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Revoloteo de ánimas por suou

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Notas del fanfic:

 

 

 

Buenas. Este es una historia que se me ocurrió un día y quise compartirla con ustedes. Espero que les guste.

 

 

Notas del capitulo:

 

 

Espero que les guste. Los personajes son completamente míos.

 

 

 

Revoloteo de ánimas

 




…Exparser el rocé furtivo del contacto indecoroso que se aventura a la exploración fugaz e inestable de una mente frágil y sin intelecto.

 …Quedar rendido con el soló sonido del aliento que se entrecruza entre miradas furtivas y pretenciosas. El lento y dulce golpeteo de un corazón desenfrenado, que le han marcado el tiempo que debe permanecer activo. Qué como una caja musical le tienen quedar cuerda para que pueda sobrevivir, en una ilusión pasajera; que se destruye cuando ya no queda nada.


…Mimando el despojo llevadero de nuestros impulsos irracionales, que tomamos al sentir el suave destelleo en la oscuridad, que nubla, que sucumbe ante el débil e insano aleteo de nuestras quebradizas cadenas, que solo intentan atarnos y no lo logran.

…Introduciéndome en la llaga de un alma que no siente remordimiento por sus actos…No los siente, no los carga…No siente una milésima de vergüenza, al cometer esté acto que nos lleva al pecado.

…Sus brazos que se estiran en dirección del cielo, que se tornan cálidos, que se impregnan de la sofocante atmósfera de lucidez que se hurta, tras las sábanas que nos bañan como un rió calmado.

…El contacto de la superficie sedosa y tersa, que toma color a medida que mis dedos se resbalan. El grato jugueteo de mis manos desenfrenadas que buscan una escapatoria, sabiendo que ya no se puede volver atrás.

…Esa carne exhibida ante una mente demasiado exuberante e infantil, que desea ser enviciada. El frote de mi boca, que empieza a caer en un éxtasis al tiempo que el sofoco que se produce en tu garganta, al recibir el calor que brota al soplar, como un diente de león al viento.

La confusión desbordante de nuestros deseos, que se transforman en una delirante realidad, que nos mantiene prisioneros de verdades que pasan por verdades. Y se esconden entre una mirada desolada a punto de acabar…A punto de quedar callada, como un pétalo que toca el piso, dejando atrás su esplendorosa vida, y que, ahora se marchita en agonía.

…El arrebato primoroso de tu suavidad que se derrite al ser tocado, que el rubor sube en tu rostro, dejando marcado el exquisito momento de un recuerdo que no quiere acabar.
Rememoro los instantes que aspiro a tener, cada vez que la aflicción llega a mi. Cada vez que el tacto de mis manos me recuerda, solo un soplo de tu esencia que viaja en una habitación muerta. Opacada por la luz que no desea brillar y mantener su promesa oculta, de mantenerse allí…allí por ti…por ti…

Tú silueta que incontables noches se transformó en la melodía que necesitaba.

Puedo pasar mis manos en tu cabello, un poco largo; siempre se torno de un color cobre, cuando mis dedos lo peinan. Y luego el tacto de tu mejilla contra la palma de mi mano: “Un recuerdo se dibuja, cuando en tu rostro se forma una graciosa y sincera sonrisa”.

El peso de tenerte cerca, que me asfixia y el aliento se me va…Se me corta…

Las estaciones no son eternas. Viven y luego soló…Mueren. Para renacer, quizás en otra época…En otro tiempo. Son como nuestras manos que se entrelazan, se juntan y se quedan como una oportunidad indefinida.

Los días son flexibles, llenos de pequeños momentos que quedan grabados en láminas de papel, como un mero recuerdo: las sonrisa, los breves instantes tranquilos, el hecho de estar al lado de lo que nos gusta…Son y serán recuerdos de papel, que un día acabarán siendo sepultados en el dolor y la tristeza.

Siempre sentí cuando sostenía entre mis brazos, tu vaporoso cuerpo que desprende una extraña sensación de paz, de -“todo va a estar bien”- Tu esencia viaja, se divierte en una mente que desea y quiere acabar.
Logró escuchar el sonido de tu boca; palabras que deseo escuchar y sé qué, eso no es posible. Y eso, no quiero saber…

Lo único que sé, ahora: “es que no somos eternos”. Un día el aleteo se quebrará y caeremos despiadadamente, quizás al olvido y en el peor de los casos a la “nada”.
El cielo siempre brilla en la atmósfera desprendiendo el irritante calor, que nos aventura al candor de nuestras almas quemadas por la agonía, de ya no pertenecerse. El viento sopla enfermo al ver dos cuerpos desaliñados, mostrándose pudorosamente. Las sábanas nos mojan en perfume de una noche, ya pasajera, que nos insito ala perdición.

La brisa pulida de vida, nos agobia, nos ata y nos reprocha nuestro ser. Entra, recorre, viaja en este lugar, eleva el espíritu de un cuerpo desposeído, que codicia la virtud.

El hogar se está desmoronando, pedazo a pedazo. Los colores están quedando marchitos en la estación. Se llenan de polvo, que esconden recuerdos demasiado valiosos, que se extinguen en partículas brillantes, que adornan el espacio. Las puertas cerradas, que no quieren abrir, por la fuerza descomunal usadas en ellas, que han quedado selladas a más tratos. El pasillo que solía resplandecer, cuando los pasos sobrevenían en su cerámica y ahora permanecen enmustiados y en vagas piltrafas. El living se encuentra demasiado cerca, aún se puede escuchar el sonido vital, de días que han quedado marcados en memorias de cenizas, que flotan dispersándose en el aire.

La voz comienza a fluir: dulce, acompasada y hasta frágil, luego que el lento golpeteo de las manos, rozo las suaves piezas del instrumento, para que ambas ánimas se dejen entregar a su sofocante aspiración.

Nuestra ralea no existe, no sabemos cuál es, de dónde vino, ni como llegó aquí.

Inusitadamente tomo tus manos y las afirmó con vigor; sé qué duele y se que pronto terminará. Entrecruzó los dedos y el fervor emana angustiadamente. Nos lleva a la locura más inaudita que puedo reconocer en estos instantes.

El pretexto que busco en mi cabeza, no parece querer ser hallado. Mientras tus dedos revolotean igual que una poleta en la ropa. El pulcro corazón intenta teñirse de lo oscuro, de la simple codicia que poseemos. No lo quiero hacer, aunque busques la oscuridad en un alma, ya ensuciada, está no se puede volver igual que ella, soló puede traer desgracias y qué, la victima, al final se resigne a lo que ha quedado; soló un despojo inservible, que puede utilizarse y luego tirarlo, hasta que soló viva para ese fin.

El calor del cielo nos sostuvo en inocentes mimos: las remembranzas, se quedan guardadas en el aire en el cual hemos vivido…Y aunque encuentre la redención, al final del camino, no habrá escapatoria y quedaran marcadas, al igual que un retrato en sepia.

Puedo y logro saborear, el exquisito aroma de la perdición absoluta, en la cuál estás cayendo. Sólo en mi seno te sostengo, sólo entre mis brazos te afirmó…Y una vez más, acompasadamente, nuestros movimientos vivaces se comienzan a aniquilarse, uno a uno. Con una pericia inigualable viajan y se disfrazan en un mero juego de “algo”, que soló nuestras miradas lo saben de lo que se trata.

Hado, es todo lo que hay entre nosotros, es todo y lo único que nos ata…

Se intercepta al punto crucial, a la última acción que se puede perder entre la cadenciosa situación…

Afanadamente, intentó poder desplegarnos a lo infinito… A lo enjuiciante de la rareza humana. Y soló el tacto de una caricia, que está a punto de acabar, es lo que puedo sostener entre estos brazos, que se desvanecen en solo instantes, que el tiempo desea continuar.


Sé qué puedo escucharte, sentir y desear, lo que tú intentas buscar.


Afirmas entre tus manos pálidas, la ceda, que resbala sin ningún pretexto; y puedo presumir que la estación esta volviéndose a mover. Y al levantar tu frágil cuerpo, las llagas marcadas no desean quedar preescritas en esa carne que busca desesperadamente, pertenecer al otro bando. A lo oscuro, que es la vida. No desea ser ensuciada, aunque se le obligue a la fuerza. Y aunque lo has perdido, sé qué como un siervo más de este mundo, mi deber no es ensuciarte, sino, intentar limpiarme de mi propia putrefacción…


Das una vuelta, como una bailarina de ballet y la luz anaranjada de la luna, te abraza, mientras el viento sopla acompasadamente elevando el visillo del vidrio, que intenta brillar, absorbiendo su delatadora luminosidad…
Puedo y logro escuchar, tú voz; aquí, muy cerca de mí…Muy cerca…


--Gracias—


Nuestras miradas vuelven a golpearse, no con fuerza ni con amparo. Tú violeta mirada, que no es la verdadera, que esconde ese negro inminicente, endeble que ha sido sustituido por el color de las flores que crecen en casi cualquier lugar.


El espacio se quiebra y la coyuntura de la fragmentación de unos labios inocentes, que han buscado la única escapatoria que su ser, intenta encontrar.


Una noche más…Un tiempo más… ¿Hasta cuando escucharé el susurro del viento? Que solo viaja en el mundo, cuál trotamundo.; que soló se transforma y evoluciona de lugar a lugar.


Las ánimas que se encuentran deben permanecer quietas e inmovibles. Pero, aquella que esta oscura e impura, soló puede ser purificada por la que brilla, por el blanco que posee…


La tenuidad de tú débil cuerpo, que se desparrama, mientras el ave surca en el cielo y se afianza al anhelo de concernir a quien ha elegido, dentro de las posibles personas. El sosiego de tu cuerpo, hace que pueda permanecer, casi en el beneplácito de la cumbre de la montaña.


Fastuoso rió.


--No debes darme las gracias—reafirmo mi postura y palmo su mejilla decolorada, con leves matices rojos.


--Pero, de igual manera…Gracias—y entrecierras tus ojos, ya un poco nublosos.


--Si, lo deseas…


--¡Oh! …No, como puede ser. No te preocupes. Este es un secreto; para ti, para mí y para todos…


--Si es lo que dices, pero de igual manera, déjame hacerlo…


--¡Ya te lo dije!—sus cejas se fruncen ligeramente mostrando una cara seria—Es un secreto—y al final elevas un dedo, y lo pones frente y tocando tus acalorados labios.


Recónditamente me examinas y haces una vuelta para sólo dirigirte fuera de la habitación. Y no lo puedo evitar; me levanto, siguiendo tus migajas, como única pista.
Irreflexivamente me asaltas; cuantas veces serán que esos juegos infantiles los tengo que soportar. De vez en cuando tu forma de ser me sulfura y a la vez me convierto en una persona afable:


--Adiós…---recitas.


--Cuídate-solo, puedo decir esas palabras, mientras abres la puerta y te despido con mi mano, con el típico movimiento:


--Gracias. Y acuérdate.


--Si, si lo sé. No te preocupes…


--¡Gracias!—saltas, nuevamente en dirección en la cual me encuentro…


--Mi afición crecerá más, si sigues regando…


--¿No deberías largarte de una vez?


--Si…Adiós—y te vas, te pierdes entre el matorral bi-color, de degradaciones frías, que adornan el ante-jardín.


Vulgarmente, regresó a la habitación. Caigo, me retuerzo en la amnesia, de mi mente enferma, que no quiere sanar.

 

 



La pupa se ha vuelto mariposa, ha desplegado virtuosamente sus alas y comienza a volar. Desvolviéndose en los tallos de las flores; para poder, llegar a posarse en los pétalos, de esas flores grandes, pero no sabe que alguien más la observa…Alguien más sabe sus pasos y la trampa que está a unos pasos…La quiere cazar.


Meditabundo recorro cada rincón de mi mente, que se encuentra sosegada, por la culpa. El remordimiento es encontrado, luego de divagar por horas, en el sofá; tendido con alguna novela en mi pecho y el reloj golpetea furioso el minutero que avanza, sin ni siquiera pedir permiso.


Viciosamente, el otoño nos está dejando. Se marcha con sus colores a punto de morir. Se aparta su delicioso aroma y la tranquilidad de sus días, que han quedado marcados en la fotografía, que se ha vuelto el mundo.


La luz, ese cálido rayo se desvía y no alcanza a entrar, para poder abrigar ese espacio que ha empezado a enfriarse. Jubilosamente el viento da una última caricia a los árboles, que les dan las gracias…Y las hojas caen cubriendo y transformando el paisaje en colores dorados, en un reino dorado.


La alborada volvió a llegar una vez más, volvió a golpearme una y otra vez. El sonido choco; resuena, una y otra vez y se vuelve más fuerte, más insoportable….Y una sola palabra viene a mi mente.


--“Miseria”—


¿Dónde quedó la sonrisa? ¿Dónde a quedado el alma que deseaba volver?... ¿Dónde?


Gélidamente toco la comisura del libro, que a quedado olvidado y qué, probablemente sea mejor para el, mejor para su propio contenido…


Promesa.


Velada, está aquello que un día decidí guardar. Ahí…Está la prueba de mi palabra. De lo que realmente significo en este lugar. Lo que soy realmente…lo que cuento para…
…No logro decirlo. No puedo y no quiero.


…Obstinadamente, siento un cosquilleo en la mejilla. Guardado permanezco entre los brazos de Morfeo. Siento la inclinación del aliento tibio, que se despedaza en miedo.


--Por favor. Vamos despierta—


Se que algo te molesta. Algo que ahora, no tengo el interés.


--¡Vamos! Esto no es un juego…No lo es…no…lo…es. —me cepillas el cabello. —no lo…es…


El abrir por primera vez la vista debe ser doloroso, para un recién nacido. Ver tanta luz junta, debe ser injusto y que al final, esa luz se va cambiando por algo indefinido.


--¿Qué…- la frase se ha quedado cortada. Se ha quedado sin aliento.


--No lo preguntes. ¡No lo hagas!—te aferras a mi.

Abstraídamente me encuentro en estos instantes. No logro encontrar las palabras precisas para poder, reafirmar lo que siento en estos instantes.


--¿Tú secreto se ha descubierto?


--…--Tus labios se tuercen y te afirmas más a mí, las palabras están en tu garganta. No quieren salir. —Si…-


--¿Desde cuándo…


--¡No! No fue mi culpa.


--No te estoy preguntando eso…Sólo dime ¿desde cuándo?


--Hace un mes.

--Es por eso, que no has venido…


--mmm…


--Pero ¿Por qué estás aquí?


--Encontré la manera de poder ensuciarme completamente. —te separas. Y el brillo de demonio emana de la profundidad de tus ojos.


El ángel ha muerto.


El ángel ha caído.


El ángel, ya no es mi ángel.


--Pero aún así. Yo te dije mi postura. Yo no te voy a ensuciar. No voy a corromper esa inocencia—aspiró tu esencia; cuánto la hechaba de menos. Al fin puedo sentirme bien.


La paz ha vuelto.


--¿Por qué? Acaso ese no era el trato…! ESO ES LO QUE ME PROMETISTE!—me vuelves a mirar con disgusto. Tus ojos negros brillan. Hoy son noche pura.


--Lo sé, pero no lo haré. Quiero que seas limpio. Quiero que puedas estar orgulloso de esa inocencia que tienes…


--¡NO LA QUIERO! Odio lo que soy. Odio lo que desean que sea…Yo no lo quiero.


--Yo no te estoy diciendo que lo hagas. Sólo se lo que quieras ser. Sólo sigue con esa blancura, que me ha sostenido. Esa blancura que me mantiene aún en pie.


--Pero…


--No, es no


--Lo sé, pero aún así quiero…--bajas la mirada.


--Si claro. Si es lo que quieres.


--¡Gracias!—te afirmas a mi cuello y un pequeño y sutil beso es recibido en mi mejilla.


Enajenado el sentimiento se apodera. Ególatra se vuelve el eco que no quiere ser escuchado. Y embustero se vuelve mi ego.


La piel se eleva, se apodera de la razón y se elude todo primicia de lo que debería ser. Aflora como tantas veces en el pasado, la misma situación; primero el rocé silenciosos, que despedaza el silencio, luego el susurro desvirtuado que se puede aspirar; y nuevamente tras un tacto más las palabras son los protagonistas que llegan a escena; el viaje sinuoso y pasajero, que se divierte erráticamente, en la nívea figura.


Grácilmente recorro el camino que se ha trazado para mi…La esencia viaja y entre ese hetero movimiento. La abertura se entrecruza entre el aliento de nuestros cuerpos.


Brumoso, puedo sostenerte. Espléndidamente unes tus manos a las mías. El fin y el principio, sobreviene. Todo se ha unido. Se ha vuelto la cumbre de dos ánimas que sobrellevan, el significado…


Y el desenlace se abruma y se agazapa, mientras, las almas son llevadas al ápice de todo.


Efímero se vuelve el lugar, el momento, el instante en el cual se abrazaron para poder al fin permanecer quietas e intactas.


Esperanzadas encontraron el campo amplio, esparcido de flores que les esperaban…Ahora podían revolotear libres y elevarse al fin en el paisaje que deseaban surcar.


Efímero es el momento de paz.


Efímero es el principio de la verdad.


El sonido crujió entre las paredes, golpeo primero una pared, para llegar a la otra. El encuentro fue abrupto; una voz fuerte, un grito delicado y el sonido plañido se envolvió, trazando la acción. La ejecución del fin.
Efusivamente la sangre se elevo y comenzó a mezclarse y a decolorase a medida que iba escapando. El plomo entraba por la grieta, ya echa.


La lluvia cayó. Me baño en tibias aguas. Me abrigo tibiamente en su regazo…


Podía sentir el calor abrazándome; podía sentir un sollozo en lo lejano…


Y tú voz.


Tú voz liviana…Hermosa…Suave…Dulce…Tenue…


Puedo sentir como intentas sofocarme entre tus brazos y tu boca…Logro escuchar y no entiendo lo que tratas de decir:


--Lo siento…Lo siento.


--No te preocupes-digo. Y no entiendo por qué, no logro saberlo. —sólo debía pasar. Sólo pasó.


--Pero…Tú…


--No importa, estoy feliz…Soy feliz porque al fin encontré a mi ángel…


--Pero…--abrí mis ojos y te vi…Llorando…Caían lentamente por tu mejilla. —Mi ángel puro.


Mi voz se cortaba. No puedo mantenerla firme.


Un paso se aventura; y la voz molesta y pesada se eleva:


--Tú vendrás con nosotros. Debemos limpiar tu pecado. Estás sucio, estás insano. Te han ensuciado la mente.


--¡NO! No quiero. Yo pertenezco aquí…--y me afirmas más en tu pecho.


--¡Mira! Le has roto el corazón a tu madre. ¿Cómo puedes darnos la espalda?...


--¡NO QUIERO! No lo entienden. Aquí soy feliz, aquí si puedo ser yo….


El sonido fue quebrado nuevamente. Fue igual que cuando un pétalo rojo comienza a caer en el vació…


--Gracias…--


Alcanzó a escuchar tú voz diciendo en mi oído y tus labios tocando los míos.


Y más gritos. Más llantos.


El tiempo avanza…Camina, se mueve. Entre estas dos almas, las risas se quedan pendidas entre recuerdos marcados en su agobiante estar. Ahora pueden solo mantenerse atadas, esperando al fin acunarse mutuamente…


Secreto.


El arcano gira a lado contrario de la balanza, que se ha formado. Todo empieza a caer en un remolino, que abruptamente se va despedazando a medida que va dando vueltas y vueltas. El mutismo, es entonces, quién se convierte en el dueño del tiempo.


Oculto.


El olor se va quedando retenido en la estación. El suave y tibio soplo del viento sobreviene, dando una reconfortable tranquilidad. Cierra los ojos y los abre; aspira más y siente como si realmente, nunca hubiese pertenecido aquí…


Apagado el paisaje se encuentra, la brisa es escuchada por mi endeble pensamiento…Hace unos días, percibí la presencia de alguien, aún no sé quién es; que es lo que quiere, pero de algo estoy seguro…Debe traer algo ignorado por sí mismo.


Lentamente camina atrás. Rítmicamente juega con sus pies. Y el entorno es sustituido, por una noche infinita, alumbrada por los astros; el camino se transa en una visión transparente.


Mirada con mirada.


Sonrisa con sorpresa.


Palabras y el incómodo silencio.


Zozobradamente mi espíritu se ha roto. La luz al fin se posó sobre mí…Al fin me ha dado la escapatoria…El único refugio que anhelaba…


--Soy…--Todo se ha quedado callado…


--Un gusto—solo puedo decir.


--Tú eres…


--Soy… Pintor.


--Es decir… ¿pintas?


--No, ahora no. Ya no lo hago.


--mm…lo siento. —Tu mirada cabizbaja me llamo la atención. Nunca antes me había sentido tan liviano…Nunca antes había sentido que la culpa, ya no la cargaba.
Sentado bajo la arboleda y el suave aroma a otoño, nos embriaga de la sensación única de paz.


Una conversación como si nos conociéramos de días, años, incluso diría de vidas, que ya no se pueden recordar.
El tiempo avanza más lento de lo que ha avanzado a lo largo de mi vida.


Estoy tranquilo y sé puede notar a la distancia. Estoy feliz, eso no es bueno, no lo es, ya que la felicidad es lo que menos dura en está vida.


Feliz.


Atardece lerdamente, ya es hora. ¿Lo es?


--¿No deberías volver a casa?


--No…Aún es temprano. Cuando anochezca… ¿Si?


--A mi no retarán.


--Si…


Y los días venideros se transformaron en mariposas azuladas, que bailaban al compás del viento. La rutina se esfumó de mi vida. Yo mismo deje de perseguir el sueño que se había roto hace años. Lo deje, porque me di cuenta, que el verdadero sueño, no era ese, el verdadero solo era yo mismo. Yo que debía aceptarme como era y no sentir remordimientos del pasado, que estaba sepultado.
Ya no tendría pena por lo de ayer. El hoy se volvió mi vida. El hoy es lo único que me servia para vivir.


Y ambos crecimos, en ese poco tiempo; y luego sin darnos cuenta. El silencioso tacto de unos dedos que buscaban “algo” fuera de si mismo, se fue creando…


Primero, la mirada.


Segundo, las palabras.


Tercero, el tacto grácil de nuestras ánimas asustadizas que caían en el pecado.


Pecado.


Caer en lo más hondo del abismo. Perder todo lo que se ha construido, pieza por pieza. Dónde lo correcto intenta aniquilar lo incorrecto; y esté solo quiere que se le tome en cuenta…Porque sabe que no esta haciendo nada malo, solo esta luchando por lo que cree, que es lo mejor.


--Este será mi secreto, tú secreto y estará oculto para todos.


--No es lo correcto—levanto y remuevo sus cabellos cobre. —No se puede luchar contra la masa.


--No importa, este camino ya ha sido elegido. El camino que se escoja es el correcto, si realmente confías en ti.


--Pero…


--¿Una vez más debo decírtelo? No te preocupes, este pecado sanara. Lo curaremos.


--No es a lo que me refiero. Solo creó que no deberíamos continuar.


--El tiempo es corto. Lo bueno pasa pronto. Es como pintar un cuadro, no te das cuenta cuando ya esta terminado. Además, fue mi decisión y tu prometiste ensuciarme…Lo prometiste.


--Si, pero está no es la forma correcta…


¿Cuántas veces le dije que seguir este camino, no era lo correcto?


Volverse pecador es fácil; volverse basura también lo es. Pero ¿Cuál de los dos es peor?


Ocultos, aferrandosé a lo normal. Día a día, clandestinamente jugando un juego a ciegas, que se vuelve más adicto al sentir, que la única forma que se puede decir, es y será la afición que se vuelve más a lo deshonesto, que mi alma debe cargar.


Nuestra vida se convirtió en efugio de dos almas que desean zozobrar en la marea de emociones, que afloraron en el tiempo. Y sigue creciendo, evitando marchitarse.
La inocencia no se puede comprar. No se puede obtener, ni vender. Es una de las virtudes más especiales que se puede tener, ya que la maldad y la bondad están en permanente equilibrio. Por lo tanto no se debe desear, ni intentar ensuciar un alma inocente.


Mi hogar se vestía de claridad. Y pensaba que ya podía dejar de buscar más. Mi codicia se perdía…Se deshilachaba, hebra a hebra…deshaciéndose.


La risa alegro el espacio marchito, los colores fríos se abrigaron de lo que significa la calmada sonrisa. La vida floreció en lo raso de la tierra.


Las estaciones se trasladaron, las fiestas le siguieron. Y sin darnos cuenta, el día en que el cielo brillo más que cualquier día en el año, llegó. El asombroso, el delicado toque del viento, el abrazo misterioso tras el liso contacto de nuestras manos en el infinito y solitario patio de mi casa. Se logra sentir el estruendoso golpe que rompe el cielo, deslumbrando a miles que buscan permanecer allí…


El verano.


El calor nos sostuvo entre sus brazos, nos reconforto con la tranquilidad de mi alma culpable, por traerte a la desdicha de este camino…Nunca debí de conocerte, se que esto esta mal, pero una vez que se transa el nudo, es realmente difícil de desarmar. Y en lo más hondo de mi ser, prefiero creer que es lo correcto, aunque sepa que el aceite no se pude fusionar al agua.


El juego de las manos se volvía más fácil, más estremecedoramente atractivo. Ya no existía la vergüenza, había tomado su maleta y se había marcado.


Un beso.


El beso marco el comienzo del todo y tiño al tiempo de rubor.


Y el otoño nuevamente llegó. Trajo consigo su mundo dorado.


La mentira se transformó en verdad. Y la verdad se transformó en secreto; y el secreto se reveló…


Secreto.


La lluvia cae, traviesa y melancólicamente. El calor se va, se extingue entre
el sollozo atrapado en el lugar.


El silencio se esta quebrando pedazo apedazo; esta cayendo la ventana de la verdad. El pecado se ha descubierto.


--¡NO!—el grito de mujer rompió el trayecto de mi memoria. Mientras aún me sostenía en la vida; la vi correr cerca de nosotros, su vestido lacio se arrugó al caer de rodillas, mientras intentaba alguna señal de vida en tu cuerpo…


--¡Dorian! ¡¿Qué has hecho?!—y nuevamente llora, abraza tu cuerpo pequeño, que pierde calor. Aún me sostienes mi mano. Todavía no quieres separarte de mí; y una última mirada:


--Dierth… Te amo. —dices entreabriendo tus labios decolorados.


La mujer me mira. El odio se va volviendo pena y la pena se va transformando en angustia. Y abraza más ese cuerpo que se va…


--Te amo…-- mis últimas palabras.


Ya no hay más…Es todo. El final del camino se ha convertido en mi vida, un poco fofa. Pero es bueno tener paz cuando está por llegar el fin…


La felicidad dura poco. Es como un pestañeo; como la caída de una rosa.


La felicidad es lo que buscamos al final del camino. Sin ella no logramos crecer, sin ella, el logro no existe.
El alarido se volvió cada vez más lejano. Alcanzó a sostener más fuerte tu mano, mientras nuestras ánimas desteñidas logran buscarse entre el alboroto.
La lluvia cae, no quiere dejar de perseguir su sueño ínfimo.


La música se puede escuchar al doblar el pasillo. La luz nos ata, mientras permanecemos mano a mano, en el viaje que tomamos.


Paz.


--¿Es lo correcto?—logro preguntarte.


--Si. —sonríes soltando mi mano y corriendo a toda dirección, danzando y riendo feliz.


El pecado se transformó en lo correcto. Y lo correcto se convirtió en mi vida.


Mi vida fue en cierta manera buena. Hubo altos y bajos. Y cuando creí que la culpa me perseguiría eternamente, se me dio la oportunidad de redimirme con un alma pura.
Nublosamente vuelvo a sonreírte. Te acercas estrepitosamente como una bandada de aves. Y te afirmó:


--Gracias—le digo.


--Gracias a ti. Ahora puedo ser lo que quiero ser. Ahora las cadenas se han roto. – me muestras tus manos.


--mm…- ensancho una sonrisa.


--Y mi anhelo crece más y más. ¿Crees que podrás soportarlo?


--No lo se. ¿Eso es parte de otro secreto?


--Si…


Mis memorias se van cambiando, hay demasiados recuerdos. Hay demasiadas piedras en el camino.
Decidir lo que deberíamos de borrar, seria una buena decisión. La mancha se podría borrar fácilmente.


Y aunque al final creó que nunca logre ensuciar tu alma, la culpa me vuelve a perseguir. Arrastrarte no era lo correcto, pero era mejor ser yo la espina de tu tallo.
El cielo ahora nos bañara en su regazo, acogiéndonos mutuamente. Nos perdonará, regalándonos caricias dulces y sosegadas por el aroma dulzon del viento.


Nuestras manos selladas quedarán; se guardaran la tristeza y expulsaran lo oscuro de algo, ya pasajero.
Y aferrandonos cercanamente, nuestras almas se darán el mimo que buscaron.


Y sin darnos cuenta el tiempo juntos fue la tranquilidad que un alma sosegada como la mía necesitaba.


Ya no hay culpa.


Ya no hay remordimiento.


Ya no hay fantasmas del pasado.


Ya no hay color en el color.


Y este es el final. La página se va quemando a medida que el viento recita y las nubes vuelan en lo alto. Escondiendo lo que tú y yo tuvimos.


Efímero es el amor.

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

¿Y que les pareció?

Espero que les haya gustado...

Bye. Cuídense.

 

 

 


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