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Deseo estar a tu lado por karennoegao

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Notas del capitulo:

Hola a todos, primero que nada deseo disculparme por haber abandonado esta historia por un año más o menos.

Para mi desgracia, muchas cosas, nada agradables me temo, han ocurrido en mi vida a lo largo de estos últimos años, pero las ultimas dos fueron las más devastadoras, en solo dos años perdí a dos de las personas más importantes de mi vida... y desgraciadamente ya no podré verlas hasta que el destino decida que es mi turno... A mi mejor amigo, a quien quise y quiero con el alma y a mi abuela que me crió y a la cual le debo todo les dedico finalmente este capítulo porque ustedes sabían lo mucho que para mi significaba escribir, porque siempre me pujaron para que siguiera adelante sin importar que o quien se pusiera en contra... Los amo y con esto doy por terminada la última etapa de mi vida en las cuales ustedes estuvieron presentes, gracias por todo en algún momento volverémos a vernos...

 

Lamento lo largo de la nota, a quienes leyeron este fic, a quienes aun lo siguen, gracias por sus comentarios y sus ánimos, este es el primer long fic en el cual me embarqué hace ya más de 3 años, gracias a mi beta Lizzy por nunca abandonarme y por siempre escucharme, aun a la distancia fuiste y eres una gran amiga... a los demás gracias por simplemente tomarse la molestia de leer mis escritos...

Bueno a lo que acontece XD

Los personajes de este fic son pertenencia exclusiva de Masashi Kishimoto.

Espero y lo disfruten...

 

Capítulo 14: Hurgando en tu corazón… ¿Qué es lo que realmente sientes?...

 

Eran las 7 de la mañana, una suave y refrescante brisa se había colado por el enorme ventanal del cuarto incitándolo a salir al balcón para observar tranquilo y relajado el pasar del tiempo. Llevó consigo la novela que tan enfrascadamente se encontraba leyendo y se sentó en el cómodo sillón hamaca.

Antes de seguir hilando la laboriosa pero encantadora trama de “La Odisea”, cerró sus oscuros ojos dejándose embelesar por el dulce rocío de aquella primaveral mañana, inspiró hondamente mientras su azulada cabellera se movía al compás de la tenue ventisca.

Abrió sus ojos sonriendo cálidamente.

En un acto reflejo acarició su abultado vientre focalizando sus sentidos en los leves movimientos de su no nato, para luego retomar la novela que ya casi terminaba.

Desde el interior del cuarto un recién despertado Naruto, lo observa mientras se friega sus azules ojos con el dorso de la mano quitándose la pereza que lo acompaña cada mañana. Con su rostro reflejando una media sonrisa se dirigió al baño enumerando en su fuero interno sus actividades diarias: arreglarse, preparar el desayuno, verificar que tuviera lo necesario en su portafolios e ir al trabajo, luego regresar para la hora del almuerzo, llevar a Sasuke a pasear, regresar y dormir una siesta, merendar, mirar una peli, cenar y por último acostarse a dormir…

Su vida se había vuelto sumamente rutinaria, bueno en realidad su vida siempre había sido rutinaria, pero antes tenía más tiempo a solas, tiempo que no tenía ni idea en que gastar que no fuera deportes o trabajo, vale que extrañaba la parte del deporte pero muy poco ya que debía admitir que por esa época se sentía solo, tan solo que le dolía, sentía un vacio, una extraña sensación que atravesaba su corazón como una cruel tormenta que cala profundo en cada uno de tus huesos. Ahora ese pesar se había vuelto inexistente siendo reemplazado por una calidez tan abrumadora que en ocasiones parecía quemarle por dentro, que lo sofocaba y le quitaba el aliento pero que a la vez lo arrullaba como una canción de cuna que lo mantenía flotando en una esponjosa nube mientras su corazón latía vigorosamente a cada instante.

Con aquellos pensamientos rondando su cabeza Naruto se introdujo en la ducha dejando que la tranquilidad de su feliz hogar lo relajara.

Un rato más tarde ya se encontraba fresco y lo suficientemente relajado, por su pelo escurrían gotas de agua fría que eran absorbidas por la blanca toalla que rodeaba su cuello, luego de colocarse la ropa interior y el pantalón se encaminó al balcón para sentarse junto a su azabache.

Sasuke sintió un movimiento a su lado y sabiendo de quien se trataba sonrió a la par que se acomodaba en el hombro de Naruto mientras este lo atraía hacía sí rodeándolo con su brazo que se ubicó cuidadosamente sobre el vientre de su pareja mientras un tenue aroma a jabón inundaba su nariz.

El rubio se dedicó en silencio a observar y memorizar en lo más profundo de su ser las delicadas facciones del azabache, cada pequeño detalle que mostraba su rostro, con suavidad acariciaba la pancita que se mostraba tan abultadita y que crecía día con día. Suspiró de forma inconsciente llamando la atención de Sasuke quien giró su rostro fijando sus ojos en él, preguntando mudamente el proceder de ese curioso suspiro.

El corazón del rubio comenzó a latir con rapidez como queriendo salirse de su pecho, instintivamente lo aferró más a su cuerpo inundándose del delicioso aroma que desprendía Sasuke. Observó casi en cámara lenta como la pálida mano del futuro padre de su hijo se posaba en su mejilla acariciándola con excesivo cuidado, cerró sus ojos para centrarse en la sensación que apaciguaba su corazón y su alma.

No supo cuanto exactamente había pasado, pero cuando abrió sus ojos observó al azabache quien parecía estar entre dormido, sonrió complacido y convencido de querer permanecer en ese estado lo que le quedara de vida.

-Oye Sasu… Sasuke…- lo movió sutilmente para despertarlo, cosa que logró minutos después.

El azabache lo miró adormilado mientras se estiraba tanto como le fuera posible dado el lugar donde se encontraba recostado. Se reubicó un poco en el asiento para quedar justo de frente al rubio esperando que le dijera lo que fuera que estuviera pensando.

 

-Sasuke yo… quería… quería decirte…- sus palabras se vieron interrumpidos por el sonido del celular, suspiró resignado atendiendo aquel odioso aparato, insultando mentalmente al imbécil que le había arruinado el momento.

 

La mueca de hastío y la seriedad en sus palabras le hizo notar a Sasuke que se trataba de algún problema en la empresa y requerían de su presencia inmediata, suspiró abatido sabiendo de antemano que desayunaría solo, aún así se puso de pie y mientras Naruto seguía pegado al celular él se dedicaba a alcanzarle la camisa, las medias y la corbata, la cual anudo con suma maestría alrededor del cuello del rubio finalizando con un cálido beso en la mejilla recibiendo una amorosa sonrisa en respuesta.

Satisfecho con aquel pequeño detalle se reubico nuevamente en el balcón retomando su abandonado libro.

 

Si había algo que Naruto había aprendido a odiar en el transcurso de los últimos meses, era que lo molestaran cuando intentaba pasar tiempo con su azabache, por lo que su voz siempre sonaba enojada, al menos hasta que Sasuke se encargaba se mimarlo con sus atenciones.

Al cabo de unos minutos ya se encontraba en la puerta del departamento con su maletín en manos despidiéndose del azabache prometiéndole que en cuanto terminara volvería para almorzar con él.

En cuanto salió del edificio se encontró con sus cuasi cuñados Itachi y Deidara.

-Buenos días Itachi-san, Dei-san- habló cortés el rubio sonriéndoles cariñosamente.

-Buenas Naru-chan, ¿Ya vas al trabajo?- le preguntó el rubio mayor mientras se hacía a un lado para dejarlo pasar.

-Así es dattebayo, lamento no poder quedarme más tiempo pero Sasuke está despierto, yo vuelvo para la hora del almuerzo, ¿Piensan quedarse hasta la tarde?-

-No lo creo, tengo que ir a ver a Tsunade- respondió escueto Itachi.

Naruto asintió y luego de despedirse se encaminó a paso rápido hacia la empresa.

 

Una vez en el departamento todos se sentaron en el living sin mencionar palabra alguna, algo común entre los Uchiha pero muy raro en el rubio quien más bien parecía estar pensando en algo.

 

El primero en entablar conversación fue, sorpresivamente, Sasuke quien tal vez por esa porquería de las hormonas no pudo soportar por más tiempo el silencio.

-¿Cómo han estado?- preguntó algo seco acomodándose mejor en el sofá.

-Bien, como siempre- respondió Itachi con el mismo toco seco que su hermano había utilizado dando paso nuevamente al silencio.

 

Un fuerte suspiro proveniente de Deidara les hizo a ambos Uchiha voltear en su dirección.

El aludido los miró resignado, volvió a suspirar y fijó su vista en la de Sasuke.

 

-Veníamos a contarte que tenemos pensado casarnos, aun no hemos fijado fecha demo…- suspiró nuevamente aunque esta vez sus mejillas estaban un tono más rosado que lo habitual -… queríamos pedirte que fueras el padrino de bobas si es que aceptas claro- el rubio mayor lucia muy entusiasmado esperando por la respuesta de quien en muy poco se transformaría en su cuñado.

Los ojos de Sasuke mostraron sorpresa pero al instante su mirada cambió por una de aceptación cariño y regocijo mientras miraba a su hermana mayor quien para su sorpresa mostraba un tenue rosado en sus mejillas.

-¡Felicitaciones! Ya era hora que se casaran- contestó con más entusiasmo del normal sorprendiendo a los presentes por esa rara demostración de sentimientos que normalmente es casi inexistente en los Uchihas.

-Gra… gracias Sasu-chan, me alegra que estés tan contento por nosotros- el primero en reaccionar fue Deidara quien en un segundo se vio fuertemente apretado en un abrazo casi asfixiante

-Si estoy muy contento- respondió al borde del llanto –gracias y claro que quiero ser el padrino, me ofendería si no me lo hubiesen pedido- prosiguió luego de retomar su lugar en el sofá.

 

Tanto Deidara como Itachi se miraron incrédulos ante esta nueva faceta del menor de los Uchihas quien los miró a los ojos y luego de ruborizarse al notar su comportamiento suspiró cansinamente.

 

-Lo siento, aparentemente estoy demasiado hormonal- comentó bajito y más rojo que un tomate sin poder mirarlos a la cara.

Para luego largarse a reír de lo bizarro de su comportamiento siendo seguido por la dulce risa de Deidara y una mueca en la cara de Itachi.

 

Era increíble como en tan solo una hora el ambiente de lugar podía cambiar, en este caso para mal. De alguna manera toda la conversación que se había centrado en la boda de su hermano dio un inesperado giro de 180º terminando, para su desgracia, en un tema muy delicado, okay lo de “muy” podía estar de más, al menos para él, pero para su muy mala suerte, remarcando ahora sí con un “muy”, tanto su cuñado como su hermano insistían en hacerle entender que aquello era grave aunque para él no lo fuera, maldita la hora en que se le ocurrió preguntarle a su hermano como demonios se le había declarado a Deidara.

 

Pues era algo que realmente no le preocupaba… bueno, quizás sí, pero no quería hacerse la cabeza con problemas que tal vez ni siquiera lo eran. Si bien deseaba escuchar al rubio decirle que lo amaba no iba a forzarlo a decírselo, al menos no por el momento, o sea ¿quién en su sano juicio no desearía que la persona con la que decidiste formar una familia te dijera que te ama?

Se masajeó la frente comenzando a sentir una leve molestia, francamente este tema de conversación ya lo estaba fastidiando, por un lado entendía la frustración de Deidara pero bueno el caso era que el problema ciertamente no le incumbía y el rubio parecía no querer entenderlo.

-Y… ¿No piensas hacer nada?- preguntó preocupado Deidara recibiendo una negativa por parte de Sasuke.

El mayor de los Uchihas se había mantenido al margen durante la última parte de la charla cosa que sorprendió al azabache menor y molestó al rubio que bufó hastiado.

-¿Qué no piensas ayudarme Itachi?- le gritó frustrado apuntando con un dedo acusador a su cuñado.

-Ya déjalo Dei-chan, si mi otuoto-baka se siente bien así entonces no hay más que hacer- respondió calmado poniéndose de pié –será mejor que nos vayamos Tsunade nos espera- finalizó dirigiéndose hacia Sasuke para despedirse con un beso en su mejilla y unas caricias en el vientre del menor.

Deidara lo imitó aunque de mala gana, él quería hacer entrar en razón a Sasuke pero como buen Uchiha su testarudez era algo difícil de sobrellevar.

Suspiró resignado acomodando su rubio mechón tras su oreja para sonreír siguiéndole los pasos a Itachi.

Una vez fuera del edificio se tomaron de las manos y comenzaron a caminar en completo silencio cada uno perdido en sus propios pensamientos.

 

-(pobre Sasu-chan ¿me pregunto por qué Naru-chan no le ha dicho que lo ama aún?)- giró su rostro para enfocarlo en Itachi –(esa mirada… de seguro algo está tramando… solo espero que no se pase)-

-(si… eso haré… ese atolondrado kitsune… juju)- su rojiza mirada se iluminó ante su maquiavélica travesura –(mi otouto va a tener su declaración… cueste lo que cueste)- su rostro se contrajo aún más que antes pero… se volteó lentamente al sentir una escudriñante mirada sobre sí.

 

Deidara lo observaba sabiendo que algo tenía planeado, se sentía como niño pequeño al que habían descubierto in fraganti. Malditos rubios que los leían con tal facilidad que lo asustaba. Carraspeó incómodo ante aquellos inquisidores ojos, que lo hacían sentir vulnerable.

 

Una vez en el nosocomio, Itachi le contó el plan que había ideado a su novio, quien primero lo trató de loco negándose rotundamente a ayudarlo, pasados unos minutos se hallaba llamando a la empresa Konoha.

 

-(¿Por qué tengo yo que ser parte de esta estupidez?)- bufó molesto mientras el teléfono sonaba.

-Sector de administración de Konoha, buenos días ¿en qué puedo ayudarlo?- contestó una conocida voz.

-Hola Sai-kun, habla Deidara, necesitaría saber si tienes tiempo para que hablemos en privado- el rubio sabía que si querían llevar a cabo el plan debían poner al tanto de todo al grupo puesto que si no, ellos podrían intervenir y arruinarlo.

 

Dos horas más tarde ya habían puesto en alerta a todos los miembros de la compañía quienes decidieron ayudar, algunos sin problema y hasta entusiasmados, otros bajo amenaza, fuera como fuera nuevamente se hallaban envueltos en un lio del cual esperaban salir vivos… preferentemente.

 

El resto de la semana pasó en relativa calma para los jóvenes que ni idea tenían del lío que se les venía encima, demasiado inmersos en su propia burbuja rosada y feliz como para pensar en alguna otra cosa que no incluyera a ellos, su futuro bodoque con patas como solía llamarle cariñosamente Naruto cada que acariciaba la prominente pero adorable “pancita” de Sasuke y por supuesto en la más que esperada boda de su hermano y cuñado.

 

Esa mañana como de costumbre luego de desayunar y mimar un poco a Sasuke, Naruto se dirigió a la empresa a paso veloz para comenzar su arduo día de trabajo. El azabache por su parte luego de limpiar el desorden del desayuno se ubicó en su sofá favorito a leer su novela de turno “Entrevista con un vampiro” de Anne Rice mientras escuchaba de fondo la placa de Sonata Arctica “Ecliptica”.

Los minutos se convirtieron en horas y para las 11 de la mañana el sonido del timbre lo desconcentró de su lectura, con cuidado y lentitud se dirigió a la puerta y miró a través de la mirilla, distinguió de inmediato las extrañas marcas rojas de las mejillas del visitante, los prominentes colmillos y el alborotado cabello castaño por lo que abrió la puerta dándole paso al hiperactivo Kiba.

 

-¡¡Sasuke!! ¿Qué tal? ¿Cómo te va en tu embarazadísimo estado?- habló, más bien gritó el apodado “cariñosamente” por Sasuke, pulgoso.

-Relajado hasta que llegaste- contestó seco fulminándolo con la mirada -¿A qué debo el “honor” de tu visita?- prosiguió mientras se sentaba en el sofá ya que su espalda le dolía horrores.

-Tan amable como siempre Uchiha- el sarcasmo en sus palabras hicieron que Sasuke sonriera arrogante -¡Bah! Vengo porque Naruto me pidió que te llevara a una junta en las afueras para que no te quedes solo tanto tiempo- su vos sonaba lago extraña, como nerviosa o al menos así le pareció a Sasuke.

-Demo… ¿Por qué no me llamó para avisarme?- le preguntó tratando de indagar un poco más en al asunto.

-Lo que pasa es que ahora está en otra reunión y no puede salirse por lo que le encargó a Sai que me avisara para que te llevase, además me dijo que luego irían a cenar al restaurante de siempre y que si te parecía que te fueras vestido- finalizó tragándose como pudo su nerviosismo rogándole al santo de todos los perros que cayera en la farsa.

 

-… etto… ok… ya vuelvo…- contestó dirigiéndose al cuarto a cambiarse después de todo Naruto le había dicho que en el transcurso de la semana lo llevaría a algún lado por lo que dejando las dudas de lado comenzó a buscar algo lindo y… que no lo hiciera ver como un matambre envuelto.

45 minutos más tarde logró encontrar un traje de su gusto, se miró al espejo de arriba abajo, quería verse lo más presentable posible para su rubio amor, suspiró derrotado al no sentirse cómodo con su imagen.

-(bueno es lo mejor que puedo lucir dadas las circunstancias)- suspiró observando su vientre y lo acarició con cariño –(por ti bebé vale la pena todo esto)- fueron sus pensamientos mientras se encaminaba al comedor donde un histérico Kiba lo esperaba.

-¿Listo?... genial, vámonos- le habló el castaño mientras lo jalaba fuera del departamento.

 

Apenas hubo puesto un pie en la calle sus ojos se cerraron por acto reflejo al sentir como el sol le daba directo a la cara, si prisa alguna sacó sus lentes de sol y con toda la parsimonia del mundo se los colocó arreglando de paso los mechones de pelo que caían en su rostro.

 

-¡¡Por el amor al dios perruno!! ¿Puedes apurarte?- le gritó Kiba exasperado por la paciencia del azabache recibiendo en respuesta una fulminante mirada.

-No me apures pulgoso- gruñó Sasuke encaminándose al coche donde Shino les esperaba observándolos fijamente sin ninguna expresión aparente en su rostro cubierto por unos oscuros lentes y una campera cuyo cuello levantado le cubría hasta los labios.

-(Kusó… ¿qué no tiene calor?)- pensó Sasuke antes de adentrarse en el vehículo, acomodarse en él y cerrar la puerta sintiéndose algo claustrofóbico al notar que los vidrios eran polarizados y sumado a los lentes de sol se sentía como un topo.

-(un topo… un gordo y ciego topo)- frunció el ceño para luego reír con sus propias ocurrencias mientras se quitaba los anteojos y los guardaba.

 

Segundos después tanto Kiba como Shino subieron al coche, al parecer hoy conduciría el amante de insectos, lo cual significaba que ayer el mando lo había tenido el castaño, era extraño pero desde que los conocía siempre había sido así, ambos se turnaban para conducir,

De repente recordó algo…

 

-¿Dónde está la bola de pelos?- preguntó curioso siendo que siempre lo traían consigo y generalmente era su compañero de asiento.

-Si te refieres a Akamaru se encuentra con tu cuñado en el lugar al que vamos- fue la contestación que obtuvo por parte del castaño que lo miraba por el espejo retrovisor.

-¿Deidara también está allá?- preguntó intentando sonar desinteresado pero feliz de poder ver a su nii-chan sin saber nada de lo que le deparaba en ese lugar.

 

Entre tanto en la empresa del kitsune un atareado Naruto se encuentra terminando los últimos ajustes necesarios para poder irse a casa en busca de su azabache, era extraño lo mucho que lo necesitaba, que lo extrañaba siendo que pasaban casi todo el día juntos.

-(es porque lo amas)- una vocecita en su cabeza comenzó a repetir esa frase pero fue callada al instante por otra –“eres un ser incapaz de querer a alguien”- comenzó a resonar esa odiosa voz en su cabeza.

Intentó como pudo borrar de su mente aquellas palabras aunque sus ojos se notaban apagados como si algo en ellos hubiera muerto, hacia tanto que no recordaba eso que de alguna manera el tenerlo nuevamente en su cabeza dando vueltas lo atormentaba, eso era lo único que le había impedido decirle a Sasuke que lo amaba, era tonto y a la vez complejo, sabía que aquel ser no debería de seguir influenciando su vida pero no podía evitarlo, más bien no sabía cómo evitarlo.

Suspiró fuertemente mientras tomaba uno de los últimos papeles que le quedaban para terminar.

 

-(Basta Naruto… ¡Concentración dattebayo!)- se repetía una y otra vez sin mucho éxito.

-¡¡¡Naruto!!!- la puerta de su oficina se abrió de golpe dando paso a un preocupado y alterado Sai.

-¿Qué sucede?- preguntó preocupado y algo asustado al ser sacado de sus pensamientos tan abruptamente y de una forma poco convencional por su secretario.

-¡Es Sasuke, lo secuestraron!- respondió angustiado mirándolo fijamente.

-¿Quéeeee?- su ronco grito se escuchó en todo el edificio, tanto Shikamaru como Neji entraron disparados a la oficina al escuchar la potente voz de su rubio presidente.

 

Ambos jóvenes se quedaron sorprendidos al ver como Naruto tenía a Sai del cuello estampándolo contra la pared mientras lo zamarreaba con fuerza preguntándole una y otra vez que le había pasado a Sasuke sin darle lugar a responder. Sus ojos se habían tornado naranjas, claro indicio que algo muy grave le había sucedido al azabache.

 

Como pudieron separaron al rubio del maltrecho Sai quien algo mareado se dejó caer sentado en el suelo.

 

-cof cof… ¡Kusó!- maldecía por lo bajo mientras se intentaba poner en pié.

-¡Maldita sea Sai, responde de una puta vez! ¿Dónde está Sasuke?- seguía gritando mientras se zafaba del agarre de los otros dos tirándolos al piso.

 

15 minutos más tarde Naruto estaba encaminado al lugar que Sai le había indicado, como alma que lleva el diablo había bajado al estacionamiento, tomando uno de los vehículos de la empresa dejando a su paso solo una estela de humo, tras él Neji y Shikamaru iban arrastrando a un maltrecho Sai.

 

- ¡Kuzó! Sabía que esto sería demasiado problemático- refunfuñaba Shikamaru mientras se subían a otro vehículo para seguirlo.

-Solo espero que no nos mate… por lo pronto quiero esconderme en algún sucucho… pobrecito mi mapachito bonito será un viudo muy joven- lloriqueaba Sai mientras los demás se limitaban a ponerse serios…

Y no era para menos, si bien las palabras del azabache eran muy dramáticas, no podían dejar de preocuparse ya que Naruto no se caracterizaba por pensar las cosas cuando se enfurecía, era más de los que atacan primero y preguntan después.

 

Mientras la comitiva se dirigía en busca de un supuesto secuestrado Sasuke, en las afueras de la ciudad en una enorme casa perteneciente a Tsunade se hallaban reunidos todos los instigadores del atroz plan.

 

-Bien todo marcha según lo estipulado solo falta la llegada de Sasuke- mencionó seriamente Itachi aunque en sus ojos se denotaba un deje de ansiedad y travesura.

Deidara suspiró por vigésima vez, sintiéndose bastante intranquilo e inconforme con aquella locura aun así, como siempre, seguía inamovible al lado de su amor.

-(hasta el infinito y más allá)- suspiró y rio ante su pensamiento observando el tenue reflejo que se mostraba en el vidrio del gran ventanal que había delante suyo –me vas a deber una muy grande Itachi- le dijo mientras alisaba las inexistentes arrugas en el estrafalario traje que le forzaron a usar.

-lo sé amor… lo sé- le respondió el pelinegro mientras lo abrazaba y le entregada una máscara para completar el atuendo.

 

Se despertó de a poco y con sorpresa observó el lugar donde se encontraba, estaba desorientado, lo último que recordaba era estar camino a juntarse con Deidara, luego todo se tornó negro, ¿Cómo había llegado a esa situación? Se encontraba atado de pies y manos en una, por extraño que sonara, cómoda silla en un lugar que no conocía, sus labios estaban cubiertos con cinta, el pánico comenzó a cubrirlo y el aire parecía escasear, ¿Qué había sucedido? ¿Dónde estaba el pulgoso? Y lo más importante ¿Cómo saldría de ese lugar? Porque no quería ni pensar en que algo malo pudiera sucederle a su bebé, no, eso era algo que no soportaría, así que se obligó a tranquilizarse, fuese lo que fuese debía mantenerse calmado y esperar, porque sabía que su rubio vendría por él.

No mucho tiempo después una persona ingresó por la puerta, llevaba una rara túnica negra con nubes rojas, no podía ver su rostro porque estaba cubierto por una capucha y una extraña mascara que se le hizo por demás horrible y de muy mal gusto. Sin sacarle los ojos de encima observó el andar pausado y aristocrático junto a ese peculiar y leve pero sensual meneo de caderas que reconoció en el acto por lo que esperó hasta que aquella persona se situara justo delante suyo.

 

-siento mucho la incómoda situación en la que se encuentra señor Uchiha- habló forzando a su vos para hacerla más ronca sin mucho éxito.

Sasuke aún más cabreado que al inicio lo fulminó con la mirada tratando de entender qué demonios estaba tramando su cuñado y seguramente por ende su hermano.

-Bu…bueno solo permanecerá acá hasta que su pareja decida qué hacer con usted, si lo aprecia lo suficiente cumplirá con lo pedido sino… bueno eso ya lo veremos- sus palabras no sonaron tan aterradoras como el locutor lo hubiese querido a causa de haber sentido esa fría y furiosa mirada sobre sí.

 

Al ver las rejas de la entrada del lugar aceleró con el vehículo a todo lo que dio derribándolas como si fueran naipes, un fuerte choque hizo vibrar todo el lugar, una nube de humo y escombros cubrió el vehículo y a su conductor ante la atenta mirada de Itachi quien bajo el extraño atuendo esperaba en la puerta de entrada a la casa varios metros adelante del accidente.

 

-¡Devuélvanme a Sasuke!- rugió al salir del área de la explosión, sus rojos ojos por la furia y los colmillos que asomaban en su rostro hacían ver su desesperación y se fijaron en la persona frente a él.

-¿Qué te hace pensar que te lo devolveré?- la ronca voz proveniente de la persona encapuchada resonó por todo el lugar.

-Grrrr- gruñía fieramente apretando sus puños de los cuales escurría sangre al enterrar sus garras en las palmas de su mano.

 

Sasuke observaba con impotencia lo que ocurría frente a sus ojos, él no deseaba eso, sabía que su hermano lo hacía por verlo feliz pero ¡Demonios! Él no lo necesitaba, sabía, mejor dicho estaba seguro que Naruto lo amaba aunque no se lo dijera, pero como siempre su debilidad le impedía zafarse de las cuerdas que ataban sus manos, tampoco podía hablar a causa de la cinta que tapaba su boca.

 

-(lo mataré, en cuanto esto termine lo mataré)- su bronca era tal que ni cuenta se daba del maltrato que recibían sus muñecas ante sus abruptos movimientos.

-Vamos rubito, ya te divertiste lo suficiente con tu cenicienta, ahora es mi turno y después de quien sabe- su pose altanera y el tono burlón de su voz solo logró enfadar aún más a Naruto.

-¡Cierra la boca dattebayo! ¿Cómo te atreves a hablar de mi Sasuke como si fuera un objeto?- le escupió las palabras a la par que su cuerpo se transformaba ante la visión de su azabache siendo tocado por alguien más.

-jajaja… no me hagas reír rubio, si todo el mundo es consciente que eres un ser incapaz de tener sentimientos, la única razón por la que no lo abandonas es por el bastardo que lleva en sus entrañas.

 

Las palabras del secuestrador calaron hondo en su ser, un fuerte dolor oprimió su pecho, cerró sus ojos con fuerza mientras su cuerpo temblaba, era cierto que nunca se permitió a sí mismo querer a alguien ni mucho menos amarlo, tal vez algo de razón había en lo dicho por el encapuchado ¿Cómo podía estar seguro de amar a Sasuke cuando nunca amó a nadie? ¿Acaso solo estaba con él por la criatura?... el brillo de sus ojos se apagó y su furia se transformó en tristeza, la confusión de su mente ahogó los gritos de su corazón y sin poder soportar el peso de su dolor Naruto cayó de rodillas al suelo, cubrió su rostro con ambas manos, su cabeza era un completo caos, las imágenes de los momentos que compartió con Sasuke se mezclaban con las de sus otras parejas haciéndolas ver a todos como iguales, su misma sonrisa, la misma caballerosidad y condescendencia con todas, los mismos detalles… al parecer el mismo sentimiento…

 

“Eres un ser incapaz de querer a alguien”

 

Esas palabras resonaban en su cabeza yendo y viniendo como el estruendoso sonido de una campana.

Sin poder evitarlo y por 1º vez desde la muerte de sus padres unas traicioneras lágrimas escaparon de sus anaranjados ojos mientras sacudía su cabeza de un lado a otro perdiendo la cordura a cada momento.

De repente la figura de Orochimaru se materializó en su mente, con su mirada oscura y siniestra puesta sobre él

 

“jajaja pequeño kitsune tú naciste para estar solo, todas las personas que ames estarán condenadas a morir”

 

Esa frase… esas malditas palabras resurgieron de lo profundo de sus recuerdos, toda su vida giró en torno a ese maniático desgraciado que lo había transformado en el monstruo que era, nuevamente las carcajadas del rastrero retumbaron en su cabeza quebrantando por completo sus barreras y al igual que la vez anterior su cuerpo comenzó a cambiar dando lugar a la bestia de nueve colas solo que esta vez una oscura y gélida aura lo rodeaba, su rostro ya no mostraba expresión alguna como si fuera un mero recipiente vacio.

Sasuke tembló ante la visión de su Naruto, pero esta vez sintió miedo. A su lado Deidara aún bajo la capa negra con nubes rojas se acercó y le quitó las ataduras de las manos. En cuanto se vio libre, el azabache arrancó la cinta de su boca sin recato alguno ahogando un grito de dolor. Miró con bronca al rubio mayor y corrió desesperado hacia donde estaba su kitsune.

Se detuvo justo delante de él no sabiendo si debía o no acercarse.

 

-Na… Naruto…- lo llamó fijando sus oscuras orbes en él.

 

El aludido bajó su inexpresivo rostro observando con detenimiento al dueño de esa temblorosa pero cariñosa voz.

Aquella mirada vacía le produjo un fuerte dolor en el pecho, algo titubeante levó su mano intentando acercarla al rostro de Naruto pero su acción se vio impedida por una fuerte mano que apresó la suya con rudeza clavándole las garras en su suave y pálida piel que comenzó a sangrar al instante.

Cerró sus ojos con fuerza emitiendo un gemido de dolor.

-¿Por qué… por qué deseas estar conmigo? ¿No ves acaso lo que soy?- preguntó con vos ronca pero sin un ápice de sentimientos en ella manteniendo el enérgico agarre de la mano del azabache.

 

Sasuke sentía un fuerte dolor en todo su brazo el cual al estar estirado parecía querer desprenderse de su hombro. Tenía miedo, no iba a negarlo, como tampoco tenía pensado pasar por alto las preguntas que el rubio le había hecho, inspiró profundo y frunció su ceño más que molesto por todo lo acontecido, no pudo evitar llorar, pero en su estado era más que sabido sus cambios hormonales.

Pronto sus lágrimas se transformaron en decepción y furia… ¿Qué ya no habían aclarado ese tema o la transformación lo volvía más dobe que de costumbre?

 

-¡Dobe estúpido! ¿Acaso las orejas y colas impiden de alguna manera que te llegue oxígeno a eso que llamas cerebro?- le habló colérico intentando vanamente soltarse de la fuerte mano que lo apresaba cruelmente.

 

Los anaranjados ojos de Naruto se abrieron sorprendidos ante la fortaleza que mostraba Sasuke a pesar del miedo que lo embargaba, bajó su rostro al abultado vientre del azabache, podía sentir la energía proveniente de aquel diminuto ser que allí se gestaba.

 

-Mi hijo… mío… nuestro- susurró el rubio redirigiendo su mirada a los de su pareja notando como el miedo se reemplazaba por… cariño, podía sentir en su piel los latidos de su corazón y sus fosas nasales se llenaron de aquel delicioso aroma que tanto adoraba.

 

De forma inesperada un montón de imágenes comenzaron a aparecer en su cabeza todos y cada uno de ellos protagonizado por Sasuke… El momento en que lo encontró en el parque, las dulces miradas que se daban en todo momento, el despertar siendo celosamente apretado por aquellos brazos aquella sedosa cabellera apoyada sobre su pecho, las discusiones, las reconciliaciones…

 

Te amo Naruto”… las incontables veces que el azabache le había dicho esas simples tres palabras y las veces que él no pudo contestarlas en vos alta pero que siempre sonaban en su cabeza ¿cómo había olvidado todo eso?...

 

-(Te amo Sasuke… te amo)…- el agarre de su mano era cada vez más leve hasta que se vio libre de toda opresión.

 

Ambos se miraban fijamente uno a otro como perdidos en una nebulosa que solo a ellos les pertenecía. Poco a poco Sasuke fue acercándose nuevamente a Naruto pasando sus brazos alrededor del acanelado cuello de su rubio sin importarle el dolor que aquello le causaba en el brazo lastimado, recibiendo en respuesta un aprehensivo y cálido abrazo.

 

-Yo también Sasuke- respondió en un susurro casi inaudible aferrándose con desesperación al azabache –yo también… te amo- le dijo apartándose de él para poder mirarlo directo a los ojos.

 

Sasuke lloró feliz de escuchar esas tres simples pero tan penetrantes palabras. Atrás de ellos se escucharon varios aplausos y sollozos.

Naruto confundido y asombrado divisó a varios de sus amigos rodeándolos entre risas y felicitaciones, los dos encapuchados dejaron ver sus identidades, nuevamente su rostro se desfiguró en rabia, ¿Cómo habían osado a engañarlo de esa manera? ¿Cómo pudieron hacerlo pasar por eso?

 

-Espero por su propio bien que tengan un buen justificativo para haberle hecho esto a Sasuke- rugió colérico haciendo temblar de miedo a todos los presentes menos a su azabache que lo miraba lascivamente de arriba abajo cosa que no pasó desapercibida por Naruto.

 

-¿Saben qué?... olvídenlo dattebayo- acto seguido tomo a Sasuke en sus brazos y salió disparado del recinto rumbo al departamento con el solo fin de demostrarle a su azabache que tan enojado estaba… entre otras cosas, de más está decir que su embarazadísima pareja no pretendía presentar objeción alguna por ello aunque primero debieron hacer una rápida parada en el hospital para curar la herida del brazo de Sasuke.

 

Los demás vieron con algo de asombro la estela de humo que dejó el rubio antes de desaparecer sintiéndose aliviados momentáneamente ya que era bien sabido que Naruto jamás dejaba clavo sin atar, así que sin más y en muda aceptación comenzaron a desalojar el lugar.

 

Esa noche era espectacular, el cielo estaba completamente despejado, las estrellas se lucían en todo su esplendor titilando sutilmente al compás de la suave melodía proveniente del estéreo del coche que Naruto había dejado prendido. Suspiró dejándose envolver por el momento, acariciaba suavemente las manos que tan amorosamente lo mantenían aferrado, al sentir la venda en el brazo del azabache no pudo evitar sentir remordimiento por haberle lastimado aunque Sasuke le hubiese dicho que todo estaba bien, para él la cosa era más compleja, se juró nunca más volver a hacerle daño. El aludido se restregó cual gato acomodándose mejor en al pecho de Naruto, cerró sus ojos inundándose de aquel masculino aroma que tanto le gustaba, sintiendo como, ahora, era él quien recibía caricias a lo largo de sus brazos, caricias sutiles que le producían una sensación agradable y algo cosquillosa, sonrió ampliamente al sentirse seguro y amado.

 

-¿No crees que la luna se ve hermosa esta noche Sasu?- le preguntó suavemente al oído provocándole un escalofrío.

 

No obtuvo más contestación por parte del azabache que un leve gruñido en señal de estar demasiado cómodo hasta para hablar, Naruto rió divertido ante tal acto, para luego igualmente cerrar sus ojos aferrando un poco más su abrazo, y así quedaron los dos por quien sabe cuánto tiempo sumidos en un extraño sopor hasta que Sasuke sintió como algo, o más bien alguien lo pateaba por dentro, sobresaltado se sentó asustando a Naruto quien también dio un sobresalto.

-Sasu… ¿qué sucede?- preguntó preocupado.

Sasuke le sonrió dulcemente mientras tomó su mano y la llevó hasta su vientre en donde el rubio pudo sentir como su bebé daba pataditas por primera vez, su corazón latía con fuerza ante tal acontecimiento, se sentía feliz realmente feliz ambos se miraron y se sonrieron embobados por el momento, luego sintieron otra patadita y se largaron a reír.

 

-Parece que será bastante inquieto dattebayo… ¿No te parece amor?- le preguntó acariciando la pancita depositando un beso en ella haciendo sonrojar a Sasuke quien volteó su rostro abochornado.

-solo espero que no sea un dobe…- suspiró divertido haciéndose a la idea que tendría un hijo muy hiperactivo.

-¡Hey! No soy un dobe teme, además yo espero que no salga arrogante dattebayo- contraatacó el rubio sacándole la lengua infantilmente.

 

Ambos se dedicaron una mirada cargada de falso enojo para luego reubicarse en la posición inicial en la que estaban.

El mutismo del momento fue esta vez quebrantado por Sasuke quien se giró para quedar cara a cara con el rubio.

 

-Naruto, ¿sabes algo? Creo que a cada minuto que pasa me enamoro más y más de vos- le comentó abochornado y con las mejillas enrojecidas.

-A mí me pasa lo mismo, a cada momento siento que mi amor por vos aumenta y que no va a detenerse nunca dattebayo- le respondió acariciando su mejilla.

Sasuke suspiró enamorado recostándose nuevamente sobre el pecho de Naruto cerrando sus ojos sonriendo, segundos después los abrió nuevamente fijándolos en la luna que brillaba sobre ellos.

 

-Tienes razón, la luna se ve hermosa esta noche dobe- susurró entrelazando sus manos con las de Naruto –Oye Naruto… ¿Qué te parece… etto… la idea de… de… casarnos?- preguntó entre nervioso y más rojo que de costumbre.

 

Naruto abrió sus ojos sorprendido de la declaración que había recibido de su azabache, pestaño un par de veces aún en silencio viendo como la abochornada expresión de Sasuke comenzaba a mutar entre la duda y la tristeza.

-Yo… yo…¡¡¡claro que quiero casarme contigo teme!!!- le respondió feliz para robarle un hambriento beso que fue correspondido con la misma intensidad.

Al separarse ambos se miraban fijos dejando ver todos sus sentimientos sin ninguna tapadera.

-Sasuke, tú me haces tan feliz que haría cualquier cosa que me pidas, sin importar que, yo te lo daré aunque me cueste la vida dattebayo- le dijo besándolo dulcemente en los labios.

-Naruto, yo no necesito nada… aunque… sí tengo un deseo…- le respondió el azabache mirándolo con mucho amor.

-¿Qué es? Dímelo lo cumpliré dattebayo- susurró alegre y expectante.

-Mi deseo es simple pero de larga duración… yo… solo… solo DESEO ESTAR A TU LADO- le dijo feliz mientras se aferraba al moreno pecho de su rubio amor.

-¡jeje! Yo… también DESEO ESTAR A TU LADO por siempre porque te amo- le respondió acariciando la suave cabellera de su esposo –y a ti también te amo chibi- habló acariciando el abultado vientre a lo que Sasuke sonrió alegre.

¿Qué más podían pedir?, a pesar de todo lo malo que pasaron en sus vidas, todos los problemas, la soledad y el dolor… ahora solo les esperaba un futuro lleno de amor y felicidad con sus posibles altibajos pero siempre juntos, en familia porque como dicen por ahí “En los lugares más oscuros siempre encontrarás un rayito de luz… solo tienes que buscar y seguir buscando”

 

Owari…

 

Notas finales:

Bueno nuevamente les agradezco a todos aquellos que hayan leido mi fic, tal vez nos leamos en algúna otra historia, cuidense y recuenden que no importa que suceda siempre hay que seguir adelante cueste lo que cueste y tome el tiempo que tome... siempre adelante...


Muchos abrazos y como siempre digo, nos estamos leyendo


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