Era una noche oscura y llovía a cantaros, un hombre de pelo rubio y ojos azules, con una mascara que le tapaba la cara, espiaba el interior de una casa, dentro, un bebé igualmente rubio, de ojos azules pero con tres marquitas a modo de bigotes, que le hacían ver como un zorrito, a cada lado de la carita, finalmente había sido alimentado después de haber llorado por casi media hora, pero de forma ruda e indiferente para luego ser dejado sólo nuevamente, con el biberón apenas recargado en una almohada para que pudiese alimentarse por sí mismo.
El espía, afuera lo había visto todo con coraje en la mirada, de hecho no estaba seguro de cómo había podido verlo llorar por tanto tiempo sin hacer nada. Después de unos momentos de duda, se decidió, no iba a dejar a su hijo ni un segundo más en esa situación sin importarle que lo regañarán, así que se metió sigilosamente en la habitación, cargó al pequeño con ternura, y le sostuvo delicadamente el biberón, al hacerlo una sensación calida lo invadió por dentro, el infante le esbozó una sonrisa delicada y se recargo en su pecho expresando su aceptación
Cuando hubo acabado de comer, el mayor salió de la recámara con el en brazos, y los implementos que creyó necesarios para su cuidado en una pañalera que encontró en un rincón.
Una vez fuera corrió sujetándolo con cuidado bajo la lluvia, hasta llegar a su guarida, donde se secó al igual que al bebé, quien pese a sus cuidados se había mojado un poco, con este aun en brazos, (ahora que lo había vuelto a ver, no quería volver a separarse del él) se sentó en la cama a meditar ¿cómo le haría para explicarle a Orochimaru-sama lo de su hijo? tras pensarlo mucho soltó un suspiro esperando que no pasara a mayores estaba justo en eso cuando el aludido apareció, primero le gritó que como había salido sin permiso, de pronto se paró en seco al notar al niño que con el grito se había despertado y puesto a llorar, así que preguntó
- ¿qué hace aquí? -además de un montón más de preguntas que ya no se entendieron por que aceleró la voz de forma alarmante, mientras el otro hacía todo lo posible para detener el llanto, cuando al fin lo consiguió, le explicó todo lo que había sucedido, para finalizar diciendo
-no puedo creerlo, yo di todo por la aldea y esperaba que fuera bien tratado, no se merecen nada, me da coraje, deseo que mueran -cuando Orochimaru oyó estas palabras sonrió con placer, él planeaba convencerlo poco a poco de destruir la aldea y el bebé que en un inicio creyó ser un estorbo lo había conseguido, (él no sabía que lo tratarán de esa forma) pero en ese mismo instante al notar su utilidad, decidió aceptarlo.
En ese momento se decidió algo muy importante en la vida del pequeño Naruto sin que él supiera, de la oscuridad llegó una luz cálida, ahora estaría con su padre, Minato, quien no lo dejaría sufrir nunca más por la soledad o indeferencia.