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REFLEJO por Angel del Diablo

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Notas del capitulo:

Bueno... primero de todo: perdon por retrasarme. Ahora, otra cosa importante: este capi es para todos vosotros (obvio) pero en especial para Rangiku porque hoy es su cumpleaños: FELIZ CUMPLEAÑOS!!! (creo que es como querias) No es un gran regalo, pero hice lo que pude^^

Y creo que el capi gustara a todos^^ me moria por escribir esta parte... pero no es la que esperan. Enjoy!!!

La chica lo miró, enojada, y dijo:

-¿Ya despertaste, Naruto? –al rubio le dieron ganas de golpearla, pero sabía que ahora estaba en sus manos. Por eso solo preguntó:

-¿Dónde estoy? –Sakura sonrió y, tomando el pequeño espejo de mano, giró sobre sí misma para que viera el lugar: un salón pequeño, con unos cuantos muebles, y algunos aparatos que el rubio no supo identificar. Sobre una mesa había un libro viejo y alrededor pequeños botecitos de cristal con distintos líquidos. Era lo único que al rubio preocupó.

-Estas en mi casa.

-¿Cómo lo hiciste? Creía que moriría al romperse el espejo…

-Eso no es del todo cierto. Aunque se rompa el espejo, la maldición sigue ahí, por eso te arrastra hacia otro espejo, en donde te vuelve a encerrar. Y ahora que estas encerrado en mi espejo, no volverás a ver a Sasuke.

-¿Crees que se quedará de brazos cruzados? Seguro que ahora mismo me esta buscando…

-Yo de ti no confiaría tanto en él. Siempre es así: al principio te quieren mucho, pero luego encuentran a otro mejor y se acabó. Lo mismo pasará contigo. –el rubio negó con la cabeza y desapareció de su vista. Porque él confiaba en Sasuke. Confiaba en que iría a buscarlo.

 

-Tómatelo, te hará bien –Itachi puso frente a su hermano, sentado con los brazos cruzados sobre el pecho, en la silla de la cocina de su casa, una taza de té. El menor solo refunfuñó.

-Lo siento… pero es mejor que primero lo pienses.

-… si, claro –recordó lo que había pasado con anterioridad... y volvió a enojarse:

 

----------FLASH BACK----------

 

Sasuke continuaba su camino hacia la casa de Sakura. Ahora sabía lo que iba a hacer: llegaría y, tras dejarla inmovilizada, la torturaría para que le dijera qué había sido de Naruto. En el caso de que ya estuviera muerto, la mataría. Sabía que luego iría a la cárcel, pero le daba igual. Después de todo, nada importaba sin su rubio.

 

Aceleró el paso cuando se acercó a la esquina de la calle de la casa de la chica, pero un coche, negro y elegante, se interpuso, impidiéndole el paso. En seguida reconoció el auto y a su dueño. Itachi se bajó y se acercó a su hermano.

-¿Qué quieres? –preguntó el menor, intentando pasar de largo.

-¿A dónde vas?

-A ver a Sakura.

-¿Sólo a verla? –una fría y macabra sonrisa contestó a su pregunta.

-No puedes ir.

-No vas a poder impedírmelo.

-¿De qué va a servir? –no contestó. Sólo pasó junto a él para seguir su camino. Pero su hermano lo detuvo agarrándolo del brazo.

-¿Crees que así vas a ayudar a Naruto? –la mención del nombre del menor lo hizo detenerse.

-¡Ya no hay nada que hacer!

-No es cierto…

-¡Nunca dije que seguía vivo!

-¡Pero tampoco sabes si esta muerto! Debes asegurarte antes de cometer alguna locura. –Sasuke, soltándose del agarre de su hermano mayor, entró en el coche. Aunque nunca lo admitiría, tenía razón. Pronto llegaron de nuevo a la casa. Ambos entraron, para pensar qué hacer.

 

----------FIN FLASH BACK----------

 

Sasuke tomó un sorbo de su té para intentar calmar sus nervios.

-¿Y ahora qué? –el mayor se sentó frente a él y lo miró.

-Hay que encontrar la manera de que Sakura diga dónde está Naruto.

-¿Cómo? Ni siquiera sé si esta bien…

-Mientras hay vida hay esperanza. –tras terminarse el té, el menor preguntó:

-¿alguna idea?

 

Habían pasado dos días desde aquello, y Sakura había recibido un mensaje en el que Sasuke le había pedido poder ir a su casa la noche siguiente. Antes de irse a dormir, la chica se lo comentó al rubio, sacando las cosas de contexto:

-sabes… mañana tengo una cita con Sasuke. Vendrá por la noche… estoy tan contenta… si vieras, casi me lo dijo, estoy segura que mañana se me declarará… –tras decir eso y después de cepillarse el cabello, se acostó. Naruto en ningún momento había aparecido en el espejo mientras la chica hablaba, pero había escuchado todo lo que había dicho.

Cuando todo quedó en penumbra, apareció en el espejo. Suspiró pesadamente y deseó estar en el cuarto de Sasuke, con el moreno cerca. Miró por la ventana y vio las estrellas, ya que las nubes eran arrastradas por el frío viento… el rubio se perdió entre aquella oscuridad deseando poder ver al moreno aunque fuera una sola vez mas…

 

Algo muy parecido pensaba Sasuke, sentado en el balcón de su cuarto, viendo las mismas estrellas que su rubio.

-Naruto… te extraño… –si, aunque nunca lo admitiría, echaba de menos al rubio. El viento sopló más fuerte y el moreno tembló, pero no se alejó de allí. Se sentía bien con aquel frío… porque así sentía su corazón, frío como el hielo sin su rubio.

Aquella noche ninguno de los dos durmió, solo se perdieron entre las estrellas, porque sentían como si el otro estuviera también mirándolas, buscando entre todas aquellas luces la luz de los ojos del contrario. 

 

Aunque ninguno de los dos quería, llegó la noche siguiente. Sakura se cepillaba el pelo delante del espejo, mientras sonreía como idiota.

Por su parte, Sasuke remoloneaba en su cuarto, porque no quería ir. Su hermano tocó la puerta cuando el tiempo se acababa:

-Sasuke… llegarás tarde…

-no quiero ir –el mayor entró y casi lo arrastró hasta la puerta.

-¿quieres llevarte mi coche? Así llegarás antes

-no quiero llegar…

-recuerda por quién lo haces. –molesto, el menor abandonó la casa y caminó hacia la de Sakura.

 

Sakura caminaba de un lado para otro con su minifalda roja y su top blanco, esperando impaciente. A Naruto lo había dejado en su bolso, a un lado del sofá, para que pudiera ver todo lo que Sasuke y ella harían (N/A: si, claro… vais a hacer muuuucho…). El rubio suspiró, aburrido de la misma cantinela, y decidió desaparecer del espejo, para que la chica no viera que había empezado a dudar de que Sasuke fuera allí a buscarlo, y no a estar con ella. Por suerte, unos golpes en la puerta lo sacaron de aquellos deprimentes pensamientos. Sakura corrió a abrir y allí en el umbral estaba Sasuke, con una cara que era un poema. La joven se echó en brazos del mayor, pero este permaneció estático.

Naruto lo miró desde su sitio mientras entraban y se sentaban: vestía, como era habitual en él, de negro: con unas botas de cordones y unos pantalones que lo quedaban muy bien. Traía puesta una camisa que al rubio le encantaba, de botones, dejando ver un poco de su pecho y el colgante del rubio (aunque la piedra no se veía). Naruto suspiró, triste de tenerlo tan cerca pero a la vez tan lejos.

-Que bueno que hayas venido, Sasuke –dijo la chica mientras intentaba cogerle las manos. Pero el moreno las apartó diciendo:

-No, no me toques. Me duelen mucho –Sakura se disculpó y le sonrió. El rubio miró las manos de Sasuke: tenía vendadas las palmas, dejando libres los dedos. Se preguntó que le habría pasado.

-¿Quieres que te sirva algo, Sasuke-kun?

-No… en realidad no quiero nada –“quiero a mi kitsune” pensó con amargura, mirando disimuladamente todos los objetos que reflejaban su imagen, intentando encontrar los ojos que lo tenían hipnotizado. Pero nada. Sakura empezó entonces a hablar. Hablaba y hablaba sobre cosas que le gustaban, cosas que odiaba y muchas otras informaciones que no le importaban a ninguno de los dos chicos, que pronto dejaron de escucharla. Naruto deseó poder hablar con el moreno, pero sabía que si lo hacía, Sakura podía intentar algo. Así que sólo se le ocurrió una cosa: juntó sus manos y, cerrándo los ojos en una plegaria, lo llamó en silencio.

Sasuke miró hacia el lado, deseando hacer algo para que se callara.

“Sasuke”.

El mayor miró a los lados, creyendo haber oído la voz de Naruto, llamándolo. “Debe de haber sido mi imaginación” siguió mirando a Sakura, diciendo cosas como “Sí” o “vaya” cuando era la ocasión, para que no notara que no la estaba escuchando.

“Sasuke”.

El colgante del moreno titiló un momento y brilló con un tono azul cielo muy cálido.

“Sasuke”.

Bueno, aquello debía ser una señal. No podía imaginárselo tres veces seguidas. Llevó su mano hasta el colgante y dijo, interrumpiendo el monólogo de su compañera:

-Sabes, Sakura. Creo que aceptaré algo de tomar. –la chica se alegró y salió de la habitación, rumbo a la cocina. En cuanto la perdió de vista, el moreno lo llamó:

-Naruto ¿estás ahí? –el rubio se sorprendió de la conexión tan grande que poseían. Se dejó ver en el espejo y dijo:

-Aquí, en su bolso. –un segundo tardó el moreno en coger el pequeño espejo. Y medio segundo tardó en verse de nuevo reflejado en aquellos ojos de cielo.

-Naruto… ¿estas bien?

-No hay tiempo para eso. Ten cuidado, puede echarte algo raro en la bebida. Es una bruja.

-Te sacaré de aquí.

-¡No! Eres tú el que tiene que salir de aquí. –el moreno no replicó, dejó el espejo en su sitio y se acomodó como estaba, mientras la chica entraba con una bandeja con dos refrescos.

-Aquí están –dijo, tendiéndole al moreno el suyo. Aunque lo miró con desconfianza, no pudo evitar tomar un poco. Pero apenas un sorbito. La chica sonrió con malicia y el moreno entendió que tenía algo raro. A pesar de haber bebido poco, empezó a sentirse pesado.

-Bueno, Sasuke, ¿me vas decir a qué has venido?

-Bueno… yo…

-¿Has venido a hablar de algo importante para ti?

-yo…

-Algo que no sabes como decir… ¿verdad?

-Si. Algo así.

-Que me amas y que quieres que salga contigo ¿verdad?

-¿Cómo? –pero antes de que pudiera decir más, tenía a Sakura sobre él. Y por culpa de la bebida que le había dado, no pudo quitársela bien de encima, acto que aprovechó la chica para besar su mejilla.

-Admite que no puedes vivir sin mí. –el moreno puso los ojos en blanco. Mientras esperaba a que se pasara el efecto de lo que le había echado en la bebida, no pudo evitar ver como la pelirrosa se acercaba a sus labios.

-Sasuke… te amo –Naruto, cuya sangre hervía por la escena que estaba presenciando, dijo, antes de tomar cartas en el asunto:

-Nadie salvo yo prueba esos labios. ¡Sasuke es mío!

-Basta, Sakura déjame –la chica sonrió y se acercó más, aspirando su aroma. Cuando solo un centímetro los separaba, Sakura se paró en seco. En seguida se levantó y ayudó al moreno a levantarse. Este estaba extrañado, pero no dijo nada.

-Vete de aquí. Rápido. –el moreno se quedó de piedra, no por lo que le había dicho, sino por con la voz de quién se lo había dicho.

-¿Naruto? –cuando la joven alzó el rostro, unos ojos de cielo le devolvieron la mirada.

-Así es. Y ahora márchate antes de que se me acabe el tiempo. No puedo estar dentro de alguien demasiado.

-Naruto… vámonos.

-Pero…

-¡No! –buscó y se guardó el espejo.

-¿Cómo te devuelvo al espejo de mi cuarto?

-Rompe este pequeño junto al otro… y reza para que todo salga bien. –el moreno asintió y quiso besar a su rubio, pero Naruto lo apartó

-¡No! Este no es mi cuerpo. –sonriéndole, el moreno salió de la casa. Pero se acordó de algo importante y volvió sobre sus pasos.

-Naruto –lo llamó.

-Pase ahora lo que pase… recuerda que te quiero.

-Y yo a ti, Sasuke. –el moreno echó a correr para alejarse de la casa lo más rápido posible, maldiciendo no haber traído el coche de su hermano.

El rubio sintió como rápidamente se alejaba el moreno, y supo que no le quedaba mucho tiempo en aquél cuerpo. Buscó con la mirada algo para dejar inmovilizada a Sakura y ganar algo de tiempo… y vio la bebida del moreno. La tomó y dijo:

-Dulces sueño, Sakura –después se la bebió entera de un trago. Pronto sintió cómo hacía efecto y, antes de salir del cuerpo de la chica, la dejó acostada. Se elevó fuera de la casa y se dejó arrastrar de nuevo hasta el pequeño espejo.

 

Sasuke llegó a su casa agotado. Se encerró en su cuarto y sacó el pequeño espejo. Lo miró, pero Naruto no le devolvió la mirada. Supuso que sería por estar esperando por que se rompiera. Suspirando con melancolía, estrelló el espejo contra el suelo. No sucedió nada. Miró el espejo de la pared, en el que no salió nada tampoco.

-¿Naruto? –nadie contestó.

Las horas pasaron, pero el rubio no aparecía. Sasuke se había quedado dormido en el suelo, apoyado en su mesa, frente al espejo. Había estado esperando a que su rubio volviera, pero el sueño lo había vencido. Cuándo se acercaba el amanecer, Naruto apareció en el espejo. Había estado perdido un poco, hasta que había vuelto al espejo. Miró a Sasuke y sonrió. Después se quedó allí, esperando a que las horas pasasen y su moreno despertara.

 

Tocaron a su puerta muy temprano. El moreno despertó en seguida. Lo primero que hizo fue mirar al espejo y al no verse reflejado, sintió un alivio que casi lo hizo gritar. Su hermano entró y se lo quedó mirando. Y por la expresión de su rostro supo que había cambiado algo. Y que había cambiado para mejor.

-¿Sasuke? –el moreno ni siquiera lo miró. Estaba perdido en aquellos ojos de cielo.

-¡Sasuke! ¿Me oyes? –el chico lo miró y dijo:

-si, si.

-Ve a ducharte o llegarás tarde.

-Vale… enseguida vuelvo –le dijo al espejo. Cuando salió, dejó a propósito a su hermano en la habitación. Lo había ayudado, y merecía conocer al rubio. Itachi avanzó y se miró en el espejo. Y lo que vio lo sorprendió, porque de verdad estaba allí el chico. Se miraron en silencio, sin saber qué decir. Al final, el rubio rompió el silencio:

-Hola.

-Ho… hola.

-¿Eres Itachi?

-Si. Y tú… Naruto, ¿cierto?

-Si. -Me alegro de que hayas vuelto.

-¿Nani? –Sasuke entró en ese momento, listo para ir a clase.

-¿Ya te vas? –pero el moreno se quedó mirando al rubio.

-No te preocupes. Te prometo estar aquí a tu regreso. –conforme, salió corriendo de la casa, para intentar no llegar demasiado tarde.

 

Por su parte, Itachi se quedaría en la casa. Se iba de la habitación cuando le preguntó Naruto:

-¿Qué quisiste decir antes?

-Me alegro que estés aquí otra vez. Si no hubieras vuelto… mi hermano habría muerto de tristeza. –sin más salió del cuarto, dejando al rubio pensando sobre el asunto.

 

La mañana pasó más rápido de lo que ambos chicos esperaban, y pronto el moreno estuvo de nuevo en casa. Dejó sus cosas y, tras pedirle a su hermano que NO lo molestara, se encerró en su cuarto y se acostó en la cama. En seguida el rubio salió de su espejo y se llevó al moreno adentro. Una vez juntos, sólo se miraron el uno al otro. No sabían qué decir. Por suerte, no estuvieron mucho así: Naruto pronto no pudo evitar abrazarse al moreno, feliz de verlo otra vez. Se abrazaron todo lo fuerte que pudieron y el rubio susurró, en el oído del otro:

-te he echado mucho de menos. –Sasuke no dijo nada. Sólo tomó el rostro de su rubio entre las manos y lo besó, muy profundamente, diciéndole así lo que no sabía poner en palabras: “te extrañé mucho, mi kitsune”.

Se besaron un rato, hasta que el aire les faltó. El rubio siguió besando el cuello de Sasuke, dejando marquitas de propiedad allí dónde lamía. Coló sus manos bajo la hermosa camisa negra de su moreno y acarició su espalda. Sasuke, por su parte, buscó de nuevo sus labios y unió sus lenguas, formando sólo una. Naruto no podía con la sangre fría del moreno y tiró de él para tumbarlo en la cama.

Cuándo se colocó sobre él, le susurró:

-Sasuke… hazme tuyo –el moreno sólo le sonrió y preguntó:

-¿no puedes pensar en otra cosa?

-¿No quieres hacerlo? –el moreno, en un segundo, se colocó sobre el rubio y dijo:

-te amo. Todo de ti –se acercó a su pecho y, tras quitarle la camisa, lo besó, con lujuria. Lamió sus pequeños pezones y acarició su abdomen. Naruto gimió, bajito.

-Sasuke… –no dijo más, sólo se dejó hacer. El mayor no quería ir rápido, pero su cuerpo le pedía a gritos entrar en él. Pero aún así… fue despacio. Tortuosamente despacio. Cuándo se detuvo en le borde de su pantalón, Naruto gimió frustrado.

-¡Sasuke! ¿Por qué precisamente hoy has escogido torturarme?

-gomen, mi kitsune. –en muy poco tiempo, estaban los dos desnudos. El moreno se abrazó al menor, haciendo que sus pieles se rozaran de forma deliciosa. Volvieron a besarse, mientras el mayor acariciaba el miembro del rubio con el suyo, haciéndolos gemir…

-Sasu… ke, por… favor… yo –no continuó, otro beso lo interrumpió. Pero no necesitó más, buscó con una de sus manos la del kitsune, pero este se soltó del agarre:

-no… tus manos… están heridas…

-no te preocupes… casi… no duele…

-¿Dónde… te hiciste… eso? –el moreno se puso triste al recordar aquella noche y dijo:

-me las hice cuando recogí los trozos de mi corazón. –el rubio no lo entendió del todo, pero supo, por sus ojos, que fue algo duro para él.

-¿y esta arreglado tu corazón ahora?

-Siempre que tú estés, estará bien. –tras decir esto, volteó al rubio en la cama y lo cogió de las caderas, para lamer su entrada. Los ojos del rubio se dilataron e intentó ahogar sin éxito un gemido gutural.

-¿Te gusta? –el otro no pudo contestar. Cuándo estuvo bastante dilatada, el moreno volvió a tumbarlo boca arriba y se echó sobre él, pero cuidando que no soportara nada de su peso. Lo besó y penetró al mismo tiempo. Ahogaron en la boca del otro algunos gemidos. Cuándo se acostumbró, el rubio enroscó alrededor de las caderas de su amante sus piernas, sus brazos alrededor de su cuello y le pidió moverse. Al principio fue lento… luego más fuerte, hasta tocar un punto dentro del cuerpo del menor que lo hizo gemir sin control.

Intentó pedirle que le diera más duro, pero no fue capaza de formular una frase con sentido. Además, sus labios estaban atrapados contra los de Sasuke, que no había dejado de besarlo desde la penetración y, aunque los besos eran algo torpes por el movimiento de sus cuerpos, no se habría separado de él por nada. Aún así, el moreno notó el temblor del cuerpo del rubio cuándo tocó esa parte tan sensible… el placer los envolvió mientras se acercaba el final. Naruto, sentía el final cerca, mientras era masturbado y penetrado por Sasuke. Este, por su parte, enloquecía con la estrechez del rubio.

-Sasuke… no… aguantaré…

-Naruto… juntos –al poco, tras un último y profundo beso y una última y profunda estocada, ambos se corrieron. El moreno, contra la parte más sensible del interior de su amante y el rubio sobre su estómago.

Sasuke salió con cuidado de su kitsune y lamió de su piel bronceada su esencia. Después se sentó en la cama, apoyando la espalda en la cabecera antigua. El rubio en seguida se movió para sentarse sobre su regazo y abrazarse a él. Le sorprendió lo bien que encajaban sus cuerpos, como las dos mitades de un todo. El moreno, antes de abrazarlo, lo obligó a ponerse su camisa negra para que no se enfriara. Aunque las mangas le venían grandes, se veía adorable. Abrazados, el rubio no pudo evitar suspirar de alivio.

-¿Qué pasa?

-Me alegro mucho de estar contigo otra vez…

-yo también. Te extrañé, mi kitsune. Y ahora, más que nunca, estoy decidido a sacarte de aquí.

-Sasuke… eso… es muy bonito… pero no se si se podrá conseguir. Yo, quedé aquí atrapado, congelado en el tiempo, sin ningún tipo de necesidad… con mis eternos 16 años… no se si hay una forma de sacarme.

-¡Claro que la hay! No te rindas –lo apretó fuerte y besó su rubio cabello, mientras Naruto se acurrucaba contra él.

-Temo, Sasuke… que ni en la muerte podremos estar juntos…

-Naruto… no me rendiré… seguiré peleando porque lo que siento por ti, óyeme bien –cogió el rostro del otro y lo miró a los ojos:

-lo que siento por ti nunca desaparecerá… y por ti seguiré luchando.

-Sasuke… –se unieron en un beso, mientras se abrazaban. Cuando se separaron, el rubio se recostó en el pecho del moreno y este los tapó hasta la cintura.

Sasuke preguntó entonces, después de un rato en silencio, mientras enroscaba con ternura los dedos en aquel cabello suave y dorado:

-nee… Naruto.

-¿si?

-¿Cómo sabe Sakura tanto sobre ti? ¿Cómo supo lo que hacer con los espejos?

-…

-¿qué ocurre? –el rubio no sabía cómo decírselo. Se pegó más a él, aspirando su aroma, y dijo:

-ella es… nieta de Deidara. –sólo recibió como respuesta la tensión de los músculos del moreno.

-Pero tranquilo –se apresuró a decir el menor

-ella no puede hacerme daño…

-Pero puede alejarte de mi –interrumpió el otro.

-Ahora más que nunca, quiero sacarte de aquí. No te preocupes, ya se nos ocurrirá algo. –estuvieron otro ratito así, hasta que el moreno volvió a hablar:

-¿Naruto?

-… –miró al rubio y descubrió que se había dormido. Sonrió, entendiéndolo a la perfección. Seguro que en todos esos días no había dormido por la tensión de estar con Sakura. Lo besó en la cabeza, y miró su rostro, el de un ángel, sonrió para si, lo apretó contra su pecho y cerró los ojos, disfrutando de aquel calor y dejando al kitsune dormir.  

 

Lejos de allí, una chica de pelo rosa buscaba entre unos libros muy viejos un número de teléfono garabateado en un papel muy usado. Tras conseguir descifrar las cifras, cogió su móvil y marcó con rapidez. Pero nadie contestó. Colgó y marcó de nuevo. Al cuarto tono una voz malhumorada contestó:

-¿si?

-Necesito tu ayuda. –la otra voz tardó en responder, seguramente intentando averiguar el nombre de la chica.

-¿Qué quieres?

-He encontrado lo que durante tanto tiempo has estado buscando. –aunque no recibió respuesta, supo que había captado su atención.

-Así que, abuelito, ya estás haciendo las maletas y viniendo para acá.

 

Continuará…   

Notas finales:

Bueno, es mas largo porque el anterior fue demasiado corto. Espero que les guste, que sigan leyendome y GRACIAS a todos por sus rr y por su apoyo!! ¿el proximo? antes de lo que esperan.

P.D. el epilogo de "el angel negro" sera mi proxima actualizacion (en dos o tres dias maximo)


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