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Si Snape hubiera conocido el jabón Asepxia... por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Nezal se aparece recelosa por la esquina del escenario, toda vestida de negro y con unas ojerotas marca Itachi Uchiha, producto de sus desvelos para teneros listo este capitulo, saca su microfono de calaverita y dice: 

-Cof, cof... este, disculpen la demora, solo fue una semanita *.* yo por mi fic favorito tuve que penar dos meses, asi que si comparamos... pero bueno, lo importante es que ya esta aqui, y este, mis queridas lectoras, es el penultimo capitulo a menos que me saque de la manga alguna otra jalada. Aqui por fin conocereis a la afortunada ganadora del corazon de Snape.

Mencion de honor y dedicatoria de capi a Araleh Snape, y mencion especial a Yita Hell, pues fueron las unicas que adivinaron quien era la susodicha. Araleh acerto al 100% y Yita Hell solo al 60%, pues como que tienes confundidas a las profas, bella. En fin, aqui va, y teneis un rango de adivinacion marca Trelawney (yo hasta creo que la superais jijiji)

Nota: hay lemon hetero en este capitulo, lo he puesto en cursiva.

 

24° Wish I had an angel.

 

Tres días pasaron y al cuarto fue el dia de la tan esperada excursión a Hogsmeade. Era un sábado deslumbrante, con un sol aun intenso que brillaba envuelto en brumas, presagiando lluvias vespertinas. Severus tenia todo perfectamente planeado, con planes a, b y c para todos y cada uno de los imprevistos que pudieran suscitarse: total, que estaba mejor y mas prevenido que cualquier plan de contingencia nacional para prevención de huracanes, terremotos, erupciones volcánicas y catástrofes varias.

 

Esa tarde ella seria suya, tanto si quería como si no.

 

Pero lo primero era su venganza, su terrible venganza contra el tarado de James Potter que le hecho a perder su primer plan. Arribo a Hogsmeade en el mismo carruaje que ella, pero, ignorándola como de costumbre se bajo y se fue derechito al café de madam Fufú (la antecesora de madam Pudipié), un sitio asquerosamente cursi en donde las parejitas de novios iban a comerse a besos con libertad, pues la dueña habia instalado un radar mágico anti-Grindelwald, que pitaba como tren en cuanto el mago estaba a tres minutos de arribar al lugar, dando a todos oportunidad de separarse, acomodarse el peinado y adoptar unas inocentes caras capaces de sacar lagrimas al mas rudo.

 

En fin, hacia este sitio se dirigía Snape, pues la feliz pareja de recién casados cargaban con un incomodo lastre, de pelos negros y parados y gafitas de idiota. Si, James Potter iba allá donde ellos fuesen, con un gesto alegre como de carnicero en cuaresma, pues desde el dia en que inexplicablemente se habia sentido enamorado de Snape y declaradoselo a gritos, su mejor amiga Lily Evans habiaselo tomado a mal y no le dirigía la palabra. (James no se lo explicaba, de verdad)

 

Severus entro en el excesivamente decorado establecimiento y de inmediato todas la parejitas dejaron de besarse para mirarlo como si quisieran comérselo; pero el los ignoro a todos (y todas) y se fue derecho a la mesa donde Sirius y Remus aun estaban unidos por un hilito de baba que iba de la boca del uno a la del otro.

 

-Potter.- le dijo antes de que Sirius, con los pelos del lomo erizados le gruñera- Te traje un refresco, bébetelo. - y le tendió una botella color chicle.

 

-¡Jovencito!- intervino madam Fufú- ¿Qué no leyó el letrero donde dice: prohibida la entrada con alimentos y bebidas? - a la madam lo que le preocupaba era que le fueran a arruinar el negocio.

 

Snape la fulmino con la mirada y la mujerona se fue haciéndose tan chiquita como se lo permitían sus abundantes carnes. James había tomado la botella y la destapaba, y Sirius, que sabia (por suponerlo con toda certeza) que eso no era un refresco sino alguna malévola poción fabricada por el amo de las pociones solo  lo miraba como idiotizado, y hasta que los labios de James ya estaba sobre la boca de la botella grito y dio un manotazo:

 

-¡No, no te lo bebas, no es un refresco!

 

Pero la afirmación había llegado demasiado tarde, pues el primer trago pasaba por la garganta de Potter, quien de inmediato se sintió mejor y bebió con avidez. A darle fondo a la botella, glu-glu. Luego se seco las comisuras de la boca con el dorso de la mano y exclamo voz en cuello:

 

-¡Esto esta tan bueno como tu Snivellus! ¿Qué es?- pregunto cándidamente.

 

Poción bocazas sabor chicle, se dijo el chico que embelleció para sus adentros y se sentó en la mesa para ver el espectáculo de su vida.

 

Potter relincho como un caballo, hasta dando pataditas en la alfombra peluda y color de rosa.

 

-¡Me siento renovado! ¡Soy feliz como una lombriz!- grito para hilaridad general - ¡Oigan todos y todas, miembros y miembras del consejo y la conseja estudiantil y estudiantila! ¡Oigan bien! - los miembros y las miembras lo miraban divertidos; volvía a ser el mismo James Potter de siempre - ¡Las uvas son divertidas!

 

Todos ríen, y James, entusiasmado por el éxito obtenido se para en la mesa y brinca pisoteando un ramo de violetas.

 

-¡¿Cuál es el hermano mayor de Pinocho?! ¡Pinueve! ¿¡Como estornuda un leñador?! ¡Achaaa! - el publico se caga de risa y Cornamenta se pone a bailar una animada danza rusa hasta que cae de culo y se pone a gritar palabras sueltas:-¡Caca! ¡Pantalones! ¡Mufasa! ¡La cabeza que da vueltas de la niña del "Exorcista"!

 

Sirius, superada la vergüenza inicial también se carcajeaba y era tanto el alboroto que la gente que circulaba empezó a entrar a ver que ocurría, entre ellos Lily Evans y Gellertcito Grindelwald.

 

-¡Los retretes voladores! ¡No es lo mismo "Mohamed" que hechame agua! ¿Qué hace un asesino para entretenerse? ¡Matar el tiempo! ¿Cuál es el santo que quita el hambre? ¡San-dwitch! ¿Cuál es el apellido que tiene mas "a"? ¡Ocho-a! - luego barritó como un elefante y craspitó como un cuervo, intentando, lastimosamente, emprender el vuelo (como Greg-ave ;) cayendo al suelo como un plasta. (como Greg-ave;)

 

Entonces se paro y se hizo calzón chino antes de gritar:

 

-¡Como dijo el sainto bronciado de Bronce: no venimos a explicar explicaciones tontas! ¡Suena como caracoles arrastrándose! ¡La bludger es mi amiga y por eso me persigue! ¡Y los ukes son divertidos!

 

Con esta ultima necedad la risa se le helo en los labios al profesor Grindelwald, pues sentíase aludido; era el uke de Dumbledore, y aunque podía considerarse divertido a el no le hizo gracia la mención, y la tacho de inmoralidad.

 

-¡Alto!- grito y todos temblaron y algunos hasta se hicieron de las aguas- ¿Qué sucede aquí? ¿Por qué dice inmoralidades en voz alta, señor Potter?

 

-¡Ah, profesor Grindelwald, señor, sus calzones son como los de mi abuelita, señor!

 

-¡Mis calzones! - exclamo Gellertcito, sonrojado y tapándose los muslos como si se los pudieran ver a través de los pantalones.

 

-¡Las abuelas buelan! - grito así, falta de ortografía incluida- ¡Fly me to the moon!

 

-¡Señor Potter, guarde compostura! - lo reprendió Grindelwald.

 

-¡Señor, señor, no la puedo guardar porque no la tengo!- exclamó verdaderamente compungido- ¡No tengo compostura!

 

-No, definitivamente no.- aseveró Severus por lo bajito.

 

-¡Gusano! ¡Petate de patatas!- grita James entre carcajadas sin poderse contener y Gellertcito se encabronó pues creyó que se burlaba de él, así que hizo aparecer una mordaza mágica y se la puso, atandolo de pies y manos y James se retorcía en el suelo tratando de gritar con tanto exfuerzo que casi se le botaban los ojos de canica.

 

-Señor Potter, por faltas a la moral y faltas de respeto a un profesor, esta usted expulsado.

 

-¡No!- grito Sirius- ¡Esta como esta por culpa de Snape!

 

-Yo diría que por culpa de sus padres.- lo contradijo Gellertcito, pensando en si la Sra. Potter no habría intentado abortarlo y aquello le había afectado el cerebro.

 

-¡No, Snape le ha dado poción bocazas!

 

-¿Yo?- pregunto con inocencia Snape, señalándose - ¡Yo lo veo igual que siempre!

 

-¡Si, ha vuelto a la normalidad, recuperado su peculiar sentido del humor!- defendió Lily Evans, luego suspiró profundamente y exclamo- ¡Por eso me gusta tanto!

 

Snape casi cae de culo de la impresión, pero bueno, nunca falta un roto para un descosido. Lily tomo en sus brazos al bondageado chico que parecía poseído por parásitos intestinales demoniacos y continuo con su amorosa declaración:

 

-¡Si, James, te amo, no puedo conformarme con se tu mejor amiga, quiero ser tu esposa! ¿Qué dices James, aceptas? - lo sacude al tardar en llegar el anhelado si- ¡James contesta!

 

-No puede hablar, tiene la boca amordazada.- apunto Remus Lupin.

 

-Oh, bueno, cierto, - Lily se rasco la cabeza- Tomare eso como un si, vida mía. ¡Muaaa!- frunció los labios, pero antes de que pudiera dar el beso Gellert hizo aparecer un muro de ladrillos entre ambos.

 

-¡Nada de ósculos antes del himeneo!- exclamó levantando un dedo admonitorio- No voy a tolerar impudicias francesas en mi presencia. Cuando al señor Potter se le pase su efusividad tendrá que cumplir un castigo y luego podéis casaros. Mi cuñado se ha ordenado reverendo moco y juez de paz, y en su extaberna celebra oficios varios al son de la opera rock. - Gellertcito se rasco la barbilla- Le ha gustado un montón: de haber sabido hace 60 años que  ganármelo era tan fácil como regalarle películas musicales, mi cuñadita no habría felpado.

 

El silencio se hizo tras la reflexión de Grindelwald. Snape lo rompió diciéndole zalamero:

 

-Hace 60 años aun no se inventaban las películas, señor.

 

-Si, claro, Severus. Eres un buen chico.- le acaricia, castamente, (se sobreentiende) la cabecita, le da una croqueta y se va luciendo su palmito.

 

Snape miro la hora y vio que faltaba solo media para la intempestiva tempestad que había conjurado, asi que la busco con la mirada: ahí estaba, tan bonita en su vestido azul de escote recatado, que usaba para pasearse las raras ocasiones en que lo hacia... Severus trago saliva y se fue derechito por ella.

 

-Profesora McGonagall, ¿podría hacerle una consulta, señora?

 

 

La profesora lo barrio de arriba abajo con sus ojazos azules, inteligentes y fríos, como sin acabarse de tragar la inocencia de Snape en esa publica demostración de imbecilidad con que James Potter acababa de obsequiar al pueblo. Y eso era justamente lo que mas le gustaba a Snape de ella, que ella no tragaba, como todos los borregos, que se daba cuenta. De todo.

 

-Claro señor Snape. Siempre y cuando no le moleste que caminemos, pues tengo una cita del otro lado del pueblo.

 

-Claro que no profesora.- contesto Snape, que sabia perfectamente que Minerva McGonagall iba todos los sábados a las cinco a su reunión del club de ajedrez mágico.

 

-Y bien señor Snape, ¿Qué quería preguntarme? - los ojos azules se iluminaban con una chispa de algo inusual tras los anteojos rectangulares. Esa chispa animo a Severus, ¿de que era? ¿de malicia? ¿de coqueteo?

 

Sonrió con su sonrisa marca Colgate y le dijo:

 

-Es sobre los animagos, profesora. Sobre la veracidad de los horribles rumores acerca de los accidentes que les ocurren a los magos cuando fallan al intentar convertirse en animales.

 

A la bruja se le escapo la sorpresa un par de segundos, pero luego, acentuada la sonrisa y la chispita en la mirada contesto:

 

-Son verdaderos, señor Snape, todo lo que ha oído acerca de garras extrañas, órganos indebidos o insuficientes e incluso muertes mutantes. La transformación humana a voluntad es la mas difícil de todas, y solo debe practicarse bajo la vigilancia del Ministerio, por su propia seguridad.

 

-Ya. - le contesto Snape- Pero si uno lo hace delante del ministerio, el ministerio lo sabe y la mitad de la diversión se pierde, ¿no lo cree?

 

-¡Señor Snape!- exclamo la profesora fingiendo asustarse- Me espanta usted con su osadía.

 

-¿De veras?

 

-No. - otra vez la miradita maliciosa. Por eso Snape tampoco se tragaba que McGonagall fuera como se pintaba. - Pero no debe usted intentarlo a su corta edad.

 

-¿Qué?

 

-Trasformarse. ¿O supone que me creo que estas preguntas me las formula en un plano meramente teórico?

 

-No, por supuesto que no. Usted es demasiado inteligente, asi que tampoco me las contesta de buena fe.

 

La profesora me mostró sorprendida por la... ¿desvergüenza? Del chico. Iba a protestar o algo cuando los primeros goterones de agua azotaron sus cabezas como gotitas de plomo.

 

-¡Justo lo que faltaba, un aguacero!- protesto la profesora mientras corrían bajo las negras nubes que ya dejaban caer con furia su liquida carga.

 

Corrieron juntos al refugio mas cercano, que resulto ser la Casa de los Gritos, pues así lo habia cronometrado Snape a la hora de elaborar su plan y convocar por anticipado una tormenta. Cuando forzaron la puerta de la casa abandonada y entraron hechos unas sopas Snape hecho una mirada alredor como si reconociera y le dijo:

 

-Esta es la casa mas embrujada de Gran Bretaña, ¿no le da miedo?

 

-Claro que no. No creo que esta casa este embrujada, y creo que usted tampoco lo cree.

 

-¿Entonces que explicación le da a los gritos, gemidos, y demás ruidos?- pregunto con una sonrisa burlona Severus.

 

-Usted sabrá darse una mejor explicación, siendo tan intimo como es del señor Lupin, perdón, Black.

 

-Yo no soy intimo de Remus.- se escurrió Snape.

 

-Pues bien que lo pretendió el otro día en el comedor, y mas recientemente, en la boda.  - la profesora se quito la capa y se puso a exprimirla, muy concentrada.

 

Así que si se había fijado; vamos por buen camino, se dijo Severus.

 

-Pero si tengo una teoría sobre los ruidos misteriosos que se dejan oír desde este lugar.

 

-¿Ah, si?- pregunto ella con aire descuidado, retorciendo la capa del mismo modo en que Grindelwald retorcería el pescuezo de la Inmoralidad, si fuera esta corpórea.

 

-Si.- le quito la capa de las manos y se la seco con un movimiento de varita. Luego la desarmo y la estampo contra la pared rasgada y polvosa.

 

La joven estaba demasiado sorprendida como para gritar. Sospechaba una mala pasada de su cerebro, tan atormentado a ultimas fechas por banales preocupaciones como la de quedarse solterona, pues veía a jovencitos de 14 años e incluso menos revolcándose y casándose y ella a sus 24 años seguía sola como la una. Y lo mas banal de todo era que, a pesar de mostrarse neutral, ella también había caído bajo el embrujo del chico de ojos negros y nariz aristocrática.

 

-¡Señor Snape, que significa esto! - reclamo al ver que de las viejas tablas despapeladas se abrían para dejar salir unos grilletes que apresaron sus muñecas. (Que quieren ver, a Severus se le pego lo sado de tanto estar con Malfoy)

 

-Significa - dijo Snape, acercándose muy despacito y desplegando todas sus habilidades de seducción - que voy a necesitar de un poco de ayuda de persuadirla, mi querida profesora.

 

-Severus Snape, le exigo que me suelte en este mismo instante. - la joven habló con voz firme a pesar de que su pecho subía y bajaba agitado, con la tela mojada bien pegada a su figura, dejándola adivinar toda. Que sexy se veía, mojada, indefensa, con los pezoncitos erguidos, ¿seria por el frío o por otra cosa?

 

-Me temo que no, Minerva McGonagall.

 

Snape ya estaba junto a ella, con su nariz a escasos centímetros de la suya, y los dos se miraban intensamente a los ojos, con las bocas entreabiertas y el rubor batallando con la rabia. Eran tal para cual, a pesar de los diez años de diferencia, o de los cuatro centímetros que ella le sacaba todavía a él. Pero eso podía remediarse. Con poción Creceloco.

 

Una musiquita como de gaitas sonaba en la cabeza de la escocesa invitándola a dejarse llevar, y el muchachito frente a ella le parecía mas hermoso de lo que jamás lo había visto, pero no podía, no debía ceder: por eso volteo el rostro cuando el estaba a punto de besarla, y los labios delgados se posaron en su mejilla, y besito a besito se acercaron a su meta sin que ella tuviera ya la voluntad para negarse mas. Severus beso justo sobre la comisura de su boca y en vez de besarla ya se quedo ahí, besándola un poquito mas, repegando poco a poco su huesuda anatomía a las curvas firmes de la primera mujer con quien intimaba.

 

Sentir esas masas firmes presionando contra su pecho lo excito bastante, era completamente novedoso... poso sus manos sobre la cintura y las deslizo hacia las caderas, una vez y otra, jalando la falda hacia arriba en cada vez, lamiéndole el contorno de los labios, provocándola lentamente para que fuera ella la que desesperara y se rindiera besándolo a el. Era toda un reto, con el autocontrol que tenia. Subió sus manos hasta el pecho y acuno los senos, masajeándolos, metiendo una rodilla entre los muslos para dejarle sentir su erección.

 

Minerva apretó los labios y cerro los ojos al sentir la dureza del chico frotándose contra el satén de sus pantaletas, menos mal que se había puesto su combinación nueva y no los de abuela (que mostraba cada que Grindelwald hacia revisión de guardarropa). Eran azulitos con un moñito rosa al centro, igual que el sostén, y el liguero. El liguero también tenia moñitos sobre los broches con que detenía las medias, finas, de seda, casi trasparentes. Sintió que Severus dejaba de masajearle los pechos y le pasaba una mano por la espalda, estrechándola, y la otra bajaba por su flanco, hasta su cadera, y de ahí, al centro... y adentro. Le acaricio el sexo por encima de la telita y luego metió la mano bajo esta, tocándola directamente, masturbándola mientras ella apretaba los dientes obstinada en no ceder, en ignorar  el cosquilleo de la nariz de Severus por sus mejillas, tan cerca de su boca.

 

-Por favor.- susurró Severus, metiéndole un dedo por debajo y lamiendo entre su labios.

 

Con un gemido ella cedió, y se dio. Abrió la boca y enlazo su lengua con la de ese chico tan guapo en un ósculo voraz y ansioso, su lengua batallaba con la de Severus, con tanta violencia que sus dientes chocaban de vez en cuando, y tan pronto el se apoderaba de su boca como ella succionaba su lengua,  y había subido una pierna rodeando con ella la cadera de Snape, para abrirse y dejarlo maniobrar, porque, por Merlín que esta nueva generación no tenia moral, pero si habilidades y conocimientos. Snape sabia exactamente que meter, como, y cuando, para enloquecer a su pareja, a ella, ahora. Alejo de su mente visiones fugaces de Snape enredado con los mas bellos chicos de Howgarts para evitar los celos, aunque, una vez superados estos, hasta excitante resultaba.

 

Severus la penetraba con tres dedos y la aplastaba contra la desvencijada pared para sentir sus pechos, esas protuberancias excitantes y desconocidas. En medio de su batalla de lenguas Minerva logro separar su boca unos segundos para rogar (era su turno):

 

-Por favor.

 

¿No que no? Se jacto mentalmente Snape, antes de darle otro beso voraz para separarse momentáneamente de ella, rasgándole el vestido de arriba abajo por enfrente y quedándose sin palabras al contemplar a la profesora en lencería provocativa. Con su moño, siempre tan impecable, ahora despeinado... llevo sus manos a la cabeza de ella y le deshizo el moño, con lo que una abundante cascada de cabellos castaños, levemente ondulados, cayeron enmarcando su rostro y acentuando su belleza. Iba a retirarle los lentes pero ella se negó.

 

-Quiero verte.- le dijo.

 

Severus la beso violentamente mientras se abría los pantalones y se los bajaba, junto con los calzones, hasta medio muslo, dejándolos ahí y frotando su pene por costumbre, para terminar de endurecerlo, aunque maldita la falta que hacia endurecerlo mas. Luego volvió a separarse para quitarse la tunica.

 

-Si me sueltas las manos yo te ayudo con eso que tienes ahí.- le dijo Minerva mirando con lujuria su erección.

 

-Lo prefiero así. Podrías desearme de veras, o podría ser una treta. - contesto - En cualquier caso, asi es mas excitante.

 

Le abrió el sostén (era de los que se abren por delante) y acaricio sus pechos desnudos, sin quitarles los ojos de encima, y luego se inclino y los beso tiernamente, uno y otro. Si todo iba bien ya tendría tiempo de hartarse de ellos, pero ahora lo que urgía era consumar el acto. Con torpeza le desabrocho las ligas al liguero y las medias cayeron un poco, le bajo los pantys y ella coopero para sacárselos, volviendo después a subir la pierna en la cadera del chico. El dirigió certero su miembro a la cavidad femenina, apuntando un poco demasiado detrás (la costumbre, la costumbre) y penetrando de una estocada.

 

Minerva jadeo y apoyo la cabeza en su hombro, se sentía fantástico, era justo lo que necesitaba, que la empalaran como a un pollito y la embistieran con fuerza, con vigor, sacudiéndola toda, haciéndola olvidarse de todo lo que no fuera el placer, y para eso, el apuesto jovencito, se pintaba solo. Se sonreía para sus adentros de tener jadeando y gritando a su seria profesora, era placer para su ego además de para su pene, y a cada embestida los papeles se invertían mas pues ahí era Severus el que estaba enseñándole a Minerva lo que era bueno.

 

Minerva gritaba su nombre y lo apretaba dentro de ella, desinhibida, pidiéndole mas, arañando la pared ya que no su espalda;

 

- Severus, Severus, maldito Severus, cogeme bello, lléname, vacíate en mis entrañas, ¡te quiero todo! 

 

Y como si solo hubiera estado esperando la instrucción Severus se corrió, apretándola tan recio que le dejo marcadas sus manos ahí donde la asió, estrellando su boca cerrada sobre la abierta de ella, y sus cuerpos, todavía en tensión, permanecieron como en animación suspendida unos segundos sublimes en los que el placer aun los asaltaba con sus oleadas consecutivas.

 

Y justo así los encontró el mas decente y deprimido catedrático de Hogwarts, que iba llegando a su refugio secreto (que podía usar todos los días menos el de luna llena) en piyama de borreguitos, pantuflas de conejitos y un pote de helado de dos kilos en una mano y una caja gigante de galletas en la otra. Y se quedo mas blanco que un fantasma al ver a su alumno favorito y a esa desvergonzada profesora que usaba las túnicas un centímetro sobre el tobillo.

 

-¡Inmoralidad!- grito dejando caer su helado y sus galletas- ¡Indecencia! ¡Perversión! ¡Relaciones antes del matrimonio! ¡Oh, Señor, fulmina esta nueva Sodoma! - clamo henchido de justa cólera y de indignado recato- ¡Pero como es que os atrevéis a fornicar en una casa embrujada! ¡¿Cómo se os ocurre?! - Gellert estaba enojado, pues pensaba que Albus y el eran los únicos que sabían darle otro uso a la casa de los gritos. - ¡Que impudor! Las viejas costumbres están perdidas, y tu, Severus Snape, mi alumno favorito, ¿Cómo es que te has dejado seducir por esta zorra francesa?

 

-Soy escocesa, profesor, - intervino McGonagall- y si dejara de mirarme las tetas podría ver que estoy encadenada, asi que, ¿Quién cree que haya obligado a quien?

 

Gellertcito se tapo la boca y desvío sus castos ojos a los vientres desnudos y pegados de los amantes, y disimulo el calor de la pasión que subía por su pecho con calor de coraje. (la verdad es que Gellert es bien ecchi)

 

-Severus Snape, no puedo creerlo, ¿tu, un estrupador de honras? ¿un violador de doncellas? ¡No, no, no! Esto tiene que enmendarse. Con una legitima compañera, bendecida su unión por el sagrado lazo conyugal podrás desfogar los ardores de tu juventud de una manera licita. Y dado que has hecho tuya a esta mujer, tendrás que casarte con ella, para lavar su honor y la afrenta cometida a mi recatado sentido del pudor.

 

-¿En resumen, cuando es la boda, profesor?

 

-Ahora mismo, de preferencia. Pero si andáis escasos de dinero, mi cuñado ha inaugurado el viernes de dos por uno: dos bodas al precio de una. Se ha vuelto muy popular, la verdad, no se porque, ni porque hay tantas bodas si yo solo he prohibido todo contacto pecaminoso y mando casar a los que se dan un besito  en publico... - Gellert cuenta con los dedos y dice- no, creo que si me imagino porque. Bueno, ¡a casarse! Y que no los vuelva a pillar cometiendo inmoralidades.

 

El rubio profesor recogió su helado y sus galletas y regreso por donde vino, contento de por fin haber casado a esa muchachita buscona y robamaridos de pechos firmes y carnositos, cadera sensual y trasero parado y respingon que invitaba a .... Gellertcito se seco la gotita de sangre, abrió su pote de helado, y a darle se ha dicho a la depresión.

 

Severus se despego de Minerva, hizo desaparecer los grilletes y la pelicastaña se sobo las muñecas, adoloridas, dándose media vuelta, por pudor y por ocultar sus emociones. Severus le recompuso la ropa y luego le devolvió la varita, y la abrazo por detrás.

 

-Que recurso tan burdo.- reclamo ella- Y tan trillado.

 

-Pero funciona.- se defendió Snape- A grandes males, grandes remedios, o dime, preciosa, ¿me habrías hecho caso se te hubiera declarado mi amor de la manera tradicional?

 

-No.- confeso la profesora. Se dio la vuelta y beso a Severus con toda su alma, pues ya no tenia que reprimir mas los sentimientos que le inspiraba el jovencito

 

 

Continuara...

 

Notas finales:

Jeje, ¿a que no se lo esperaban? ¡Proximo capitulo gran final, la reconciliacion de Albus y Gellert!

Y les quedo a deber el mini-extra, para la proxima semana, ora si es promesa de dedito *.*

Y muchas gracias por leer, y comentar, besitos!

Pd: ora si le corregí la ortografía xd.


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