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Vamos a enfriar el sol por holy_spaces

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Notas del fanfic:

Pues mi locura me ha venido con este fic navideño adelantado. Era para un concurso de SasuNaruLand, pero mi amiga me ha convencido para publicarlo. Espero que les guste ¿no?

Notas del capitulo: Ja;

Era un día soleado para estar a un día de navidad. Naruto abría los ojos y una ráfaga de decepción inundó su corazón. Los rayos de sol perturbaban su cara como finas y filosas navajas. Un torbellino de dolor, pensó. Mierda, se supone que es invierno ¿no?, se levantó de su cama y se sobó la cara con desesperación. Cuando se miró las manos descubrió en ella rastros de saliva y un trozo de legaña pegado a su dedo índice, Entonces, ¿Porqué diablos sales, maldito sol? Miró con molestia hacia su ventana. Cerró las cortinas naranjas que combinaban a la perfección con su habitación. Se fue a trompazos al baño y se miró en el espejo. Al parecer la legaña tiene una compañera, y se sobó los ojos con pesar. Le ardieron al principio, pero era ritual de todas las mañanas. Se metió a su ducha y se desvistió dentro de ella. Dejó la ropa sobre el retrete y vio el interruptor del calentador de agua.

-Lo siento querida, ésta vez no serás usada- y prendió la ducha sin decir más. Lo que más le daba cólera del asunto era que esa dichosa maquinita, nunca había sido usada desde el día en que la compró. Y es que él, con esperanzas de un frío y tormentoso invierno, compró la calentadora, esperando que sus duchas no fuesen más frías de lo normal. Y qué frío sintió cuando el primer día de invierno se le apareció un sol más grande y más caliente de lo habitual. Pensó y razonó que el tiempo no cambiaba de la noche a la mañana. Pero claro, ya había pasado un mes ¿no?, entonces ¿Porqué diablos hacía calor?, puso un poco de su shampoo especial de fresas sobre su pelo para seguir maldiciendo al clima que, lamentablemente y para su pesar, no se le daba la regalada gana de cambiar. Cuando llegó a su habitación después de su ducha tuvo el leve presentimiento de que el sol se había marchado. Pero sólo eran las cortinas cerradas... sólo eran las naranjas cortinas cerradas.

****

Salió de su casa y volvió a sentir el desagradable sol. Caminó con una especie de "caminata rápida", simulando estar corriendo, pero realmente no era así. Quería llegar rápido (y no desesperadamente) a la casa de su amigo, Sasuke. Si corría sabía que sudaría, y él odiaba el sudor. Y si se demoraba sabía que sudaría también. Visualizó la gran casa de su amigo, esperanzado en llegar sin una mínima muestra de fluidos corporales en él.

-¡Llegué!- exclamó para sí mismo en gesto de victoria. Cogió el pomo de la puerta cuando realizo que sus manos estaban sudadas-... Mierda- murmuró y se preguntó porque había cogido el pomo, después de todo, él no tenía la llave.

-El destino te odia, dobe- escuchó decir al mismo tiempo que veía que abrían la puerta- Tienes mala suerte- y vio aquella sonrisa prepotente que tanto (aunque no le gustase admitirlo) le gustaba.

-¡Cállate teme!, no malogres más mi día- dijo entrando a la casa sin preguntar más. La casa de Sasuke era grande, muy grande en realidad. Y tenía de todo, y cuando él decía de todo... es que era verdad. ¡¿Qué casa puede tener cine privado?! Y eso que sus padres son comerciantes de una marca desconocida...será que comercian órganos tebayo, pensaba Naruto siempre que llegaba a ese lugar. Sasuke siempre le preguntaba la razón de su cara de traumapsicosis, pero Naruto siempre negaba con un no y un meneo de cabeza. Mejor no digo nada, amo a mi cuerpo y pretendo tenerlo entero hasta el día de mi muerte...

-¡Hola Naruto!- dijo Itachi colgando un adorno navideño en el gran árbol que se encontraba en la sala de la casa de los Uchiha. Era una pequeña bola roja que parecía brillar de una manera singular. Como el sol tebayo, pensó Naruto- Hola Itachi- sonrió fijando su atención a Itachi para luego pasar a la sala. Todo era navidad, navidad y más navidad. Ya sé imaginaba la cena que darían esa noche, en noche buena. Se lamentó de que la navidad fuese solo y exclusivamente familiar. Sus padres sólo cocinaban un pavo (crudo y mal sazonado) y un champagne (más o menos barato, por así decirlo). Sasuke jaló a Naruto hacía su habitación. Itachi se les quedó mirando, riendo por lo bajo.

-No puedo creer que sigas celoso de que te quite al chico, hermanito- dijo en un murmullo que sólo él pudo escuchar.

****

Estaba en el frío y oscuro cuarto de Sasuke Uchiha. Y amaba esa frialdad que emanaba y esa siniestra y temible oscuridad que uno sentía entrar dentro de sí. Y es que así era el Uchiha, frío y oscuro, ni una palabra más a la descripción. Se echó en la cama frente a la mirada escéptica de Sasuke, quien estaba sentado frente al ordenador.

-Amo tu cuarto Sasuke- comenzó a hablar- Es frío, calmado y tan blanco.

-Mi cuarto es azul, dobe- dijo preguntándose la falta de atención de su amigo. Lo conocía desde pequeño ¿cómo era posible que en esos diez años de amistad que tenían, no se hubiese fijado el color de su habitación?

-Lo sé, teme, pero lo siento blanco- dijo Naruto con los ojos cerrados- Blanco, como la nieve que supuestamente, ahora, tiene que estar cayendo- dijo frunciendo el ceño.

-¿Sigues frustrado por el sol?- dijo Sasuke sentándose en la orilla de su cama, al costado de Naruto.

-Créeme que sí- dijo abriendo los ojos y fijándolos en Sasuke- ¡La madre naturaleza debe odiarme, tebayo!- y cerró sus ojos una vez más- El invierno es tan relajado, además quiero usar mi calentador.

-Es sólo un calentador, dobe- dijo Sasuke acercándose más a Naruto, para no caerse.

-No dirías eso si tus padres te hubiesen obligado a comprártelo- suspiró acercándose a Sasuke- No es mi culpa que siempre malogre los que ellos me regalan.

Y es que era verdad. Por alguna extraña y desconocida razón, aquellos aparatos que siempre recibía gustoso en su cumpleaños se malograban y cuando llegaba el invierno, la pasaba como un hawaiano en la Antártida.

-Mis padres compran de calidad- sonrió prepotentemente otra vez- Pero, ¿en qué te molesta el sol?, te esta evitando las duchas frías dobe.

-¿Qué parte de quiero usar mi calentador no entiendes teme?, si pudiera pedir cualquiera regalo para navidad sería que se enfriase el sol- dijo sentándose a la vez. La cercanía que mantenía con Sasuke se había vuelto muy estrecha. Y entonces, al realizar que podía sentir la respiración de su amigo en la parte superior de sus labios, retrocedió.

-Dobe- dijo Sasuke a la reacción de Naruto. Una pequeña parte de su corazón le punzó debido a esto. Después de todo, así era el amor, ¿no? Y es que él, a pesar de su corta edad al conocer a Naruto, quedó enamorado y enamorado de verdad de él. Esos ojos azules combinaban a la perfección con esas mejillas marcadas, haciendo del rubio alguien singular. Podría dedicarle la canción entera de Love Generation y silbarla sin parar por el rubio. Pues es que era verdad, había pasado una generación entera amando al rubio, y seguiría haciéndolo otros más, si es que el destino se lo permitiese.

-Teme- dijo para luego bajar la mirada. No quería cometer una estupidez. Después de todo, él no podía arruinar una amistad entera al confesar un sentimiento que sencillamente no parecía ser correspondido. O al menos eso quería creer. Y es que en todo ser humano varón existía el miedo a cruzar la acera. Y con cruzar la acera se refería a algo ya muy pensado en su rubia y no peinada cabeza... ser gay. ¿Sería eso un problema?, después de todo a él le habían gustado algunas mujeres, pero curiosamente siempre tenían cierto parecido a Sasuke. Su ex novia, Hinata, se parecía mucho a él. Será que no me puedo alejar de ti, teme, dijo a si mismo para luego pensar que había otra razón por la cual extrañaba el invierno. El invierno era frío y oscuro, era calmado y tranquilo... era como Sasuke, y eso lo sabía de sobra. El silencio se hizo presente una vez la mente de Naruto dejo de divagar. Nadie de los dos hablaba, y eso comenzaba a sentirse molesto.

-Teme, dime ¿Tú qué quieres para navidad?- preguntó tratando de que la incomodidad no se apoderase de la habitación.

-No lo sé- aseguró Sasuke, a pesar que sentía que si sabía la respuesta. Era sólo cuestión de pensarla unos segundos y tenerla. Un beso, pensó, de Naruto, completó.

-Claro que lo sabes, baka, se nota en tu cara de que no me quieres decir para nada- infló las mejillas en un gesto infantil-¡Vamos dime!- zarandeó a su amigo hasta que éste con un Basta, te diré lo calmó.

-Y bien... ¿Qué quieres, tebayo?

-Lo que quiero... es un beso- dijo tranquilo y sin apartar la mirada de su amigo. Sospechaba que si lo hacía un sonrojo saldría, y eso era exactamente lo que trataba de evitar. Después de todo, un sonrojo era una reacción de alguien enamorado, ¿no?

****

Una vez que Sasuke pronunció eso, Naruto se descolocó. Sintió, muy dentro de su corazón, que eso era un juego. Que Sasuke quería jugar con él, que lo estaba probando y que por alguna desconocida razón, el beso que quería Sasuke era con él.

-¿Tú qué quieres para navidad, dobe?- Sasuke preguntó.

-Ya te lo dije, teme, que se enfríe el sol- dijo calmado y tratando de parar las ilusiones que habían surgido hace un pequeño instante, y entonces se le ocurrió, sólo por pasar el rato, jugar el también. Provocaría a pesar de saber que sus sospechas sobre su amigo podrían estar erradas. Pero en ese momento no le importaban -Y apuesto a que ni tú, podría darme ese regalo- dijo mirando a otro lado, con una sonrisa casi imperceptible, pero que Sasuke sí notó.

-Y tú en esta fecha, ni pensándolo me consigues un beso, dobe- dijo Sasuke, sabiendo muy dentro de él de que estaba continuando algo que él mismo había empezado, y que, al parecer, estaba yendo por un buen camino. Muy buen camino, mejor dicho.

-¿Apostamos?- dijo Naruto, en tono retador.

-Pues clar...- y Sasuke no pudo terminar su frase por los tibios labios que sintió en los suyos. La presión se había vuelto eterna y su corazón empezó a latir con más potencia. Naruto lo estaba besando, lo estaba besando a él. Y entonces llegó a la conclusión de que quizá Naruto sólo lo hacía por la apuesta... pero decidió olvidarse de eso. No necesitaba conclusiones innecesarias, después de todo... Esto era un juego que él había empezado y que, por más que su razón tratase de evitarlo, decidió continuar. Abrió la boca y la lengua desesperada de Naruto entro en ella. Sintió a gloria ese permiso. Como si fuese la puerta hacia la libertad, o algo más cursi que eso. Se separaron, respirando con fuerza y mirándose sin vergüenza, sin arrepentimientos.

-Tengo algo que decirte, dobe- dijo Sasuke cerrando los ojos.

-Sólo sígueme besando y luego me lo dices teme- dijo Naruto volviendo a saborear la boca de Sasuke y se separó un breve instante- Por cierto, te amo- dijo riéndose internamente. Para Naruto, el juego se volvió- sin querer- en quien era el primero en decirlo. Y claro, él no sería el perdedor.

-Eres un dobe, Naruto- dijo arrugando el entrecejo en una mueca divertida- Te amo- y continuo besando y probando el cuerpo que, desde ese momento, declaró como suyo. Aunque para él siempre había sido suyo, sólo que ahora la propiedad lo admitía como total y completo dueño. O al menos eso creía. Porque cuando estuvieron desnudos en la cama de finas sábanas azules, Naruto estaba -sorprendentemente- tomando el control. Y sin darse cuenta ni siquiera, ya estaba sintiendo unos dedos invadiendo su interior. Arrugó el entrecejo al notar las pulsaciones en su cuello. Chupetones, se dijo a si mismo y se molesto aún más. Al parecer él iba a ser la propiedad.

-Eres mío Sasuke- dijo Naruto y Sasuke no pudo sentirse más de alguien que en ese preciso momento que el rubio entró en él. Por la puta madre, ¡Que dolor!, pensó aguantando el grito que amenazaba con salir. Y por ese mismo dolor que Naruto le hizo sentir, juró y re-juró que si Naruto no cumplía su deber como dueño, las iba a pagar... sí que las iba a pagar.

*****

La gloria se reflejaba en su cara al sentir tal estrechez. Y es que, diablos, jamás había sentido algo así ni siquiera con el consolador que recientemente había adquirido. Y eso que dicen que los de Orochimaru-san no se comparan ni al sexo, tebayo, y pensó que de seguro ese tal Orochimaru nunca había probado el sexo por detrás. Se movió rápido y a la vez lento, dudando y tratando de evitar dolor a Sasuke. Entonces escuchó el primer gemido y el segundo y el tercero y luego perdió la cuenta de los demás. Al parecer Sasuke estaba disfrutando, estaba realmente disfrutando... y mucho.

-Dobe... muévete más rápido- y comenzó un vaivén que conforme aumentaban las caricias, este aumentaba también. Sentía como el sudor caía por su frente, pero esta vez decidió quitarle importancia. Después de todo, estos eran casos que se merecían ser aguantados, a pesar de su inmenso odio al este. Miró a Sasuke y se dio cuenta de que él también estaba bañado en él. Pero esta vez no le resultaba asqueroso, si no de que una manera rara y un poco parafílica, le pareció sensual. Y eso le prendió aún más.

-¡Naruto!- gritó Sasuke en un tono más agudo de lo normal anunciando de que había llegado al clímax. La opresión que causaron las paredes internas de Sasuke hizo que lo que pensaba Naruto que era gloria, se quedase -por mucho- atrás.

Y terminaron casi inconscientes, pero a la vez lúcidos. Sabían que esto cambiaría sus vidas y que nada sería igual... sino que sería mejor. Naruto se acostó en el pecho de Sasuke y este agradeció mentalmente de no ser pasivo (aunque sea en eso) otra vez. Apegó el cuerpo de Naruto al suyo y cerró los ojos tratando de dormir. Cuando Naruto supo que Sasuke estaba dormido, cambió las posiciones una vez más. Conociendo el carácter de su amigo, le quiso dar el gusto, al menos por esos pequeños minutos que se tardó en lograr dormir.

-Duerme bien Sasuke-teme- le dijo Naruto antes de cerrar los ojos y tratar de dormir.

****

Se despertó y era de noche. Estaba - y no lo recordaba- en el pecho de Naruto. Frunció el ceño pero al rato relajó su cara. ¿Qué más daba?, después de todo estaba obvio que luego de esa noche no habría más Sasuke el hombre entre los dos. Se levantó con cuidado de no levantar al rubio y miró su reloj. Y entonces, decidió levantar a Naruto.

-¡Levántate, dobe!- zarandeo al rubio hasta el punto de casi hacerlo caer.

-¿Qué te pasa, teme?, déjame dormir- dijo adormilado, cerrando los ojos de vez en cuando.

-¡Faltan quince minutos para navidad, idiota!- dijo captando toda la atención de su, ahora, amante.

-¡¿Qué?! ¿Y porqué no se te ocurrió levantarme antes, tebayo?- gritó desesperado Naruto, buscando su ropa por el lugar. Una vez vestido bajó las escaleras rápidamente sin importar saludar a los padres y al hermano de Sasuke, quienes estaban sentados hablando tranquilamente en la cena.

-La tarde que se ha dado mi hermanito- dijo Itachi sonriendo divertido. Sus padres lo miraron con desaprobación, pero algo en su interior los hacía reír internamente también. Su hijo era lo bastante predecible como para descubrir que desde hace un buen tiempo estaba locamente enamorado del joven Uzumaki. Cosa de jóvenes, pensaron.

****

-Dobe, no llegarás, faltan treinta segundos- dijo calmado.

-¡Mis padres me matarán tebayo!- dijo molesto y suspirando- Bueno, me voy...- dijo cuando escuchó a lo lejos doce campanadas venir de la ciudad- Sí que estoy muerto tebayo- dijo bajando la cabeza. Sasuke sonrió sinceramente hacía el rubio y miró el cielo como esperando que algo empezara ya. Se acercó al rubio y levantó su mentón. Se acercó lentamente hacia él y le dio un casto beso. Naruto decidió dejarlo así. Entonces sintió algo en su cabello. Algo húmedo que se derretía en su cabeza y sintió una gran curiosidad, y más aún cuando su mente encontró una posible solución para aquella partícula que cayó sin más desde el cielo. Se separó de Sasuke y entonces lo vio.

-¡Está nevando, tebayo!- dijo alegre y saltando a los brazos de Sasuke.

-Feliz navidad, dobe- dijo Sasuke sonriendo y recibiendo gustoso otro beso de Naruto, o más bien dicho, otros besos de Naruto.

Entonces Sasuke llegó a la conclusión de que le debía muchos días más de nieve a Naruto.

Ya que los besos que había recibido esa mañana/tarde/noche, habían sido muchos, por no decir que los había contado.

Sonrió al ver que Naruto levantaba la cara y sentía la fría y calmada nieve caer sobre su cara.

Y es que Naruto estaba feliz. Después de todo había recibido lo que quería para navidad.

-¿Cómo...?- tartamudeo Naruto sin poder terminar.

-Pues que al contrario que a ti, el destino me ama- dijo Sasuke con una sonrisa prepotente en su cara.

Porque por muy imposible que pareciese y aunque fuese increíble de creer.

Sasuke había enfriado el sol...
Había enfriado el sol, sólo para él.

Notas finales: Un ¿Review?

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