Sábado y Domingo eran los días preferidos de Oliver, no porque en esos días no hay clases sino que porque ahí podía ver a su ángel, tocando y cantando para alabar a Dios.
-Hola Oliver – dijo una animada chica, Roxanne, una de las coristas de la iglesia y su mejor amiga
-Hola Rox, ¿Qué tal? – Preguntó Oliver
- Bien bien, intentando animar a Aaron – dijo cambiando su sonrisa por un semblante triste
-¿Aaron? ¿Qué pasa con él? – Preguntó intentando que su cara no mostrara la total preocupación que tenía en ese momento, o podría ser muy obvio
-Su madre está muy enferma- dijo apenada la chica- pero hoy en la noche hay cadena de oración por ella- dijo con una sonrisa
-Bien, ahí estaré
Hace dos años que había llegado a aquella iglesia, con 14 años necesitaba un cambio en su vida, estaba comenzando a beber a diario y no quería pertenecer a esas organizaciones de alcohólicos anónimos, prefirió ir en busca de algo o alguien que le pudiera ayudar personalmente, así rumbo al colegio encontró esa pequeña iglesia en una calle poco habitada, era blanca y pequeña, humilde y con una pequeña cruz en su punta, con varias bancas en su interior… y al chico más bello que había visto en su vida, en el primer momento en que lo vio no pensó en eso, sino que solo el chico cantaba bien, pero poco a poco se iría dando cuenta de sus verdaderos sentimientos.
Pasaron los días y solo daba vueltas por fuera de la iglesia, no se animaba a entrar, hasta que un día una chica de un par de años mayor se acercó a el
-¿Qué haces ahí parado?
- eh…yo…yo…bien…eh… m-me voy, si, si, me voy…. – dijo dando una media vuelta
-¿¡Adonde crees que vas!?- dijo entre risas la chica, tomándole el hombro- te hice esa preguntara para conversar – reía- ven, entra, te estamos esperando – su risa cambio a una sonrisa sin ruido, sus perfectos dientes resplandecían, caminó unos pasos y invitó a Oliver con su mano-¿Cómo te llamas? – Preguntó la chica
-S-soy Oliver- dijo tímidamente
-Yo soy Roxanne, espero verte más seguido aquí… ¡pero dentro! No afuera- su risa se volvió a escuchar, haciendo que una temerosa sonrisa asomara por los labios de aquel chico.
Sábado y Domingo sin falta iba a ese pequeño lugar, su vida había cambiado, su actitud, su humor, su apariencia… todo, era un chico nuevo, aunque todavía no había tomado la decisión de bautizarse, pero pensaba que pronto lo haría.
De a poco fue conociendo a todos los miembros de la iglesia, bebes, niños, chicas y chicos de su edad, adultos, ancianos, a todos los conocía.
Era un día domingo, y como aquella iglesia no era de esas en las cuales solo puedes ir con falda o terno y tu cabello debe ser corto en los hombres y ultra largo en las mujeres la batería había comenzado a sonar a todo volumen, la guitarra eléctrica comenzaba a afinar y las coristas preparaban su voz, Oliver estaba nervioso, no había escuchado tocar a “la banda” de la iglesia, de pronto apareció un chico de su misma edad con una guitarra eléctrica colgada en su hombro, sus ojos azules impactaban y contrastaban totalmente con su negro y brillante cabello, su sonrisa era aún mas radiante que la de Roxanne y sus dedos se movían rápidamente por las cuerdas de su guitarra… y su voz… su voz era excepcional, era el cantante principal de la pequeña banda, mientras Roxanne, el baterista, la bajista, el tecladista y dos chicas mas hacían los coros, todas sus voces juntas sonaban realmente bien, los habían elegido perfectamente.
Se hizo amigo rápidamente de todos los integrantes de la banda, se enteró que el vocalista principal se llamaba Aaron, y era nada más y nada menos que el hijo del pastor, tenía su misma edad, el baterista era el novio de Roxanne, Tomás era su nombre, tenía 18 años en ese entonces, Catalina y Anna eran las dos coristas, la bajista era Samanta novia de Samuel, el tecladista.
Pasaron los meses y Tomás tuvo que viajar al extranjero para estudiar, se ganó una beca a Canadá por los 5 años que duraba su carrera, Roxanne lloraba de felicidad y fue la primera en decirle que no dudara en viajar, el puesto de baterista lo ocupo Oliver, había estado –en su antigua vida- en una banda desde los 12 años y era el baterista, por lo que ya tenía experiencia con aquel instrumento.
Oliver comenzó a aprender los ritmos de cada alabanza tocada por la iglesia, los memorizó todos y cada uno de ellos, tocándolos así excepcionalmente.
Se hizo muy amigo de los músicos y de las coristas, pero Aaron, era el más distante, solo era así con Oliver, a todos les llamo la atención la actitud del oji-azul, ya que este siempre había sido muy sociable.
Pero Oliver a toda costa quería ser amigo de Aaron, no sabía muy bien por qué, pero algo dentro de él le decía que tenían que ser los mejores amigos.
- ¿Cuál es tu color preferido? – Preguntó inocente
- Blanco- respondió Aaron, desviando la mirada intentando ser indiferente.
-¿Y tu comida favorita? – insistió en preguntar Oliver.
- sushi-
-aw, nunca lo eh probado… - dijo con tono melancólico.
-emmm… bueno… conozco un pequeño local donde lo venden muy barato… si quieres podemos ir… tal vez… - ofreció el pelinegro, mientras un leve tinte rojo cubría sus pálidas mejillas
-¡Me encantaría!- respondió de inmediato Oliver, entusiasmado, dando un salto de alegría.
-Bien… ¿Y cuándo vamos? – preguntó Aaron, esbozando una pequeña y tierna sonrisa.
-¡Cuando tú quieras!- casi gritó alegre y emocionado aún; no podía borrar la hermosa sonrisa que se había formado en sus labios, no estaba acostumbrado a sonreír, pero ahora lo hizo inevitablemente.
Así comenzaron a salir, y su amistad iba creciendo y fortaleciendo, llegando a ser los dos mejores e inseparables amigos.
Aaron incluso se cambió de colegio solo para estar más cerca de Oliver, según el oji-azul fue para “vigilarlo, para que no volviera a sus andanzas pecaminosas” pero todos creían que era porque su amistad era la más fuerte de todas… nadie imaginaba que era porque Aaron no soportaba estar lejos de su amigo, ni siquiera Aaron entendía bien sus sentimientos.
Así pasaron los dos años hasta llegar al presente….
-¡El mundo cada vez decae mas, llegando ahora a crear un tercer o cuarto sexo! ¡Dios solo creó al hombre y la mujer, no hizo nada entremedio de ellos! Hombres con hombres o mujeres con mujeres ¿Dónde se vio aquello? No les digo que les tengan repulsión, pero no debemos ser parte de su vida, o sino ¡seremos como ellos! – predicó un pastor extranjero, era de los más ancianos del mundo, con noventa y cinco años todavía iba de país en país predicando el evangelio. Muchos de los jóvenes que estaban presentes en esa predicación arrugaron su entrecejo al escuchar las palabras
-Yo pienso que está equivocado, o sea ¿Quién se va a volver lesbiana por juntarse con una? –Murmuraban entre ellas
Aaron estaba hundido en sus pasamientos, sentía una fuerte punzada en su pecho ¿Acaso esa prédica le había llegado a el?
Por otro lado, Oliver estaba furioso, en su cara no se notaba su enojo, al contrario, tenía una sonrisa especial, pero por dentro su furia lo carcomía, desde hacia unas semanas se estaba empezando a dar cuenta de sus sentimientos por Aaron y ahora venia ese viejo amargado diciendo que no debían juntarse con personas que tuvieran otros gustos sexuales, lo encontraba ridículo y le afectaba demasiado en su vida.
La reunión terminó y Roxanne se acercó a Oliver.
- ¿No crees que el pastor estaba medio equivocado? – las palabras que dijo Rox, sonaron para Oliver como ángeles cantando, él pensaba que era el único que tenía ese punto de vista.
-¡sí!- exclamó – Encontré medio tonto eso que dijo sobre si alguien se juntaba con homosexuales se volviera un homosexual- dijo cruzándose de brazos.
- ¡Cierto!, todos los jóvenes pensamos eso, pero debe ser porque donde es de los pastores más ancianos todavía tiene ese pensamiento un poco anticuado.
- mmh - expresó en modo de respuesta afirmativa -¿Dónde está Aaron? No lo he visto desde que llegué.
- Ustedes no pueden estar separados ni un momento ¿no es cierto? – un sonrojo notorio se mostró en la cara de Oliver, por suerte Roxanne no lo notó – está por ahí.. en la primera banca creo – contestó finalmente la pregunta de Oliver
- ok, gracias – agachó un poco la cabeza, no quería que lo verían sonrojado
- Aaron… - no pudo continuar la frase... no quería aceptarlo… cerró los ojos, pensando que lo que vio era una tontería… los abrió nuevamente… seguía allí… sus ojos se cristalizaron de inmediato, sin lagrimas que recorrieran sus mejillas, solo se quedaban dentro de sus ojos, aguardando por salir. No no no se repetía mentalmente… esperando que aquello solo fuera un sueño…