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Never Forget Me por 2650Daniel

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Notas del fanfic:

Relato relacionado con el primer mundo de Kingdom Hearts: Islas Destino

En ese momento, tenía un poco de frío. Pero el abrigo que esperaba no iba a llegar. Y mientras tanto…


La gente se iba marchando a medida que pasaban las horas, mientras un manto negro cubría el cielo que le rodeaba. Y mientras tanto…


El paisaje se veía hermoso, pero distante a la vez, mientras una lágrima azul descendía por su mejilla. Sentado en la arena, frente al agua, que bañaba sus pies desnudos, veía las olas romper la lejana barrera de rocas, tal como empezaban a romperse sus sueños e ilusiones. Pero, estaba aguantando como mejor sabía, igual que aquellas rocas. Otra lágrima nació de su mirada y empezó a bajar hasta morir en su mentón, al mismo tiempo que un escalofrío recorría su piel, separando sus labios y entonando una melodía. Esa melodía le recordaba a él, y a aquella playa, que hacía tiempo que no pisaba…


::Flash Back::


Lo veía de lejos, encima de aquella pequeña montaña de arena sobre la superficie. Y le pareció atractivo. Tenía el cabello de un blanco muy suave y largo, por debajo del cuello. La sonrisa tan blanca que tenía y aquellos ojos de color esmeralda hacían que se derritiese por dentro. Quería acercarse a él, pero, al verlo rodeado de tanta gente, le daba mucha vergüenza, y se echaba para atrás.


Siempre se paraba a mirarle cuando paseaba por aquella playa, y él no parecía darse cuenta nunca. Pero había escuchado que…


Como todos los días, desde el primer momento en que le vio hasta entonces, volvió a ir a la playa y, por primera vez, se lo encontró solo. Caminó hasta aquella montaña y ascendió por las escaleras que conducían hacia la lisa base sobre la que se reunía con sus amigos. …l estaba sentado entre dos palmeras, que nacían de la arena, mirando el agua con los ojos cerrados, sin verla; parecía totalmente sumido en sus pensamientos. Se acercó por detrás y se situó a su lado, respirando apaciblemente y sintiendo un suave aroma a vainilla. Disimuladamente, giró la cabeza e intentó verle la cara. De cerca, parecía más guapo. Y, ahora que se fijaba, tenía las pestañas un poco más grandes de lo normal.


Tras un rato, abrió los ojos. Se estiró, como despertándose de un sueño, y siguió mirando al frente. De pronto, giró la cabeza, reparando en la presencia que estaba junto a él. Le dedicó una cálida y amistosa sonrisa, para después volver a mirar el mar, moviéndose lentamente por debajo del astro celestial. Se sentó al lado de aquel que le quitaba el sueño cada noche, a la vez que un soplo de aire fresco cruzaba el lugar, arrancándoles un suspiro unísono a ambos muchachos. Poco a poco, inconscientemente, se fueron aproximando, hasta que sus hombros estuvieron juntos. Y así se quedaron, observando aquel hermoso atardecer…


::Fin Flash Back::


No iba a llegar ¿Por qué? Se preguntaba sin hablar. Sentado en aquella arena, lejos de la base que contenía las palmeras, sus recuerdos ascendían y se fusionaban con la brisa del verano que llegaba lentamente. Con la cabeza metida entre sus rodillas, una lágrima bajaba lentamente por su mejilla sonrojada, fundiéndose con la arena blanca de aquella playa. Levantó los ojos, envueltos en círculos escarlatas, y miró hacia la zona situada entre las palmeras, recordando.


::Flash Back:


Hacia mucho que no pisaba aquella zona. Y todavía quedaba un rato largo para que él llegase, así que ocupó su lugar de siempre, con una pluma y una libreta entre las manos. El sol ámbar se reflejaba en las aguas y él lo iba a plasmar en el papel, algo que sabía que le encantaba. El contorno de cada figura, el sombreado, el suave trazo de su lápiz sobre el papel hacían nacer en él una extraña sensación de calma y tranquilidad. Respiró ampliamente, induciendo aire a sus pulmones y pensando en lo feliz que era en ese momento, lejos de todo, del mundo, pero acompañado por el recuerdo de una hermosa sonrisa que sabía que pronto podría contemplar a su lado. Acarició la arena de aquella zona con parsimonia, dibujando dos nombres seguidos que susurró, pero que el viento dispersó. Escuchó una voz a su espalda y se giró, esperanzado y feliz. Y se estaba acercando, con una caja roja en sus manos. Sus botas anchas creaban un sonido curioso sobre las tablas de madera que estaba pisando, detrás de él, y en aquel momento aquella sonrisa era la más pronunciada que había tenido hasta entonces. Y llegó a entender que nunca la olvidaría. Dejó el dibujo a medio acabar sobre la arena y agarró la caja. La abrió y su corazón se volcó de emoción al ver su contenido. Era una alianza de plata, con piedrecitas en su contorno, y en la caja estaban grabados sus nombres. Con un gesto, que le hacía más hermoso todavía de lo que ya era, se disculpó por no haber podido grabar las alianzas  por dentro, pero le habría resultado demasiado costoso y no tenía dinero suficiente para hacerlo. Pero eso no le importaba. Sabía que ambos estaban felices y que nada los separaría. Ni siquiera aquellas grandes olas que rompían en la orilla del mar...


::Fin Flash Back::


Lloraba.. Lloraba porque lo sabía... Y su corazón todavía no lo quería aceptar. Se echó hacia atrás, dejándose caer sobre la arena, y cerró los ojos. La piedra que llevaba anudada al cuello saltó y se le poso en los labios. La besó varias veces, mientras giraba la cabeza e intentaba ver. Un reflejo de un chico joven, de hermosos ojos, corría hacia él, pero cuando estaba ya casi rozando su cuerpo, desapareció como un grano de arena junto a la brisa.


Ya no estaba allí. ¿Dónde estaría? Se preguntaba ¿Estaría bien? Era posible, pero le hubiera gustado saberlo con certeza. Ahora que pensaba, tras haberle conocido, se daba cuenta. Se daba cuenta de que nadie más le haría tan feliz y de que nunca mas volvería a vivir algo como eso, que esos momentos estarían anclados en su memoria para siempre, y que esos recuerdos, y ese pequeño talismán, le acercarían a él mas que nunca. Y algún día se reencontrarían. Y eso lo sabía. Y de pronto, le invadió una súbita felicidad. Y ya nada podía cambiarla...


::Flash Back::


Siempre se había sentado entre las palmeras, revocando el primer momento juntos, pero aquel día, sin saber por qué, se decidió por sentarte en el puente de madera que unía aquella base sobre el agua con algunas viviendas. Y miraba la playa. El sol caía sobre toda la superficie, y la iluminaba, y eso era realmente hermoso.
La hoja del bloc de dibujo estaba ya casi completa por aquella imagen. Solo faltaban unos pocos matices, pero no era el momento de dárselos. Quería disfrutar de la sobrecogedora emoción que experimentaba al mirar aquel paisaje paradisíaco. Y sabía que siempre lo llevaría en su corazón, por muy lejos que estuviese.


Escuchó unos pasos que se le acercaban y una ligera presión en los hombros, seguido de una dulce voz que le susurraba en el oído… Pero jamás reveló a nadie lo que significaron aquellas palabras. Era algo que guardaba como un tesoro y no estaba dispuesto a revelarlo. Le cogió de la mano con ternura y sonrió. Palpó suavemente a su lado, invitándole a sentarse. …l le preguntó que dibujaba, y se lo enseñó. Lo contempló durante un instante, y acarició cada trazo del lápiz, cada punzada de color, cada borde sutilmente marcado. Pero lo que más destacaba era aquella imagen, aquella imagen de un joven de cabello gris, y otro de cabello rojo, enlazados sus cuerpos en la arena, donde el sol se reflejaba con más fuerza y energía. Ambas entidades estaban unidas, y las pieles de ambos estaban tan juntas que no se podía diferenciar a quien pertenecía cada una. Y eso le conmovió. Giró la cabeza, y contempló al dibujante. Le señaló el retrato con una mano, y luego se indicó a si mismo, sin pronunciar palabra. El pintor movió la cabeza, afirmativamente, y luego arrancó el retrato del bloc, y se lo puso en la mano. El muchacho de cabello blanco sonrió, contento. Le dio un beso en la mejilla, luego se levantó y salió corriendo. Y eso nunca lo olvidarían…


::Fin Flash Back::


Se puso en pie. Era feliz. Miró a derecha e izquierda, buscando, y luego, tras comprobar que no había nadie, salió corriendo hacia la playa y se zambulló en ella. Las ondas marinas formaron una esfera de espuma a su alrededor, mientras el joven se sumergía, para luego salir a la superficie, describiendo círculos y piruetas…


Tras un rato de juego, se quedó quieto, sobre la extensión de agua, mirando al cielo. Era de noche, pero no se daba cuenta, y el frío que hacía antes, ya había desaparecido. Ya no sentía frío. Sentía una inmensa alegría por dentro, que se extendía fuera de su corazón, hasta la punta de sus dedos. Y volvió a recordar…


::Flash Back::


…l estaba en el agua, nadando ágilmente, y le llamaba con la mano, diciéndole que se acercara. Pero le tenía miedo a nadar. Se sentó en el agua, tras bajar por la escalerilla y le miró desde lejos, sonriendo. El joven de cabellos blancos se aproximó, nadando bajo el agua, y le tendió su mano, que tomó con delicadeza, levantándose. Lo tomó entre sus brazos y lo llevó hasta el agua. Se agarró de su cuello, con miedo, y se levantó todo lo que pudo, alejándose, pero él le acariciaba, intentando calmarlo, y poco a poco, se iba relajando, y soltando sus músculos. Llevaban un rato caminando, y a él le llegaba el agua por el pecho. Suavemente, lo fue soltando. Le obligó a poner los pies en el suelo, bajo el agua. Se separó un poco, y dio una vuelta a su alrededor, demostrándole que no había nada que temer. Con un gesto, le pidió que le siguiera, hasta la barrera de rocas, a lo lejos, donde estallaban las olas. Quería darle una sorpresa. Lentamente, se fueron acercando hasta allí, y el agua era cada vez más oscura, y había mas animales danzando alegremente alrededor de los pies de ambos muchachos, acariciándoles. Alrededor de cada uno, había una docena de peces que les acompañaban hasta la barrera, pero allí se detuvieron. Ambos subieron a la barrera. Se sentaron por el otro lado, acariciando con ambos pies el agua. De pronto, el de cabellos nevados se llevó dos dedos a los labios y silbó fuertemente. Y contempló lo más hermoso que había visto nunca. Y sintió pena de no haber tenido su bloc de dibujo para inmortalizarlo. En el agua, lejos de donde ellos estaban, había algo saltando. Algo que le gustaba, y quiso acercarse más. Pero él le pidió que no lo hiciera. Eran delfines. Saltaban y se colaban, formando espirales en el aire, zambulléndose luego en la superficie cristalina del agua. Se apoyó en el hombro de su acompañante, y le cogió de la mano con cariño. Luego le dedicó una sonrisa, y así se quedaron…


::Fin Flash Back::


Pero los delfines nunca volvieron. Se habían ido, y también todos los peces que estaban allí. Jamás los había vuelto a ver. Pero había perdido su miedo a nadar. Ahora lo hacía con soltura; en el agua se sentía más vivo, y daba gracias por poder disfrutar del frío abrazo de las olas en su piel desnuda.


Tras un largo rato de calma con las aguas, salió de ellas. Y aún no se había movido la luna de su sitio. Probablemente no habían pasado más que un par de minutos desde que había entrado a nadar, pero a él le parecieron horas, muchas horas. Empezó a andar hacia la zona derecha de aquella playa, alejándose del montón de rocas. Había allí un pequeño puente de madera, y una barca atada a él.


Sabía de donde había venido la barca. La había echo él, y se la había regalado por su cumpleaños. Hacía ya una semana de eso. Ahora que lo pensaba, se daba cuenta de algo que hasta ese momento no había tenido en cuenta. Le importaba. Por eso le había regalado la barca, porque le importaba. Y por eso le había llevado a la barrera, porque le importaba. Pero jamás le había demostrado todo lo que aquellos gestos significaban para él. Y ahora, quizás, era demasiado tarde…


Pero sabía que él lo sabía. Sabía que estaba escuchando sus pensamientos; sabía que le oía. Se aproximó a la parte más grande de la playa, donde había mas arena y, con sus manos, empezó a hacer surcos grandes y rectos. Tardó tiempo en hacerlo, pero la fragancia de la playa, y la emoción que sentía por querer decírselo le daban fuerzas para construir aquella frase, que seguro que él vería. Cuando terminó, miró al cielo, más allá de las estrellas, y envió un beso. Sonrió, mientras empezaba a llorar, más no eran lágrimas de tristeza. A él no le gustaría que llorase…


Se fue alejando de la playa,  y entendió que no volvería allí en muchos años. Quizás cuando fuese un anciano, volvería. Pero tenía muchas cosas que hacer antes de eso… Cosas que quería haber hecho con él, pero el destino las cortó.



A pesar de eso, seguiría adelante, porque como le había dicho él, aquel día:


Recuerda que, siempre que sea de noche, y estés bajo las estrellas, yo te estaré cuidando. Siempre que envíes un beso a las estrellas, yo lo recibiré. Estaré siempre contigo, y sigue adelante con tu vida. No la malgastes en esta playa. Sal fuera, conoce mundo y gente, vive, y vuelve aquí para recordar alguna vez. Yo te estaré esperando allí, bajo las palmeras.

Debes mirar hacia delante. Cada noche que pase, y mires al cielo, y me recuerdes, aprenderás a hacerte más fuerte, porque es mi deseo y porque voy contigo. Y sé que lo cumplirás. Sigue adelante paso a paso, ¿Vale? Nunca me olvides, porque nunca te olvidaré.

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