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Planes de venganza por Axia

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Notas del fanfic:

Jharkav:
Me pediste una vez que te dedicara un capitulo, pero mececes un fic completo.

Disclaimer: Naruto no me pertenece, pertenece a Masashi Kishimoto
Esta historia está escrita sin ánimo de lucro.

publicidad:aqui dejo el enlace de una maravillosa nueva historia de nevsky  que podria encajar en la secuela de esta. http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=33904&chapter=1

 

Notas del capitulo:

Sasuke se retiró con un kleenex los restos de semen en su vientre y su pecho y lo desecho en la basura junto a la última pizca de piedad que le quedaba.

 

Sentado en la cama mirando el suelo fijamente, sumido en sus pensamientos, encajando las últimas piezas, repasando una vez más el plan, pendiente de no haberse dejado ningún detalle suelto.


 No tenía necesidad de torcer la cabeza, no le hacía falta pues notaba la tranquila respiración a su espalda pero, aun así, se giró una vez más para asegurarse, casi obsesivamente, de que allí estaba el último y el más importante engranaje de su plan.

 

Contempló al joven desnudo dormido en su propia cama, exhausto por el cansancio, había caído rendido de inmediato tras su segundo asalto, ayudado también por el contenido de la botella de vino, medio vacía y ya caliente, que estaba en la mesilla además de otras tantas de champagne que quedaban en el salón.

 Recorrió cada uno de los detalles del joven con parsimonia: desde su piel ahora cubierta del semen y del sudor de ambos, su cabello rebelde completamente despeinado, humedecido por la abundante transpiración, las manos rudas por el entrenamiento, tan diferentes de las suaves y blancas que el ansiaba y, por último, se fijó en las marcas que lucía todo su cuerpo, y se sintió malsanamente orgulloso como si esos arañazos y chupetones que se había esmerado en definir perfectamente sobre aquel cuerpo fueran  los trazos de su mejor lienzo. Pero reparó en uno en concreto casi borrada por el tiempo que no reconoció como propio.

 

Al contrario, sabía perfectamente a quien pertenecía.

 

Aquello, le hizo sentirse inexplicablemente angustiado. Y Sasuke se vio obligado a reprimir las ganas de despertarle bruscamente y largarle de su casa a patadas, como estaba acostumbrado. Pues, si esta fuera una situación normal, no le hubiera permitido semejantes confianzas después del sexo. A esas alturas, como cualquiera, estaría fuera de su vista, de su casa y de su vida, y tan pronto cruzara el umbral de su hogar, olvidaría su nombre y su cara.

 

Pero en esta ocasión no podía permitirse eso. Aún era demasiado pronto, y había invertido mucho esfuerzo hasta dejar al joven exhausto, agotado a más no poder por lo que sin duda habría sido el mejor polvo de su vida, pues Sasuke así lo había procurado.

 

Aquel joven se sentía abrumado por la generosidad en la cama del Uchiha, pues el moreno había antepuesto en todo momento su propio placer para este joven disfrutara. Contradiciendo las leyendas que hablan de su proverbial egoísmo.

 

Qué equivocado estaba. 

 

Nada altruista mueve al último descendiente del clan Uchiha. Para Sasuke sólo había sido un trámite que debía cumplir.

 

Si todavía permanecía en su cama, no era por el deseo de Sasuke, sino porque él tenía que estar ahí, en su cama dormido placidamente hasta que, más adelante, le sirviese.

 

Pues, al fin y al cabo, él era el engranaje más importante de su plan, el desencadenante de su nueva venganza

 

Su venganza por el dolor que la ausencia le ocasionó, por lo vacía que quedó su vida después de que acabara, por la soledad que se instaló definitivamente en su casa, ausencia que intento espantar compartiendo su cama con un sinfín de mujeres y hombres sin nombre, y con un solo rostro.

 

Hoy se vengaría de ese rostro, por no dejar de atormentarle, incluso desde la distancia.


El joven a su lado también se vería involucrado, por apoderarse de lo que más quería, por haberle mostrado lo increíblemente solo que se encontraba, después mostrarle la felicidad y arrebatársela.

 

Por traicionarle. Sasuke no perdonaba una traición

 

Le volvió a mirar, reparando en su respiración pausada y deseó tener, aunque fuera , la mitad de esa tranquilidad, de su paz. Pero ese no era el momento de relajarse. Sentía cómo la excitación por lo que vendría le recorría el cuerpo quemándole las entrañas.

 

El timbre le sacó de sus pensamientos, a pesar de que el estridente sonido le llegó amortiguado hasta su habitación. Estaba seguro de quién esperaría en la entrada pero, aun así, descorrió levemente los estores para mirar por la ventana hasta distinguir la imponente silueta que se erguía en su puerta a través de los cristales.

  

Cerró la persiana para que la tenue luz de la luna llena de Konoha no despertara a su última conquista, y salió de su habitación descorriendo la shogi* muy lentamente, para no perturbar con ruidos el descanso del joven.

En el pasillo se encontró con la ropa del muchacho tirada en un montoncito en el suelo. Recordó cómo fue él mismo quien se la quitó intencionadamente allí y no dentro de la habitación, y una sonrisa viperina adorno su rostro. Le pegó una patada al montón de ropa para esparcirla por todo el suelo. Así sería más fácil reconocer a su dueño

 

Cuando llegó a la entrada, donde sabía que detrás del portón le esperaban impaciente, se tomó unos segundos para mentalizarse, para deshacerse de culpas.

 

Ya había llegado demasiado lejos para echarse atrás.

 

En ningún momento pasó por su cabeza el cubrir su desnudez, y abrió la puerta mostrando su cuerpo con total impudicia

 

Y allí estaba él. Tal como le recordaba y, a la vez, más bello que nunca. Imponente, elegante, distinguido, indómito, Gaara.

 

Como siempre. Como nunca.

 

Sasuke le contempló fijamente, apoyado en la jamba de la puerta, sin dirigirle una palabra de bienvenida pues ambos estaban por encima de esa absurda muestra de cortesía. Ambos sabían bien que su presencia no siempre era del todo grata, pero ninguno de los dos tendría valor de cerrarse la puerta.

 

De acudir cuando les llaman.

 

Sasuke no se apartó ni un milímetro. Conocía a Gaara lo suficiente como para saber que no desviaría su camino, aunque eso significara rozar la piel desnuda del Uchiha. Aunque robado, Sasuke necesitaba aquel contacto.

 

Tal y como el Uchiha predijo, Gaara ni hizo el amago de apartarse cuando traspaso el umbral.

 

El kazekage se descalzó y colocó su calzado ordenadamente en el porche, donde había otros dos pares de sandalias Ninja: unas perfectamente ordenadas, mientras que las otras parecían haber sido tiradas por su propietario de cualquier manera.

 

Siguió los pasos de Sasuke que le llevaban al salón. No es que lo necesitara guía, había aprendido aquella casa como si fuera la suya propia. Recordaba cada detalle con una claridad meridiana. Sabía que le estaban conduciendo al salón.

 

Pero lo recordaba mas limpio.

 

En la mesa todavía quedaban los restos ya fríos de una opípara cena para dos personas. Una botella de champagne absolutamente vacía, las conchas de ostras y las cáscaras del marisco fresco delataban el costoso menú.

 

Se le hizo raro ver una sola copa encima de la mesa, hasta que se fijo en que la segunda estaba rota en el suelo, con el alcohol mojando la moqueta.

 

Un sofá completamente desecho, los restos de la ropa del Uchiha incluyendo los calzoncillos en la lámpara, los objetos de decoración varia caídos al suelo y desperdigados  por toda la superficie… era el resto del panorama que presentaba la habitación.

 

Gaara se quedó inmóvil en el salón, a pesar de conocer esta casa como propia, a pesar de todo el tiempo que había pasado en ella, ahora sentía que era un extraño en su otrora segundo hogar. Contemplar el desorden del salón era como ver las ruinas de su pasado.

 

Era la primera vez que la visitaba desde que todo terminó, y el aspecto del salón no le ayudaban mucho a alejar su mente de aquel abrupto final

 

Sin palabra alguna, Sasuke se marcho del salón tomando la puerta de la derecha, por lo que supuso que se dirigía a la cocina, dejándole a solo con los pensamientos que le atormentan y el desorden.

 

Las sandalias en la entrada, los restos de la cena , la desnudez del Uchiha y el desorden que presentaban la casa le dio a Gaara pistas mas que suficientes como para saber que había estado haciendo el ultimo Uchiha antes de que él entrara. Pero, por encima de todo, lo sabía por propia experiencia. Nada ponía freno a la pasión de Sasuke: las estanterías volcadas eran testigos de esa pasión. Gaara era consciente de ese hecho. Dolorosamente consciente de que el salón presentaba ese desastroso aspecto porque ahí se iniciaron los salvajes los juegos amorosos.

 

Demasiado consciente, pero demasiado tarde se dio cuenta.

 

Nada le frenaba. No pudo hacerlo la ética ni la moral, ni el amor. ¿Por qué iba a hacerlo el decoro?

 

Cuando Sasuke regresó, igual de desnudo, llevaba en las manos dos copas de fino cristal que el propio Gaara compró, y una botella de vino a medio terminar. Y escanció el líquido tinto en ambas.

 

-¿Vino? -dio un pequeño sorbo en su copa y ofreció la otra a Gaara- Es el que te gusta.

 

Gaara miró fijamente la botella y Sasuke tenia razón: era su tinto favorito. En otro tiempo la tomaría gustoso, pero en ese momento…

 

-Está medio vacía- señaló el escaso contenido del tinto que quedaba.

 

-La copa no -refutó Sasuke, y la ofreció nuevamente.

 

-¿Intentas seducirme a mí? -preguntó incrédulo e indignado.

 

Se quedaron en silencio mirándose el uno al otro. Gaara negó con la cabeza y decidió cambiar de tema bruscamente. Quería salir de ahí lo antes posible.

 

 -Un mensajero me entregó una nota diciéndome que me esperabas en tu casa cuando cayera la noche -el tono de voz de Gaara exigía una respuesta

 

-Sí, la hice enviar yo -mientras hablaba, se acercó al kazekage.

Demasiado cerca para gusto de Gaara, que tuvo que reprimir la pulsión de ataque de su arena.

 

A esa escasa distancia, Sasuke le ofreció el vino nuevamente.

 

-Me ofreces las sobras que han dejado tus sucias conquistas -expuso, rechinando los dientes de ira.

 

-Tan perspicaz como siempre, Gaara.

 

Se quedó mirándole unos instantes con la decepción filtrándose en sus ojos, pues contaba con la nimia esperanza de que Gaara le siguiera su juego y no le obligara a continuar.

 

Sasuke se sentó sin pudor en el sofá. Mientras, Gaara se acomodó cerca de él en una incómoda silla que estaba volcada en el suelo. Una vez sentado, Sasuke le vuelve a ofrecer la copa.

 

-No quiero beber. Quiero saber por qué me has hecho venir -exigió, apartando groseramente de un manotazo la copa-. Si no es molestia, claro -añadió después, al darse cuenta de ser demasiado impertinente, pero sin variar su tono de voz.

 

-Veo que años de diplomacia han hecho efecto en ti, Kazekage-sama -gruñó con ironía-. Te has vuelto más cortés con los años.

 

Sasuke tomó la copa que Gaara rechazó y se la bebió de un sólo trago.

 

-Todos cambiamos, Sasuke. El tiempo nos hace cambiar a todos -refutó Gaara.

 

- Tu lo has dicho, Gaara, todos cambiamos -recalcó con fuerza

 

Un tenso silencio llenó la habitación empañado de recuerdos y susurros cariñosos. Las caricias en la piel de ambos quemaban como nunca. La atmósfera se iba tornando poco a poco más irrespirable, aunque ninguno lo comentase en alta voz.

 

-¿Por qué me has llamado? No creo que tú me hayas hecho venir sólo para que contemple la nueva decoración de la mansión Uchiha... O a ti -Gaara rompió el silencio de forma directa, tal y como acostumbraba, refiriéndose a la falta de ropa del Uchiha.

 

En ese momento se fijó en lo inapropiado que resultaba estar completamente desnudo delante del kazekage. No se refería a la descortesía por el mayor rango que ostentaba Gaara, sino porque aparecer así había sido un insulto a la inteligencia del pelirrojo. No necesitaba ser tan groseramente evidente para que él supiera que no había estado solo.

 

Agarró un kimono arrugado de color morado oscuro y con parcos adornos en negro que encontró en el suelo y se cubrió con él. A pesar de lo arrugado y la mala calidad de la tela, alrededor de Sasuke aquello parecía alta costura.

El Uchiha tenía ese don.

 

-¿A qué te refieres con nueva decoración?  No he cambiado nada desde que estuviste aquí la última vez -dijo Sasuke, clavando sus pupilas en las de Gaara mientras todavía se ataba el barato obi.

 

-El desorden -dijo, mirando a ambos lados del salón para enfatizar su frase, pero sobretodo para quitarse de encima la inquisitiva mirada del Uchiha. Pues, aun sin el Sharingan activado, en los ojos residía todo el poder de Sasuke-. Déjame adivinarlo: una cena que ha acabado en algo más. Una pobre infeliz engañada -lo dijo con naturalidad, como quien habla del tiempo, pero no pudo disimular un escalofrió-. Eres tan predecible…

 

El Uchiha se abstuvo de cualquier comentario, pues nada había a lo que contestar, negar o afirmar. Era inútil. Y Gaara tomó el elocuente silencio de Sasuke mejor que cualquier otra frase

 

-¿Acaso te molesta? -dijo irónico Sasuke tras un interminable silencio.

 

-No, en absoluto, estás en todo tu derecho de estar con todas las que quieras, todas las putillas que hagan falta

 

Gaara intentó no demostrar que, incluso tras el pasar de los meses, aún le afectaba. Pero su voz firme le traicionó. Ambos se dieron cuenta de este detalle, pero sería absurdamente grosero comentarlo. Sasuke atacaría después. Mientras fuera posible, respetaría esta silenciosa tregua.

 

-Sabes que no lo haría si te tuviera a ti -dijo Sasuke con su mejor intención, intentando sonar sincero. Pero, al contrario, parecía una cruel burla.

 

- Debiste hacerlo en su momento -era un cometario sin rencores, no una recriminación, aunque por la rudeza de la voz de Gaara, bien podría serlo. Y así era como lo interpretó el moreno.

 

Sasuke sentía que aquellos ojos aguamarina se le clavaban en el alma, Sasuke ladeo la cabeza buscando deshacerse del contacto ocular con él pero, justo a su lado, había una foto enmarcada en plata, la única que inexplicablemente no se había volcado. En ella aparecían ambos abrazados y felices, muchísimo antes de que todo ocurriera.

 

Cuando volvió a encarar a Gaara, con la sonrisa de medio lado, algo en la mirada del Uchicha había cambiado.

 

Se acababa de romper la tregua

 

-Entonces una pobre infeliz pensando que podría hacerte cambiar con su amor -comentó Gaara, un tanto apesadumbrado.

 

-Esta vez es distinto -aseguró Sasuke.

 

-Entonces es una putilla más, dispuesta a todo por presumir que el gran Uchicha se la ha tirado.

 

-Te equivocas -Sasuke negó con la cabeza-, este es el más puto de todos.

 

-Pues como todas las compañías que sueles frecuentar.

 

-¿Y qué compañías frecuento? -ironizó el Uchiha.

 

-¿Tú? A cualquiera.

 

-Sí, te frecuentaba a ti.

 

-Y ahora buscas a alguien que me sustituya entre tus piernas -dijo, ahorrándose lo patética que le parecía la situación.

 

-No, no tienes comparación.

 

-¿Intentas adularme? -dijo enarcando una ceja.

 

-No, es la verdad. No conozco a nadie que gima más fuerte que tú.

 

Un largo silencio, en los que sólo se escuchaba el sonido de la arena de Gaara agitarse con violencia dentro de su calabaza. Ésta fue progresivamente reduciendo hasta quedar sólo la sonrisa pérfida de Gaara.

 

-Has perdido facultades, ¿no es verdad?

 

Ahora le toco a Sasuke el turno de calmarse.

 

-Parece como si te importase y todo... -comentó con un reflejo rojizo brillando en sus ojos.

 

-A mí no me importa lo que hagas en tu tiempo libre. Es sólo que no me llames para presumir de ello -dijo disimulando malamente su animadversión.

 

-Noto cierto rencor -dijo Sasuke sin poder disimular el tono de burla.

 

-En absoluto -mintió Gaara, retomando su habitual tono de voz.

 

Un silencio se creó entre ambos, mientras se miraban fijamente a los ojos, tanteándose mutuamente. 

 

-¿Decepcionado, Uchicha? -preguntó sarcástico por primera vez desde que entró.

 

-En absoluto -mintió igual que Gaara momentos antes, y con una sonrisa viperina que, según la intuición de ex-jinchuuriki, no auguraba nada bueno-, todavía es pronto -y, después de eso, Gaara estaba absolutamente convencido de que el que una vez juró amarle más que a su vida se guardaba un as en la manga.

 

-¿A qué te refieres? -dudó desconcertado el pelirrojo.

 

-La decepción vendrá después... -confesó enigmático, y su sonrisa se agrandó de un modo aterrador.

 

-Supongo que esa va a ser la única información que voy a sacar de ti, ¿verdad, Uchiha? -dijo sin esperar respuesta, demasiado acostumbrado al hermetismo de Sasuke.

 

El moreno sonrió enigmático como única respuesta.

 

En la habitación de Sasuke, el muchacho seguía durmiendo, ajeno a las conversaciones que tenían lugar apenas a unos metros de distancia.

 

-¿Y qué has venidos a hacer en Konoha? -preguntó en un giro de la conversación radical, algo que no logró ni un cambio en la expresión inmutable del pelirrojo.

 

-Trabajo. Ya sabes... la Hokage. Y por supuesto, él -contestó sin lugar a dudas.

 

-Él… -repitió Sasuke, apartando el rostro con algo de acritud.

 

-Si, él -dijo, y acompañó a su frase con una sonrisa diferente a las acostumbradas. Una muestra de felicidad espontánea, calida y tímida.

 

Aquel gesto llenó a Sasuke de envidia y rencor. Hacía menos de un año, sólo él despertaba ese tipo de sentimiento en Gaara, el único a quien estaban dedicadas. Eran suyas, como todo Gaara.
Le pertenecían.

 

- ¿y él sabe que estas aqui... conmigo? - inquirio perfidamente Sasuke deseando eliminar aquel gesto.

 

-Aun no sabe que estoy en Konoha. Pero tengo intención de llevarle conmigo a Suna -explicó el pelirrojo sin perder ese brillo de ilusión en sus ojos.

 

-¿Sí? Porqué él no es como yo, ¿verdad? -preguntó Sasuke enarcando sus ojos y con cierta ironía que no paso desapercibida por el pelirrojo.

 

-No, no lo es -gruñó, tajante. No sabía muy bien si por el tono que había usado el moreno o por la cantidad de recuerdos que le acababan de asolar en un instante.

 

-Qué seguridad hay en tus palabras -gruñó el vengador con ironía.

 

-La que él me demuestra -Gaara miró fijamente a Sasuke para potenciar sus palabras-. Él no me decepcionará.

 

-Te acabará decepcionando, Gaara -sentenció tétricamente el Uchiha.

 

-Le conoces tan bien como yo, es demasiado noble para eso -dijo con un deje orgulloso en su rostro.

 

-Todos acaban decepcionándote, Gaara.

 

-Él no -dijo con absoluta determinación.

 

-¿Tenías tanta seguridad antes de romper conmigo? -le preguntó, aun sabiendo que acababa de sacar a relucir un tema incómodo.

 

-Yo no rompí contigo. Fueron tus propios actos los que terminaron con lo nuestro -confirmó tajante, no dando a entender lo muchísimo que le dañaban los recuerdos de su antigua relación.

 

Un largo silencio se extendió entre ambos, en lo que Sasuke sopesaba lo correcto o no de aventurarse de nuevo en una discusión. Tanteando entre su manipulación, la venganza, lo correcto y lo que sentía. Al final fue el orgullo quien ganó.

 

-Tenía que hacer algo mientras me dejabas solo -escupió Sasuke con rencor acumulado.

 

-No tienes derecho de acusarme a mí de tus infidelidades, no fui yo el que se acostaba con todo aquel que se abriera de piernas para mí -dijo indignado.

 

Sasuke se inclinó sobre Gaara para estar mas cerca de él, como una especie de intimidación que no dio resultado, ya que Gaara seguía con la misma actitud.

 

-¿Te arrepientes? -preguntó.

 

-¿Cómo? -Gaara había escuchado perfectamente la palabra, pero prefería asegurarse.

 

-He dicho que si te arrepientes de haberlo dejado -repitió

 

-Me niego rotundamente a responder eso -dijo, un tanto turbado, no por la indiscreción de la pregunta, sino porque se dio cuenta de no conocía la respuesta con tanta  precisión como antes de entrar por la puerta.

 

-¿Has conseguido olvidarme? -preguntó de nuevo, acorralando más aún a Gaara en su silla mientras este parecía ajeno a la intimidación.

 

-¿Cómo te atreves a preguntarme algo así? -espetó sinceramente consternado.

 

-Que rápido me has olvidado -exclamó apesadumbrado el moreno, tomando sus propias conclusiones.

 

-Fuiste tu el primero en olvidarte del nosotros -sentenció, implacable.

 

-¿Y tú cuánto tardaste después de dejarlo en meterte en la cama de…  De él -dijo Sasuke, estallando por vez primera en gritos.

 

-Yo, al contrario que tú, tuve la decencia de esperar a que lo nuestro finalizara -reprochó Gaara, sin recobrar la compostura del todo.

 

- No soy yo quien vive ahora con ese traidor en un cuento de hadas -escupió, venenoso.

 

-Merezco ser feliz -gritó el Kazekage.

 

-Pero yo no quiero que él te haga feliz -dijo deletreando cada palabra con exacerbada lentitud.

 

El dueño de la casa se levanto del cómodo sofá.

 

-Sígueme -ordenó, y con la seguridad que produce las cosa planificadas hasta los detalles, salió tranquilamente del salón sin fijarse siquiera si Gaara le seguía o no.

 

Al llegar al pasillo Sasuke se detuvo justo antes de aquel montón de ropa usada, para fijarse en el rostro de Gaara, esperando ver como mínimo sorpresa.

Encontró más de lo que esperaba.

 

El rostro de Gaara estaba inmutable, pero sus ojos tintineaban bailando al son de una llama inexistente al contemplar la ropa tirada en la puerta, y reconocer a su dueño.

 

-No es lo que creo -dijo Gaara, aparentando una seguridad que no sentía en absoluto.

 

 Depende de lo que creas -dijo Sasuke justamente al abrir la puerta, mostrando por fin la habitación cerrada que olía a sexo y a sudor.

 

A pesar de la penumbra que reinaba en el cuarto , sus ojos no le engañaron: sobre la cama completamente revuelta dormia un joven impúdicamente desnudo.

Su cuerpo estaba todavía cubierto de sudor , y restos de semen en su vientre y rostro , no había rincón en él que no hubiera sido marcada por labios y uñas que no eran las suyas.

Aquella imagen que le oprimia con fuerza el alma, quedaría grabada a fuego:

 la imagen tranquila de Uzumaki naruto sobre la cama de Sasuke.

 

El kazekage, debió recurrir a todo su autocontrol para que las lágrimas no afloraran en sus ojos, pues sintió cómo las antiguas heridas que creyó cerradas se abrían con más fuerza.

 

-¿Qué... qué hace él aquí? -preguntó Gaara con una compostura envidiable, pero con la voz quebrada, negándose a creer la realidad.

 

-Lo evidente -confirmó el moreno.

 

-¿Por qué él? Precisamente él, si hay mil más ahí fuera -dijo en apenas un murmullo.

 

-Porque ningún otro te hubiera dolido -sentenció de igual manera, con apenas un susurro que, contrariamente, dolía más que cualquier grito. 

 

-¿Qué le has hecho? -decía sin poder creerse que aquello le pudiera volver a suceder, buscando posibles excusas… que ni él creía.

 

-Nada que él no quisiera hacer, nada de lo que no fuera plenamente consciente -dijo sereno, disfrutando de las connotaciones intrínsecas que tenían sus palabras.

 

-¿Le has drogado? -preguntó Gaara en un mezcla de afirmación y ruego. Suplicaba por que aquella respuesta fuera afirmativa, dándole una excusa que le permitiera continuar con su vida tal y como la conocía.

 

-Sabes que no es cierto -dijo, sereno, deleitándose con cada palabra.

 

-No. ¡Ha sido tu culpa! Él no es así... -todavía se negaba a aceptar la irrefutable verdad.

 

-Preguntémosle -dijo con una fingida inocencia que desentonaba radicalmente con su pérfida sonrisa.

 

Sasuke agarró una elegante copa de cristal llena de vino de excelente cosecha: el que apenas unas horas antes habían servido para brindar con Naruto, que habían dejado descuidadamente en la mesilla de noche cuando decidieron usar las manos para temas más mundanos. Se ladeó para observar una vez más el rostro incrédulo de Gaara.

 

-¿Ves como siempre te decepcionarán, Gaara? -susurró Sasuke al oído de su antiguo amante.

 

Y justo después arrojó todo el contenido de la copa a la cara de Naruto. El rubio se despertó bruscamente, retirándose el alcohol de los ojos con grandes aspavientos e intentando, sin conseguirlo, enfocar a la figura a contraluz en el dintel de la puerta.

 

-¡Sasuke- teme! ¿¡Pero qué pasa contigo!? ¿¡Por qué me despiertas así? -preguntó el escandaloso rubio entre gritos- Acaso… ¿Quieres más? Eres insaciable… -dijo Naruto, sensual, exhibiéndose sin pudor en la cama, tan diferente del recato que mostraba con el pelirrojo.

 

Este no lo pudo soportar más.

 

-¿Qué has hecho? -preguntó la voz firme de Gaara, más como un ritual que como una pregunta real. Quería ver la reacción del que hasta ahora era su novio, no porque esperara una respuesta en concreto.

 

-Gaara, esto no…, no es...  -tartamudeaba mientras buscaba las sabanas de seda de la cama Uchiha para cubrir su desnudez- Sasuke, di… dile que… -balbuceó mirando al moreno buscando un apoyo que no encontró- Y... Gaara, déjame explicártelo, dattebayo.

 

Pero Gaara ya no escuchaba. Ya había tenido suficiente. No necesitaba más, no quería escuchar más.

 

La arena bullía dentro de su calabaza.

 

Sasuke se dio perfecta cuenta de que su plan había finalizado y agarró la ropa del suelo y se la tendió malsanamente feliz a Gaara, con sus facciones encajadas en cólera, la arrojó con furia contra Naruto.

 

Venganza cumplida.

 

Cuando planificó aquello, Sasuke no sabíia exactamente qué sentiría al terminar, pero jamás se imaginó que sentiría tal vacío desolador al ver a Gaara quebrado.

 

-¿Por qué? -preguntó Gaara con el corazón sangrante y los ojos secos.

 

Sasuke le miró como si aquella pregunta le extrañase y, con naturalidad, como si fuera algo evidente dijo:

 

-No me gusta que toquen mis cosas.

 

Por un instante, a Sasuke le pareció escuchar el sonido de los sueños de Gaara rompiéndose estrepitosamente: Sus promesas de futuro hacerse añicos bajos sus pies, y todas las ilusiones y esperanzas zozobrar.

 

Y él era el causante.

 

Había herido profundamente en dos ocasiones a la única persona en su vida que había amado, a aquel que le enseñó, el que le entregó el cariño que necesitaba, y él le devolvía tan sólo odio.

 

Había arrollado a Naruto en el camino, la única persona que confió sinceramente en él, y le había apoyado incondicionalmente siempre.

 

A pesar de todo no se arrepentía

 

El también confió, y le había traicionado.

Tenia que darle una lección al rubito

 

Nadie toca sus cosas.

 Nadie toca a Gaara.
Notas finales:

* Shogi: así se llaman las puertas correderas de las casas tradicionales japonesas.

 

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 para quien quiera seguir leyendo algo similar os dejo la direccion de una historia, aunque completamente aparte bien podria ser complementaria.

nevsky mi amiga y grandisima escritora ( de verdad, no condicionado por el aprecio que la tengo) vuelve a maravillarnos con esta "posible secuela":

 

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=33904

 

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Espero que os haya gustado este fic , ( pero si no también se aceptan gustosa las criticas en contra)

 

he de reconocer que el título no es gran cosa y no me acaba de convencer, creo que:  "Maté a Itachi ahora ma aburro y molesto a Gaara y de rebote a Naruto” era mucho mejor.   

Estaba escribiendo el 5º capitulo de “coitus interruptus” (un poco de autopublicidad), y ver como se llevaban estos dos me confirmo el hacer algo de ellos ( ya llevaba mucho tiempo pensandolo)

Aun no sabia el que , pero queria mostrar una historia entre estos dos, que fuera la tipica  ( si se puede considerar esta pareja tipica), en la que los dos son duros con el mundo  y solo mutuamente se abren el corazon.. No acaba de convencerme

 

Queria mostrar aun Sasuke poderoso , capaz de pasar por encima de quien haga falta para conseguir sus planes ( que es como nos lo presenta Kishimoto) pero queria que a la vez estuviera enamorado de Gaara (u obsesionado, porque no creo que este chico sepa distinguir esos sentimientos) Pero no iba a permitir que Gaara se dejase pisar ( porque auqnue no lo parezca es mi personaje favorito, y eso que no he hecho un solo escrito en el que acaba feliz) 

  El fic en si , es una ataque continuo para hacer sufrir a los personajes hasta sus limites sin que lleguen a traspasarlos, un juego cruel de quien hace sufrir mas al otro, pero claro , Sasuke juega con ventaja.

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