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Si Snape hubiera conocido el jabón Asepxia... por nezalxuchitl

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Notas del capitulo: ¡Los secretos que se esconden bajo la tunica de los merodeadores, de la cintura para abajo, revelados!!!
 

5° Repostería mágica.

 

En los dos días siguientes no se pudo desayunar en paz en el Gran Comedor: todas las mañanas llegaban vociferadores para el director con mensajes estilo "¿¡Como que Gellert Grindelwald es profesor!?" sin embargo, estos se detuvieron súbitamente cuando Dumbledore dio una entrevista a "El Profeta", explicando sus motivos para el nombramiento, y diciendo que el viernes por la noche habría una reunión abierta a la que todos los padres de familia que así lo desearan podrían ir a exponerle sus recelos al mismísimo profesor Grindelwald.

 

-¿Tu crees que alguien vaya a venir, Severus?- le preguntó Lucius, que se había convertido en algo como la molesta y parlanchina sombra del jovencito.

 

-Ni idea Malfoy: no se si te habrás fijado, pero no me matricule en Adivinación.

 

-¡Jajajajaja! ( y cierre) - rió de acuerdo a las exigencias de la etiqueta el jovencito rubio, y luego meneo la cabeza para que su cabello largo y platinado, como de veela, luciera - Mi padre tal vez venga, por supuesto, pero no para quejarse, sino para conocer a un mago tenebroso tan famoso.

 

-Dumbledore dice que ya no es tenebroso.- contesto Severus, sirviéndose con rabia hojuelas de avena.

 

-Si, bueno, Dumbledore también quiso impartir la disciplina de Repostería mágica, ¿no?- dijo Lucius, recordando el fallido intento del director de hacer que sus alumnos aprendieran a preparar caramelos de limón como disciplina para TIMO's.

 

-Grum.- Severus gruñó con la boca llena de avena. Luego saco un libro gordísimo titulado "Hechizos no verbales para avanzados" y se parapeto detrás de el.

 

Los bonitos ojos grises de Malfoy refulgieron con una mezcla de desesperación y odio: ¿Quién se creía ese sangre mestiza para ignorarlo?

Ruidos detrás de Hechizos no verbales para avanzados indicaban que Snape seguia comiendo. Luego, no verbalmente, encanto al libro para que fuera por delante de el, se colgo la mochila y se puso de pie.

 

-Deberías darte prisa, Malfoy, hoy tendremos nuestra primera clase con McGonagall.

 

Lucius mascullo algo como que aun había tiempo de sobra. Severus avanzo por los desiertos corredores, agradeciendo que no había nadie para verlo cuando...

 

-¡Ajajaja! ¡Ahí estas Quejicus!- dijo la atronadora voz de James Potter. Como de costumbre sus amigotes estaban detrás suyo, obstruyendo el paso y viéndolo feo; en su ultimo encuentro con Snape habian quedado colgando del tobillo por mas de una hora, hasta que un agente especial del Ministerio de magia fue a ponerlos con los pies sobre la tierra.

 

-Eso, Potter, es algo que podría deducirse con la lógica escolástica. Sin embargo, ¿Cómo estas seguro de que realmente soy yo y no una ilusión o un espectro?- dijo aun atento al texto.

 

-¡Gárgolas galopantes!- exclamo el buscador de Gryffindor - ¿Oye Sirius como podemos darnos cuenta que de verdad es el?

 

-Muy facil James: le rompemos la cara, y si sale sangre de rata es Snape.

 

-Inténtalo, Black, y volverás a enseñar las bragas de estrellitas a todo el mundo.- replico Severus parándose, pero aun con el libro frente a la cara.

 

-Te equivocas Quejicus, no volveremos a colgar del aire enseñando los calzones.- le replico Sirius tronando los nudillos amenazadoramente.

 

-¡No, no volveremos!- asevero James.

 

-¿Ah si? ¿Y que han hecho para impedirlo?- les pregunto Snape por fin bajando su libro y dejándolos ver su hermoso rostro.

 

-¡Pues, para empezar, ya no usamos calzones!- exclamo con aire triunfal James.

 

Sirius puso los ojos en blanco, Remus negó cansinamente con la cabeza y Peter miraba atento con sus ojillos de rata.

 

-Excelente Potter: si se te ventilan las nalgas pensaras con mas claridad.

 

-¿¡Estas diciendo que pienso con el trasero!?- exclamo furioso el chico, y meneo la cabeza con fiereza.

 

-Das muestras de una capacidad de comprensión de las que no te hubiera creído capaz, Cornamenta.

 

Los rostros de los cuatro amigos palidecieron.

 

-¿Cómo te has enterado de su apodo?-pregunto Sirius.

 

-Del mismo modo en que me he enterado del tuyo, Canuto. Y si me disculpan, tengo clase de Transformaciones. - dijo e hizo que su libro saliera disparado hacia delante. Los chicos se atropellaron para evitarlo y Remus leyó sorprendido el titulo del ladrillote.

 

-¡El hecho de que tu asquerosa jeta ya no resume grasa no te hace especial, Quejiquis!- le gritó Sirius alzando su varita.

 

Severus también alzo la suya, pero, sin pronunciar palabra volvió a colgar de un tobillo al apuesto pelinegro, y, enseguida, a su mejor amigo. Remus lo miraba ceñudo y con la varita lista.

 

-Intenta algo y quedaras como tus amiguitos: luciendo, o tal vez no- miro con curiosidad la desnudez que los chicos trataban desesperadamente de cubrir- el estampado de tus calzones.

 

Remus se quedo firme donde estaba, mirando al Slytherin con mezcla de admiración, por poder usar un conjuro no verbal, y antipatía, por lo pedante y agresivo que era él también. Severus paso a su lado y sus túnicas se rozaron. Peter ya iba como cien metros delante chillando como rata con la cola atrapada.

 

-¡Me las pagaras Snape, esto no se va a quedar asi!- grito Sirius, y por alzar el puño para amenazarlo dejo caer su tunica y enseño a su amigo pelicastañito algo que lo hizo enrojecer mucho.

 

Los Slytherin que pasaron poco después se burlaron de lo lindo de los dos amigos colgados de un tobillo, y de los inútiles intentos de Lupin por hacer el hechizo con que el mago del ministerio los habia bajado. Al ver que no tenia éxito y que el corredor volvía a estar a solas fue por un profesor.

 

Severus retomo la lectura de su libro y se sentó en el asiento de enfrente del escritorio de la profesora, contra su costumbre: el casi siempre se sentaba hasta atrás: sus compañeros pensaron que por ir leyendo no se habia fijado donde se sentaba. Rechinó los dientes al notar que Malfoy se sentaba detrás de él. Toda la clase ya se habia sentado cuando la profesora entro: paso mirándolos como una ave de presa, y su sola presencia basto para callarlos.

 

Algunos, como Malfoy y Zabbini le echaban ojitos, pero la mirada severa de la profesora les helo la sonrisita en el rostro.

 

-Mi nombre es Minerva McGonagall y soy su nueva profesora de Trasformaciones. El profesor Abberty me explico el método con el que han estado aprendiendo esta difícil disciplina de la magia, y me hablo del particular talento de cada uno de ustedes. Si, de cada uno.- repitió al ver algunas caras incrédulas- Asi que me gustaría que levantaran y dijeran su nombre uno por uno, por favor. Empiece usted, señor...

 

-Snape, Severus Snape, señora.- se presento muy digno el chico y la profesora asintió levemente: asi que ese era el chico tan hábil del que Abberty le había hablado.

 

-Siguiente. Y no esperen a que se los diga, cuando uno termine levántese el otro.

 

-Lucius Malfoy, profesora.

 

-Gilderoy Lockhart. - se paró como si acabara de ganar el concurso a la sonrisa mas encantadora del año el chico mas presumido de la clase. Sus dientes tintinearon y guiño con coquetería un ojo a la profesora, sin amedrentarse demasiado cuando ella lo miro del mismo modo que un halcón a un pollito particularmente sabroso.

 

                                                              *

 

Remus Lupin había corrido hasta el aula mas cercana, y ya había tocado a al puerta cuando recordó con espanto quien era el nuevo profesor.

 

-¿Quién?- pregunto la autoritaria voz del profesor Grindelwald.

 

-N-nadie.- contesto apenas audible el chico, con la mano temblando.

 

-¡Dije quien!- tronó con el tono acojonante de un general prusiano.

 

-Re-remus Lu-lupin, profesor.

 

-Pasa, Reremus Lulupin. - indico la voz.

 

El chico entro y ahogo un gemido al ver como había acondicionado el aula el nuevo profesor: las paredes estaban tapizadas de terciopelo negro, y por doquier había colgados cuadros realmente espeluznantes: dos de ellos estaban cubiertos por sabanas grises. También había cabezas disecadas de vampiros mostrando los colmillos, de grindylows, kappas, cheneques y hasta de una criatura con tres ojos y dos narices. Entre las "esculturas" que adornaban el aula se contaba la de una manticora que era una manticora de verdad rellena de aserrín, la de una quimera con ojitos de canica (los auténticos se los habían sacado) y en una jaula dorada una esfinge, que se lamia la garra de larguísimas y afiladas garras para lavarse la cara, y meneaba la cola mirando a su amo apostado detrás de un escritorio que parecía el de un rey, en un trono adoselado de lustrosa tela negra y bordado en plata. La iluminación corría a cargo de la diáfana luz que entraba por las altas ventanas de cristal traslucido y de algunas velas encantadas que flotaban dando lentamente la vuelta a la estancia.

 

Por el contrario la apariencia del profesor nada tenia de tétrica a primera vista: era un joven al que se calculaban veinte años, con el pelo corto y rubio levemente ondulado. Sus ojos eran de un azul clarito que bajo determinadas luces parecía verde agua, muy guapo, con la nariz respingona y los labios sexys curvados en una sonrisa a medias traviesa y a medias burlona.

 

-Tu dirás.- lo apremio levantando la vista del pergamino donde estaba escribiendo.

 

Pero Remus solo se quedo con la boca abierta y temblando de miedo. Cuando el profesor se paró pudo notar que era casi tan alto como Dumbledore y muy delgadito también. Llevaba una amplia tunica abierta, de color verde agua y salpicada de estrellitas que titilaban. Bajo esta llevaba una tunica corta de color blanco y unos pantalones de montar en tono crudo, a juego con los elegantes botines. Grindelwald se llego hasta el, se inclino hasta dejar su rostro a la altura del jovencito y le dijo:

 

-Bu.

 

Remus gritó con toda su alma y luego miro como un cervatillo al profesor.

 

-Y ahora que ya te he asustado, Reremus Lulupin, ¿tendrías la amabilidad de decirme que te trae a mi despacho?

 

-M-mis amigos están colgados cabeza abajo, p-profesor.

 

-¿Y?

 

-Y n-no pueden ponerse en pie, p-profesor.

 

-Umh...

 

-E-es culpa de Severus Snape: el los embrujo con un hechizo no verbal que nadie sabe revertir.

 

-Interesante.- dijo Grindelwald- Condúceme a donde están.

 

-Si p-profesor. Sígame por favor.

 

Cuando llegaron al pasillo Sirius y James seguían contorsionándose en el aire, doblándose por la cintura e intentando darse la vuelta.

 

-¡Madre mía! -exclamó el profesor llevándose una mano a la boca.

 

 

Continuará...

Notas finales:

¡Holas!!! Ya se que me adelante un dia, pero procurare ser mas cumplida *.* jeje.

¡Proximo capitulo, ¿que hará el profesor Grindelwald con esos tres descalzonados? ¿sera castigado Severus? En ese caso, ¿el castigo consistira en una fetichista sesion de nalgadas??? ¡Kya!!! Descubranlo el MIERCOLES.

Si por X motivo (la falta de dinero de Marfil, nuestra mistress :(  ) ya no nos podemos leer aqui (porque cierren la web, que no creo, segun yo solo van a cerrar yaoi.es) en la siguiente direccion pueden seguir leyendo mi cuento (y muchos otros):

http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=29505

 


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