Mi primer día de trabajo, por fin después de tanto esfuerzo logré titularme de siquiatra y hoy empezaré a trabajar en un sanatorio mental, como soy novato solo empezaré con un paciente, pero pondré todo mi esfuerzo para sacarlo adelante.
- Sr. Kouyou este será su paciente, aquí tiene su expediente.
Ingresamos a una sala aislada, ahí se encontraba un joven tirado en el suelo, con una camisa de fuerza y los ojos vendados
- no tengas miedo, él es uno de los más tranquilos del centro, solo debes saber atender sus crisis.
- ¿Por qué tiene los ojos vendados?
- es la indicación del anterior médico, tu deberás evaluar si necesita esa venda o no, debes revisar cuidadosamente su expediente antes de tomar cualquier medida, ¿entendido? y ya sabes cualquier duda puedes recurrir a mi, bueno ahora te dejo solo con el paciente.
- gracias
Me quedé observándolo por un buen tiempo, ver a una persona en un estado de ausencia total, encerrada en un mundo inexistente, era una escena realmente dolorosa, no se movía, parecía como si tuviera que cuidar un cadáver, pero había algo que descartaba este pensamiento, aquel chico lloraba, era un sollozo doloroso, pesado, que dejaba en evidencia lo mal que lo estaba pasando, el dolor que llevaba en su alma.
Me acerqué a él y le quite la venda de sus ojos, tal como lo pensaba estaban irritados, rojos, quizás cuanto tiempo había tenido esa venda húmeda cubriendo sus ojos. Su rostro me pareció familiar, una pequeña sonrisa escapó de mis labios, después de todo la persona a la que se me asemejó su rostro era alguien muy importante de mi pasado, alguien que a pesar del tiempo y la distancia sigo amando, pero que ya no tengo a mi lado por razones que desconozco.
Me siento a su lado y comienzo a leer su expediente, la impaciencia por saber su historia era muy grande, lo primero que busqué fue el tratamiento, sesiones de electroshock tres veces a la semana y fuertes medicamentos, en especial tranquilizantes, lo encontré algo exagerado, lo miré, y me dio pena, como podría recuperarse si no lo dejaban ni siquiera tener conciencia, su estado ausente debe de ser producido por todas esas drogas que le suministran a diario, seguí con el motivo de su desequilibrio mental: “fuerte desilusión amorosa” y las indicaciones que dejaba eran: no sacar las vendas de sus ojos y camisa de fuerza, y suministrarle todos los días sus medicamentos.
Iba a ver lo último que me faltaba que eran sus antecedentes personales, pero aquel chico me habla:
- mátame
- ¿qué? –digo totalmente sorprendido-
Veo su rostro, el que estaba pálido como un papel, su mirada seguía perdida en un punto inexistente, seguramente solo era su deseo de morir lo que lo llevaba a decir eso.
Leo su nombre y quedo impresionado con lo que veo, una lágrima comienza a recorrer mi rostro, era el nombre de aquella persona que nunca pude olvidar, que nunca he dejado de amar en todos estos años, su nombre es:
Yuu Shiroyama…Continuara…