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Tu Eres por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de naruto son propiedad de sus respectivos autores, de igual forma la canción. Yo simplemente los utilizo sin fines de lucro para el entretenimiento de los lectores y como forma de evasión a mi tarea.

Notas del capitulo:

Veamos... primero que nada quiero comentarles que este es mi primer KakaNaru^^ espero que les guste. Como comenté en el resumen, esto es un fic que le prometí a Sakura Hatake  ya que me pidió lo hiciera.

Despues de puff de tiempo, lo conseguí

Para Sakura Hatake: conste que soy una escritora cumplida. Más vale tarde que nunca jaja es más tngo una frase que recordé que utiliza mucho mi abuelita "mas vale paso que dure y no trote que canse" digo... no estoy segura de que aplique mucho en este caso pero es una forma bastante popular de justificar mi lentitud

Bueno en fin... disfruten el fic.

Pista 3

 

Solo tú eres mi pasión
Mi locura positiva
Eres la divinidad de carne y poesía

 

Al conocerte quedé francamente cautivado. Fuiste esa luz que aparece como en las películas y das inicio al amanecer, llenando de alegría todos los momentos de mi vida.

Eres perfectamente bello. Tu cuerpo es un poema que quiero leer una y mil veces…

Cerró el libro. Sabía que todas esas cosas que escribían en los libros no eran más que patrañas. Siempre idealizaban el amor y creaban falsas ilusiones a los jóvenes enamorados que después se transformaban en adultos amargados y desilusionados con la vida por no haberles dado una relación épica junto con una persona increíble que les hiciera creer que podían vencer a un dragón si se lo proponían.

Tal y como le había pasado a él… Hatake Kakashi. Un hombre que a sus treinta y tantos años aun no podía encontrar una persona que lo hiciera vibrar solo con verle, alguien que pudiera excitar cada fibra en su ser con su sola presencia. Aunque el problema fundamental, como el mismo se lo había planteado era que él cubría con la plena definición de “soñador”. Soñar realmente le podía traer problemas a quien no podía apartar su mundo perfecto de ficción, de la realidad.

Había escuchado un día una forma perfecta de separarlos, pero simplemente el termino le parecía más deprimente que su situación misma: Hay una manera de distinguir entre los sueños y la realidad… los sueños son lindos y la realidad…es deprimente y asquerosa.

Optó por guardar el libro en sus cosas antes de salir de su oficina y regresar al salón de clases. Finalmente el descanso había terminado y el decano se molestaría si no volvía.

Caminó por el pasillo de la universidad a paso lento, ya que realmente no deseaba volver a ese salón de clases donde tenía que fingir que leer era satisfactorio y que nadie en el mundo debería dejar de hacerlo.

Al llegar, los estudiantes estaban en sus puestos y dispuestos a escuchar todo lo que el tuviera que decir acerca de quién-sabe-quien en quién-sabe-donde y como había influido su vida en la literatura moderna. Era lo único gratificante de ser catedrático en la universidad. Podía tener la seguridad de que los que estaban en ese lugar era porque deseaban escucharlo y no por obligación.

-Buenos días a todos. ¿En dónde me quedé la clase pasada?- preguntó monótonamente.

-En la literatura de…

Un sonido estrepitoso llamó la atención de la clase completa, inclusive del peligrís cuyo humor acababa de empeorar. No valía siquiera voltear a ver el desagradable motivo de su incomodidad.

Todos se asombraron al ver a un rubio rojo y con un poco de sudor por haber corrido en tiempo record por todas las instalaciones del campus. Un desconocido.

-Les he dicho mil veces que cuando vean la puerta cerrada no interrumpan mi clase…- Kakashi no había reparado en el chico que estaba en la puerta y se limitaba a analizar sus papeles de la clase anterior, apartando ese libro de romance de su vista.

-Lo siento…- jadeaba el muchacho mientras se acercaba sin reparos al escritorio y se posaba directamente frente al de la cara cubierta.- Soy Naruto Uzumaki. Intercambio de la Universidad del Norte y mi horario fue un problema… lo siento.

El peligrís iba levantando la cabeza para encontrarse con el cuerpo bien torneado del chico. Miró sus ojos, azules como el cielo y tan profundos e inocentes como nunca había visto nada.

Su corazón comenzó a palpitar precipitadamente… ¿Qué era esa sensación?


Tú la espiritualidad
Fantasía, fragilidad
Tú eres como el sol que nace
Y brilla de día
Tú eres, todo lo que yo soñé

-Toma asiento por favor…- indicó todavía sintiendo que caía al vacio y volaba al mismo tiempo. Estaba verdaderamente extasiado por la visión que tenía en ese momento. Intentó fingir normalidad y controlarse antes de disponerse a retomar la clase.

Ese chico le había causado una impresión que no se iría pronto… o nunca.

 

°oOo°oOo|°

 

El tiempo pasaba con rapidez durante las clases que ahora parecían ir solamente dirigidas al alumno de intercambio, ya que por más que el profesor intentara desviar la mirada no conseguía separarla de esos ojos que lo miraban insistentes. Pensaba en él cada vez que leía un poco de poesía, e incluso el periódico. Pero por sobre todas las cosas, cada vez que echaba una mirada a ese libro que antes consideraba patrañas, aunque ahora pudiera ver que describía con veracidad lo que él sentía.

Sabía que era una idiotez, porque era un joven de diecinueve años que jamás se podría fijar en él más que como un profesor. Sin embargo, sabía que el corazón y la mente no se entienden en ocasiones y por eso seguía… ¿amándolo? No. Esa era una palabra muy fuerte para describir el sentimiento que no era correspondido por ningún medio. Ilusionado… esa era una palabra perfecta para describir como el corazón se exaltaba y daba la impresión de correr rápido y lento al mismo tiempo. Como si todo se descompasara.

-Kakashi- sensei- le llamó esa voz que tanto ansiaba escuchar al finalizar la clase. Se volteó de golpe, fingiendo un poco de normalidad. Podía escuchar su corazón latir de prisa

-¿Qué ocurre?- sentía un nudo en la garganta

-Lo que pasa es que necesito que me explique algunas cosas…- dijo con inocencia. Kakashi simplemente reprimió un suspiro

-En este momento no tengo tiempo, pero con mucho gusto te atenderé en mi oficina. ¿Cuándo puedes ir?

-Hoy mismo de ser posible

Después de asentir, el de cabello gris simplemente se dirigió a la siguiente aula que habría de recorrer ese día, pensando únicamente en aquel chico y en todo el calor que despedía. Su inocencia y cordialidad lo volvían loco.

 

Volvió a su oficina tan rápido como se lo permitían los papeles que ordenaba en el camino y los pequeños grupos de estudiantes que elegían justamente el lugar donde más estorbaban para pararse a platicar.  Al llegar, básicamente azotó la puerta y aventó todo al escritorio para liberar su manos de todo aquello. No sabía porque pero en ese momento se quería acercar a Naruto. Aunque solamente fuera en un ambiente “educativo”, quería que el chico tuviera la mejor impresión de él.

La puerta sonó en ese momento, dejando ver al chico que comprendía las pasiones más profundas de aquel hombre que lo miraba ensimismado.

-Gracias por atenderme profesor…- dijo haciendo una reverencia no muy pronunciada y acercándose donde el primero se encontraba,

-No hay de que… dime en que te puedo ayudar.- le ofreció asiento en un sillón, y se sentó peligrosa, pero decorosamente cerca. Podía oler a ese chico. Avellanas.

-Tengo duda en…- comenzó a sacar su libro- esto. Además tengo que hacerle una pregunta que espero no tome por atrevida.

Aquello desconcertó a Kakashi…- ¿Qué ocurre?

-Etto… lo que pasa es que…- el peligrís pudo apreciar claramente como su alumno desviaba la mirada en actitud nerviosa y la sangre de su rostro a dejar sutiles marcas de sonrojo en sus mejillas.-Bueno no importa…

-Dime

-No, no quiero que piense nada malo de mí.

-si prometo no hacerlo ¿me dirías?

-Posiblemente… es que… ¿prefiere pedir perdón o permiso?- contestó esquivo.

-Perdón, sin lugar a dudas... ¿Tu?- dijo con insinuadora firmeza el profesor.

-Ta…también- contestó rojo como el círculo de la bandera de Japón el chico mientras bajaba la vista.

-Entonces… espero que me perdones- dijo Kakashi acercándose raudamente a los labios del chico para rozarlos un poco y después regalarle un beso, pero inesperadamente, su alumno se separó.

 En cuanto reaccionó de ese momentáneo instinto de estupidez, vio al chico totalmente fuera de sí.

¿Qué he hecho? Se preguntó mientras se llevaba las manos a la boca.

-Lo… lo siento- comenzó a disculparse mientras sentía como sus piernas se aflojaban. En ese momento dio gracias a la vida de estar sentado y no parado.

Silencio… incomodidad… un susurro.

-¿Qué ocurre?- preguntó al notar que el de orbes azules comenzaba a hablar en un volumen de voz prácticamente inaudible para el humano promedio.

-No se disculpe… onegai…- terminó mirándolo directo a la cara. Tenía una mirada distinta. No era de miedo o de desconcierto… era una mirada extraña que llenó su interior de armonía.- En realidad yo también quería…por eso es por lo que vine…

No necesitaba escuchar nada. Se acercó con decisión reforzada al chico y volvió a besarlo castamente.

Eres la complicidad
La mentira y la verdad
Eres como agua que yo bebo en mis manos
Por mis venas correrás
La única razón serás
Tu me envuelves como el viento tibio en verano
Tu eres, todo lo que yo soñé
Tu para mí


A partir de ese momento, cada libro que abría, cada oportunidad que tenía y en cada parpadeo recordaba a Naruto. La tersura de su piel bronceada, el sabor de sus labios y sobretodo esa mirada llena de ilusión que había adquirido durante el primer encuentro.

Podía decir que estaba plenamente enamorado del chico. En ocasiones salían juntos o se encontraban en algún lugar no frecuentado por las personas en la universidad. Las leyes impedían las relaciones afectivas profesor- alumno y ninguno quería que su amado sufriera las consecuencias.

Lo que más cautivaba a Kakashi era la vivacidad inocente de Naruto. Siempre hiperactivo e increíblemente sincero en público, pero reservado y observador cuando se encontraban a solas. Era como estar con dos personas que habitaban en un solo cuerpo… y no sabía cual era el que amaba más de los dos.

-¿me quieres de verdad?- le había preguntado el rubio de golpe una de las muchas platicas en su oficina.

-Por supuesto que si…- Kakashi no podía creer que Naruto le preguntara algo tan evidente.

-Yo también a ti…- contestó con ternura antes de darle un casto beso en la mejilla y sumirse en un abrazo tan férreo como frágil al mismo tiempo. Eso era lo que más podía enloquecer al mayor. Esa inocencia desmedida mezclada con un poco de seducción involuntaria. Luego cambió de tema abruptamente, casi como si lo anterior no hubiera sido más que producto de su imaginación. Un instante fugaz en el cual no se reconoce nada- ¿Quieres ir al cine el sábado?

No supo que contestar. Se moría de ganas de salir con ese pequeño pero sinceramente sentía que estaba jugando con fuego y que corría el riesgo de ser descubierto por alguien en un futuro no muy lejano. Además de estar estupefacto ante el cambio de actitud tan súbito del rubio. –Ehhh…claro- intentó pobremente fingir normalidad. Aparentemente Naruto no lo notó y continuó hablando emocionado.

El peligrís ordenaba los papeles mientras que su lindo estudiante  alegaba acerca de la dichosa película que quería ver. De pronto se escucharon pasos y el discreto rechinar de la piedra. Kakashi levantó la vista a su pareja, haciendo como si no hubiera escuchado la puerta e ignorara que alguien los estaba vigilando.

-Señor Uzumaki. Como seguramente he explicado alrededor de diez veces en clase ver la película adaptada de un libro no significa que pueda prescindir de leerlo. ¿Queda claro? Por muy bien hecha que esté la película es un requisito de materia el “LEER”- sonaba serio y frío. Casi peyorativo si cabía lugar. Naruto comprendió al instante de lo que se trataba.

-Lo siento profesor, es solo que he tenido mucho trabajo y no me dio tiempo de leer. Estoy seguro que si me da otra semana para hacerlo le entregaré algo mil veces mejor…- rogó

-No. Era uno de los requisitos del trabajo...- miró la cara suplicante del pequeño y se le partió el corazón, aun sabiendo que era una farsa. Hizo una pausa- Está bien… tiene hasta mañana para entregarme algo corregido y cambiaré la calificación.

-Gracias profesor…- dijo eufórico y tomó sus cosas para salir por la puerta campante como siempre. Kakashi siguió en sus asuntos, preguntándose quién podría haber estado vigilándolos. ¿Sería obvio que se frecuentaban? ¿Cuántas personas lo sabrían? ¿Qué le pasaría a Naruto si los descubrían? Intentó sacudirse esos pensamientos de la cabeza. Finalmente… ese chico era un experto en farsas aunque no lo pareciera. Era peligrosamente sensual para él.

Sentía esas implacables ganas de besarlo. Ese chico era como su aire. Simplemente quería…



Eres la revolución
Un volcán de alegría
Miel de ámbar que me da nueva energía
Eres tú la caridad
Juego de sensualidad
Eres primavera intensa y llena de vida
Tu eres, todo lo que yo soñé
Tu para mí

Esos besos lo enloquecían. Amaba a Naruto con todas sus fuerzas. Ambos se besaban apasionadamente mientras el menor intentaba por todos los medios deshacerse de la camisa y corbata de Kakashi.

Estaban en el departamento del mayor, curiosamente a petición de Naruto, que misteriosamente había decidido cancelar la ida al cine para “ver películas” en casa.

-Ahh- comenzó a gemir el pequeño al tiempo que el de la mascara pasaba su tibio aliento lleno de pasión cerca de su cuello y  se disponía a besarlo de nueva cuenta. Nunca habían llegado más alla de las caricias y los besos, incluso hasta hacía poco tiempo no se habían aventurado a quitarle a su pareja la camisa. No era que Kakashi no quisiera hacerlo casi cada minuto de cada día que transcurría, sino poruqe Naruto no se lo permitía, alegando que era demasiado pronto y que no se encontraba preparado en su totalidad.

De pronto, cesó.

-¿Qué ocurre?- preguntó Naruto, clavando sus enormes y lindos ojos azules llenos de dudas en Kakashi, desarmándolo por completo.

-Lo siento…- se excusó y ladeó un poco la cabeza, desviando la mirada. Naruto lo atrajo hacia su cuerpo y consiguió posar de nuevo el ojo libre de Kakashi en sí. El peligris consideró responder. Sabía que debía decirlo, pero le resultaba ligeramente vergonzoso tratar ese tema con el chico- si continuamos no creo que sea capaz de parar, y no quiero lastimarte. Sé que prometí hacer las cosas cuando tu estuvieras preparado, pero si en este momento continuamos no seré capaz de parar ni aunque me lo pidieses.

-Kakashi…- dijo el rubio con ternura y delicadeza- nadie te está pidiendo que pares.

-¿Eso quiere decir que…?- no terminó de formular la pregunta cuando sintió la lengua ansiosa de su koi interrumpir en sus ideas, metiéndose ágilmente en su boca. Entonces sencillamente todo ocurrió.

Fue como una chispa de alegría en la vida  del profesor, una llama que había encendido cada instante de su vida. Conoció la felicidad absoluta, sin comparación con el sexo común sin amor, incentivado únicamente por el deseo carnal… aunque fuera solamente la primera de muchas veces que encararía esa emoción.


Los recuerdos que quedarán
Ahora que tú estás ya no me pesarán
Aunque a veces podrán volver
Llegaran al fondo de mi corazón
Donde tu estas


No le costaba trabajo asimilar que después de esa vez en que miró los ojos de Naruto en la clase la vida le había dado un vuelco. Todo había cambiado para bien. Lo amaba con pasión y locura, casi al grado de conferirle todo derecho sobre su existencia.

El tiempo había pasado y las cosas habían cambiado para bien. Ya no le importaba si alguien los veía por los pasillos o los vigilara en la penumbra. Lo único que deseaba era gritar a los cuatro vientos el amor que sentía por Naru. A final de cuentas, después de que el curso acabara y el hubiera dejado de establecer esa relación “profesor- alumno” con el chico, no debía ocultar lo que sentía. Finalmente era feliz.

 

Uno de tantos frios días otoñales volvió al departamento que ahora compartían ambos. Era finalmente un hogar cargado de amor, belleza y calidez. Entró en la casa y cerró tiernamente la puerta. Sintió que el libro que ahora tomaba por su posesión material más preciada se deslizó. Lo tomó entre sus manos y lo puso en la mesa. Le hacía recordar que ahora había encontrado al verdadero amor de su vida. Aquel que lo cautivaba y a quien dedicaba su existencia.

-Amor… ya vine- anunció al percatarse de ese delicioso aroma a café y, si el olfato no lo engañaba, un pastel que se horneaba. -¿Qué pasa aquí?

-Hola- saludó el rubio que apenas podía maniobrar con pesadez. –Hoy vamos a celebrar.

Lo besó dulcemente y lo tomó de la cintura, ahora ensanchada debido a los casi seis meses de embarazo que tenía. -¿Qué vamos a celebrar mi amado kitsune?

-Hoy, no se si te acuerdes, hace exactamente cinco años te vi por primera vez. Fue el día que básicamente irrumpí en el aula- rió nostálgico mientras se agarraba el vientre con delicadeza.

-Y mira…- entrelazó sus dedos con los del rubio, posados justamente sobre el bebé que esperaban para formar realmente una familia.- quien diría que estaríamos aquí parados…esperando un hijo y viviendo juntos…

 


Aunque a veces podrán volver
Llegaran al fondo de mi corazón
Donde tu estas, mi pensamiento tuyo será
Mi pensamiento donde no estabas, ahora estarás
Siempre estarás
En mí.

Jugaba con los mechones de pelo alborotado de su esposo mientras recordaba. Hacía exactamente cinco  años que se habían visto por vez primera. El día que volvió a nacer… bajo esa dulce mirada y cálida presencia.

No pudo evitar bajar la vista un poco y notar el bultito que se formaba debajo de las sabanas. Ese bebé sería el producto del amor que sentían sus padres. Recordó lo que había sucedido la primera vez… esa magnífica sensación de formar uno mismo con Naruto.

---

-Kakashi…- dijo el rubio con ternura y delicadeza- nadie te está pidiendo que pares.

No hubo más que decir y las acciones reemplazaron raudamente a las palabras. El tacto suave y terso de la piel de Naruto, esa piel que deseaba recorrer y memorizar. Decidió bajar un poco el ritmo antes de continuar con ese juego de caricias.

Quería que ese momento durara para toda la eternidad.

Poco a poco fue despojando de la camisa a Naruto, quien a su vez intentaba quitarle con cierta torpeza debida al entusiasmo los pantalones. Sentía ese discreto olor a avellanas impregnándose en él mientras besaba tiernamente el torso del pequeño al tiempo que hacía lo propio despojándolo del pantalón.

Se dirigieron a la habitación entre besos y caricias cada vez más apasionadas y sugerentes. Kakashi tumbó delicadamente a Naruto en la cama mientras recorría apasionadamente su pecho con la boca y la espalda baja con las manos. Podía sentir la agitada respiración del joven ajetrearse aun mas con cada beso, y de igual manera sentía su miembro erguirse y hacer presión contra su cuerpo.

De pronto, el pequeño enredó las piernas a la espalda de Kakashi, que había encontrado su cuello y boca. Ambos se estaban entregando en plenitud, no solo física, sino mental y espiritualmente hablando.

Haciendo una breve pausa, sacó de un cajón un pequeño tubo con lubricante. Debía evitar que a su amante le ocurriera algo. Comenzó a colocarlo, al tiempo que sentía como el chico sufría pequeños espasmos. Sintió como las manos tibias y húmedas de Naruto arañaban su piel de manera posesiva, pero sin llegar a lastimarlo.

Se introdujo despacio en él. Los gemidos de placer que hasta hacía unos minutos profería su pareja se habían visto reemplazados por dolorosos murmullos, que poco a poco regresaron a ser expresiones de placer. Mientras tanto, él hacía embestidas suaves, llenas de cariño. Le quería transmitir a Naruto todo lo que le hacía sentir. Quería comprender todo el poema de su cuerpo antes de terminarlo.

Comenzó a masajear el miembro del de ojos azules con delicadeza, aunque poco a poco iba subiendo la intensidad. Le encantaban todos los guturales sonidos que profería, acompañados de la visión del cabello rubio pegándose a su frente y las mejillas sonrojadas.

No pasó mucho tiempo antes de que la ternura pasara a convertirse en una pasión casi animal y que las embestidas se volvieran agresivas. Ambos respiraban agitados, pero marcando el mismo compás. De pronto, Kakashi sintió como una sustancia cálida caía en su mano, y él por su parte dejaba salir su semilla en Naruto.

Se quedaron acostados un rato en total silencio. No había nada que decir que pudiera compararse a la intensidad de lo que acababan de vivir. Naruto comenzó a formar círculos con un dedo en el torso desnudo de Kakashi.

-Te amo…- susurró casi para si mismo.

-Yo también… te amo como a la vida Naru…- dijo antes de besarlo en la frente y pasar su brazo por debajo suyo para sumirlo en un cálido abrazo.

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Naruto se veía tan tierno y tan inocente dormido. El de cabellos grises se sonrió a si mismo. Había encontrado a la persona que lo haría feliz el resto de sus días. Lo fundió en un abrazo antes de quedarse dormido junto a él. Lo amaba con toda el alma.

Notas finales:

Bueno pues espero les haya gustado. Como siempre... brillo por mi incapacidad para hacer lemon decentes -.-"   en fin. fuera de eso espero les haya gustado.jaja además aqui tengo el increible pretexto que un lemon muy grafico habría roto con el ritmo de la historia.

reitero mi invitación a quienes quieran una canción especial con alguna pareja. Bueno espero impaciente sus reviews. Por favor manden muchos reviews va???

cuidense 

XOXO

C.


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