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"Recuerdos en el viento" por hanasaki aiko

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Notas del fanfic:

Si eres amante de Malice Mizer sabrás de que canción se trata solo de leer el título. Recomiendo ampliamente ver el video de la canción en youtube, si no, parecerá extraño. !Gracias por leer!

Notas del capitulo: Dedico este fic a todas las personas que leyeron y leen mis fics todo este tiempo que estuve en la pagina y estare si se puede.

!Lean!


http://www.youtube.com/watch?v=k8YWC1yPQgA
Sus pasos solitarios resuenan gracias al amplio eco del parque, gritan interminablemente por una soledad que se va esparciendo por su pecho de una forma que apenas puede controlar, ha tenido que dejarlo, abandonado, solo, sin motivo alguno que le recordara el por qué sufrir esa agonía. Es como si la tristeza la cargara el viento envolviéndolo a sus espaldas, besos fugaces, manos que se acarician interminablemente en una noche oscura son su peor tormento, el tormento de memorias que viajan a su alrededor.
“El viento azul me invita a tus sentimientos de ámbar
El sonido de las memorias resuenan en la habitación”

Sus ojos sin vida se elevan al cielo diariamente suplicando un perdón, una mitigación al eterno dolor que llevaba a cuestas, entre suspiros dolorosos y lágrimas que no se permite escapar más que en sus recuerdos, sigue caminando por el camino de sus memorias, el parque que solicita su regreso cada determinado tiempo para atormentar, si es que aún se puede más, a su alma embriagada de llanto y dolor.
Una triste y solitaria banca es, fue y será el testigo de todo aquello que no podía nombrar, de todo ese sentimiento que aún cuando en otra época tan lejana lo mantuvo con vida hoy parece matarlo lentamente en una agonía demasiado dolorosa, las sombras juegan con su mente, todas las paredes, las ramas, los silbidos del viento lo recuerdan a él, caricias inexistentes se pasan por sus brazos fríos de soledad, de amor, de compasión.
“Viendo viejos filmes de nuestra relación y tu sonreías
Dibujo tu figura en la pared”

Tantas noches, tantas lágrimas llenas de nada, de todo; el universo es poco y aún cuando se detiene en sus pensamientos una y otra vez hasta que las lágrimas caen de nueva cuenta por sus ojos secos ¿Por qué? ¿Para qué? ¿A dónde van las lágrimas perdidas? ¿Los sueños rotos? ¿Las relaciones que se mueren? Van al olvido, a la soledad, al páramo oscuro donde yace el corazón y aunque eleva su voz hasta gritar rota por el llanto, ¡Por el dolor! Parece no haber nada más allá de la oscuridad de la noche, de la luna que cómplice de su tormento manda débiles rayos que pretenden iluminar su corazón, alumbrarlo para que deje de llorar por ese amor que se perdió entre las brumas de la eternidad.
-No podíamos pretender ser para siempre ¿No?-musitó en voz alta-Tal vez incluso fue mejor así
Las hojas que vuelan con el viento parecen ser la respuesta afirmativa a la idea que le ha ido rondando por varios días, imposible concentrarse en otra cosa, en otra persona, en cualquier momento, noche o día sus ojos tristes y llenos de lágrimas regresaban para hacerlo sufrir tal vez, de la misma manera en que lo hizo con él. Se sentía tan culpable por haberlo hecho, odiaba los hubiera pero si tan solo no hubiera sido tan cobarde, si tan solo…
-A estas alturas ya no hay nada que pueda remediar, nada que logre hacer que me perdones
“Este cielo que va cambiando
Y aquellos tiempos donde caminábamos por lugares lejanos”

Si alguien lo hubiera visto juraría que estaba loco, mas no era para menos, a las 2 de la madrugada, vagando con el aspecto de un alma en pena, hablando solo y para colmo llorando como si el mundo se fuera a acabar en solo unos minutos, mas para él el mundo se detuvo en el momento en que su relación terminó, recuerdos eran lo único que le quedaba de aquello que nunca pudo nombrar y que ahora mismo comenzaba a dudar que alguna vez hubiera sucedido, demasiado hermoso para ser verdad, una relación como ninguna que le dejó más secuelas que si lo hubieran torturado hasta casi matarlo, en fin, no había mucha diferencia excepto que ya no había nadie a su lado, ni amigos, familiares o compañeros.
-Harry….
Su nombre, por primera vez en años no le arrancaba las ganas de vivir, su llanto aún estaba demasiado fresco en su memoria, sus silenciosos gritos de dolor pese a que nada había sido su culpa, Dios, Dios, Dios ¿cuántas veces tendría que implorarlo? ¿Que llamarlo para que lo hiciera olvidar? Toda una vida perdida, una felicidad arrebatada cruelmente por sus manos y ahora… ahora que necesitaba hacer algo para poder sobrellevar la vida que él mismo se había negado, no encontraba la manera de desaparecer los recuerdos, de dejar que el viento se los llevara junto con sus ansias físicas de ser abrazado por esos cálidos brazos una vez más.
“Viendo viejos filmes de nuestra relación y tu sonreías”
El principio del fin se presentó cuando se dio cuenta de que verlo le lastimaba tanto como no hacerlo, que si lo tenía cerca o lejos su alma se quebraba en mil pedazos y en ese momento supo que lo suyo se había terminado, se la pasaba el día entero acostado en la amplia cama de su habitación, por órdenes del doctor y por que su animo no le daba para nada más, las paredes blancas, frías y solitarias le recordaban que en algún momento las mismas vieron sus demostraciones de amor interminables, mismas que ahora no lograban evitar sus lágrimas sin fin; su alma se lleno de pena, de gritos que por debilidad no pudo soltar si no hasta que fue demasiado tarde, hasta que el amor de su vida se convirtió en un zombi parecido a un muerto.
-Te extraño tanto…
Si hubiera en el mundo un dolor más grande que el de un corazón roto definitivamente en esos momentos no lo creería, lloraba desconsoladamente, hace nada que rompieron, hace solo unos meses y su vida era un infierno. ¡Lo extrañaba tanto! Se dejo caer desconsolado en la misma banca que fue testigo de tantas declaraciones de amor, ninguna como la de ellos pero que sin embargo parecía hacer que el dolor remitiera tan solo un poco, lo amaba como nunca y la necesidad casi imposible que tenía de que sus brazos estuvieran en torno a su cintura, sus manos limpiando sus lágrimas en una noche de luna llena en la que sus sollozos no dejaban de romper su corazón.
**Recuerdos**
Nunca fue capaz de ocultar una felicidad como esa, menos a él que siempre supo leer en su fría y enigmática mirada y esa misma noche nada era diferente, hace más de 3 años que estaban juntos como pareja, la época más feliz de su vida y sin embargo, la dicha todavía pudo ser mayor, el medimago más especializado acababa de partir por la chimenea y él mismo no veía el momento en que llegara el amor de su vida para darle la maravillosa noticia que sentía le hacía brillar como nunca.
-Estoy esperando-musitó con ilusión mientras se permitía dar vueltas por la sala de estar-Esperando un bebé
-¿Qué?
Su esposo había llegado antes de lo previsto, estaba asustado, lo volteó a ver con temor por las palabras que pudiera llegar a decir antes de que se desatara la tormenta, mas lo que se encontró no fue nada comparado con lo que su mente había imaginado, él estaba casi llorando, esa noche fue la mejor de todas las que haya recordado en su vida entera, se la pasaron meses enteros planeando la llegada de su primer bebé, comprando ropita, la cuna, los zapatitos, su vida era un sueño, un sueño demasiado hermoso que le prometía una felicidad inagotable.
**fin recuerdos**
Pero nada había salido como lo prometieron, la felicidad no fue para siempre y aunque tal parece que la historia es la más común de todas, eso fue lo que sucedió, su hija nació muerta y tanto Draco como él gritaron de dolor hasta que no pudieron hacerlo más con voz, un golpe demasiado duro, muchas ilusiones arrancadas de raíz sin nada que pudiera recuperarlas. El otoño llegó para intentar borrar todas las lágrimas y sabores amargos de la casa que de pronto había perdido su brillo, ellos dos no eran más que una tonta y ridícula ilusión de lo que en su momento fue lo más maravilloso.
Se pudieron quedar viendo a los ojos por horas y ninguno estaba presente, solo rememoraban una y otra vez el fatídico momento en que sin saber qué es lo que era el dolor más cruel que existiera, lo vieron caer con sus propios ojos, él intentó detenerlo, incluso él mismo dio casi su alma para detener el golpe que era inevitable y aún así sucedió ¡Maldita sea!, definitivamente dios estaba empeñado en hacerlo sufrir hasta la locura.
-¡Un carro!-casi gritó de la rabia-¡Un maldito carro!
Y sus sollozos se vieron agotados por los recuerdos que de nueva cuenta eran tan pesados que el viento no podía cargar con ellos, ya sin fuerzas se dejó caer boca abajo sin importarle ensuciarse la ropa, estaba exhausto emocionalmente, demasiado dolor, demasiadas lágrimas de sangre que parecían no terminar nunca, ¿Cuántas veces tendría que implorar por el perdón? ¿Cuánto dolor más tendría que soportar por haberse encerrado en su mutismo? Harry a su lado cada noche desde que regresaron del hospital, sufriendo casi lo mismo que él, muriendo a la misma velocidad.
-No pudimos hacer nada
Ni él, ni su corazón soportaron demasiado tiempo estar en ese lugar por más, ambos se daban cuenta de que el permanecer juntos era como hacerle un hoyo más grande a la llaga que los carcomía por dentro, la casa era oscura y sus mudos gritos de dolor rezumbaban por las paredes de la habitación, siluetas deformes de un dolor callado y aniquilante lo atormentaban sin descanso alguno.
**Recuerdos**
No importando si era noche o día, si había calor o frio, el dolor era el mismo, ya no importaban los latigazos que sentía en el vientre, la sangre que de vez en cuando se convertía en hemorragia incapaz de detener hasta que lo llevaban de urgencias a san mungo, nada importaba mas que ver en esos ojos que amaba tanto el dolor permanente, los mudos gritos que como los suyos clamaban por una misericordia que ni siquiera sabían si era merecida o no ¿Cuál había sido su pecado? ¿Quién los castigaba de esa manera?
-Mátame por favor-suplicaba en mitad de la noche-Mátame para que no tenga que sufrir esta agonía, ya no quiero sufrir
Sus ojos tan tristes, sus gritos a las enfermeras, a sus amigos, a Lucius Malfoy, el mago al que más respetaban y en el que continuamente Harry se desahogaba incapaz de retener a su lado por mucho tiempo más el amor que sentía, se estaba llenando de rencor y odio hacia todo, lo contrario que Draco, que sumido como se hallaba continuamente en un mar de tranquilizantes pasaba las horas soñando con que nada de eso había sucedido, con que regresaría a su casa y vería que todo era como antes, que su hija estaba en su cuna siendo cuidada por algún amigo mientras él salía del hospital por haber tenido problemas de salud, su pequeña aún vivía…
-Draco-lo llamó la voz de Harry desconsolado
-¡No!-murmuró en un tono doloroso, no quería que lo pusieran a dormir de nuevo-No quiero verte ¡mátenme! Dile a alguien que me mate de una vez por todas
Sabía que sus sollozos le rompían el alma, que sus lágrimas únicamente hacían que el odio que sufría se incrementara, cayo deshecho de agotamiento en la cama, sin ningún arma más que acunarse a sí mismo en busca de consuelo, nadie lo comprendía… nadie entendía el sufrimiento por el que pasaba al haber perdido así a su hija, estaba perdiendo su matrimonio, sus ilusiones y su vida entera al mismo tiempo en que la sangre salía a borbotones por las heridas internas.
-Ya no quiero que estés aquí, ya no quiero estar aquí-murmuró en la penumbra de la madrugada-¿Por qué? Dios… eres demasiado cruel, Merlín… ¿Por qué?
Harry salió en ese momento y después de golpear con toda la saña del mundo una pared cercana al hospital supo que tenía que alejarse de su vida antes de que los dos terminaran peor, todo fue demasiado rápido, al siguiente día llego dispuesto a decirle que se iba, cuando Draco ya no estaba, había escapado del hospital sin que nadie se diera cuenta, con una salud débil y precaria como la suya.
**Fin de los recuerdos**
-Huí como un vil cobarde y ahora… no encuentro la manera de hacer que alguien me perdone, de lograr que mi corazón se componga de una vez por todas, Harry… te extraño tanto…
Su corazón en agonía elevó una muda súplica al viento, “remite el dolor”, hacía una eternidad fue el ser más feliz del mundo y hoy, que vivía apartado de la magia, de sus padres, de sus inseparables amigos, no era merecedor del cielo de la misericordia. Tal vez incluso ya era demasiado tarde para intentar recuperar al amor de su vida, a la única persona que era capaz de alumbrar una noche oscura, de lograr que una tormenta se reduzca a nada si se encontraba en la seguridad de sus cálidos brazos.
“Dibujo tu figura en la pared, este cielo que va cambiando y aquellos tiempos donde
Caminábamos por lugares lejanos”
Y no supo cuanto tiempo llevaba acostado en la misma banca de siempre hasta que sintió que sus manos estaban casi al punto de la congelación, se levantó con la pesadez de un muerto y encaminó sus pasos lentamente hacia la dirección contraria, solo necesitaba el calor de un hogar por unas horas, la sensación de que todo va bien sin importar lo que haya hecho, dicho o incluso llegado a sentir presa de un dolor interminable.
-Harry…
Por siempre su nombre, ese nombre que podía llevarlo a la locura extrema, al placer o al dolor más intenso, sólo quería escapar como lo había hecho por tanto tiempo, huir de sus sentimientos y de la intensa culpa que lo atormentaba día y noche, la maldita culpa que por las noches lo hacía escuchar un llanto de bebé, incluso llegó a creer que en el edificio lleno de muggles con los que vivía había un niño, que sólo era eso y no la inmensa soledad que sentía la que lo hacía delirar. Comenzó a caminar sin estar presente en lo que hacía, su mente únicamente viajaba una y otra vez por la sonrisa que puso él cuando le dio la noticia, había sido tan feliz en ese instante…
En el momento en que cayó en la cuenta del lugar al que inconscientemente lo habían dirigido sus pasos no pudo menos que sonreír con amargura, la casa permanecía encendida incluso a esas horas de la madrugada, el jardín en las mismas condiciones en las que lo dejó, las rosas esplendorosas incluso para la época en la que se encontraban, pero sobre todo la silueta de Harry, la misma silueta que aguardaba por él en la ventana de la misma manera que lo hacía cada que él regresaba de pasear.
-Merlín-susurró presa de las lágrimas-Si tan solo… pudiera entrar, si mis pies no me detuvieran aquí sabiendo que no merezco regresar, que no puedo…

“Los recuerdos de nuestra relación se congelaron por tu indiferncia”
Y fueron tantas sus ansias por sentirse de nuevo entre sus brazos, sus ilusiones, su amor hacia él, mas no debía, la ambivalencia de los sentimientos que lo embargaban debilitaron aún más a su ya muy débil cuerpo y estado de ánimo, solo deseaba entrar y perderse en sus ojos verdes, hacerle saber que lo amaba tal vez más que en ningún otro momento, que ni una sola semana dejó de ir a la tumba de su bebé, deseaba hacerle saber que pese a todo lo que había sucedido… aún seguía esperando la oportunidad para regresar a implorarle perdón, mas también era consciente del daño que había causado a todo mundo, a sus padres, sus amigos, a él ¿Lo perdonarían si regresaba? ¿Cómo reaccionaría él? ¿Qué le diría? ¿Le reclamaría?
Mas no fue capaz de reunir el valor necesario para siquiera acercarse a la puerta, la avenida que lo separaba de él era repentinamente tan enorme que ni toda la culpa que cargaba a cuestas pudo causar nada, solo necesitaba cruzar unos metros y tocar la puerta, lo demás vendría solo, estaba dispuesto incluso a recibir sus golpes o sus reclamos pero fue tanto su miedo que simplemente se quedó parado junto a ese grandísimo árbol que le brindaba su cobijo, parecía que su corazón fuera a saltar de su pecho, ansiaba entrar, mas no podía.
“Tus dedos dormidos se enredan y caen a lo lejos”
No supo cuanto tiempo pasó desde que se quedó dormido debajo de aquél árbol, la calidez del verano que se podía sentir en el aire lo adormecieron lentamente, su añoranza por ese lugar que tanta felicidad le dio era tanta, que solo pudo sonreír cuando al abrir los ojos vio la ventana en la que la silueta de él se dibujaba la noche anterior. Si tan solo no fuera un sueño… si tan solo no fuera un juego de su perturbada mente lo que le hacía creer que se encontraba dormido entre las suaves sábanas de la que fuera su cama alguna vez…
-Sería demasiado perfecto que esto fuera real-musitó entre sueños-demasiado cruel que hubiera regresado… aquí
Y no fue hasta bien entrada la tarde que despertó totalmente desorientado, estaba en una habitación que no era la suya, en una cama que no reconoció y con una pijama que estaba seguro haber visto antes, mas no tuvo tiempo de pensar mucho, hacía horas que debió de haberse tomado esa ridícula medicina muggle y solo Merlín sabrá que hora era ¡Su trabajo! Maldita sea, ¿Dónde demonios estaba su ropa? ¿Por qué la habitación se movía tanto?
-Ah… olvide la pastilla de ayer, maldición, me van a correr-musitó para sí mismo intentando poner en orden sus ideas-Vamos Draco, piensa ¿Dónde demonios te metiste ahora?
-Creí que nunca despertarías-esa voz, su cuerpo se quedó quieto de la sorpresa, eso sin mencionar el estremecimiento que lo recorrió de pies a cabeza- Te recomendaría que no te levantaras tan deprisa, puedes…
“Lloraba por que soñaba que te ibas y te hacía sentir mal”
-¿Caer?-pregunto desorientado una vez que ya se hallaba en sus brazos-Merlín ¿qué hago en tu casa?
-Te encontré en la madrugada durmiendo bajo un árbol, te veías muy mal así que decidí traerte
-No debiste-realmente se esforzaba por no soltarse a llorar entre sus brazos para suplicarle su perdón-Yo… no merezco estar aquí, ni siquiera…
-¿Dijiste que trabajas?-murmuró interrumpiendo sus palabras, cosa que no pasó desapercibida para él
-Sí, en una….en una librería-si pudiera sentirse más humillado sería impresionante, bajó su cabeza avergonzado mientras estrujaba las sábanas fuertemente- y en un… bar, soy el barman… yo… creo que debería irme, gracias por dejarme dormir aquí
El silencio que siguió a ese momento fue tan desesperante que buscó como loco sus cosas, debía marcharse de ese lugar antes de que le hiciera más daño, ya suficiente tenía con haber sentido la calidez de sus brazos como para torturarse por muchos años más, no necesitaba eso, se colocó sus zapatos a toda prisa mientras ajustaba la gran gabardina que para nada desentonaba con su pantalón oscuro y su camisa blanca (recién sacada de su mochila, cabe decir), antes de marcharse y una vez que olvidó que en ningún momento lo habían dejado solo, decidió tomar sus pastillas sin detenerse a reparar en nada, las lágrimas ya inundaban la tormenta de su mirada.
“El lugar donde nos abrazamos ha cambiado, este cielo que va cambiando y mis sentimientos
Blancos a recordar también”
-Soy tan idiota-musitó recargándose en la puerta cerrada-¿Qué pretendía parándome por aquí? ¿Su perdón? Dios… ¿Por qué?
Esa pregunta terminó de romper la barrera que le impedía acercarse a Draco, con el máximo sigilo se acercó a su espalda que se convulsionaba por los sollozos que no quería dejar salir y se abrazó a él como si la vida se le fuera en ello, había pasado tantas noches esperando a que regresara que cuando lo vio tirado debajo de ese árbol con las mejillas rojas de tanto llorar no lo pensó dos veces antes de meterlo en su cama y de nueva cuenta observarlo mientras dormía, sus pesadillas eran algo nuevo para él, los gritos casi dos horas después de que lo recostara lo llenaron de pánico, se revolvía en la cama gritando por su bebé y por él, solo de recordarlo se le rompía el corazón.
-No es necesario que me pidas nada-el corazón de Draco se contrajo del dolor al escuchar esto, él no lo perdonaría-Me bastó con verte acurrucado en ese lugar para saber que nunca necesité perdonarte nada, soy yo quien debería suplicar que me perdones por no haberte comprendido a tiempo
-Harry yo… no puedo regresar, no después de todo lo que hice, de cómo los traté, será… será mejor que me vaya
-¿De verdad crees que te dejaré ir? He pasado buscándote día y noche desde que te fuiste, incluso deje la casa tal y como tú lo hiciste por si regresabas, por favor Draco… no te vayas, no de nuevo
Sus ojos verdes más intensos que nunca traspasaron su alma, calaron en lo profundo de su corazón y le hicieron saber que jamás sería capaz de olvidarlos por mucho que lo intentara, tendría a Harry en lo más profundo de su corazón hasta que muriera… se agachó torturado por el recuerdo de su bebé perdido y sollozó sin poder evitarlo, casi sin hacer ruido, únicamente con los brazos en torno a su cuerpo como único consuelo y entonces supo que el perdón se lo tenía que dar a sí mismo.
“La habitación de hoy es igual a la de todos los días…”
-Lo lamento, lo lamento si yo no hubiera insistido… si no hubiera sido tan terco tal vez eso nunca hubiera pasado… lo lamento tanto….
-No, no sigas, sabemos que no fue culpa de nadie, por favor, olvidemos todo y comencemos de nuevo
-Yo… no se si seré capaz, no se si pueda…
-Seremos precavidos la siguiente vez, dejaremos que tu cuerpo se recupere por completo y entonces tal vez lo intentemos de nueva cuenta
-No Harry, no entiendes…- la sensación de pronunciar su nombre ya no era tan desgarradora-Yo… ya no se si puedo tener hijos, mi salud está tan delicada, mi mente es tan frágil ahora que… temo que más que hacerte feliz solo te traiga infelicidad
-No digas eso
-Escúchame…-tomó su cara entre sus manos consciente de que las lágrimas que sentía eran propias-Las medicinas que tomo… no son por nada, mi anemia es demasiado fuerte, si no me cuido… podría tener leucemia, no falta demasiado y…
-Hay pociones que curan eso en menos tiempo del que imaginas-replicó Harry sabiendo que no era lo único-¿Hay más cierto?
-Sí pero yo… no se, me lo explicaron pero en ese momento no fui capaz de entenderlo yo… lo traigo apuntado pero…
-Draco… todo lo que sea lo resolveremos… juntos, por favor, quédate conmigo, me estoy volviendo loco sin ti
-Harry…
-Tenemos a un excelente pocionista, a un Malfoy que está apunto de mandar al diablo su proyecto del hospital mágico que está creando para cuando aparezcas y a muchos Weasley preocupados por donde estarás, por favor… soy un asco en la cocina
La cristalina risa que inundó la habitación fue un bálsamo para Harry, no había dicho ninguna mentira, solo la pura verdad y al observar como el rostro de su amado rubio se sonrojaba por la risa, no pudo menos que acariciarle las mejillas tiernamente, lo había echado tanto de menos… tanto, que por un momento no creyó real estar besando de nueva cuenta esos labios que no importara lo que pasara, nunca dejarían de estar suaves y dispuestos para él
-¿Te quedarás?-pregunto esperanzado
-Tendrías que convencerme más a fondo-respondió el rubio sonriendo sin una pizca de malicia-A parte no queremos que nuestro querido salvador del mundo mágico muera por envenenamiento a causa de una comida
-¡Espera a que se entere Severus! ¡Y Lucius! Tenemos que decirles que has vuelto, haber si así dejan de tener ese mal humor todo el día, oh… ¡Y Blaise! Hay que decirle que deje de posponer su boda usándote como pretexto, ahora que estás tendrá que acceder a casarse con Ron y bueno…
-Espera… ¿Casarse con Ron?-pregunto escéptico
-Ah, es que… han pasado muchas cosas desde que te fuiste, verás… primero….
***************************Casi 5 meses después******************************
-¿Cómo es posible que no comprendieras estas palabras Draco Malfoy?-pregunto un iracundo Severus Snape mientras paseaba nervioso por toda la habitación buscando algo
-B-Bueno yo… no sé mucho sobre eso, aparte… no me encontraba en condiciones de ponerme a pensar en lo que me dijera un doctorsillo cualquiera que se hacía pasar dizque por mago
-¡Esto dice que eres 100% más fértil que antes!-grito estampándole en la cara el papel- No importa cuanto uses anticonceptivos, si los dos desean tener hijos, en el momento del orgasmo quedarás preñado
-¡P-Padrino!-murmuró escandalizado
-Agradezcamos que Harry sabe calmar sus hormonas y que no has tenido sexo con él por que si así fuera… tu padre me mataría
-¿P-Por qué?-ahora sí estaba asustado, justamente hace una semana habían terminado teniendo sexo en el salón después de que se hubieran marchado de la cena en casa de Hermione y esa vez no usaron protección
-¡Por que quedarías preñado, idiota!-grito fuera de sí-Las palabras 100% más fértil ¿Te dicen algo?
-Creo que… hay una isla muy lejana que no conoce mi padre, tal vez si nos apresuramos pudiéramos huir ahí los tres, no creo que se le ocurra-murmuró nervioso-Tal vez si tenemos suerte pensará que estamos de vacaciones
-No-susurró escandalizado-No es cierto ¡Draco! Dime que no tuviste sexo con Potter
-¡Llevaba casi un año sin tener nada! Es lógico que desee a mi marido, aparte la casa estaba sola y… él se puso aquél pantalón que sabe que me enloquece ¿Cómo no quieres que tenga sexo con él si su cuerpo me grita “te voy a follar”?
-No cabe duda que todos los Malfoy son adictos al sexo ¿Es que no pudiste heredar otra cosa de tu padre?
-¿Perdón?-exclamó sorprendido-¿Tú y mi padre? Oh Merlín… creo que me desmayaré
-¿Sucede algo?-pregunto Harry desde la puerta entreabierta-Escuché gritos
-¡A ti quería ver!-grito furioso Snape-¡Maldito Griffindor, te dije que no lo tocaras!
-¿Qué hice ahora?-asustado corría por todo el salón ante la divertida mirada de Draco
-¡Lo preñaste de nuevo! Eso hiciste imbécil
-¿De verdad?-pregunto sonriente, se acercó para cargarlo y darle un sonoro beso
-Cariño… ¿Sabías que Severus y mi padre andaban?
-No ¿Andan?
-Ah, olvido que nunca te enteras de nada, de seguro esa vez que regresamos de la cena no recordaste que mi padrino te pidió no tocarme
-Bueno… si me lanzas esa mirada tan depredadora cuando sugiero irnos a dormir… tampoco soy de piedra ¿Sabías?
-Sí, puedo darme cuenta-susurró sensualmente en su oído mientras le dedicaba una mirada apreciativa y maliciosa, aún lo seguía cargando
-Creo que… tengo algo urgente que hacer… si, eso, nos vemos
“La pared cambia con nuestro feliz abrazo en aquellos tiempos tuyos y míos”


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