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REFLEJO por Angel del Diablo

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Notas del capitulo: Gracias a todas las lindas personitas que leyeron y dejaron rr^^ y a las que leyeron y no dejaron también^^ aqui el capi 2!!

Sasuke acababa de meterse bajo la ducha después de quitarse la ropa. Despacio se enjabonó y se lavó. En parte necesitaba una ducha, pero por otro lado necesitaba salir de su cuarto. La presencia de aquel chico era demasiado rara, demasiado siniestra. No se creía lo de la maldición. Era más lógico que fuera un truco de su hermano para tomarle el pelo… pero si eso era así… porque aquél chico se veía tan triste y tan sólo al otro lado del cristal. Intentó quitarse esos pensamientos y relajarse antes de salir. Se secó con una toalla y se vistió con unos vaqueros negros y una camisa del mismo color. Con el pelo aún húmedo, se fue a su cuarto. Cuando entró, caminó sin prisa hasta sentarse en la alfombra frente a la mesa donde estaban sus libros. Había terminado la tarea, pero no se le ocurría nada mejor que hacer que dibujar un poco. Por el rabillo del ojo miró el espejo y vio que Naruto no lo miraba, ni siquiera parecía haberse dado cuenta de que había entrado: estaba con la mirada perdida en los últimos rayos de sol que se colaban por el cristal del balcón. Aunque eran los últimos rayos de un corto día de invierno, Naruto los miraba como si fueran algo muy valioso.

 

-¿Naruto? –el rubio sólo susurró, tan bajo que creyó que no lo había oído

 

-hace tanto que no siento la calidez del sol… ¿Ya has terminado, Sasuke? –se volvió hacia él y le sonrió como si fuera el más feliz del mundo. El otro no supo si preguntarle o no por lo que acababa de oír, pero decidió que era mejor no tocar el tema. Después de todo… no se iba a quedar el espejo.

 

-Oye… Naruto… yo…

 

-¿Qué pasa? –el rubio se lo quedó mirando con esos ojos de cielo y el moreno no pudo sostenerle la mirada. Culpable, miró hacia otro lado y susurró:

 

-no se si quiero tener un espejo maldito. –aquello dolió a Naruto. Le dolió porque creía que al fin había encontrado un lugar en el que poder quedarse. Pero no dejó que ese dolor se viera reflejado en sus ojos ni en su voz cuándo dijo:

 

-no te preocupes. No importa. Es normal no querer tener algo tan raro como yo. Estoy acostumbrado a que me rechacen. –sonrió y añadió, antes de desaparecer:

 

-supongo que querrás un poco de intimidad. –el moreno no contestó porque lo último que había dicho el rubio “estoy acostumbrado a que me rechacen” era algo que incluso él mismo había pensado muchas veces. Miró de nuevo el espejo y pensó que tampoco había que apresurarse en devolverlo. Apenas si llevaba allí unas horas. Pensando aquello, pasó el resto de la tarde (lo poco que quedaba antes de cenar) dibujando en un cuaderno. Aunque no pudo concentrarse porque la culpabilidad lo consumía y sus dibujos no pasaron de simples garabatos. Había sido cruel con Naruto y este no había vuelto a aparecer en el espejo.

 

Después de casi dos horas, Sasuke se levantó y salió para la cocina, no sin antes decir:

 

-voy a hacer la cena –sintiéndose estúpido porque estaba hablando con un espejo, cerró la puerta y se fue a cocinar. Entonces apareció Naruto, con lágrimas en los ojos. Le había costado mucho no aparecer y gritarle que si quería que en vez de devolverlo, lo rompiera y le librara de una vez de aquella prisión. Porque el rubio había llegado a la conclusión de que sólo rompiéndolo podría al fin morir y acabar con aquella maldición, salir al fin de aquella cárcel.

 

El moreno, por su parte, estaba en la cocina, preparando la cena, sin prestar demasiada atención a lo que hacía. No podía quitarse de la cabeza el rostro del rubio en el momento antes de desaparecer. En esos pedazos de cielo había visto reflejados tanto dolor… tanta tristeza… se sentía horrible. Se veía tan solo, tan abandonado… debía ser muy duro permanecer encerrado tanto tiempo en aquel lugar… sin nadie con quién hablar… y ahora, que parecía que había encontrado a alguien, él, egoísta, había destruido en un instante la esperanza de dejar de estar solo tras ese cristal… era un ser despreciable…

Tan sumido estaba en estos sombríos pensamientos que apenas si oyó la puerta abrirse y a alguien saludar. Tras ese saludo, se oyó otra voz, que pedía permiso para entrar. Si el menor de los hermanos no hubiera estado tan perdido, habría sentido el escalofrío que le hubiera producido esa voz.

 

-¡¡Sasuke-kun!! –Sakura se echó sobre él y casi lo tira al suelo. Tras ella, entró Itachi, que le dijo a su hermano, contestando a la muda pregunta de los ojos de este:

 

-Me la encontré viniendo para acá. Como necesitaba pedirte algo, le ofrecí que cenara con nosotros. –si Sasuke no hubiera tenido a la pelirrosa sobre él, se habría arrojado a matar a su hermano. Sin embargo, sólo pudo asentir y terminar la cena, con la chica pululando a su alrededor.

Durante la comida, y pese a los esfuerzos de Itachi y Sakura, el moreno no participó en ninguna de las conversaciones, porque su mente estaba lejos, en su cuarto, con el pequeño rubio, hacia el que se seguía sintiendo culpable. Al terminar de cenar, y tras recoger la mesa, Sasuke llevó a la pelirrosa a su cuarto, para explicarle un ejercicio de la tarea que, según ella, era muy complicado y no entendía.

Al entrar, lo primero que el moreno miró fue el espejo, y se entristeció al verse reflejado en él. Se alejó entonces del objeto para buscar el ejercicio, acto que la chica aprobechó para tocar el espejo.

 

-¡Es muy lindo, Sasuke! Pero parece muy antiguo… ¿Dónde lo conseguiste?

 

-no te importa.

 

-además es muy grande, siempre he soñado con algo así. Dime… ¿me lo regalarías? Aunque no sea mi cumpleaños… pero por favor… ¿si? –Sasuke se la quedó mirando como si fuera tonta. No había prestado atención a casi nada del monólogo de su compañera, pero la última parte lo había hecho quedarse quieto y pensar: ¿dárselo? Había pensado en devolverlo… pero se le había ocurrido la posibilidad de que el encargado de la tienda no lo aceptara. Y si se lo daba a esa tonta… no habría problema. Recordó la imagen del rubio, al otro lado del cristal… la primera vez que lo vio… y supo que sería muy fácil tomar aquella decisión, por eso, abrió la boca y dijo:

 

-Lo siento, pero no te lo daré. Es mío.

 

Esto pilló por sorpresa no solo a la chica, si no a cierto rubio que había escuchado, sin dejarse ver, la conversación. En un principio había temido que el otro se deshiciera de él, pero en el fondo nunca había dudado del moreno, aunque no sabía porque quería que se quedara allí. Sakura se puso seria, contrariada, y se acercó para tocar el espejo. El moreno la agarró por la muñeca antes de que tocara la superficie pulida.

 

-Ven, ya he encontrado el ejercicio que querías. –se alejó de ella, tirando con algo de rudeza, a lo que la chica respondió soltándose de forma brusca. Tambaleándose un poco, la pelirrosa cayó hacia atrás apoyándose en el espejo, que al moverse, hizo ceder al viejo clavo que lo sujetaba, por lo que se precipitó al suelo.

Sasuke no sabía lo que pasaría si el espejo se rompía, pero algo en su cabeza le dijo que era mejor que no pasara. Se arrojó hacia el espejo y lo atrapó justo cuando iba a tocar el suelo. Naruto apareció, y se quedó mirando al moreno, que suspiraba de alivio. Lo dejó apoyado, contra la pared, en el suelo y echó de la casa a la tonta frentona (no la aguanto, perdón por la forma despectiva de llamarla ^_^U).

 

Pronto se hizo de noche y las sombras inundaron la habitación. Aquellas sombras recordaron al rubio el tiempo que había pasado en ese sucio almacén, en la tienda en dónde había pasado todos aquellos años. Se quedó pensando y tratando de recordar cuántas veces lo habían devuelto a la misma tienda… sin darse cuenta de que Sasuke había entrado con una caja metálica en la mano. El moreno lo miró, intentando descifrar su expresión. Cuándo había entrado y lo había visto allí, al dar la luz, se había sentido de nuevo culpable, aunque era extraño puesto que había tenido la oportunidad de deshacerse de él y no había querido.

Con cuidado dejó la caja en el suelo y se acercó al espejo: lo cogió con fuerza, pero a la vez con delicadeza, y lo alzó para recogerlo del suelo. Intentó no mirar al rubio, pero hubo un momento mientras lo mantenía alzado en que sus ojos se encontraron. Y ambos, sin saber muy bien por qué, se quedaron quietos. Sasuke casi pudo sentir su respiración y Naruto pensó, antes de sonrojarse, que si no hubiera cristal estarían a escasos centímetros de que sus rostros se tocaran. Pero el moreno no dejó que aquellos pensamientos lo incomodaran ni lo despistaran de su tarea. Depositó con cuidado el espejo en la cama y luego se puso a trabajar. El rubio, por estar tumbado en la cama, no pudo ver lo que el otro hacía, sólo oía golpes de martillo.

Al cabo de un rato, Sasuke dejó las herramientas y se acercó de nuevo al rubio, alzando el espejo poniendo esta vez a Naruto por delante, para que pudiera ver lo que había echo: había cambiado el clavo (antes viejo y oxidado) por uno mejor, para que no se cayera. Cuando lo colocó de nuevo en la pared, notó que esta vez no se tambaleaba el clavo.

 

-Gracias –le susurró. El moreno no dijo nada, sólo le sonrió de medio lado.

 

Esa noche pasó rápido, y la mañana llegó con el insistente sonido del despertador de Itachi. Siempre ponía su despertador media hora antes que el de Sasuke.

Naruto apareció en el espejo y miró la habitación: el menor de los hermanos ya estaba despierto, sentado en la cama. Sus ojos se encontraron.

 

-buenos días –susurró Naruto. El moreno no dijo nada, solo le sonrió de medio lado y salió del cuarto, para, ducharse, cambiarse y prepararse para clase. Intentó ocultar, como de costumbre, los rastros de su noche sin dormir. Porque no había querido que Naruto se diera cuenta, pero sufría pesadillas que le impedían dormir suficiente. Su hermano lo sabía, sabía que no dormía bien (aunque no sabía la razón) pero no había hecho gran cosa por ayudarlo. Sasuke sabía que aquellas pesadillas no le dejarían en paz, pero eso tampoco le preocupaba demasiado, porque estaba acostumbrado a dormir menos de 5 horas.

 

Los días fueron pasando, y Sasuke ya se había acostumbrado a llegar a casa y encontrar a Naruto esperándolo. Y aunque no quería admitirlo, le agradaba su compañía hasta tal punto que no había vuelto a pensar en devolverlo a la tienda. Pero no vio que su hermano había notado que estaba más feliz. Una noche, durante la cena en la que Sasuke deseaba acabar cuanto antes para ver otra vez al rubio, a su hermano le dio por hablar.

 

-Oye, Sasuke… ¿te ha pasado algo bueno últimamente? –aquello pilló despistado al moreno.

 

-¿a que te refieres?

 

-bueno, desde hace poco te noto mas feliz. ¿has conocido a alguien?

-No, son imaginaciones tuyas.

 

-¿Y que hay de tus pesadillas? –el cuchillo resbaló de los dedos del menor de los hermanos, que miró al otro, en frente, y susurró, antes de abandonar la habitación:

 

-No es asunto tuyo. –entró derecho a su cuarto y cerró con llave. El rubio lo recibió como hacía siempre: con una de sus sonrisas. Pero enseguida notó que al moreno le pasaba algo.

 

-¿Sasuke? –consultó el rubio.

 

-¿Pasó algo? –pero el moreno no tuvo tiempo de responder porque Itachi llamó a  la puerta y dijo:

 

-¿Qué ocurre? Dije algo malo ¿verdad? Pero quiero ayudarte con tus pesadillas… por favor…

 

-¿Pesadillas? –Naruto entendió en ese momento porque durante esos días, no había visto al moreno dormir… porque sencillamente no lo había echo.

 

-¡no te importa si tengo o no pesadillas! ¡No es asunto tuyo! ¡Lárgate! –no se oyeron los pasos de Itachi cuando se alejó, pero si la puerta cuando entró en su cuarto.

Sasuke suspiró pesadamente y miró para otro lado, evitando a propósito los ojos claros de su compañero de cuarto.

 

-¿Es cierto lo que dijo tu hermano?

 

-¿Acaso es importante?

 

-Claro que si. Es importante porque si es verdad… quiero ayudarte

 

-¡si de verdad quieres ayudarme no vuelvas a mencionarlo! –fue duro decirle eso. Y lo sabía. Pero no quería revivir el recuerdo que alimentaba sus pesadillas. Y Naruto sabía que necesitaba calmarse, por eso no dijo nada más. Aquella noche Sasuke ni siquiera se acostó y apenas durmió unas horas.

 

A la noche siguiente, único momento en el que estaba con su hermano mayor, ni siquiera lo miró. Cenaron en silencio sin casi mirarse. Pero el mayor no iba a permitir ese comportamiento en su hermanito, por lo que cuando se levanto para servirse otro te, le puso a Sasuke otro delante. El menor no pudo resistirse a un buen te negro, por lo que bebió un sorbo, pero sin decir nada.

 

-Oye Sasuke… siento lo de ayer. No quería meterme en tus asuntos… pero creo que te puedo ayudar.

 

-No.

 

-Solo hay una forma… y es enfrentarte a lo que te produce esas pesadillas.

 

-No. –repitió el menor. Itachi solo suspiró pesadamente y dijo, con una sonrisa:

 

-Sabía que no me harías caso, así que he tenido que trucar un poco las cosas.

 

-¿A que te refieres? –preguntó dando otro sorbo a su te.

 

-Lo siento Sasuke, pero esta noche dormirás, quieras o no.

 

-No puedes obligarme.

 

-Ya lo he hecho. He disuelto en tu te algunas pastillas para dormir. –aquello puso pálido al menor de los Uchihas. Miró su te. Estaba casi acabado. Se levantó y se alejó en dirección a su cuarto. Pero su hermano fue rápido esta vez e impidió que lo dejara fuera.

 

-No puedes estar así siempre, Sasuke. –no obtuvo respuesta de su hermano, ya que las pastillas en seguida le harían efecto.

Naruto, que había visto todo desde el espejo, se quedó callado mientras Sasuke, con las pocas fuerzas que le quedaban, echaba a su hermano de la habitación antes de dejarse caer en la cama.

 

-¿Sasuke? ¿Estás bien…? –no terminó la frase, porque el moreno se había metido en la cama, habiéndose quitado sólo los zapatos, y se esforzaba por permanecer despierto.

 

-No puedes hacer nada contra el sueño –se oyó la voz del Uchiha mayor desde el otro lado de la puerta. Sasuke se incorporó y miró impotente al rubio. El menor vio el miedo en sus ojos. Y odió más que nunca no poder salir y abrazar al chico para que no tuviera miedo a dormir.

 

-Sasuke… yo… –el otro no dijo nada, sólo se tumbó en la cama y se abandonó a sus pesadillas.

 

Continuará…

Notas finales: bueno... hasta el dia 15 o 16 no podré poner conti... tengo demasiados examenes... espero que me tengan paciencia... gracias por leer y cualquier cosa... no duden en decirme!!

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