12° Sexy in darkness.
Con sus dientes Black arranco un trozo de la tunica de Snape, le vendo los ojos con ella y luego sintió como lo envolvían en una manta (la capa invisible) y lo llevaban a una habitación cercana (la sala de los menesteres) ahí el sonido de un solo juego de pasos le indico que el fiel pipi-pote se había quedado afuera. Eran unos perros esos Gryffindors.
Black lo arrojo a una cama gótica con altísimos postes y negras colgaduras que lucían un poco empolvadas. Lo desenvolvió y le abrió a rasgones la tunica negra del uniforme, dejando ver la piel pálida y tersa desnuda bajo esa única capa de ropa. El corazón le redoblaba como un tambor, el aroma de Snivellus lo embargo mientras le mordía el cuello a la estatua humana bajo el, una especie de melodía sonaba en su cabeza y se sentía irresistiblemente atraído a Severus Snape: era como si nada mas en el mundo existiera para él, solo el asqueroso Quejicus con su piel de marfil y su pelo de ángel. Le arranco los jirones de tunica con los dientes y admiro su cuerpo esbelto inmóvil sobre la cama, con los ojos vendados, eran tan endiabladamente erótico que sentía su miembro palpitar contra los apretados pantalones que llevaba bajo la tunica.
Se despojo de esta arrodillado en la cama, y también de la camiseta negra que usaba debajo. Se quito el cinturón y lo trono en el aire como un látigo. Le retiro el maleficio de la inmovilidad a Severus para verlo estremecerse, pero se apuro a atarlo con unas sogas mágicas convocadas mediante el hechizo incarcero: dejo a Snape atado con las manos juntas sobre la cabeza y las piernas separadas, los tobillos atados a los postes inferiores de la cama, con cuerda de mas para poderle levantar mas adelante las piernas. De momento, al sentir que podía moverlas Severus las cerro férreamente y le grito a Black improperios:
-¡A que juegas, Black imbecil! ¿Acaso eres un maricon de mierda?
El cinturón de Sirius volvió a tronar en el aire y Snape se estremeció.
-Cállate Snivellus, por una vez en tu vida mantén el hocico cerrado.
-Mantenlo cerrado tu, hablas como un perico loco.
Esta vez el cinturón de Sirius golpeo el pecho expuesto de Severus, haciéndolo gritar de dolor. Emocionado y sádico Sirius lo azoto de nuevo, y otra vez, era delirante escuchar el sonido del cuero rasgando el aire antes de estamparse sobre la piel perfecta de Snape, dejándole rojizos cardenales.
-¿Eso es todo lo que puedes hacer Black? ¡Que patético perdedor!- se burlo Snape, sudoroso y respirando con dificultad. Había dolido, pero jamás lo admitiría.
La boca de Sirius se cerró con fiereza sobre la suya, y Severus lo rechazo y más que un beso aquella unión de bocas era una batalla a mordidas. La sangre corrió por el labio abierto de Sirius, y sentir ese sabor metálico lo excito aun más. Bajo la diestra y se abrió la bragueta, liberando una erección de considerables dimensiones, misma que empezó a frotar con frenesí hociqueando sin cesar la boca de Snape. Con violencia se le monto encima y le dio de rodillazos para que abriera las piernas. Severus gruñía y se resistía, sus muñecas se habían rozado por la insistencia con que trataba de liberar las manos y le escocían. Pego a ciegas un cabezazo a Black y la sangre broto a chorros de su nariz, que lamentablemente no había roto. El fluido calido se deslizo sobre el rostro vendado de Severus.
Sirius le mordió el cuello como si fuera un vampiro, atravesó la piel marfilina y llego a las venas sirenias del jovencito, chupo su sangre y la bebió por puro deleite, consiguió abrirle las piernas y sin mediar mas lubricación que la que escurría de su excitado miembro se la dejo ir de un jalon, arrancando un aullido de dolor de labios de Snape. Sirius sonrió con sadismo y se la metió toda, toda, era tan jodidamente rico estar adentro de Snape, no cabía duda de que era la primera vez que se lo cogian.
-¿Qué se siente que tu primera vez sea con el tipo mas guapo del colegio, Snape?- le pregunto burlon, moviendose y desgarrando al chico.
Este lo escupió y le dijo:
-¡Jodete!
-No, gracias, prefiero joderte a ti.- rió Black y le agarro el cuello con una mano, haciéndole daño al clavarle los dedos en la carne- ¿Te habían dicho que estas estrecho como una señorita? ¿Caliente como una puta?
-¿Te habían dicho que la tienes chiquita como un macaco?- le pregunto en el mismo tono burlón.
Sirius gruño y le mordió el hombro.
-Ya veras lo chiquita que la tengo Snivellus de porquería: te voy a dejar el culo tan abierto que no volverá a cerrársete y te obligare a cométela toda.
-Me gustaría verte intentándolo.
Sirius le quito la venda de los ojos y se enfrento a aquellos onixes que lo veían con odio y pasión. Se la saco y se monto sobre su pecho para ponérsela frente a la cara, y al ver que Snape se sonrojaba y se volteaba para no mirársela lo abofeteo con su miembro ensangrentado (de la sangre de Severus)
-¡Mírala Snape! A que no es chiquita.- giro el torso, su magnifico torso de atleta, para ver y coger la herramienta del otro- ES mas grande que la tuya.- asevero y comenzó a masturbarlo.
El miembro de Severus, habituado a las caricias rudas se levanto expectante. Sirius se la jalo y se la jalo deleitándose en ver la cara de placer contenido de Severus, frotando su propia erección contra los labios bien cerrados del chico, metiéndosela cuando este grito de placer al eyacular. Pero la retiro antes de que se la mordiera. Volvió a bajar, levanto las piernas de Snivellus y se la dejo ir de nuevo, metiéndosela hasta las bolas, moviéndose muy rápido y muy deprisa, haciendo gemir, no sabia si de placer o de dolor a Snape.
-Debí hacer esto desde hace mucho, Snivellus, ya sabia que lo que debía hacer contigo era darte por el culo. Estas mansito como una gata.
-Ya veremos como estarás tu - pujido- cuando yo te de por el culo, Black.
Sirius se rió y continuo embistiéndolo, y sus carcajadas dementes se tornaron en gritos de placer, encajaba las uñas en los muslos delgaditos de Snape y lo acometía con tal violencia que el chico sentía partirse en dos, y sin embargo, a pesar de ser Black quien era lo gozaba, no quería que se detuviera... alcanzo el clímax antes de que Black lo llenara de su simiente ardiente y espesa. Se retiro de el jadeando y todo cubierto de sudor, se dejo caer a su lado completamente sonrojado por el esfuerzo físico. Atizo un fuerte puñetazo a la cama: aquel polvo era lo mejor que le había pasado en la vida. Y aunque no pudiera saberlo, también era el mejor sexo que Severus había disfrutado.
Cuando pudo volver a razonar con claridad Sirius se dio cuenta de que se había pasado: el había planeado solo golpear a Snape, maltratarlo, manosearlo para sacarse de la cabeza las fantasías insanas que con el tenia y una de la cuales había terminado realizando, por culpa de quien sabe que cosas. ¿Tanto le atraía Snivellus? ¿O fue culpa de esa maldita melodía que sonó en su cabeza al quedarse a solas con él? Lo limpio y se limpió con un hechizo y le curo las raspaduras de las manos e hizo lo que pudo por su maltratado orificio, aunque no por piedad, sino por temor. Quería dejarlo sin pruebas por si iba a acusarlo con el director.
Lo embargo una oleada de pánico, ¿y si lo acusaba con aquel loco victoriano de Grindelwald? No era un secreto que Snape era su favorito ni tampoco que el mago nórdico odiaba las "inmoralidades", como el las llamaba. Solo quedaba una vía de salvación...
-¡Oblivia...
-¡Nooo!- grito Snape evitando que le borrara la memoria- ¡No quiero olvidarlo Black, quiero tenerlo fresco en la memoria para planear mi venganza contra ti! No voy a acusarte con los profesores, miedica, si eso es lo que temes, cobarde.
-¿Me das tu palabra Severus?
-De eso y de que me vengare. - el brillo en los ojos del rencoroso chico era francamente peligroso- Ahora libérame, ¿o también tu fiel pelele quiere aprovecharse de mi?
-¡No! James no sabe... no se como quiera vengarse de ti.
-¿Esto era una venganza Black?
-Si.
-¿Por qué?
-Porque me la debías. Por muchas cosas. ¡Porque no tienes derecho a ser guapo y a turbar mi mente con fantasías contigo!- grito fuera de si.
-¿Fantaseabas conmigo, Sirius?- su voz era falsamente dulce- ¿No quieres presentarte para presidente de mi club de fans?
-¡Vete al diablo, Severus!-le grito cubriéndolo con una tunica nueva aparecida de la nada y sacándolo a rastras, amarrado aun.
Un invisible James (cubierto con la capa de invisibilidad) los esperaba.
-¡Hombre, como has tardado!- le reprocho.
-Lo siento, aquí esta la rata, ¿Qué le vas a hacer?
-¡Esto!- grito el invisible James, pero no pareció ocurrir nada.
-¿Exactamente que se supone que me has hecho Potter?- pregunto con un tono desabrido y exasperado Snape.
-¡El hechizo no verbal del calzón chino (calzón chino=subir mucho los calzones para apretar dolorosamente las bolas)! ¿O que, creías que solo tu dominabas los hechizos no verbales?
-Pues no me has hecho nada, imbecil, porque como vosotros, opte por no usarlos.
-¡Malditos thundercats!- despotrico James. Luego hizo aparecer unos calzones idénticos a los que en su día le pusiera el profesor Grindelwald y repito el hechizo con dolorosos resultados. Luego lo colgó de un tobillo con el levicorpus y así lo dejo- ¡Jajaja! Vámonos Canuto: ¡que bonita es la venganza, cuando dios nos la concede, ya sabia que en la revancha te tenia que hacer perder...- se alejo cantando.
Solo por la mañana siguiente el par de amigazos del alma se dieron cuenta de que ninguno le habia preguntado a Snape como hacia para ser tan bello.
*
Severus curo su desflorado traserito lo mejor que pudo, y siguió tirandose a Lucius, aunque, a decir verdad, mas de lo que le gustaría; no era que el rubio platinado no le gustara físicamente hablando, pero hasta lo bueno, en exceso, cansa. Y el Malfoy no tenia medida para la lujuria.
La clase de pociones era la ultima del jueves por la tarde: solo faltaban dos días para que Halloween llegara y con el la famosa fiesta del profesor Slughorn, el de pociones. La presencia del sexagenario, gordito y medio calvo profesor en la mazmorra llena de calderos humeantes le recordó a Severus que aun no había invitado a nadie a ir al baile con él. Terminó la poción de los muertos en vida que el profesor les había encargado hacer para la clase, anoto las mejoras que le había hecho en su viejo libro de pociones (había pertenecido a su madre) y cogio uno de los calderos de repuesto para preparar la poción que llevaba inventando desde principio de curso.
Sobre un atril de madera negra puso un grueso libro de teoría sobre la elaboración de pociones: "An elixir for existance", lo abrió en la pagina referente a los ingredientes aptos para empequeñecer y comenzó a picar las raíces de ortiga.
-¡Umh, mi querido Severus!- lo saludo el barrigón profesor dándole unas palmadas en la espalda, orgulloso como si Severus fuera su mas nuevo reloj de oro- ¿Tan pronto has terminado el elixir de los muertos en vida?
-Si, señor, ahí esta el caldero lleno de poción.
El profesor Slughorn se acerco y lo olfateo lleno de satisfacción.
-¡Pero chico, este elixir es mejor que el mío!- agito la varita y el contenido se envaso solo en varias botellas- Tienes un talento increíble muchacho. ¿Que vas a preparar ahora? - Slurghorn se sentó frente al caldero humeante de Severus y muchos chicos que aun se afanaban en preparar el elixir de los muertos en vida se distrajeron viéndolo.
-Es una idea que tengo, señor, no se si vaya a funcionar.
-¡Umh, que interesante! Ese es el espíritu del verdadero elaborador de pociones.- lo alabo Slughorn- Por cierto hijo- le hablo en voz mas baja- he sabido que te llevas de maravilla con el profesor Grindelwald.- un escalofrío recorrió al viejecillo acostumbrado a la vida cómoda.
-Si, así es profesor.- Severus estaba muy concentrado en añadir una por una las cabezas de hormiga de fuego africana.
-En ese caso, bueno, me preguntaba si podrías invitarlo a nuestra pequeña fiesta. Lo haría yo mismo pero nunca tengo oportunidad de verlo, raramente esta en la sala de profesores y... bueno, estoy seguro que no le negara nada a su alumno consentido.
-Se lo pediré, señor. Pero de él depende venir o no.
-¡Gracias chico, eres maravilloso! Si te llegara a atraer la carrera de Desarrollador de Pociones Curativas no tendrías mas que comentármelo: tengo excelentes contactos con el hospital y con el ministerio... - Slughorn guiño un ojo tras una mejilla regordeta.-Tenia muchas ganas de que Grindelwald asistiera a mi fiesta: dicen que ha creado un nuevo baile maldito y me gustaría verlo.- le confío.
-Vaya. -dijo Severus sin impresionarse-¿Señor usted cree que un par de pétalos de tulipán flotante le darían demasiada ligereza a una formula para evanescerse?
-¡Pétalos de tulipán flotante! Vaya Severus, eso es muy osado. - contesto el profesor- Yo le añadiría una hojita, cuando mucho.
Severus asintió y añadió un solo pétalo blanco y flotante. Tuvo que sumirlo para que se agregara a la poción, que enseguida empezó a brillar con un color salmón y a hechar chispas. Severus removía afanado a un lado y a otro y ni siquiera se dio cuenta de que la campana que marcaba el final de la clase había sonado. Si Slughorn se dio cuenta no lo demostró: dejo que los otros chicos depositaran una botella etiquetada con su nombre conteniendo una muestra de la poción que les había mandado hacer y salieran.
Continuara...