Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rebeldes por Ikkina

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Me acabo de dar cuenta que no pone capi 2 si no 3, hay dos capis llamados "capitulo 3" en realidad uno es el 2 y otro el 3 pero no se como cambiarlos XD, esto una aclaracion por si alguien esta leyendo el fic jajaja

Prologo

 

 

 

 

Me encuentro en un autobús, cada minuto que pasa me alejo más de mi casa, de lo único que he

conocido hasta ahora como mi hogar.

 

Veo por la ventanilla calles llenas de gente, tiendas abiertas, niños corriendo y un ambiente que desde niño no había vuelto a ver, las personas hablan calmadamente y los niños corren detrás de una pelota de fútbol.

 

Ahora me doy cuenta de que esas imágenes hace ya un rato que han quedado atrás. Cierro los ojos e intento recordar cómo he llegado hasta aquí. No consigo saber con exactitud cuando empezó todo, ¿cuando le conocí a él? ¿cuando que llegué aquí?.

 

Me siento cansado, dolorido y la cabeza me estalla, creo que me voy a quedar dormido .

 

 

capitulo 1

 

-“Venga Hyoga sal ya de la ducha, llego tarde a trabajar”

 

-“Voy” - le grito a mi hermano Isaac.

 

Salgo de la ducha y el muy mamón por poco me tira al suelo para entrar al baño. Voy a hacer el desayuno mientras él se ducha, hace ya mas de una hora que Camus salió a trabajar, miro el reloj, no llega a las 8 de la mañana.

 

Isaac sale disparado del baño dando saltos intentando ponerse sus vaqueros y la camiseta a la vez, se cae al suelo y yo rompo en una carcajada. Se quita la camiseta y empieza a darme con ella.

 

-“Vamos, riente ahora” - me grita .

 

Se sienta a comer y lo hace a toda prisa, en menos que canta un gallo me encuentro solo en casa.

 

A las 10 me viene a buscar Aioria, es 8 años mayor que yo pero me llevo genial con él. Es bastante loco y le gusta gastar bromas, todo lo contrario que a mí. Aunque ha veces he intentando cambiarlo y hasta he odiado esa parte de mi carácter me ha sido imposible cambiar, no delante de Camus.

 

Seguramente eso es lo que hace que nos llevemos tan bien, mientras él habla y cuenta sus locuras, yo me siento a escucharle .

 

Fuimos a un bar donde él había quedado con dos chicas, siempre me hace lo mismo, sin avisarme me lleva a alguna cita que yo no le pedí .

 

Le digo que paso, que me vuelvo a casa pero en cambio me coge del cuello con su brazo apretando y me da golpes en la cabeza con el puño del otro brazo.

 

-“Vamos chiquitín, son dos chicas muy guapas, no me dirás que pierdes aceite ¿no?.”

 

Antes de poder protestar tira de mí, me gana en altura y fuerza y sin quererlo ya estoy en el bar delante de una mesa ocupada por dos chicas .

 

Aioria se siente con ellas a sus anchas, como si estuviera en casa, es así en todas partes. Me presenta a las chicas y me siento sin decir nada, me acabo de dar cuenta que ambas deben de superar los 25 y de que llevan demasiado maquillaje para mi gusto.

 

Aioria se pone a hablar con una de ellas, la otra me mira y sonríe, me siento incomodo y con ganas de salir corriendo de allí.

 

Intenta empezar una conversación conmigo pero no se lo pongo fácil, le respondo con palabras cortas.

 

Los minutos se me hacen eternos cuando el muy mamón me deja a solas con la otra haciendo una señal de triunfo, puedo leer su pensamiento “Esta noche mojo”.

 

Si la situación era cortante hace un rato, ahora lo es mucho más, ninguno de los dos sabe que decir, yo porque no tengo ningún interés en empezar una conversación con ella y supongo que ella al ver lo que pasa se ha quedado callada.

 

Después de un rato de mirar por la ventana vuelve al interrogatorio.

 

-“¿Te llamas Hyoga, no?.

 

-“Si.”

 

-“Que curioso, un nombre Japonés.”

 

-“Aja.”

 

Después de varias preguntas de las cueles la mayoría no me entero, me levanto de mala gana para marcharme, no me gusta ser mal educado pero ya se pasaba de pesada.

 

Solo me acuerdo de una pregunta, de vuelta a casa hay que pasar por un parque, aquí los parques no son como los que te pintan en la tele.

 

Por el suelo hay botellas de vino y latas de todo tipo de refrescos y en los bancos se ve a algún borracho durmiendo. Todo esto mezclado con niños de entre 6 y 12 años. Aquí los niños tampoco son como los que ves en los anuncios y las películas, aquí no se divierten jugando a la pelota sino tirando piedras a loscoches abandonados o molestando a los vagabundos.

 

Al pasar por el centro del parque veo un árbol y me tumbo debajo pensando en esa pregunta que tanto me ronda la cabeza desde que esa chica, de la cual ya no recuerdo el nombre, me ha hecho.

Capitulo 2

 

 

“¿Cómo llegasteis a este barrio?”. Hacía años que ya no pensaba en ello.

 

Mi padre era pescador, en Rusia es difícil vivir con un solo sueldo, y más teniendo tres hijos, por lo que mi madre trabajaba en el mismo barco que mi papá apartando el pescado por clases y tamaños, era común que las esposas de los pescadores fueran las que hicieran ese trabajo.

 

Nosotros nos quedábamos con nuestra abuela paterna mientras nuestros padres estaban navegando.

 

No puedo decir como me sentí cuando nos dijeron que el barco en el que trabajaban nuestros padres se había hundido y que no había habido supervivientes, tenía dos años cuando eso pasó y estaba acostumbrado a que ellos estuvieran días sin venir , tuvo que pasar algún tiempo para que pudiera comprender que esta vez no iban a volver .

 

Mi abuela era mayor y después de 6 años cuidando sola a tres nietos decidió mandarnos con nuestro tío paterno, habíamos oído hablar de él a nuestra abuela e Isaac me decía que la razón de no conociera a nuestro tío era que papá se llevaba mal con él.

 

Siempre supuse que se debía a que eran hermanos de diferente padre y el suyo se lo había llevado a su país natal, Italia, hacía ya muchos años y por eso la falta de contacto entre los hermanos. Después se fueron a Estados Unidos y es allí donde nuestra abuela decidió mandarnos.

 

Llegamos los tres de noche, el viaje había sido muy largo, buscamos en el aeropuerto a nuestro tío pero nadie había ido a recogernos. Allí estábamos los tres, en un país que no era el nuestro, del cual no sabíamos nada, ni siquiera el idioma, y solos.

 

Nos costo hacer entender la dirección al taxista y más nos costó que nos explicara que él no entraba a ese barrio y el resto del camino lo haríamos a pie.

 

Después de una buena caminata entramos en nuestro nuevo barrio , recuerdo que agarre la mano de Isaac por el miedo de ver todo aquello.

 

De donde venía era un barrio tranquilo, la mayoría era gente pobre pero honrada y muy trabajadora, a primera vista este barrio no lo parecía.

 

Apreté fuerte la mano de Isaac al pasar delante de un negro que pegaba a una mujer, le reclamaba dinero, la gente pasaba a su lado como si esa escena no existiese. Lo peor de esa ocasión lo recuerdo perfectamente, otro grupo de mujeres reían al ver como el negro pegaba a la mujer.

 

Seguimos andando cuando un borracho le tiró una botella a otro, la botella me dio justo en la pierna. El oír los gritos de esos dos, el no entender lo que se decían y además el dolor de la pierna hicieron que empezara a llorar. Isaac soltó mi mano para abrazarme e intentar calmarme pero Camus se giró mirándonos a ambos con una mirada fría mientras nos decía que no parara.

 

Llegamos pasadas las 2 de la madrugada, la dirección era la correcta pero no parecía haber nadie allí, nos sentamos los tres en las escaleras esperando a que nuestro tío llegara .

 

Pasaron horas, yo me dormí apoyado en las rodillas de Isaac y él también se quedo dormido, sentado. El único que no durmió fue Camus, él se quedó vigilando que nada nos pasara.

 

Amanecía cuando un hombre mayor se acerco a preguntarnos que hacíamos allí, nos habló en ingles pero al no saber contestar llamó a otro hombre que hablaba nuestro idioma, aún me acuerdo como si fuera hoy.

 

-“Hola chicos, Henry me ha dicho que sois paisanos”.

 

-“Hola señor” - fue Camus quien habló, Isaac y yo nos levantamos colocándonos a su derecha.

 

-“¿Qué hacéis aquí chicos?. Éste no es un bueno lugar para dormir, gracias a Dios que no os ha pasado nada”

 

-“Estábamos esperando a nuestro tío, ¿puede decirme si ésta es la dirección correcta? – preguntó Camus dándole el papel al hombre.

 

El gesto del hombre cambió de forma radical, se quedó unos minutos callado antes de volver a abrir la boca.

 

-¿Antoni es vuestro tío?.

 

-“Sí.”

 

-“Bueno chicos, siento ser yo quien os lo diga, Antoni está en la cárcel “

 

Recuerdo que Isaac y yo nos sobresaltamos, Camus no pareció inmutarse.

 

-“¿Sabe cuándo sale?”.

 

-“No se los años que le habrán caído pero no creo que salga pronto”.

 

Después de que se marchara y por pena seguramente, nos aconsejó entrar en la casa forzando la puerta asegurando que nadie vendría a reclamarnos.

 

Entramos en la casa, Isaac y yo nos sentamos juntos en el sofá mirando como Camus se apoyaba en el marco de puerta con los brazos cruzados y bastante pensativo. No se en qué estaría pensando él pero yo aún alucinaba con lo que había oído, seguramente por tener sólo 8 años. Mi tío, jefe de una banda callejera, traficante de drogas y conocido como Dark Mask. No sabían cuánto le había caído pero al parecer la ultima pelea entre bandas fue muy sangrienta y hubo muchos muertos de los cuales a mi tío le reclamaban 3.Ninguno abrió la boca, el primero en moverse fue Camus, se dirigió a la cocina a ver si había algo, no sabemos que tiempo llevaba nuestro tío preso pero la comida estaba toda en mal estado y olía muy mal. Buscó por la cocina bolsas de basura y empezó a meter todo en ellas, Isaac y yo no nos movimos de nuestro sitio viendo a nuestro hermano con cara de enfado llenando esas bolsas.

 

Sin girarse a mirarnos se dirigió a la puerta.

 

-“Iré a comprar algo de comer, vosotros dos limpiad la casa y buscad sábanas para lavarlas”.

 

Esa noche comimos en silencio, solo había una cama, Camus se quedo en el sofá y nosotros dos fuimos a la cama, allí le pregunté a Isaac que íbamos a hacer, de que viviríamos, supongo que no tenía esas respuestas, al igual que yo era solo un niño que acababa de cumplir 12 años.

 

Por la mañana al despertarnos Camus ya no estaba en casa, apareció entrada la tarde. Había buscado y encontrado trabajo, ahora que lo pienso en casa de la abuela ya era el “hombre” de la casa pero ahora con 16 años tenía que trabajar para poder comer los tres.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).