¿Te vas a rendir?
-Mira nada mas a donde nos hemos encontrado, amor. - dijo mirándolo directamente mientras a propósito su mano acariciaba notoriamente la cintura de la chica de escasa vestimenta que se abrazaba a él riendo como estúpida, en el lugar que el mismo hubo ocupado en alguna ocasión. Que patético que había sido. - ¿Recordando viejos tiempos? -
-Por desgracia. - murmuro simplemente. Tenía que ser fuerte. Gaara era la única cosa, la única herida que en esos meses no pudo sanar, que no pudo sobrevivir cerrándose.
Lo había amado ciegamente, incluso aun el solo tenerle cerca le hacía despertar aquel deseo irremediable que despedía su cuerpo. Aquella necesidad de cuerpo que solo el poseía. Y estaba seguro, el también lo había amado. Por como sufría las semanas que estaban separados. Pero después no, después solo se volvió deseo y amor que venía solo de un lado. Él lo metió a trabajar en su bar, pero solo porque Naruto le exigía un trabajo para ser dependiente ya que por el se vino a Konoha. Pero ese fue su trabajo, un vil prostituto que pronto se sumergió en las drogas. Pero sus celos no pudieron y terminaba violándolo y golpeándolo. Pero él lo amaba y no iba a culparlo. Además el que sintiera esos enfermizos celos era para el rubio una muestra de amor. Tiempos pasados. Realmente había sido un patético hombre, una estúpido.
Puso más de atención a la chica que se acomodaba bajo el brazo del pelinegro. Tenía unos tacones altísimos y una falda que le cubría poco o nada. Internamente se burlo, de la chica y de si mismo en un pasado. Desde que entro en aquella clínica que atendió la mayoría de sus problemas que no usaba ropa escasa o como la que solía usar cuando trabajaba, usaba ropa de su talla y no 4 mas grande, como cuando comenzó su anorexia. Ahora lucia la cara limpia y saludable, y antes siempre cubría su demacrado rostro con maquillaje que en su vida casi enteramente nocturna no se percibía su cansancio.
-¿Esta es tu nueva mascota? - pregunto lo mas venenosamente que pudo refiriéndose a la rubia prostituta que reía estúpidamente muy cerca de Gaara. -¿La harás pedazos hasta casi matarla también? -
-¿Celoso, amor? - le dijo con una sonrisa demasiado triunfante.
-No te preocupes, podría imaginarme mi vida fácilmente sin ti. -
-¿A si? - pregunto. Hinata se puso alerta, su jefe no planeaba nada bueno, maldiciendo a la masa de hombres que la llamaron desde el otro lado de la barra fue que le deseo fuerza internamente a Naruto. - Querida, ¿nos disculparías unos minutos? - pregunto el pelirrojo con aquella insinuante voz, haciendo a la rubia sonrojar, la cual asintió emocionada y se fue de allí rápidamente.
Naruto vio con temor como el más alto comenzó a acercarse a él amenazadoramente, pero ahora ya no era el misma niñito debilucho enamorado, así que nada podría hacerle, nada que el rubio no quisiese. Le vio apoyar sus manos en la barra a cada lado de su cuerpo y acercar tanto su cuerpo al propio que tuvo que reclinarse hacia atrás un poco, pero aun así la cercanía incluso hacia roce entre ambos. Puso sus manos en aquel pecho que despedía ese perfume tan conocido para él, pero no lo alejo, no pudo siquiera intentarlo.
-Por favor... - menciono con su cálido aliento en su oído, provocándole escalofríos, de manera sarcástica. - no me dirás que vas a resistirte...soy el único realmente que siempre ha estado a tu lado...- dijo para luego besar su mejilla arrancándole un suspiro de cansancio.
-Quizás. - fue todo lo que dijo.
-No me digas que ese noviecito tuyo te corrió de casa. - se burlo. - Aun tienes un lugar aquí. Lo sabes. Vuelve conmigo, Naru-chan. -
Se separo lo suficiente para mirarlo directamente a los ojos, eran los mismo ojos de cuando se conocieron, exactamente el mismo Naruto, aquel que parecía haberse desvanecido entre tanta miseria. Pero se jactaba de su victoria. Porque nunca había requerido de la presencia de alguien, tanto como de la presencia de Naruto. Y sabía muy bien que era una herida aun abierta en ese corazón tan débil y no iba a dejar que sanara. No iba a perderlo. Lentamente comenzó a acercar su rostro al del rubio, quien no hizo el más leve movimiento, no corrió su rostro, pero tampoco lo recibió con gusto. Sus labios se acariciaron con algo de deseo, pero Naruto mantenía los ojos entrecerrados, intentando ver la realidad y no sumergirse en aquel beso. El mismo beso que acabo con el intento de vida que estaba deseando recuperar. Aun más profundo y asfixiante, un beso que exigía de el algo que más que el solo estar ahí. ¿Qué más daba ya? Sentía un enorme vacío en el estomago, el sabor a licor y a cigarrillo era notorio en la boca y lengua de su acompañante. Pero aun más vacio estaba su pecho.
<<Sasuke...quizás de verdad ya no valga la pena seguir adelante... ¿Ni siquiera por ti?...>>
-XxX-