Gaara vio a la persona que amaba se alejaba de sus manos, de su ser, de lo que el representaba.
Quedo varado con la cabeza gacha, intentando contener toda emoción que atentara contra destruir su inquebrable protección, pero todo intento fue en vano cuando su corazón se achico y algo invisible estrujo ese órgano haciendo que llevara su mano a ese lugar que dolía profundamente.
Ese dolor punzante que parecía no querer acabar, que amenazaba con hacerse mas profundo dentro de su alma no lo dejo en paz, asta que su mente reacciono luego de muchos minutos de meditación eh increíble tortura de su propio ser que le gritaba descontrolado que no dejara ir lo que mas deseaba en el mundo solo por el miedo.
Lee había quedado pasmado, todo su mundo se había detenido cuando vio a Gaara prendido de la ventana rogándole desesperado que dejara el vuelo que los separaría para siempre, el mayor no podía quitarse las molestas lagrimas de amargura que resbalaban por su humedecido rostro.
Las personas que lo acompañaban el vuelo lo miraban algo incrédulos, otros curiosos, y unos cuantos con reprobación en la escena que se había armado horas atrás.
Pero ahora nada de eso importaba, el morocho no podía parar su avión por mas que quisiera, no podía retroceder el tiempo por mas que lo desease, y su corazón gritaba que debía hacer lo correcto, pero la mente opaco aquel sentimiento al ponerse el trabajo como primera meta en su vida, pero esque, así lo habían educado, de todas maneras, suponía el de que la preocupación de su amigo pelirrojo era por pura amistad y nada mas.
Porque digamos, que empresa aceptaría a un diseñador gay, pues creyó que ninguna lo haría, porque la sociedad de ahora era muy cruel, muy distante, muy fría, sentía que si daba rienda suelta a lo que sentía, se volvería a lastimar como la primera vez.
Como cuando le declaro su profundo amor a la niña de sus sueños, aquella niña de ojos verdes que brillaban cual diamante, aquella hermosa cabellera rosada que se movía armoniosamente cuando el viento decidía jugar con ella. Y Lee sintió celos asta del sol que la alumbraba cada día haciendo que su hermosa figura brillara como ángel celestial.
El niño si que se moría por ella, si que se moría de amor por Sakura, pero ella no supo corresponder aquella carga de afección, prefirió en cambio, solo mantenerla en la distancia, como buenos amigos que siempre eran y serian. Claro que a Lee no le convenció de todo y su declaración de amor se marchito con el constante pasar del tiempo, haciéndole creer que el amor verdadero, el amor soñado no existía.
Asta que se dio cuenta que la persona que mas amaba estuvo siempre a su lado, ese era aquel lindo pelirrojo que alguna vez se atrevió a desafiar cuando fueron pequeños, aquel del cual gano respeto, aquel del cual gano afecto y cariño. Y se sintió muy dichoso de eso, porque savia que ese niño no soltaba amistad, cariño, confianza a cualquiera que se le atravesara.
No, el pelirrojo lo había escogido a él sobre todos los niños del colegio de Konoha, sin quererlo le había gustado su compañía silenciosa, ese apoyo que recibía a la distancia que se transmitía con una calida mirada de esos profundos ojos aguamarina, y se había acostumbrado y le había gustado eso…mucho…
Con el pasar del tiempo fue descubriendo nuevos sentimientos ocultos, sentimientos que no creyó poseer y que creyó perdido hace mucho tiempo…
Y sin darse cuenta ya se encontraba sumido, ideando una familia imaginaria con su compañero, con su tierno pelirrojo, ideando citas imaginarias, ideando cosas que no existían pero que creía que si podían pasar.
Pero ahora era todo distinto, todas esas fantasiosas ideas habían terminado por ese viaje, habían terminado porque nunca se arriesgo a declararle su amor a Gaara, porque el miedo a perderlo pudo mas que lo que realmente sentía, porque la cobardía y la depresión lo invadieron por segunda vez, dándole a probar esa amargura que no se pudo quitar muchas noches las cuales deseo mucho tener a Gaara entre sus brazos, poder abrazarlo con fuerza, desir que lo amaba como nada en el mundo, poder besarlo con todo el amor que sentía y…no realmente toda esa fantasía envés de reconfortarlo, lo atormentaba.
Presiono su cabeza contra sus manos intentando retener lo que realmente sentía en ese momento, rabia, dolor, tristeza, arrepentimiento y un manojo mas de emociones se arremolinaron en su ahora confundida cabeza.
Intentaría recomponerse, intentaría cambiar las cosas, seria difícil si, nadie dijo que los cambios eran fáciles, pero tendría que adaptarse…tenía que hacerlo o si no…le iría muy mal en donde fuese….
Seria un largo viaje, y sus ojos ya le reclamaban que descansase por toda la energía que había gastado durante el día transcurrido.
Lee llego por fin a USA, después de 2 días de viajar en ese incomodo vehiculo, había llegado, suspiro porque ese había sido el viaje mas tortuoso de recorrer, pronto una vez en el aeropuerto cojio sus maletas y se dirigió a tomar un taxi, luego dirigirse a un hotel cercano a su compañía: ‘Kagura Style Company’
Su reservación ya era de por echo un trato, así que ingreso, comprobó efectivamente que todo estaba cancelado y sin mucho apuro dejo que uno de los empleados subiera sus maletas a su habitación, el mayor tenia la cara seria, con un aire melancólico.
Una vez enfrente de su habitación, el encargado se vio en la situación de preséntale todo el lugar como era debido. Definitivamente Lee no puso en lo mínimo atención, a él ya no le importaba nada, había perdido todo en su antiguo país, junto a lo que pudo ser su futuro y eso lo hizo sino deprimirse pero no hacerlo notar.
Cuando la explicación se vio terminada el encargado se retiro dejando en un profundo silencio a Lee, este solo se tiro con mucho descuido en su nueva cama, volvió a suspirar y de cuenta nueva, se dirigió automáticamente al baño, hay tomo una ducha intentando despejar su mente de todo mal recuerdo que lo atormentara, se cambio con ropa menos formal y se dispuso a conocer la ciudad por cuenta propia, cuando en la recepción se encontró con alguien que no espero…
Gaara daba se encontraba sentado dentro del avión, impacientado por llegar al susodichoso país donde se encontraba Lee, para hacerlo reaccionar a la fuerza si era posible y de paso confesarle lo que realmente sentía por el, claro primero tendría que buscarlo por todo el país, y cabe destacar que si, era enorme, eso era lo que mas le molestaba de todo.
Justo cuando creía que todo estaba perdido, decidió apoyarlo su rubio amigo diciéndole que un avión que también tenia el mismo destino saldría un día después, claro el menor había lanzado un centenal de protestas, entre frases hirientes y enojadas, claro el rubio no se tomo nada de eso enserio porque sabia que era el sentimiento del momento.
Lee se quedo estupefacto al ver a asistenta de su jefe esperándolo, era una chica de lo mas encantadora, rubia con el cabello ligeramente ondulado, con pequeñas mechitas rojas, cuerpo escultural cual supermodelo, su tez era blanca como la nieve y sus ojos tenían el mismo color que las gemas que tenia Gaara.
La chica se acerco, hizo un gesto sugerente y se presento, el nombre de la chica era Rena Ayanami, bueno ni que Lee la hubiese conocido, lo que pasaba era que en su trabajo había gente que se fijaba en los detalles de otras personas y pues ya muchos chicos habían hablado de la asistenta del jefe. Así que el morocho saco sus propias conclusiones que resultaron ser correctas después del todo.
Rena ya sabia todo, sabia como se llamaba y estaba dispuesta a enseñarle la ciudad porque según el jefe pues, eso era lo que ella debía hacer, y al parecer a ella no le disgustaba eso del todo.
El mayor se sorprendió porque en su pequeño recorrido la chica se había presentado de forma muy abierta que parecía que se conocieran de toda la vida, pero toda felicidad momentánea que adquiría con solo mirar a la chica a los ojos, todo se venia abajo, porque esos ojos aguamarina le recordaban mucho a Gaara y no podía hacer nada para evitarlo.
Pronto la asistenta le invito una cena que Lee no pudo negar puesto que en efecto, tenia hambre, y conversaron toda la noche, este la conoció y viceversa, ese vació interior fue llenado, momentáneamente, porque el mayor savia su estado actual, y eso era, sabia que ese vació se completaría si estuviera con su adorado pelirrojo.