mil batallas victorioso...

Así era la sublime fogosidad de mi adolescencia y la fuerza de mi voluntad indomable.

Ninguno de los dos pensaba realmente en el futuro, deslumbrados por la perfeccion de lo que compartíamos.

Echados y abrazados bajo un fuerte árbol tocábamos las flores que se desprendían como estrellas que se podían tocar...

¿En verdad ha sido eso mi pasado... ha existido un Andrew y un Hortense bajo ese árbol hoy muerto y carcomido por los años?

Cada día fue atesorado como la más valiosa posesión...

Sin embargo mi padre estaba ya al tanto de aquella prohibida relación.

Y cuando llegó el momento no pude proteger a Hortense...

Fue repentino... nada me preparó para lo que iba a suceder... y a partir de ahí todo lo que yo conocía fue despedazado ante mis ojos.

Esa tarde hacía más frío que el de costumbre.

Oí a los cuervos agoreros decírmelo...

Pero no quise creerles...

"Hortense... ya no volverás a verlo... Hortense... te ha sido arrebatado..."

Empecé a correr sin saber bien por qué.

Mi padre estaba parado ante nuestro árbol dándome la espalda.

- Te has demorado demasiado - dijo sin mirarme.

Mil pensamientos confusos asomaron entrelazados en mi ser... ninguno podía ser pronunciado...

Sólo abrí mi boca pero los labios se movieron en silencio.

- He desterrado a Hortense... no te atrevas a preguntar la razón ni el paradero de ese muchacho... será inútil... nunca volverás a verlo...

Lo habían dicho los cuervos...

Hortense no regresaría a mí.

- ¡Padre...!

- Hice lo que tenía que hacer... era mi deber... estabas olvidándolo todo...

Caí arrodillado al piso abrazado a mí mismo y derramando dolorosas lágrimas.

- ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! DEVUÉLVEMELO, DEVUÉLVEMELO, DEVUÉLVEMELO, DÁMELO... DAME A HORTENSE AHORA... DÁMELO ¡ES MÌO...! ¡ES MÌOOO!

Golpeaba el piso con ambas manos.

- ¡HORTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENSEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!... ¡noooooooooooo!  cómo te has atrevido... el... es...mío... él...

Estaba en shock.

- Hijo...

- ¡Cállate!...silencio... no eres ya mi padre... no eres nadie... deseo que te mueras... te odio tanto... ¡no me toques!... iré a buscar a Hortense... nadie lo separará de mí... eso no es posible...

Y salí corriendo dispuesto a recorrer el mundo entero con tal de encontrarle.

Pasé siete días caminando sin comer ni dormir.

Preguntando a todo aquel que pudiese darme una mínima pista... le describí miles de veces y en todas me encontré con el rostro grave de los desconocidos que se movía de un lado al otro.

Al amanecer del octavo día me desmayé y fui llevado a casa.

Desde entonces hasta el día en que mi padre murió no volví a hablarle... ni siquiera fui a verlo en su lecho mortuorio...

Apenas dio el último suspiro me dediqué con energía a la búsqueda de Hortense...

Habían pasado ya dieciséis años y a pesar de ello no me di por vencido.

Mis esfuerzos dieron su resultado... mi Hortense estaba en un pequeño pueblo del interior...

Ordené se me prepare el carruaje y completamente emocionado volé hacia él.

En el camino me asaltaban las dudas. ¿Y si en ese tiempo me había olvidado? ¿Y si se había enamorado de otro? ¿Y si...?

No tenía importancia... sólo frente a él por fin podría encontrar la paz a tantos años de tortura.

Al bajar del carruaje vi dos cuervos negros...

- No puede ser...

Con la capa al viento corrí sin control.

"Hortense"

El lugar lucía destartalado y sin signos de vida.

Un viejo pescadero pasaba con su carga negra sobre la carreta.

- Disculpe... ¿qué ha sucedido aquí...?

- El muchacho... pobrecito... dios le tenga en su gloria - bajó su raído gorro y se lo puso en el pecho -... él no era de este mundo... era un ángel de bondad... siempre ayudando a los necesitados... a pesar de las cosas horribles que tuvo que vivir aquí en este pueblo pequeño... pues se rumoreaba que fue el amante de un noble... aquí la gente fue muy cruel con él sabe... le trataban como a una prostituta... pero yo sé que él a pesar de todo nunca perdió la fe... siempre luchaba aún en las peores circunstancias... con toda la adversidad... una vez dijo que el amor que había vivido en su adolescencia fue lo más importante y sólo con esa bella imagen podía vivir para siempre...

Giré cubriéndome el rostro para que no me viese llorar.

- Será que usted... señor... señor... espere...

El camino de regreso me pareció el más lúgubre y desolado cementerio de sueños que os podáis imaginar.

Hortense estaba muerto.

Y yo también.

De qué servía seguir odiando a mi padre en su féretro...

Me entregué a lo que venía sin pensarlo demasiado.

Fui amante de frívolas muñecas de porcelana... y me casé con la más despreciable y falsa de todas ellas.

Derroché mi propia fortuna en placeres inútiles.

Estaba buscando mi propia destrucción... deseaba dormir y nunca más despertar.

Hasta la aparición de Jerome.

El joven amante de mi esposa.

Parecía que a quien estaba buscando era a mí.

Jerome se introdujo como una serpiente en nuestra alcoba.

Y la indujo a actos tan deshonrosos que no me quedó otra opción que repudiarla y anular nuestro contrato.

Quién era este joven misterioso... de dónde había venido... era un enigma para mí.

Pero tenía una hipnótica fuerza de seducción que empleó sin piedad para atraerme.

No había lugar al cual mirase sin que estuviera él insinuándome secretos sacrilegios.

Mi alma vagabunda y sin anclas le tomó como un romance cualquiera.

Jerome fue perspicaz.

Me hizo desearle pero no me dio su cuerpo.

Me hizo amarle pero no me dio su presencia.

Intrigado por el rompecabezas fascinante que él era empecé a seguir sus cabellos marrones y sus ojos claros...

Y antes que me diese cuenta ya estaba enredado dentro de su arte.

Esta es la fuente donde nos encontramos...

No hicimos una cita previa.

No habíamos hablado antes... sólo nos cruzábamos en las fiestas de sociedad.

Era la noche de navidad... y los invitados estaban adentro elevando sus copas.

Yo no tenía nada que celebrar...

Le vi de pie mirando al piso arrastrando sus pies sobre la nieve.

Me pareció tan infantil... tan distinto al salvaje amante que todos alababan.

Levantó la vista y nos quedamos contemplándonos.

Ambos conocíamos qué significaba ese encuentro y sin mediar una palabra nos besamos.

Volví a nacer bajo el nevado y antiguo cielo de mis esperanzas.

Era el sol de mi existencia.

Jerome... se convirtió en aquel... que cálidamente fue acostumbrando mi corazón al mundo.

Estar en su regazo...

Sentarnos bajo el árbol donde los recuerdos estaban guardados fielmente.

Tomar su mano sin esperar nada más.

Juré que protegería a Jerome... por que no pude salvar a Hortense.

Ahora era más fuerte... dueño de mi destino y en él... los dos podíamos estar juntos.

No hubo nada oculto para Jerome.

Le hablé de Hortense y de todo lo que había significado...

En esos momentos su rostro se entristecía y tomaba una expresión nostálgica.

Lo atribuí al hecho de que estando enamorado de mí era natural que sintiese celos de una memoria tan querida.

Pero con los días Jerome empezó a caer cada vez más en la infelicidad.

Se secaba los ojos rojos en mi ausencia... paseaba solo y huía de la casa... se escondía de mí días enteros.

"Por qué lloras, Jerome..."

Ustedes ya debían haberlo previsto...

... yo no pude verlo hasta el final...

Jerome era mi propio hijo.

Había venido a vengarse de mí... y habiendo tantas maneras de hacerlo... eligió la que le pareció más cruel... aquella que me me llevara al olvido sin posiblidad de renacer...


Llovía... el cielo mismo lloraba de compasión.

Una bandada de cuervos se perdía en las montañas.

Iba tras él que insistía en perderse en ese bosque de álamos.

- ¡Aléjate de mí...! ¡Hemos terminado!... ¡Este es el final!

- ¡Jerome! ¡Jerome!...

No desistía... en esa lluvia infernal que mojaba hasta los huesos... no podía perder también a Jerome.

Ante el temporal se refugió en la antigua cabaña perdida.

Encendí la lumbre para los dos.

Su rostro era verdaderamente desesperado.

- Ven cerca al fuego - le dije en aquella oscuridad.

- Déjame...

- Sea... haré lo que quieras... pero por favor... acércate...

Apenas lo toqué se levantó y me arañó el rostro.

- ¡Por qué...! Por qué tienes que ser tan amable... si no fuera por eso... yo...

- Jerome... sólo dime la razón... te he dicho miles de veces que sólo te amo a ti... Hortense es...

Rompió a llorar inesperadamente.

- ¡No más! - se tapaba los oídos -... eres un mentiroso... un falso... tú... tienes idea de lo que Hortense tuvo que pasar...

Retrocedí un paso.

- Tú conoces...

- No sabes cuantas veces lloró inclinado a un fuego más miserable que este... tú no tienes idea de cómo se atoraron los gritos en su garganta... para maldecir el infierno donde estaba... y en vez de eso... se aferró a la estúpida idea de que vendrías a buscarnos... murió sujetando mi mano... y ni siquiera en ese momento pudo decir mi nombre... siempre eras tú... eternamente... toda la vida eras tú... ¡incluso cuando temblábamos de frío y no teníamos que comer...! Cuando se acostaba con otros por unas monedas... ni aún ahí te odió... pero yo si... yo sí te odié mucho... padre...

Tuve que apoyarme en la pared para no desmayarme.

- Jerome...

- Padre... si... tú eres mi padre... y yo era el niño que fue golpeado mil veces por ser el hijo de un despreciable y vil amante. Yo también te llamé un par de veces cuando tenía miedo a la oscuridad... y tu mano nunca estuvo entre las mías... y nunca fui besado en las mejillas ni alzado por ti... podía haber sido contra mí... tu olvido y abandono podia haber sido sólo contra mi... pero lo que no perdono... es lo que hiciste con Hortense...

Me deslicé hasta el piso completamente abrumado.

Su rostro se suavizó entonces.

- Eres lo que más odio... y lo que más amo en el mundo... tienes idea de por qué estaba huyendo de ti... no la tienes ¿verdad?...

Yo estaba convertido en un cuerpo sin voluntad.

- Cuando empezaste a hablarme de él... había tanta felicidad en tu rostro, indescriptible pasión... yo había venido esperando que él y yo hubiésemos sido un juego para ti... pero me di cuenta por tus preciosas memorias que tu amor había sido verdadero... tu culpa y mi odio provienen de tu incapacidad para hacernos felices... pero tu también habías sufrido... Hortense fue tan querido para ti... y con cada palabra... me hacías olvidar al padre ausente y ver a Andrew... el hombre... la amable persona que me trataba como la cosa más delicada del mundo... al joven de dieciséis años cuyo amado le fue arrebatado sin remedio... ¡no puedo soportarlo más...! Me quitaste todo lo que era más sagrado... pero me diste un amor sin límites, yo que carecí del afecto de los demás, golpeado y vejado fui impresionado por tu dulzura, rodeado por tus dulces palabras y pronto mi corazón se aceleraba pensando en tu amor, te hiciste insustituible para mí, y lloraba pensando que llegaría el día de nuestra separación... que se supone que debería hacer... quise irme... para no cumplir mi venganza... era por ti... para que no te enterases de quien era... veo que no ha sido posible...

Extendí una mano hacia Jerome.

- No me importa... quién eres... Jerome...

- Al final mi venganza ha sido cumplida... ya conoces la verdad... si me quedo no podremos ser como éramos antes... si me voy no podrás olvidarme... ¡Oh dios Andrew! ¡Te quiero tanto...! ¡He intentado guardar mis sentimientos... pero te AMO TANTO!

Se cubrió los ojos con las manos.

- ...te amo... - repetía una y otra vez fuera de sí - ...me he enamorado de ti... no pude... resistirme a tu forma de amar... y todo lo que yo quería que fuese cruel tortura se convirtió en dulzura... ¿llorarás en el futuro cuando pienses en mi?... pues yo también lloraré por ti desde la eternidad...

- ¡Jerome!

Apuntó la pistola directamente a su sien.

-  Gomen nasai Andrew... al final... eres al único a quien he amado... si sólo hubiese una manera de quedarme a tu lado... pero no puedo... estoy tan sucio.. te he herido tanto... intentando destruirte me he destruido a mí mismo...

Intenté detenerlo y el proyectil brilló fulminante.

Jerome, más deslumbrante, más bello y más enamorado que nunca cayó al piso herido de muerte.

- ¡Jerome! ¡Jerome!

Acarició mi mejilla.

- Cómo una persona que ama tanto como tú... no puede proteger a quienes le son queridos...

- Yo cumpliré tu venganza Jerome... sufriré hasta el último día de mi vida... pagaré con dolor todo lo que tú y Hortense tuvieron que pasar...

- Andrew... nadie podrá borrar tu rostro... de mi recuerdo...

Me incliné para besarle y antes que pudiese tocar sus labios, Jerome había dado su último suspiro.



Ya no tengo lágrimas...

A fuerza de derramarlas todas una sola noche... me he quedado vacío.

Esta casa, sus pasadizos, sus jardines están llenos de Hortense y de Jerome...

Cuando volteo puedo verlos aún esperándome...

Y por ellos sufro cuanto me es posible...

Todo lo que no pudieron gritar... lo que no pudo ser está encerrado en mi piel... lo guardo para cuando vuelva a verles...

Hasta que llegue mi hora...



Hoy he visto a un cuervo negro cantando en mi ventana...

... quizás sea la señal de que mi fin está cerca.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).