Capitulo3
Pequeñas manos
Las semanas pasan rápidamente, y como Mokuba lo había dicho, sus visitas fueron cada vez menos frecuentes, hasta llegar al punto de que cesaron por completo, al principio se reunía con Yugi siempre acompañado de su guardaespaldas, pero cada vez hablaban menos, ya no habían sonrisas, ni mucho menos conversaciones triviales.
Las clases habían dado inicio, me sentía muy feliz de que este fuera el último año en aquel instituto, pero me preocupaba al saber que pronto nuestros amigos se irían a alguna universidad lejana a seguir con sus estudios, y nuestro grupo al fin se disolvería, pero asi era la vida, eso si, habíamos prometido el mantener el lazo de nuestra amistad a como diese lugar, podría ser que estuviésemos separados físicamente, pero en espíritu siempre estaríamos unidos.
Por mi parte no continuaría con los estudios, prefería conseguir algún trabajo por allí, porque se muy bien que más adelante será mi deber el ayudar al señor Salomón a pagar los estudios de Yugi, ya que el anciano esta cada vez más cansado y sé que la universidad a la que quiere ir mi Aibou es muy costosa. Mi pequeño me pregunto el porque no deseaba continuar mis estudios y yo simplemente me limite a responderle que no seria capaz de retener tanta información de este nuevo mundo, un poco desconfiado ante mi escaso argumento acepto no continuar con las preguntas, en realidad no deseaba decirle mis intenciones, ya que sabia que él se negaría a que yo hiciese tal sacrificio.
Llegamos al instituto temprano, nuestros amigos ya estaban en el salón, claro exceptuando a Joey el cual siempre llegaba a escasos segundos de que el timbre sonara, creo que eso se debía a que se quedaba dormido o tal vez porque había encontrado un trabajo que le impedía el llegar antes.
--¿Qué me dicen chicos se animan?-pregunto Tea muy emocionada.
--yo me apunto, me vendría bien el salir a divertirme-dijo Tristan.
-- no se el ir a una disco en día de semana me parece muy riesgoso, además de que hay que tener en cuenta de que es semana de exámenes -susurro Yugi.
Mi Aibou siempre tan preocupado por todo, me pregunto si alguna vez se tomara algo a la ligera, porque hasta el momento todo lo que hace lo medita varias veces antes de actuar.
--¿y tu Yami?
--no me siento muy cómodo en ese tipo de ambientes, pero seria interesante ir-susurre con sinceridad, realmente nunca me han gustado mucho las fiestas, pero si se trata de una excusa para pasar el tiempo con mis amigos entonces aceptaría.
--ese es un ¿si?
--si, aunque solo si Yugi acepta ir-sonrió con algo de maldad, se que mi pequeño no querrá ir y pondrá miles de excusas, pero es una buena oportunidad para que el este junto a Tea y tal vez al fin se anime a confesar sus sentimientos.
--vamos Yugi di que si-ella lo tomo del brazo poniendo una cara de cachorrito a medio morir.
--esta bien-suspiro con cansancio, claro que no sin antes dirigirme una mirada llena de reproche a la cual solo le respondí con una sonrisa.
Fue en esos precisos instantes que Seto Kaiba hizo acto de presencia, se veía más furioso que de costumbre, su actitud era extraña, de seguro tuvo algún problema en su empresa o algo así, pero lo que me alarmo fue el ver como ante un típico saludo-reto de Joey (que había entrado segundo antes), Kaiba no dijo palabras devolviéndole el insulto, sino se acerco al rubio y con toda la fuerza que le daba su brazo le dio un golpe a puño cerrado en la cara, ese acto nos tomo desprevenidos a todos, y más a Joey que no alcanzo a equilibrarse y cayo bruscamente al piso, el salón por un momento se quedo en completo silencio antes de que el grito de espanto por parte de Tea nos hizo reaccionar, Joey se levanto con rapidez limpiándose con la manga de su chaleco la sangre de su boca:
--¡esta me la pagas cerdo ricachon!-sentencio con odio y sin más se abalanzo en contra de Kaiba dándole unos cuantos golpes que fueron devueltos casi de inmediato por aquel chico.
--¡te romperé esa sucia bocota, perro sarnoso!-le grito con fuerza.
Yugi retrocedió espantado a sujetando a Tea que solo intentaba con sus palabras que dejaran de pelear, aunque se podría decir que estaba completamente histérica. Todos en el salón estaban atentos a la pelea, mientras que Tristan agarro con fuerza a Joey tratando de que se calmara, al tiempo que yo intentaba sostener a Kaiba y separarlo, ambos, tanto Tristan como yo sabíamos que de continuar esos dos serian capaz de matarse o, en su defecto, herirse gravemente.
Tuve que usar todas mis fuerzas para sostener el cuerpo de Kaiba, ya que innegablemente este era mucho más alto y fuerte que yo, sentí como varios golpes llegaron a mis costillas y rostro, pero no me importaba, allí la única prioridad era el separarlos, y al cabo de cinco minutos de un intenso forcejo al fin lo logramos.
Aproveche el momento justo cuando un puño por parte de Joey se estrello en el rostro de Kaiba y este un poco aturdido dejo de forcejear, lo arrastre con todas mis fuerzas hacia atrás separándolo al fin de aquel rubio, mientras que Tristan hacia lo mismo con Joey, que pataleaba y decía un par de frases ofensivas.
Estaba cansado, pero aun asi lo sostuve con fuerza, podía sentir su respiración agitada, aun más que la mía, y como su cuerpo aun permanecía tenso, dispuesto a abalanzarse nuevamente a la lucha, en el sonido de su respiración se podía palpar claramente la furia que estaba conteniendo.
--¡suéltame estupido!-me gritó, sacudiéndose bruscamente intentando deshacerse de mi.
--Será mejor que te tranquilices-apenas y pude decir aquellas palabras, estaba agotado.
--vamos Tristan, suéltame para ir a tirarle todos los dientes a ese bastardo-le decía Joey a su amigo mientras se removía inquieto en aquel firme agarre que ejercía el castaño.
--no Joey, si quieres romperle la cara a ese idiota yo no te detendré, pero este no es el lugar para ello, recuerda que estas en la lista negra del profesor y que por esto te pueden suspender-le recordó.
Aquello bastó para que Joey reaccionara y dejara de forcejear, al parecer comprendió a lo que se atenía si causaba más peleas en el instituto.
--tienes razón, además no vale la pena-le sonrió socarronamente a Kaiba como desafiándolo.
--admite de una vez que eres un cobarde y que me temes, perro-Kaiba le devolvió aquella sonrisa solo que esta era una llena de maldad-sabes que nunca me ganaras por ello ante pones excusas mediocres-se río.
--¡ya es suficiente, Kaiba!-le dije realmente molesto, no podía ser tan cruel con Joey sabiendo la dura situación por la cual estaba pasando.
--El perro no es capaz de defenderse solo y por eso necesita de que sus idiotas amigos le ayuden ¿no?
--¡ja! di lo que quieras bastardo, no me harás caer en tu estupido juego, y si quieres pelear, solo di el lugar y allí estaré para partirte esa cara y saltarte los dientes-se soltó suavemente del agarre de Tristan y salio del salón, de seguro iría al baño a lavarse la cara que estaba cubierta de sangre.
--solo estoy rodeado de estupidos-mascullo entre dientes antes de soltarse bruscamente de mi agarre y salir de aquel salón.
Mire el piso y algunos de los bancos que yacían tirados en el suelo aun manchado de sangre, hasta en mi ropa habían saltado algunas gotitas. Sabia que si los dejaba solos se volverían a golpear, si se encontraban en algún pasillo, por eso salí detrás de ellos importándome muy poco que en ese mismo momento entraba la profesora.
Corrí en dirección de los baños y allí encontré a Joey al parecer estaba muy herido, se sobresalto al sentir como cerré la puerta detrás de mí:
--Yami ¿Qué haces aquí?-medio sonrió antes de abrir la llave del lavamanos.
--deseaba saber como te encuentras-lo mire detenidamente, tenia su labio roto y una herida al interior de su labio que sangraba, tenia un corte en su mejilla que comenzaba a tornarse en un color más oscuro y varios cortes en su cuello y sus manos también comenzaban a verse hinchadas.
-- bueno aun respiro-se río-esto no es nada, he tenido peleas mucho más brutales-le resto importancia-pero al parecer tu también saliste lastimado.
--solo unos golpes-le sonreí mirándome al espejo y en efecto, tenia mi mejilla algo morada al igual que algunos rasguños en mi rostro, de seguro fueron provocados con algún objeto de metal que tenia la ropa de Kaiba.
--ah ese bastardo-se quejo al echar un poco de agua en su rostro, al parecer le dolía aun más de lo que demostraba.
--es extraña la manera en que actuó-le comente-ya que esta es la primera vez que prácticamente por nada te ha golpeado.
--es verdad, tal vez tanto poder al fin lo trastorno-se rió-aunque yo creo que se debe a la falta de sexo-sonrió con algo de maldad.
--siempre dices lo mismo-también me reí, más por los absurdo de los pensamientos de mi amigo que por otra cosa.
--ahora tendré que llegar a lavar esta maldita ropa-cerro su chaleco cubriendo la polera que estaba completamente salpicada de sangre.
--¿no quieres ir a la enfermería?-le pregunte un poco preocupado por su estado.
--no, además esa enfermera se las trae conmigo y quizás en vez de darme algún medicamento me de veneno-se peino un poco su cabello antes de caminar hacia la puerta-bueno mejor nos vamos.
--si-lo seguí, y entramos juntos al salón en donde una profesora molesta nos esperaba, pero después de un breve sermón nos dejo entrar y en todo el resto de la clase Kaiba no apareció.
A la hora de almuerzo mis amigos como siempre se reunieron en la cafetería, comentando lo sucedido, y por suerte Tea le consiguió unos calmantes a Joey que al parecer no le importaba lo sucedido y simplemente comía animadamente, disculpándose de vez en cuando con Tristan y conmigo por golpearnos sin querer. Mi Aibou le reclamaba, pero Joey le dijo que el no fue el que comenzó y que no tenia la culpa de la pelea, y ante aquello Yugi paro sus reclamos, por que si, a pesar de que Joey le había dicho aquellas palabras, todos sabían que esa era la manera que tenia para saludar a Kaiba, y que este no tenia porque reaccionar tan violentamente, después de todo no le dijo nada tan ofensivo como para llegar a los golpes.
Me disculpe con mis amigos antes de buscar a Kaiba, ya que aunque pareciera extraño realmente me preocupaba su reacción, tal vez tenia algún problema y necesitaba la ayuda de alguien, y yo como su amigo no me perdonaría el no ayudarlo, además aun tenia la imagen del ante pasado de Kaiba en mi mente y de alguna manera algo en mi me decía que era mi deber el brindarle mi apoyo, tal vez por una deuda milenaria o simplemente por aquel sentimiento fraternal que nacía en mi.
Pero fue inútil, por más que lo busque el no se apareció, comencé a sospechar de que se había marchado a su mansión cuando de pronto lo encontré hablando con el director en uno de los patios del instituto. Me iba a marchar a clases, ya que el timbre había sonado, pero antes de hacerlo inevitablemente escuche la conversación que sostenían:
--ya se lo he dicho, yo tuve la culpa, aquel idiota solo respondió-le dijo al director.
--como usted comprenderá Joven Kaiba, no puedo permitir esa clase de comportamiento dentro de este establecimiento educacional, y aquel joven tiene ya muchos problemas y este es el ultimo por más que lo intente no puede evitar que yo proceda en su suspensión.
--no, ya le dije que yo tuve la culpa y asumo toda la responsabilidad, por ello esperare mi castigo.
--¿castigarlo a usted?-lo miro sorprendido-por supuesto que no haría tal cosa, además seria una buena excusa para deshacernos de ese chico problema.
--es suficiente-lo miro molesto-si usted suspende a ese perro por este incidente me veré en la obligación de cancelar los donativos que le doy a este lugar mensualmente
.
--¡no! Joven Kaiba no haga eso, muy bien no le daremos ningún castigo a ese chico si asi usted lo quiere-dijo con fastidio-pero esto no se puede quedar asi.
--mañana me informara mi castigo, ahora que ya hemos llegado a un acuerdo me retiro-y sin más camino pasando a mi lado ignorándome completamente en dirección al salón.
Yo me quede inmóvil y desconcertado, si Kaiba odiaba con todas sus fuerzas a Joey ¿Por qué lo había ayudado de esa manera? bien era cierto que Kaiba era el culpable de lo sucedido, pero aun asi no tenia que hacérselo saber a los demás. Si, definitivamente la actitud de aquel chico no era normal, suspire con algo de cansancio antes de guiar mis pasos hacia el salón.
Fue en el tercer y ultimo receso, cuando al fin puede hablar con aquel castaño, pero no fue mucho lo que me dijo simplemente respondió escuetamente que no era asunto mío lo que el hiciera o dejara de hacer, y que únicamente ayudo a ese perro por lastima, y nada más, después de eso se alejo ignorándome. Me sorprendí aun más al escucharlo hablar asi, ya que era la primera vez que me hablo con tanto odio y furia.
Para la hora de salida, vi a mis amigos marcharse apresurados, Tea junto con Yugi al parecer mi Aibou al fin se había decidido a declararse, y Joey y Tristan dijeron que tenían una cita con un gran Banquete que se habían ganado en no se que cosa, ya que no entendí nadita de lo que estaban hablando, quizás por las palabras que usaban o tal vez porque casi no les preste atención.
Caminaba un poco distraído por aquel lugar, cuando una voz me saco de mis pensamientos, eleve mi rostro sorprendido de ver allí parado en frente de mi, con una gran sonrisas en sus labios a Mokuba, parecía más contento que nunca, y lo más curioso era que su guardaespaldas no estaba junto a él.
--hola Yami-saludo como solía hacerlo antes.
--hola Mokuba ¿Qué haces aquí?-me acerque deteniéndome en frente del pequeño.
--vine a buscar a Seto, dijo que hoy me daría una sorpresa.
--pareces feliz.
--lo estoy jeje ¿se nota mucho? -me pregunto con una gran sonrisa que solo irradiaba felicidad.
--no tanto-le dije un tanto nervioso mientras una gotita estaba en mi frente-por cierto, he notado que tu hermano últimamente ha estado muy extraño ¿sucede algo malo?-no le comente nada acerca del incidente que tuvo con Joey, porque simplemente eso no me correspondía a mi decírselo.
--Yami ¿podemos hablar un momento?-bajo su mirada algo triste, mirando a los segundos después hacia la limosina, que se encontraba detrás de nosotros, y antes de que pudiese responder, Mokuba tomo mi mano y salio corriendo en dirección al patio trasero de aquel lugar, yo no entendí porque estaba reaccionando asi hasta que al mirar hacia atrás vi como aquel hombre musculoso y de traje se bajaba rápidamente de la limosina y nos seguía, por ello también me eche a correr rápidamente siendo guiado por aquel chico, nos ocultamos detrás de unos arbustos, mirando como aquel sujeto pasaba de largo hacia el otro patio. Nuestras respiraciones eran agitadas, pero una vez nos calmamos hable:
--¿Por qué has hecho eso Mokuba? ¿No ves que te meterás en problemas?-le dije realmente preocupado por el menor, ya que con lo molesto que estaba Kaiba de seguro castigaría a su hermanito por escapar y desobedecerlo.
--lo siento, pero es la única manera en la que puedo hablar con libertad.
--ya veo-susurre sintiendo la amargura de sus palabras, toda aquella felicidad que mostró hace unos instantes atrás se había desvanecido de sus facciones-dime ¿que esta pasando Mokuba?-pregunte con suavidad, intentando no espantarlo, ya que se veía asustado.
-- es Seto, últimamente esta más raro que de costumbre, temo el haberle dicho algo que lo hizo enfurecer, esta molesto conmigo y no se porque-su voz era entrecortada se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo para no llorar.
--tranquilo-me acerque hasta el y acaricie su cabello, el solo me sonrió.
--gracias, hoy me llamo creo que paso algo malo y por eso quería verlo, claro aparte de la curiosidad que me da el saber esa sorpresa, dime ¿Qué paso Yami?
--...--me quede callado unos instantes pensando en si debía decírselo a Mokuba o no, finalmente decidí hablar-no mucho, solo que hoy Kaiba estaba molesto y golpeo a Joey-dije intentando restarle importancia, ya que sabia lo mucho que Mokuba admiraba a su hermano y no quería destruir aquella imagen intachable en frente de aquel pequeño.
-- es por eso que tienes estos golpes en la cara.
--si-cerré mis ojos evitando quejarme, cuando una de sus manos se acerco hasta mi rostro y comenzó a acariciar con las yemas de sus dedos aquellos golpes. Por unos minutos permanecí inmóvil ante aquellas caricias, debía admitir que se sentía realmente muy bien el contacto que me proporcionaban sus suaves y pequeñas manos sobre mi piel, era tan cuidadoso, que me entregaba un calor tan agradable, tan lejano, recuerdo que hace mucho tiempo atrás también podía sentir estas deliciosas sensaciones.
Cuando sus dedos llegaron a mi labio, abrí lentamente mis ojos observando aquella hermosa mirada azul impregnada de tristeza, nuevamente podía percibir aquella sensación desesperada y desgarradora en lo más profundo de aquella joven alma. No se si fue por mi propia voluntad, un deseo o simplemente aquellas ganas de hacerlo sentir bien, pero acerque mis labios hasta aquella dulce mano y la bese, un simple contacto que me vi forzado a repetir, ya que era realmente muy embriagante el sentir aquella suavidad chocar con mi boca. Mokuba cerró sus ojos, suspirando levemente antes de apartar lentamente su mano sosteniéndola con la otra, bajando su mirada, probablemente estaba avergonzado.
--tienes unas manos preciosas-susurre casi sin pensarlo, arrepintiéndome de inmediato por mi falta de sensatez.
--gracias, bueno será mejor irnos.
--si-iba a levantarme y a caminar en dirección a la limosina, pero el agarre de aquel pequeño me detuvo.
--Yami no quiero regresar, no quiero estar en ese lugar.
--¿de que hablas Mokuba?-no comprendía lo que quería decirme, ¿no quería regresar a su casa, junto a su hermano? o ¿hablaba de otra cosa?
--yo...es que...-estaba temblando, y su mirada solo reflejaba pánico, por ello me acerque hasta él y lo abrace, intentando que se calmara.
--tranquilo-no sabia más que decirle, me sentía realmente un inútil por no encontrar las palabras precisas para hacerlo sentir mejor.
--no quiero ir... Seto me da miedo...
Y después de aquellas palabras tan heridas sollozo en mi pecho por varios minutos, y yo no pude hacer nada más que paralizarme ¡imposible! ¿Que su hermano le daba miedo? esas eran palabras que jamás espere escuchar de aquel pequeño, pero allí estaban ya dichas y completamente confirmadas por aquel llanto amargo que se perdía en mi cuerpo.
--tranquilo, nada malo pasara-acariciaba su cabeza mientras que el poco a poco se iba calmando.
--perdóname Yami, de seguro no es nada y yo estoy aquí preocupándote-seco sus lagrimas con el dorso de su mano, mientras sonreía con tristeza.
--no te preocupes Mokuba, yo siempre estaré aquí para ayudarte, no dudes nunca en contar conmigo-le sonreí al decir aquellas palabras, nunca antes lo había notado, pero realmente me gustaría el ser un amigo para este pequeño.
--muchas gracias Yami-también me sonrió-ahora si, vamos-extendió su mano para ayudarme a pararme, y yo sin más acepte su amable gesto, aun algo inquieto al tocar aquella suave mano.
-- tu hermano nos debes estar esperando.
El solo asintió y caminamos juntos hacia la limosina en donde se encontraba Seto con una cara de pocos amigos gritándole al guardaespaldas, pero se quedo callado al vernos llegar juntos, Mokuba se adelantó y lo abrazo fugazmente antes de alejarse como si su hermano mayor quemara.
--hola Seto, te tardaste por ello salí a buscarte Yami me acompaño y por ello no vi la necesidad de que Makimura me acompañara-contestó de inmediato sonriéndole.
--sube al auto Moki tenemos mucho de que hablar-sentencio con voz furiosa.
--si-susurró sin más apresurándose en subir.
--tu también-le dijo al guardaespaldas que solo asintió e hizo una leve reverencia antes de obedecer.
--lo que dijo Mokuba es cierto, estaba impaciente por verte-le dije relajado, o al menos intentando parecer así, ya que en verdad temía mucho que no me creyera y que castigara a su hermanito, además de que la apariencia de Kaiba realmente asustaba.
--no dudo de lo que diga mi hermano, pero no quiero que un estupido como tú ponga en peligro su seguridad, así que espero que esto no se vuelva a repetir-me miro con odio.
--no pensé en ello, yo soy el irresponsable, por ello me disculpo, no volverá a pasar-le dije un poco molesto ante su actitud, pero aun así no demostré mi enojo.
--eso espero-dijo dándome la espalda y entrando en aquella lujosa limosina que partió casi de inmediato.
Me quede unos segundos allí parado antes de recuperar la movilidad de mi cuerpo y comenzar a caminar en dirección de la casa-tienda de mi Aibou, ahora ya no tenia dudas algo realmente muy grave pasaba y comenzaba a temer por la seguridad de aquel pequeño, ya que ahora tenia la impresión de que la mayor amenaza era su propio hermano y nadie más. Cerré mis ojos suspirando antes de llevar una de mis manos hasta mi rostro sintiendo aun esa agradable y calida sensación que aquellas hermosas y pequeñas manos dejaron en mi, pero aun así no puedo disfrutar del todo aquella sensación que se vuelve agridulce al recordar esa mirada llena de miedo y esas inquietantes palabras...
"Seto me da miedo"
Pero lo que más me preocupaba era el saber el porqué de aquella sensación ¿Por qué Kaiba estaba actuando así? Eso era algo que debía averiguar pronto antes de que las cosas empeoraran.