Días habían pasado desde aquel ejem... incidente y si antes todos protegían al rubio ahora era una locura, no lo dejaban solo ni a sol ni a sombra y eso al peque lo tenía fascinado porque le gustaba la atención pero el resto del grupo tenían dudas ¿de que seria capas Orochimaru? ¿le haría algo a su kitsune? si lo intentaba lo capaban seguro le hacían la operación jarocha, otra cosa que tenían clara era que debían buscar otro miembro, pero ya habría tiempo para eso, primero lo primero y eso era la seguridad, tanto de la organización como de los miembros individualmente hablando, en especial el rubio mas joven que seguía sin entender del todo lo ocurrido ¿o seria que no quería entender? como fuese, ahora le habían impuesto un entrenamiento mas pesado por lo que ahora dominaba las técnicas Uchiha (como no, con dos de ellos enseñándole) menos el sharingan (por obvias razones), la técnica de las marionetas y su padre le estaba enseñando el rasengan, todo esto lo tenia agotado pero feliz.
Un día en que, después del entrenamiento, estaba con Haku y su padre, tuvo un extraño presentimiento, pero nada, al voltear al lugar no había nada ¿seria su imaginación? luego lo vio todo negro tuvo la sensación de que cayó como por un pozo sin fondo, para después ver algo raro, se miró a si mismo de bebé, estaba en una habitación rara, lo que presenciaba era el día en que su padre lo rescató.
Cuando abrió los ojos se encontraba en su propio cuarto, todos lo miraban con preocupación
-vaya, hasta que despiertas, joder enano, nos tenías preocupados -dijo el "siempre educado" Hidan
-pero yo...
-nada de peros, debes descansar, te haz esforzado mucho
-hai Haku -se volvió a acostar pero había una extraña sensación que no lo abandonaba, una incertidumbre que simplemente tampoco se iba, sintió cansancio, se comió su cena tranquilamente e intento quedarse nuevamente dormido, pero su angustia era tanta que no pudo evitar pedir -onegai otosan, no te vayas, ¿podrías dormir hoy conmigo?
-claro cielo, -sonrió Minato -duerme tranquilo que papi te cuida
-yo también me quedo, no por nada soy tu guardaespaldas
-y yo
-arigato otosan, Haku, Itachi, es que me siento un poco... solo
- ¡si te sientes solito yo también me quedo Naru-chan! -exclamó Tobi mientras le daba un abrazo de oso.
Un nuevo día sorprendió a todos, nublado, amanecía lloviendo, el kitsune se deprimió un poco, segurito que no lo dejarían salir, de cualquier manera tenía la extraña sensación de que algo lo observaba desde afuera, y le parecía que ese alguien no tenía buenas intenciones, se encontraba tan abrumado que ni siquiera advirtió la ausencia de Tobi, se alejó de la ventana para volverse a acostar entre los brazos de su padre, aunque ya no pudo dormir se sentía tan a gusto ahí, tan protegido, el peligro que asechaba afuera dejó de importar mientras estuviese con los que amaba, de pronto esa figura se fue, aun llovía pero el peligro había pasado, por ahora.
Luego de un rato Tobi regresó a la habitación, después de ahuyentar a esa "escoria", estaba cansado y algo mojado, las ropas se las había cambiado por secas en su cuarto, pero su pelo seguía húmedo, se acercó al rubio y notó que estaba despierto
-Naruto
- ¿si Tobi?
- ¿por qué despertaste tan temprano y aun no te levantas?
-hace frío, alguien estaba fuera, alguien malo
-nosotros... somos malos -explicó como apesadumbrado por tener que resaltarlo
-no es cierto, esa persona solo pensaba en destrucción -dijo con algo de temor reflejado en su rostro -pero ya se fue ¿tú lo corriste?
- ¿tú qué crees?
-que si, después de todo eres el mas fuerte de aquí, mas que cualquiera -le regaló una pequeña pero tierna sonrisa
-no te preocupes, descansa
-si, lo haré, gracias
-no hay de que **no hay de que amor mío, por ti perdería el poder que tanto anhelé, y mis ojos, y hasta, incluso, mi vida** -él sabía que ese hombre iba tras Naru, pero no había conseguido sacarle toda la información deseada, aun así tenía la sensación de que era de Konoha y que no tenía nada que ver con la serpiente rastrera si no con otra clase de escoria, y en eso no se equivocaba, se quedó en un rincón mientras veía a su ángel que a su vez veía el techo, y un nudo se le formaba de solo pensar que alguien le hiciera daño, aún se sentía culpable por lo del sannin, si tan sólo no hubiera dejado solo a Naru, si no hubiese ido al baño, tal vez nada habría pasado, y ahora alguien mas amenazaba su integridad, no lo permitiría por nada del mundo, como que se llamaba Uchiha Madara.