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Deseo estar a tu lado por karennoegao

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Notas del capitulo: Holis a todos!!!!! Como siempre con algo de atraso pero acá está... al fin... el décimo capítulo de este fic...

Quería agradecerles por todos los reviews que reciví, si bien no pude responderlos... cosa que lamento v_v... ahora mismo me dedicaré a eso, igual los leí toditos así que gracias.

Bueno creo que hemos entrado en la recta final de esta historia, a lo sumo quedaran dos o tres capis más jeje.
Muchas gracias a mi beta Lyzzy por corregir mis errores (que son muchos pero bueno v3v)

En fin como siempre espero sus reviews, con sus comentarios sobre el capi, que les gusta que no...

Como siempre digo, los personajes de la Serie Naruto son pertenencia exclusiva de Kishimoto-sama...

Y sin más nada que decir les dejo con el décimo capi, que es un poco más largo que los demas jeje.
Décimo capítulo: Y la doctora declara… ¿embarazo?

El paso de las horas dio la bienvenida a la mañana, eran las seis en punto, los tenues rayos de sol comenzaban a colarse por las ventanas del departamento.
Naruto yacía sentado en el sofá del living, tipiando en su notebook, sus azules ojos eran rodeados por unas leves ojeras, seguía vistiendo la misma ropa de salir que se había puesto la noche anterior, su rostro se mostraba pensativo y a la vez cansado, pero sumamente concentrado en lo que estaba haciendo.

-Buenos días- una suave y melodiosa voz lo sacó de sus pensamientos, elevó sus ojos hacia la persona que lo saludó.

-Buenos días Deidara-san- respondió cordialmente mientras se ponía de pie -¿Cómo se encuentra, aún le duele la cabeza?- preguntó mientras hacía un ademán al joven para que lo siguiera al comedor.

-No mucho, le agradezco muchísimo sus atenciones- sonrió elegantemente mientras hacía una leve inclinación -etto… ¿Cómo… cómo está Sasu-chan?- preguntó angustiado al recordar lo sucedido la noche anterior.

-Aún no despierta, por lo que no puedo contestar a esa pregunta dattebayo- ambos estaban preocupados y eso se notaba en sus rostros, más en el rubio mayor quien parecía no ser capaz de ocultar sus sentimientos, algo que Naruto envidiaba y a la vez repudiaba –sólo necesita tiempo para asimilar la verdad, él es… es muy sensible dattebayo- dijo recordando la cantidad de veces que había visto llorar al azabache y aferrarse a su cuerpo en busca de protección –Etto… ahora mismo iba a preparar algo para desayunar, supongo que debe tener hambre- comentó Naruto mientras ingresaba a la cocina.

-Arigatou… ¿Puedo hacerle una pregunta?- la duda se reflejaba en el rostro de Deidara mientras se sentaba en la mesa junto a Naruto para comenzar a sorber una deliciosa y humeante tasa de chocolate con leche, a lo que el rubio sólo asintió mientras mordisqueaba una tostada – ¿Desde cuándo Sasuke vive con usted?- preguntó curioso.

-La verdad es que sólo ha estado conmigo desde hace poco más de tres meses, lo encontré desmayado en la plaza central en un estado bastante deplorable dattebayo- mencionó suspirando y recordando con desagrado y dolor aquel momento.

-Entiendo… Itachi nunca quiso que esto sucediera, no fue su culpa, él… él ama a Sasu-chan- respondió sollozando, sus ojos mostraban mucha tristeza y también amor, amor por aquellos dos seres de los cuales hablaba con tanto sentimiento.

-No se preocupe, no necesita darme ninguna explicación, estoy al tanto de todo lo sucedido, sé que la culpa de todo la tiene Orochimaru y que su prometido no fue más que otra de las víctimas de ese mal nacido dattebayo- sus palabras fueron serias y sinceras, y sus azules ojos mostraban mucha convicción transmitiéndole seguridad y confianza a Deidara –yo mismo me encargaré de contarle la verdad a Sasuke, sé más o menos como encarar los temas delicados con él de manera que no se altere de más, no me gusta que se deprima- comentó más para sí mismo que para el rubio frente a él.

-Se ve que lo ama mucho, se le nota en los ojos, que bueno, me alegro por los dos- le contestó sin medir el efecto que tenían sus palabras.

-(¿Que yo lo amo?... yo… no… yo lo quiero pero….)- el nerviosismo hizo su acto de presencia, su rostro palideció y la duda era su única expresión –hace sólo tres meses que lo conozco, no creo que la palabra amor sea la correcta para definir nuestra cercanía dattebayo- le dijo de forma seria retomando su compostura –lo quiero y me preocupo por él, pero no estoy seguro de amarlo, y no deseo lastimarlo- finalizó poniéndose en pie y llevando sus utensilios a la cocina.

El rubio mayor lo miró un tanto sorprendido por su actitud, pero luego rió para sus adentros recordando que su novio le había dicho algo parecido cuando recién estaban comenzando a salir.

-(Jajaja…Vaya que son parecidos, tiene miedo de afrontar sus sentimientos, igual que le pasó a Itachi)- pensó mientras imitaba los movimientos del rubio menor y depositaba su taza y demás cosas en la cocina para lavarlas –Etto… realmente agradezco mucho su amabilidad y cuidados, pero es hora de que me vaya… Itachi debe estar preocupado por mí, se supone que lo iría a ver después de la junta…- comentó Deidara mientras seguía a Naruto nuevamente al comedor.

-Entiendo, si gusta le llamo un taxi dattebayo- comentó mirándolo fijamente mientras tomaba su teléfono.

Treinta minutos después el silencio reinaba nuevamente en el departamento de Naruto, quien cansado y tras una llamada a su secretario favorito comunicándole su ausencia del día se dirigió a su cuarto, se colocó ropa más cómoda y se recostó junto a su azabache que no parecía querer despegarse de la almohada, el rubio suspiró cansinamente antes de cerrar sus ojos y abandonarse a unas merecidas horas de sueño.

Cerca del mediodía, el sonido del teléfono despierta abruptamente a un muy dormido Naruto, quien lo atiende de muy mala gana.

-¿Qué carajo quieres Sai?- pregunta malhumorado por la notable falta de sueño.

-Gomen Naru-amor, pero llamaba para decirte que ya pusimos al tanto de la situación a los infiltrados que tenemos en Hebi inc.- comentó su pálido secretario –lo demás también está listo, estamos esperando tu aviso… etto, ¿Estás seguro de lo que vas a hacer Naruto?- su voz sonaba preocupada como pocas veces la había oído, pero a la vez Sai sabía de antemano la respuesta.

-Por supuesto, es hora de saldar cuentas dattebayo- fueron sus últimas palabras antes de apagar el celular.

Volteó lentamente hacia el lado donde dormía Sasuke, con una de sus manos comenzó a acariciar delicadamente su suave cabello.

-(No importa lo que suceda, no voy a permitir que lastime a nadie más, mucho menos a vos… yo voy a protegerte dattebayo)- sus pensamientos eran plagados de grandes sentimientos que pujaban entre sí, sentimientos que iban desde la rabia, el odio, la venganza, hasta el miedo, la clara idea de protección y… algo que no se animaba a admitir, pero que sabía que allí estaba… amor.

El suave y delicado tacto de unas tibias manos sobre su persona hizo que el dormido Sasuke comenzara a moverse perezoso por la cama buscando el tibio cuerpo de su amado, sin poder ni querer abrir sus ojos.

-Nos días Sasuke dattebayo- la chillona voz de su novio le hizo, finalmente, entreabrir sus negras orbes mientras se acurrucaba en el pecho del rubio.

-Buenos días Naruto- contestó somnoliento volviendo a cerrar sus ojos aferrando al rubio en un aprehensivo abrazo –etto…yo…- no sabía muy bien que debía decir o sentir en ese momento, el azabache solo tenía en claro que no tenía ganas de hablar aún de lo sucedido, sabía que se había vuelto a desmayar, pero era conciente de la razón de su desmayo por lo que se limitó a acurrucarse nuevamente en los brazos del rubio.

Naruto comprendiendo el proceder de Sasuke, lo estrechó conciliadoramente sin decir nada más dejando que la calidez de su cuerpo envolviera al azabache en un implícito “te quiero y estoy a tu lado”.

Eran tantos los sentimientos que se cruzaban en su mente que lo abrumaban por completo, lo único que tenía en claro era que no quería separase ni un segundo de Naruto, quería sentirlo a su lado, pegado a su cuerpo, quería volver a sentirlo dentro suyo, sentir que le pertenecía por completo y que su rubio lo mirara exclusiva y únicamente a él… así que dando rienda suelta a sus deseos, Sasuke comenzó a ascender por el pecho de su rubio amor lentamente en un camino de besos hasta llegar a su cuello que degustó con ansias, sintiendo como las hábiles manos de su amante se colaban debajo de su holgada remera, acariciando su pálida piel provocándole un delicioso escalofrío en todo su cuerpo.
Naruto sentía que cada beso que el azabache depositaba sobre su piel lo quemada por dentro, su corazón latía con fuerza y las únicas ideas que cruzaban por su alocada cabeza eran las de someter a su azabache nuevamente, sentirse dueño de cada centímetro de aquel pálido y frágil cuerpo, señor de cada pensamiento sano e impuro que en la mente de su amante se forjara y, por sobre todo, deseaba ser amo único e indiscutible del corazón de su azabache.
Con agilidad y algo de brusquedad dio la vuelta dejando a un sorprendido Sasuke de espalda al colchón quedando el perfectamente ubicado entre sus piernas mirándolo fijo a los ojos, sonriéndole con mucho cariño a la par que sus azules orbes desbordaban lujuria y deseo. Sin poder esperar más capturó los apetecibles labios de su amante en un asfixiante y demandante beso, colando su lengua en aquella tibia y húmeda cavidad degustándolo a su antojo, sintiendo como el cuerpo debajo suyo se aferraba más y más en un contacto sutil y algo todavía impersonal por la ropa que aún ambos tenían, sin realmente quererlo se separó de aquella suculenta boca que le sabía a gloria, para poder desvestir a su azabache y deleitarse con la cálida y tersa piel que ya había probado, y a la cual se había hecho adicto sin querer aún admitirlo, al menos no del todo… Observó como Sasuke lo miraba a los ojos con un sexy rubor en sus mejillas, sus oscuros ojos lo envolvían arrastrándolo a la más dulce y a la vez salvaje lujuria, relamió sus labios de forma inconsciente haciendo que la vergüenza del joven Uchiha se disparara a niveles desconocidos, aún así levó sus manos colocándolas alrededor del cuello del rubio atrayéndolo hacía sí para poder besarlo nuevamente, mientras sus finos dedos recorrían la fornida espalda del rubio, atrayéndolo aún más hacia su cuerpo pero un ruido fuera de lugar hizo que Naruto se separa del azabache mirándolo fijamente y algo desconcertado… El fuerte gruñir del estómago de Sasuke se hizo nuevamente presente en el lugar provocando que su rostro se coloreara graciosamente, Naruto lo observó pestañeando un tanto sorprendido por el abrupto corte para luego largarse a reír escandalosamente, haciendo que el candente ambiente que se había formado se esfumara.

-Jajaja… creo… creo… hay no… jaja… para… para…jeje… creo que mejor vamos a comer algo jeje- trataba de hablar entre risas mientras se limpiaba los lagrimones de sus ojos y se hacia a un lado para levantarse -¿Qué te parece si almorzamos en un restaurante? Ya que anoche no pudimos- finalizó ya más calmado a la par que se ponía en pie, no sin antes robarle un piquito a un todavía apenado Sasuke –cámbiate así vamos dattebayo- le guiño un ojo coqueto antes de adentrarse al baño.

Al rato, después de lo sucedido y de una buena y relajante ducha, ambos se encontraban rumbo al restaurante, rara vez solían viajar en coche ya que Naruto era más del tipo de persona que disfrutaba de largas caminatas en las que algunas veces el azabache participaba, aún así se notaba que el rubio sabía manejar y muy bien, el balance del coche era perfecto, tanto en rectas como en curvas, incluso yendo a una velocidad superior a ciento cuarenta kilómetros por hora. Las primeras veces Sasuke se aferraba el asiento como una lapa sudando en frío mientras miraba como su rubio amor manejaba con una sola mano al volante y le conversaba de cosas triviales como si nada, ahora ya no había problema, de hecho disfrutaba cada vez más de esos “viajes extremos”, en particular le gustaban mucho los derrapes, y podía imaginarse a sí mismo manejando algún día.
Veinte minutos más tarde se encontraban cómodamente sentados en una mesa en el interior del restaurante más caro del lugar, todo en su interior estaba decorado con adornos de madera tallada, en las paredes habían colgados cuadros de diferentes estilos, en sí el lugar parecía un museo, incluso el ambiente era sereno y poco bullicioso, de fondo se oían suaves melodías de piano, la gente vestía formalmente y todos a su alrededor los observaban murmurando cosas como “¿ese no es el presidente de la empresa Konoha?”, “mira, que guapo el joven que lo acompaña”, y varias cosas más que de alguna manera lo intimidaban, pero era algo a lo que debía acostumbrarse puesto que Naruto era una persona no sólo atrayente, sino que también muy rica e influyente.
-Esta es su mesa- la voz del mozo lo sacó de su nube instándolo a sentarse en una adornada silla.

-Arigatou- fue su contestación a la par que le acomodaban la servilleta en sus piernas.

Miró fijo a su rubio amor que había tomado la carta y pedido una jarra de jugo de naranja exprimido, para luego igualmente imitarlo y tomar la carta para elegir su almuerzo.

Fuera del restaurante una un minivan yace estacionada, sus tres integrantes cuyos rostros eran cubiertos por unas enormes gafas negras tenían su mirada fija hacia el lugar donde minutos antes Naruto y Sasuke habían ingresado.

-Vaya vaya, así que hoy decidió sacar a su guapo amante a comer ¿ne?- comentó burlonamente uno de los jóvenes mientras bebía de una botella de dos litros de agua.

-Ya cállate y deja de tomarte toda el agua ¡Kuso!- una chillona voz de mujer retumbó en el lugar al igual que la cabeza del joven que recibió un fuerte golpe.

El sonido de un celular hizo que ambos jóvenes se callaran mientras el tercero presente atendió.

-Moshi moshi… hai… hai… en eso estamos…hai… entendido, esperaremos sus órdenes jefe- finalizó la ronca pero tranquila voz del tercer joven.

-¿Y bien Juugo, ya podemos llevarnos al rubito lindo?- preguntó ansioso el joven bebedor de agua.

-Aún no, el jefe nos avisará cuando, hasta entonces debemos tenerlo en la mira- contestó escuetamente sentándose y fijando su vista a la entrada del restaurante.

-Genial, tengo que pasar más tiempo junto al idiota de Suigetsu, más te vale no ser contagioso… ¡me escuchaste kappa!- gritó nuevamente la joven mientras comenzaba a escribir en una libreta.

-¡Kappa tu abuela Karin!- gritó enfurecido mostrando todos sus dientes que se encontraban perfectamente limados imitando a la dentadura de un tiburón.

Y así el trío prosiguió con su actual tarea de espionaje, mientras dentro del restaurante y durante el transcurso de la comida Sasuke escuchó atentamente todo aquello que Naruto le contó, desde lo que realmente ocurrió con su familia, en particular con Itachi, hasta lo que vivió el rubio en su pasado que para su sorpresa estaba bastante ligado a su propia historia.
Una vez finalizado el relato del rubio un silencio extraño se formó entre ellos, sólo se sentía la música y el leve bullicio de la gente, Naruto miraba fijo y serio al azabache, esperando paciente pero ansioso a que le dijera algo, cualquier cosa respecto a todo lo que le contó durante la última hora y media que llevaban allí.

-Gomen, sé que lo que me dices es verdad… demo es demasiado y… necesito tiempo… para todo… gomen- le contestó acongojado el azabache, pasados unos minutos en los que intentaba digerir lo que su rubio le contó.

-No te preocupes, yo te entiendo, cuando te sientas listo podemos seguir hablando de tu hermano, incluso si quieres yo mismo te acompaño a verlo dattebayo- le dijo mientras tomaba una de sus manos y la besada tiernamente –todo saldrá bien, ya lo verás y en cuanto a lo otro… no te preocupes porque yo ya lo superé dattebayo- finalizó el rubio a la par que les traían el postre a la mesa.

Sasuke estaba ido, todo le pareció demasiado brusco aunque por otro lado sabía que no había forma de enterarse que no le produjera tales sentimientos, quería llorar y aferrarse al cuerpo de su novio, pero desistió de aquello en cuanto vio en frente una enorme porción de lemon pie, y una fuente con nueces y dulce de leche que por alguna razón le abrieron el apetito ferozmente.

-Etto… Naruto… ¿me convidas lemon pie?- dijo con la boca llena de nueces y un poco de dulce de leche en la comisura de sus labios.

Ante esto Naruto pestañeo un par de veces al ver como en cuestión de segundos su azabache había engullido sus nueces, lo único que atinó a hacer fue cederle su porción de lemon pie que desapareció en un santiamén.
Luego de un opíparo postre por parte del azabache ambos jóvenes regresaron al departamento donde Sasuke se acostó a dormir ni bien hubo alcanzado la cama, acto que no sorprendió mucho al rubio, al menos no después de haber visto lo mucho que comió, por lo que sólo suspiró cansinamente, se acercó a su azabache y le depositó un beso en la frente para luego irse a la empresa.

-(Me pregunto ¿qué es lo que piensas ahora de mí dattebayo?)- pensaba el rubio mientras tomaba su maletín y migraba a su trabajo.

Luego de lo acontecido en el restaurante, todo siguió su curso de manera tranquila, el paso del tiempo fue rápido, hacía una semana atrás se habían cumplido seis meses de que vivían juntos.
Por suerte para Sasuke Naruto no volvió a tocar ningún tema referente a Orochimaru o a Itachi, cosa que el azabache realmente agradecía puesto que aún no sabía que debía, o mejor dicho que quería hacer, para colmo últimamente había estado sufriendo mareos y desmayos, particularmente durante las tardes cuando estaba solo y se ponía a pensar en su hermano.
Esa mañana como la mayoría en las últimas semanas, el rubio no fue el primero en despertarse, sus azules ojos se abrieron de golpe al escuchar un ruido proveniente del baño. Se puso de pie y se dirigió preocupado hacia allí, justo cuando iba a golpear la puerta se abrió dejando salir a un demacrado Sasuke, su rostro estaba más pálido de lo usual, su ceño estaba algo fruncido y con una mano se sobaba el estómago.

-Estás descompuesto…- afirmó mirándolo seriamente –de nuevo, esto no me gusta, será mejor que vayamos al médico dattebayo- le dijo en un tono que destilaba intranquilidad sabiendo que esta situación venía prolongándose desde hacía ya una semana.

-Estoy bien, sólo un poco mareado, eso hace que me descomponga, enseguida se me pasa- decía reacio a volver al médico puesto que los detestaba –seguro es por que estoy ansioso por todo lo referido a mi hermano…- prosiguió mientras se recostaba en la cama tapándose hasta la nariz y durmiéndose inmediatamente.

-(Espero que sea eso… pero de hoy no pasa, luego del trabajo te llevo al medico te guste o no dattebayo)- pensó molesto por la actitud despreocupada del azabache.

Desde hace una semana que vienen con la misma rutina, el azabache despertándose a la mañana descompuesto y yendo directo a vomitar al baño, solía desmayarse seguido, y en los últimos tres días solo comía nueces con dulce de leche, lemon pie y brócoli, ¡incluso al desayuno!, definitivamente algo no andaba bien…

-Naruto… yo… yo estuve pensado y… creo… creo que es hora que aclare las cosas con Ita… con mi hermano- la suave y casi inaudible voz de su azabache lo sacó de sus pensamientos –me gustaría ir hoy… si es que puedes llevarme…- finalizó aún sin salir de debajo de las sábanas.

-Claro, cuando te levantes te llevo, si quieres me quedo y te hago compañía dattebayo- le respondió complacido con el comentario de Sasuke puesto que desde hacía tiempo venía tirándole indirectas con la sola idea que ambos hermanos hagan finalmente las paces.

-Arigatou demo… no es necesario que te quedes, ya de por sí vas a llegar tarde a la empresa- le respondió destapándose para verlo a la cara.

-Como gustes- respondió saliendo del cuarto –prepararé el desayuno, ¿quieres lo de siempre dattebayo?- preguntó recibiendo un asentimiento por parte de Sasuke.

Dos horas más tarde luego de su “nutritivo” desayuno se encontraba, finalmente, frente a la entrada del lugar donde se hallaba, aquel ser que creyó producto de todo su pesar, su hermano.
El corazón del azabache latía con fuerza y un sofocante calor comenzaba a cubrir su cuerpo, al instante sintió como una mano se entrelazaba con la suya, giró su rostro en cuya mirada había desesperación, ansiedad, miedo y un sin fin de emociones que se acentuaban con el leve temblor de su cuerpo, su ceño levemente fruncido y la fuerza con la que apretaba la mano del rubio mientras este golpeaba la puerta con su otra mano.
Sasuke inspiró una fuerte bocanada de aire y fijó su vista hacia delante sin soltar la mano de su rubio amor. A cada segundo que pasaba todo su cuerpo se estremecía más y más hasta que sintió el rechinar de la maciza y mohosa puerta.

-Bienvenidos- la enérgica voz de Deidara hizo que el azabache pegara un respingo dando a notar su estado de nerviosismo –tiempo sin verlos, me alegra que estén acá- prosiguió abriendo del todo la puerta permitiéndoles el paso.

-Un gusto verte de nuevo Deidara-san- saludó el rubio con una leve inclinación –etto… ¿quieres que te acompañe? ¿O te dejo en compañía de tu cuñado dattebayo?- le preguntó a Sasuke que estaba tieso y fijo al suelo como el tronco de un árbol.

-Etto… yo… etto… voy a estar bien- le dijo con falsa seguridad y sin despegarse de la mano de Naruto.

Treinta minutos después se encontraba sentado bajo un frondoso árbol en un jardín interior al recinto, esperando por su hermano mientras intentaba recuperar su compostura puesto que el trayecto hasta ese lugar fue, además de tortuoso, nauseabundo puesto que el olor a hospital consiguió descomponerlo a tal punto que tuvo que hacer una parada de urgencia en un baño para vomitar todo su desayuno.

-(¡Qué asco!, creo que no volveré a comer nueces en lo que me resta de vida)- pensaba aún descompuesto mientras se sobaba el estómago y afirmaba su espalda en el tronco sintiendo como la tranquilidad del lugar lo ponía en un estado de trance adormilándolo por completo.

-(Aquí voy… otouto, ya deseo poder verte)- un ansioso Itachi ingresaba al jardín deseoso por ver a su pequeño hermano mientras de lejos su novio y su doctora observaban expectantes.

El Uchiha mayor avanzó a paso firme hasta donde se encontraba Sasuke, se detuvo justo enfrente a él observando la dulce expresión que mostraba su otouto al dormir.

-(Vaya, sigue teniendo la misma expresión, parece un ángel)- aunque su rostro no mostrara expresión alguna estaba contento, más que contento de ver a su otouto nuevamente.

Con sumo cuidado y cariño acercó su mano y acarició el rostro de Sasuke sintiendo la suavidad de su piel.

-mnh… Naruto… un ratito más- hablaba entre dormido abriendo lentamente sus ojos encontrándose con un rostro conocido y a la vez extraño -¡¿Itachi?!- gritó sorprendido intentando correrse vanamente puesto que se encontraba pegado al troco del árbol.

-Otouto, tiempo sin vernos- la voz inexpresiva de Itachi no había cambiado, Sasuke miraba exhaustivamente a su hermano como si de un extraño se tratara.

Aunque físicamente no hubiese cambiado mucho, y su tono de voz y manera de hablar fueran las mismas, algo en su presencia asustaba al azabache menor, y esos eran sus ahora rojos ojos adornados por tres extrañas espiras negras dándole un aspecto demoníaco.

-Gomen, creo que no fue buena idea que vinieras a verme- le dijo Itachi intentando ponerse de pie al observar la cara de miedo que su otouto mostraba.

-No… no te vayas- le agarró del brazo haciendo que se sentara nuevamente frente a él –sólo… sólo me tomaste por sorpresa… por favor quédate- le suplicó con un tono dulce y anhelante que Itachi desconocía por completo.

¿Dónde había quedado aquel orgulloso ser que al igual que él no mostraba emoción alguna? ¿Tanto había cambiado Sasuke? ¿O había sido tan ciego que nunca notó la fragilidad que cubría a su pequeño hermano?
Cualquiera que fuera el caso ahora sólo quería seguir a su lado y pedirle disculpas por todo lo que lo hizo sufrir.

-Yo… yo quería pedirte disculpas… sé que sufriste mucho por lo sucedido… demo…- se vio interrumpido al sentir como su hermano se había arrojado a sus brazos llorando desconsoladamente aferrándose a su cuerpo como nunca lo había hecho y, al igual que Sasuke y por primera vez en mucho tiempo se dio el lujo de llorar y esta vez de felicidad como pocas veces había podido.
Luego de que ambos hermanos se calmaran Itachi procedió a contarle la verdadera historia confirmando así lo que Naruto le había dicho en el restaurante tres meses atrás.

-Así que, en definitiva, el asesino de nuestros padres fue Orochimaru, quien planeó todo para quedarse con nuestro dinero, además de intentar controlarme con una fuerte droga que casi acabó con mi vida- resumía el Uchiha mayor bajo la atenta mirada de Sasuke –durante esa época y bajo los efectos de esa droga todo a mi alrededor se sentía maligno incluyendo a Dei-chan y a vos, la idea de Orochimaru era que los matara y culpabilizarme a mí de ello y también de la muerte de nuestros padres, pero logré con mucho esfuerzo alejarlos de mí para mantenerlos a salvo… sé que fue duro pero algo de cordura me quedaba y…- nuevamente fue interrumpido por Sasuke aunque esta vez una tenue pero genuina sonrisa se posaba en los labios de su hermano.

-Basta… ya está, ya no necesito oír más- comentó sintiéndose alegre de saber que su hermano no había asesinado a sus padres, ya con eso se sentía realizado –nii-san… me alegro de saber que mi pesadilla al fin se acabó- fue tal la felicidad que sentía que todo a su alrededor parecía armonizar con los latidos de su corazón, los sonidos que lo rondaban sonaban lejanos y suaves y todo se volvió blanco de golpe, lo último que sintió fueron los fuertes brazos de su hermano rodeándolo protectoramente.

-¡Oe, Sasuke!- exclamó al ver la mirada perdida de su hermano para luego sostenerlo en sus brazos cuando este cayó inconsciente al intentar ponerse en pie.

Ante el grito del azabache mayor tanto Deidara como Tsunade ingresaron corriendo al lugar, inmediatamente la rubia tomó a Sasuke y lo llevó a un cuarto donde prosiguió a examinarlo no sin antes llamar a su ayudanta Shizune para que le ayudara. Rápidamente le tomaron el pulso, revisaron su respiración, para mayor seguridad, tomaron una muestra de su sangre para analizarla puesto que Deidara les comentó que al llegar el azabache había estado descompuesto y vomitando.
Tanto Itachi como Deidara se sentaron en un banco frente a la cama donde yacía Sasuke esperando a que despertara.

-Me alegro que al fin estemos juntos los tres- comentó ya más calmado el rubio mayor –por cierto ¿qué crees que tenga Ita-chan?- prosiguió mientras recostaba su cabeza en el hombro de su novio.

-Espero que no sea nada, según Tsunade-sama no hay nada de qué preocuparnos… eso espero- comentó atrayendo el cuerpo de Deidara más hacia el suyo –por cierto, hay algo que me intriga… cuando le acaricié el rostro mientras dormía en el árbol me llamó Naruto, pero además sonó como acostumbrado a que le hicieran ese tipo de caricias, ¿acaso tendrá algo con ese sujeto?- preguntó un tanto celoso.

Deidara solo atinó a reír divertido de ver lo celoso que su novio podía ser, luego ambos fijaron su vista hacia donde Sasuke dormía, el lugar quedó en silencio mientras ambos observaban al joven, felices de tenerlo nuevamente en sus vidas, ahora sólo bastaba esperar los resultados de los análisis que deseaban fueran buenos.

Mientras en la empresa Konoha un atareado Naruto da por finalizado sus actividades diurnas, su rostro mostraba preocupación, en los últimos días no había hecho más que estar pendiente de su azabache y sumado a la ansiosa espera del inicio de su plan pues, podría decirse que su estado no era precisamente el mejor, aún así el rubio no era el tipo de persona al que le gustara cometer errores, por el contrario él meditaba y repensaba las cosas exhaustivamente marcando distintos planes de acción por si alguno fallaba después de todo sabía a la perfección que por ser un humano el margen de error era inevitable.

-(¡Kuso! Estoy demasiado agotado y ya no puedo concentrarme dattebayo)- pensaba molesto al sentir su vista borrosa y cansada.

-Yo que vos trataría de dormir algo Naruto- le comentó Sai preocupado por el estado que presentaba su amigo y jefe –necesitas descansar si no quieres enfermarte- finalizó mirándolo fijamente sabiendo que el rubio podía ser bastante cabezota.

-Gomen, debo verme espantoso si me estas hablando con ese tono jeje- le contestó forzando una sonrisa mientras se ponía en pie –no te preocupes, tenía pensado irme a casa a dormir, sólo estaba haciendo tiempo porque tengo que pasar a buscar a Sasuke y llevarlo primero al médico dattebayo- comentó poniéndose en pie.

-Entonces me quedo un poco más tranquilo Naru- comentó aliviado de no tener que llamar al resto del grupo para convencer a Naruto de que se vaya a dormir como las otras veces.

Luego de esa mini charla con Sai, tomó sus cosas y salió del edificio rumbo al estacionamiento.

Entre tanto en el nosocomio se ve a un pálido Sasuke esperar un tanto nervioso el veredicto de Tsunade, puesto que el rostro de su ahora doctora se mostraba bastante sorprendido, aparentemente a causa de los resultados que tenía en su mano.

-¡Ya basta Tsunade-sama, díganos qué es lo que tiene mi otouto!- exigió Itachi desesperado mientras se situaba al lado de Sasuke.

-Sí, ya basta de suspenso- se unió Deidara al comentario de su novio.

-Ya cállense… esto es… es… increíble…- comentó para luego tomarse una botella de sake a fondo blanco –Dime… ¿Has mantenido relaciones con Naruto?- preguntó seria la rubia mientras miraba al azabache con picardía sabiendo, o más bien suponiendo la respuesta.

Las mejillas de Sasuke se colorearon graciosamente, bajó su mirada al suelo siendo sus ojos cubiertos por su flequillo mientras sus manos se aferraban a su ropa en clara señal de bochorno, lo cual hizo obvia la respuesta.
Tanto Deidara como Itachi lo miraban incrédulos, su adorado e inocente niño, ya no era tan inocente. Ninguno de los dos pudo evitar sonrojarse al imaginar a Sasuke en brazos de Naruto haciendo las “cosas” que ellos mismos solían hacer muy a menudo.

-Etto… ¿Qué… qué tiene que ver “eso” con mi estado?- preguntó con toda la vergüenza marcada en su rostro y sin poder mirar a la rubia.

-Pues simple, lo tuyo no es una enfermedad- sonrió Tsunade mientras se iba acercando al azabache -¡Felicidades futuro papá, estas embarazado!- gritó eufórica mientras lo abrazaba efusivamente.

Los tres presentes abrieron sus ojos de par en par sin emitir sonido o movimiento alguno mientras en sus cabezas las palabras “papá” y “embarazado” se repetían una y otra vez.
Tanto fue el asombro que ambos hermanos perdieron el conocimiento, uno en los brazos de la rubia y el otro cayendo de lleno al piso en un sonoro golpe, mientras Deidara balbuceada sonriendo como boludo “voy a ser tío”.

Mientras los jóvenes procesaban, cada quien en su particular manera, la noticia, un agotado Naruto manejaba con más cuidado que de costumbre por las calles de la ciudad anhelando tan sólo su deliciosa cama y a su adorado azabache para poder recobrar la energía de su exhausto cuerpo, sabiendo que tal vez no iba a poder llegar a cumplirlo, al menos no por el momento y menos a sabiendas que era meticulosamente seguido y observado por una camioneta polarizada desde hacía varios meses…

Continuará.
Notas finales: Bueno pues... espero les haya gustado.
Y nos estaremos leyendo nuevamente
Besitos y cuidense mucho

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