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Una visita al zoo por katzel

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Notas del fanfic:

* Secuela de Kaitou Sho se enamora n.n

Kaitou Shotaro dueño y señor del sillon y del corazón de Hikaru, el más dulce y guapo conductor de televisión esperaba su ración de kyaaaaaaaaaaa animalito tierno.

Cherry, enfundado ya en su pijama nueva de gatito corazón rodaba sobre la alfombra rascándose la espalda.

- mu... muuuuuuuuuuuu...

Shotaro apenas podía resistir la tensión cuando la imagen de Hikaru se agrandó en la pantalla del televisor.

El programa más esperado del universo estaba a punto de empezar.

Un suspiro largo como el humo de un trencito salió de su pecho haciendo "puuuuuuuuu puuuuuuuuuuuu".

Los dedos largos de las manos bellas de Hikaru.

Su disfraz de osito koala.

Los cabellos sedosos en su rostro...

Y la seña que ambos compartían en la que decía "te amo Kaitou Shotaro, eres mi pequeño novio"

Los corazones rojos invadieron la sala sentándose en la barriguita de Kaitou Cherry usándolo de banquito.

El amor de Sho estaba en su punto más alto.

Iban a cantar "Amemos a los animales".

La coreografía se la sabía de memoria y era todo un placer hacer los pasos con su Hikaru.

Usualmente Cherry y los corazones se movían a su lado siguiendo el baile pero él no les prestaba atención.

Necesitaba estar concentrado en su bello presentador.

Entonces algo le hizo doler.

Un niño vestido de mariposa era anunciado como el ayudante del "Señor de los Animales"...

El pequeño era bonito a más no poder.

Y Hikaru en medio del programa le sonrió una o dos veces.

Dos, las tenía anotadas por que apenas lo hizo se puso a mirar el reloj de elefantito que le había regalado su mamá, había tomado hasta la hora.

No podía ser... no podía ser... ese pequeño era demasiado bonito, y parecía tener una química perfecta con su novio.

Cherry se sorprendió mucho cuando vio las mejillas de Shotaro inflarse de puro molesto y lo sintió rebotar sobre el sillón.

¿Qué no iban a danzar con "Amemos a los animales"?

Los corazones que estaban por ahí en parejas huyeron aterrorizados.

"No le sonrías Hikaru... no lo toques... aléjate de ese niño..."

Acto seguido los ojos de Sho se llenaron de agua y la imagen del televisor desapareció.

¿Kaitou Shotaro acababa de apagar el programa del señor de los animales?

La casita Kaitou estaba triste y todos los arcoiris habían desaparecido.

Cherry-chan abría y cerraba los ojotes incrédulo.

Hasta las estrellitas imaginarias de Shotaro se encerraban en los rincones.

- Muuuuuuuuuuu mu mu mu...

Se aproximó pasito a pasito y jaló del polo a Sho.

- Mu... mu...

Shotaro se abrazó a su hermanito como si fuera la única islita en el mar de su soledad.

No solía ser muy amable con él, pero de repente necesitaba abrazar, abrazar, abrazar.

El teléfono sonó.

Sonó mucho diciendo "Tienes una llamada" "Tienes una llamada" "Tienes una llamada"

Cansado de la voz Shotaro se empinó para poder alcanzarlo en la repisa del pasillo.

Cherry aún andaba colgado de él.

- mu...

- Disculpe, ¿me puede pasar con Shotaro?, soy Hikaru...

Kaitou Sho se quedó respirando.

- ¿Aló?... ohhh eres mi Sho-chan... conozco hasta tu forma de respirar... mi pequeño amor...

Una risita alegre acompañó esta afirmación.

La cara de Sho se puso rojísima.

Los corazones salían pasito a pasito de los rincones para verlo.

Las estrellitas espiaban desde los armarios.

La casita dudaba...

Cherry asintió como diciendo "responde"

- Muuuuuuu

- ... Hikaru... san...

- He hablado con tus papis y este domingo iremos a pasear al parque zoológico... será nuestra primera cita... como lo prometí... deseo tanto verte... te extraño...

El niño tuvo que tomar aire para no caer desmayado sólo por las palabras de Hikaru.

Que le dijera "mi" Sho, era el cielo.

- Um... yo... también deseo verte... Hikaru san...

Sólo decirle eso ya era una odisea para el pequeño, así que su novio se sintió halagado de que Shotaro se esforzara tanto a pesar de su timidez.

- ... debo colgar... Shotaro... te amo...

Tup... tup... tup... tup...

- Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Empezó la fiesta en medio de la sala.

Los corazones salieron en avalancha con las estrellas y el espacio vital se vio reducido repentinamente.

Ahora nadie le podía borrar a Shotaro la sonrisa de la cara hasta el día domingo.

Todos los niños estaban cansados, tristes o deprimidos por los exámenes.

Sho brillaba y saltaba de aquí para allá.

Se veía radiante.

En su mundo de sueños sólo tenía que extender la mano y Hikaru lo llevaría a la eternidad montado en su caballito volador con una estrella en la frente.

Cherry se divertía con los avatares amorosos de su hermano pues era el único que podía ver todo lo que creaba en su imaginación.

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Por fin llegó el domingo tan ansiado.

Shotaro corría de aquí a allá por toda la casa.

Dejaba su reloj en la cocina, sus zapatillas en el baño, su camisita sobre el televisor.

Cherry pasaba por todos los sitios y con ayuda de los corazones llevaba todo al cuarto de Sho para que pudiese encontrarlo sin problemas.

Éste temblaba nervioso.

Hasta que estuvo listo.

Vestido, bañadito, oliendo a bambú como siempre.

Entonces dimensionó a Cherry y se acordó de algo que le había dicho su mamá.

"Lleva a tu hermanito y cuidalo bien"

Hikaru estaba a punto de llegar y Cherry aún estaba bien metido calentito en su pijama.

Los días domingos nadie podía hacerlo mudar de ropa.

Ya lo habían intentado y sólo con sus ojos llorosos adorabilísimos se habían detenido.

Así cuando Shotaro quiso prepararlo Cherry se agarró a la pata de la mesa tercamente diciendo:

- ¡Mu! ¡Mu! ¡Mu!


Sonó el timbre.

Kaitou Sho cayó en la desesperación.

Cherry empijamado se negaba a cambiarse.

Seguramente no habría salida y otra vez su mundito se había terminado.

Abrió la puerta dispuesto a terminar con todo.

Su novio traía un enorme ramo de flores para él.

- Hikaru...

- Mi Shotaro.

El dulce Hikaru se veía tan contento de verlo, tan hermoso como un sol.

Fue abrazado entre las rosas y supo que todo iba a estar bien.

Señaló a Cherry con el dedo.

- Oh... buenos días Cherry... tu mami me dijo que ibas a venir con nosotros...

- ... pijama... - susurró Shotaro.

- Um... no hay problema... llevaremos al gatito corazón a dar un pequeño paseo.

Era genial, no le importaba ir paseando con Cherry embolsado como gatito.

Hikaru los cogió a ambos uno con cada mano y se dirigieron al zoológico.

Tomado de su mano Shotaro contestaba bajito a todas sus preguntas.

Le miraba de reojo.

Su Hikaru era tan... tan... tan... guapo...

Esa mañana tenía una gorra de color rojo e iba vestido de manera informal.

Unos jeans claros, un polo blanco de cuello V, largo que se agitaba con el viento y caía maravillosamente con su blanca piel.

En todos los estilos era indestructible.

Shotaro apretaba fuertemente su mano sintiéndose feliz de que ese joven que iba a su lado le quisiese también.

Cherry al otro lado miraba el mundo desde su pequeña altura como algo grande y desconocido.

A veces giraba la cabeza hacia Shotaro y Hikaru que estaban harto sonrojados.

- mu...

Defintivamente algo como eso debía ser el amor.


Encontraron al vendedor de manzana de dulce y algodón.

Shotaro eligió la manzana más grande por que quería secretamente compartirla con Hikaru.

A Cherry le compraron un algodón.

Pero como no sabía sujetarlo bien se manchó el pecho del pijama.

Hikaru de inmediato empezó a limpiarlo.

Shotaro volvió a sentir el malvado alfiler en el corazón.

Primero el niño mariposa, ahora Cherry... por qué su amado tenía que ser tan amable con todo el mundo. Por qué no podía ser un robot frío con los demás y sonreír sólo para él.

Apretó los puños dejando caer la manzana.

- ... no lo quieras tanto...

- ¿Sho-chan?

- ... no quieras a Cherry...

- Shotaro...

- ... no quieras al niño mariposa...

- Shotaro...

- ... solo a mí... quiéreme solo a mí... sólo a mí...

Y echó a correr con todas sus fuerzas.


Hikaru hizo que Cherry se sujetase al delantal del vendedor de dulces.

- Un momento...

Y salió en su búsqueda.


Shotaro se detuvo en medio de un bosquecillo de pinos y se apoyó en un árbol a llorar.

Se había portado como un niño egoísta.

Al que no iban a querer era a él.


Entonces sintió unos brazos blanco que lo envolvían llenos de calor.

- Gracias a Dios... Shotaro...

Se volteó poco a poco y vio los ojos de Hikaru.

Él también había estado llorando.

No... su Hikaru no... esas lágrimas...

Comprendió que lo había herido por culpa del malvado alfiler de su corazón.

Sus ojos se agrandaron y le faltó el aire.

Se lanzó hacia adelante y lo besó.

"Hikaru..."

"Shotaro..."

Ese beso era dulce y desesperado.

Atolondrado... verdadero...

Ambos lo deseaban con la misma intensidad.

- gomen nasai Hikaru...

- ... mmm... tuve tanto miedo de perderte, Sho... nunca más huyas de mí...

- gomen...

Bien abrazados y ya reconciliados no deseaban moverse de allí.

- Shotaro... el niño mariposa es mi hermano menor...

- ¿Ahhhh?

Con razón era tan bonito... no se había puesto a pensar que era igual a Hikaru san.

- Y con respecto a Cherry es el hermano menor de mi novio... yo sólo puedo querer a Shotaro...

- Hikaru...

- Eres mi angelito...

Esa sonrisa despejaba todas las nubes.

Muy unidos volvieron.

Entrelazar sus manos se sentía tan bien...


Cherry no estaba...

Mientras el vendedor estaba ocupado el pequeño había ido a caminar por su propia cuenta.

Shotaro se desesperó.

- No te preocupes, iremos a buscarlo, no debe estar muy lejos, confía en mí... lo encontraremos.

- Hai...

Y así empezó el día de paseo en el zoológico.

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