Nobita, terminando de hacer sus deberes, escuchaba a su hermano menor Riku conversando por teléfono.
El chico de catorce años enredaba los dedos en el material flexible y espiral del aparato. Reía, se sonrojaba, no podía estar quieto ni un segundo.
Por lo general era bastante tranquilo pero cuando hablaba con Kazukabe sensei cambiaba por completo.
Kazukabe sensei...
A Nobita le daba curiosidad aquel hombre que no conocía.
Era el maestro privado de Riku para el área de ciencias. Lo contrataron cuando sus notas empezaron a bajar y Genma, el mayor de todos los hermanos de la casa, fue a pedirle a su antiguo senpai de instituto que le diese una ayuda.
Bajo su tutoría se habían mejorado las calificaciones y también Riku mostraba un ánimo feliz y colaborador en casa.
Nobita jamás había necesitado un tutor como ese. Para él todas las materias eran sencillas y las desarrollaba a la par que jugaba baseball, el deporte de su admiración.
La voz casi infantil de Riku le hizo regresar a la realidad.
A esa pregunta que rodaba por su mente.
"¿Quién es realmente Kazukabe sensei?"
Su hermano menor hablaba de él todo el día. De su atractivo arrollador, de lo amable que era, de sus diferentes habilidades y su sencilles, de su pasión por el estudio...
Y en todas las descripciones, Nobita sólo sacaba en claro que Riku estaba perdidamente enamorado de él y que ese era su primer gran amor.
Antes de apagar la luz para dormir, Riku solía preguntarle cosas muy complicadas acerca del amor y de la forma de atraer a la persona que le gustaba.
Nobita buscaba algo que decirle pero por lo general se quedaba en silencio por que a pesar de ser tres años mayor que él era bastante inmaduro para el romance.
- Gomen na, Riku-chan, la verdad es que no sabría cómo aconsejarte... a lo mejor Genma puede darte una ayuda...
- Oni-chan - respondía con el rostro serio Riku - ... deberías conseguir a alguien que haga latir tu corazón... es tan perfecto... oh Kazukabe sensei...
Nobita siempre asentía y se quedaba dormido.
Por las expresiones de su hermano podía adivinar cómo avanzaban sus relaciones. Existían momentos en que Riku llegaba tirando la puerta, encerrándose a llorar desconsolado, así como días que era un cascabel de la alegría... todo su humor cambiaba según los deseos de Kazukabe sensei.
Estudiaba muchísimo y se quedaba hasta tarde haciendo sus deberes. A menudo era Nobita quien lo acostaba asegurándose de cubrirlo bien para que no se resfríe.
Un día llegó tranquilo y brillando como una estrella.
Nobita se encontraba realizando su trabajo del club de astronomía.
Riku tiró los libros al sillón y fue directo a él tomándole las manos y posándolas sobre su corazón que latía sin control.
El rostro angelical estaba lleno de paz y transfigurado por la felicidad.
- Me... he... declarado... hoy - dijo apenas pues la emoción no le permitía hablar.
- Riku...
- Y Kazukabe sensei...
Nobita prestó atención a su rostro.
- ¡Me dijo que sí! ¡Dijo que sí! ¡Dijo que sí!
Riku lloraba de felicidad girando alrededor de su hermano mayor.
Él sólo atinó a acariciar su cabeza y abrazarlo.
Así de fuerte era el amor de Riku.
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