-¿Tk? ¿Estás despierto?
Matt golpeaba suavemente la puerta del cuarto de su hermano.
-¿Tk? ¡Si no te das prisa llegaremos tarde!
-…
-¿Takeru?
Agotada su paciencia, Yamato invadió el cuarto.
Tk se encontraba todavía en la cama, tapado hasta el cuello.
-Joder.- protestó Matt, acercándose a su hermano.
Cuando estuvo a no más de un palmo de distancia, notó las pequeñas gotas de sudor que bañaban la frente del pequeño. Colocó la mano sobre la húmeda zona, y notó la elevada temperatura.
-Mierda. Gripe.
Yamato hizo un gesto de resignación y arropó al chico. Lentamente salió del cuarto, para volver unos instantes más tarde con un paño empapado en agua fría y una infusión caliente.
-Hermano…- dijo Tk levemente, al sentir el frío del paño en su piel.
-Idiota. Te has puesto enfermo. Debes haber cogido frío.- contestó fríamente el mayor.
-¿No tendrías que estar ya en el instituto?
-Dudo que te puedas cuidar solo.
-¿Me estás llamando inútil?- protestó Tk, alzando una ceja.
-Algo así.- rebatió Matt, con superioridad.
Takeru rió suavemente.
-¿No será que te preocupas por tu querido hermano?
Matt se sonrojó casi imperceptiblemente.
-No sueñes, enano- contestó, evitando los ojos de su hermano.- si no te dejo aquí abandonado es porque tengo una excusa para faltar a clase.
-Vale, vale…- dijo Takeru con una sonrisa, dándose por vencido.
Se hizo un silencio incómodo. Tk entrecerraba los húmedos y enrojecidos ojos a causa de la gripe, mientras Matt soplaba suavemente sobre la taza de líquido caliente para aminorar su temperatura.
-Voy a salir a comprar medicinas. No te levantes y descansa, anda.- comentó Yamato, rompiendo el silencio.
Takeru contestó con un leve movimiento de cabeza. Suspirando molesto, Matt salió del cuarto.
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Cuando Matt volvió a casa, Tk estaba dormido como un tronco. Las finas sábanas que lo cubrían se habían deslizado levemente por su pequeño cuerpo, dejando al descubierto su hombro y parte de su torso. El paño se había escurrido a lo largo de su cara, y estaba tirado a su lado. Sus mejillas estaban sonrosadas por la fiebre, y su boca entreabierta para respirar mejor. Matt evitó cualquier pensamiento incestuoso que se le pudiera ocurrir con esa imagen, y se acercó lentamente a su hermano. Recogió el paño, lo volvió a mojar y lo colocó de nuevo en la frente del pequeño, al tiempo que lo arropaba con dulzura. Sonrió al ver a Takeru tan indefenso e inocente… lentamente y sin hacer ruido, Yamato acercó una silla al borde de la cama y se sentó, mientras que colocaba su mano en la mejilla del pequeño y la acariciaba con ternura.
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Cuando Tk abrió los ojos, éstos le regalaron una imagen enternecedora… Matt dormía, todavía sentado en la silla, pero con el cuerpo recostado sobre la cama. Rebeldes mechones de pelo rubio caían furtivos por su rostro.
Takeru se sorprendió cuando descubrió su mano entre las de Matt. Sonrió, sonrojado. Aunque quisiera negarlo, Matt le quería muchísimo, lo suficiente como para no irse de su lado. Matt le había estado cuidando.
Lentamente, se deslizó un poco hacia abajo en la cama, y con cuidado se abrazó a Matt, para después cerrar los ojos y quedarse dormido de nuevo, esta vez con su hermano entre sus brazos.
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- Matt… ¿te encuentras bien?
Tk observaba detenidamente a su hermano. Éste estaba pálido, tenía los ojos rojos y entrecerrados y las mejillas sonrosadas.
- Si…- contestó con desgana Matt- date prisa, que llegamos tarde.
Takeru no se dio por vencido, y giró a su hermano de un tirón. Colocó su mano en la frente del mayor, y verificó sus sospechas.
- ¿Ves? ¡Estás ardiendo!- soltó- Debo de haberte pegado la gripe- supuso Tk, poniendo cara triste.
- Idiota. No es nada. Estoy perfectamente.- dijo el mayor, agarrando su mochila y cargándosela al hombro.
Tk sabía perfectamente que en una discusión directa ganaría la cabezonería de su hermano. Así que, evitando la discusión, sugirió:
- Espérame sólo dos minutos.
Y se adentró en la casa de nuevo, dejando a un estupefacto Matt plantado en el hall de entrada.
Tk corría de un lado para otro con una sonrisa. Llenó un balde de agua fría, cogió un paño y calentó agua para una infusión. Cuando estuvo todo listo, lo subió al cuarto de Matt, y lo llamó.
Matt subió las escaleras, casi enfadado por la tardanza y el extraño comportamiento de su hermano. Se sintió agotado al llegar a la planta de arriba, por lo que no pudo reaccionar cuando, sin previo aviso, Tk lo lanzó contra la cama y lo arropó.
Takeru aprovechó el momento de estupefacción de su hermano para arroparle bien y colocarle el paño mojado sobre la frente.
- Hoy no irás a ninguna parte. Y no acepto negativas- ordenó Tk, cruzándose de brazos.
Por unos segundos, el silencio reinó entre ambos. Matt miraba fijamente a los ojos de Tk, sintiendo millones de sensaciones que se agolpaban en él, y que seguro no tendrían nada que ver con la gripe.
Tk, al sentir la intensa mirada de Matt, se sonrojó violentamente, por lo que agachó la cabeza y se dirigió a la puerta.
- Saldré a por medicinas. Cogeré el dinero del bote de la coc…
Un fuerte tirón lo interrumpió. Instantes después se encontraba entre los brazos de su hermano, en la cama. La situación provocó que se sonrojara todavía más… Podía sentir la fuerza de los brazos de Matt, su olor, su temperatura…
- Tú eres la única medicina que necesito.
Tk abrió los ojos de la sorpresa, al tiempo que Matt le sujetaba la cara con ambas manos y le daba un beso ágil, tierno y furtivo, para después juntar sus frentes y mirar a Takeru, como esperando permiso para continuar.
Las orejas del menos se habían vuelto rojo fuerte. Se quedó unos segundos procesando lo ocurrido, hasta que por fin reaccionó.
- ¡M…Matt!- protestó, rompiendo el contacto visual- … ¡Somos… somos hermanos! ¡Eso no está bien!
- No me importa.- respondió Yamato, cortante, con una media sonrisa dibujada en su rostro.- Sólo voy a decirlo una vez, así que escucha- Takeru apreció con sorpresa el sonrojo de Matt- … no me importa una mierda que seamos hermanos, primos o lo que sea, no me importa que seamos dos tíos… te quiero enano, y es lo único que me importa, ne?
Tk temblaba en los brazos de Matt. Se suponía que éste esperaba una reacción por su parte, pero es que, sencillamente, no le salía.
- Aunque bueno…- prosiguió Matt- puedo entender que a ti sí que te import…
- ¡No!- Takeru se sorprendió al oír su propia voz- Eeee…no… en realidad… ¡A mí tampoco me importa!- exclamó, rojo de vergüenza.
Matt sonrió.
- Entonces no hay problema.
Y lo besó de nuevo, brindando un roce suave y tímido a los labios el pequeño.
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Un par de horas después un enfermo Mat abría perezosamente los ojos, encontrándose con el dulce rostro de su hermanito dormido.
Sonrió y acarició la mejilla del pequeño.
Suspiró. Ya no había escapatoria. A partir de ese momento iba a necesitar su dosis diaria de aquel pequeño, si quería evitar los síntomas de esa terrible y compleja enfermedad llamada amor.
Tras besar con suavidad la frente de Takeru, Matt cerró los ojos y se durmió de nuevo.