Un nuevo amanecer
Un nuevo día, un hermoso amanecer me espera. Abro mis ojos. ¿Qué veo? Veo una ventana, presenciando la salida de los que simulan los primeros rayos del Sol, ya que está un poco nublado. Gracias a Kami que puedo ver semejante espectáculo. Me asomo al costado… 6:30 AM. Es muy temprano. NO podía dormir aunque quisiera, así que me acomodé en la cama. Acogedora.
Pero nada podía ser más hermoso que ver a aquel ángel durmiendo, su respiración pausada, su boquita entreabierta, el rostro apacible que se veía al dormir. También le agradezco a él por traerme de vuelta del mundo de los muertos. Por hacerme sentir vivo de nuevo.
Porque nos necesitábamos, alguna vez él me necesitó a mí, pero en mis momentos más angustiosos, él estuvo ahí cuando empecé a caer en las oscuras fauces del abandono. Mi obsesión por encontrar al que alguna vez fue mi hermano, y al que alguna vez amé, e fue carcomiendo mi alma, y gradualmente fui perdiendo mi esencia, mi chispa, y mi voluntad de fuego. Había desaparecido.
Cuando al fin encontré a mi amado Sasuke, mi única bienvenida fue una pelea en la que yo perdí. Lo que más me dolió no fueron los golpes propinados, sino que despreció lo vivido juntos, lo consideró como algo menos que basura. Esa fue la gota que derramó el vaso. Para mí, la vida ya no tenía sentido, y aun cuando mis amigos Chouji, Kiba, Hinata, Neji, Lee, Sakura-chan, trataban de aliviar mi pesar, no podía disfrutar de la vida tan bella que tenía. Mi corazón se empezó a llenar de amargura y desprecio, de ingratitud hacia quienes se habían convertido en mis inseparables compañeros. Sólo me interesaba, yo, yo, y Sasuke. Deseaba que esos tiempos pudiesen volver, y que todo lo malo que había pasado se borraran. Pero, eso no iba a poder a ser. Y me di cuenta de eso, pero mi terco corazón no lo quería aceptar. Yo era el único culpable de mi infelicidad.
Pero llegaste tú, acicalando mi alma con palabras que fueron como bálsamo para mí, consolándome, y a veces, aconsejándome. Tuviste que reprenderme en varias ocasiones por mis estupideces que intentaba hacer, porque no le tienes miedo a nada… Sabaku no Gaara.
Poco a poco te hiciste un lugar en mi corazón, pusiste tu hombro para que llorara, y me desahogara, hiciste que volviera a confiar en las personas, y ayudaste a hacerme una reconciliación conmigo mismo, y también con mis amigos, quienes aceptaron mis disculpas con mucha comprensión. Los aprecio tanto.
Tú, y tu destreza para escucharme, me abrieron mis ojos a un mundo diferente, Sí, porque tú eres mi mundo, tú te has vuelto esencial en mí tal como el aire lo es para los pulmones, como las estrellas al cielo, como la sangre al corazón. Me mostraste que la vida es bella, que hay que vivirla, que abriera mi corazón al amor, y así lo hice.
Me entregué a ti en cuerpo y alma, en una de esas noches maravillosas, en el claro del bosque que sólo tú y yo conocemos, nuestros mantos fueron el oscuro cielo con sus estrellas titilantes, y la madre Luna presenciando nuestra entrega incondicional, amándonos hasta el amanecer.
Así que decidimos oficialmente convertirnos en novios, sí, después de tanta indecisión, tú me convenciste a ser más que amigos. La vida me devolvió las tristezas con alegrías, como la de encontrarte, enamorarme de nuevo, y luego, dándome la oportunidad de tener dos hermosas hijas, Jillian y Sora, que son como la cereza de nuestro hermoso pastel, las dos rubias, con tus ojos aguamarina, hermosas como ellas solas.
Pero, a veces la misma vida nos pone pruebas, y esos momentos llegaron cuando apareció aquella persona que me había condenado a vivir un calvario… Sasuke. Regresó a la aldea después de todo el daño que había causado, sólo con un motivo: estar conmigo. Qué iluso. Trató de iniciar una nueva vida conmigo, pero ya era tarde, no podía estar conmigo, yo no quería. Porque había aprendido la definición de amor con la persona a la que adoro: Gaara.
Sasuke, se dio cuenta de que todo era en vano, y por primera vez en toda su vida, apartó su orgullo y me dejó partir, y ser feliz. A él no le guardo rencor, la vida es tan bella que no se puede malgastar en el odio, que pudre el corazón y lo hace inservible, ¿verdad Sasuke?
Al final, nos casamos, en una boda más que fastuosa, invitamos a todas las personas que queremos, y las que no… también; Neji, Hinata, quien es ahora la prometida del primero, Chouji, Ino, Cejotas, Sakura, ah, quien más tarde se casó con el Uchiha, Shikamaru, quien ahora está con Temari, sí, el vago es mi concuño, jajaja, quien lo diría; Shino, quien se quedó con el problemático de Kiba, oh por Dios, ya estoy agarrando el hábito del Nara. Mis hermosas hijas fueron tras de mí cuando me casé con ese hermoso pelirrojo.
Y ahora, estoy en la misma cama, con el hombre a quien yo amo, y quien tiene el derecho de mi propiedad, sólo él, sólo suyo. Te amo, Gaara.
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Naruto volvió la mirada al reloj, ya era las 7:00 AM, y siguió mirando al hermoso durmiente, hasta que de tanto que estaba embelesado con su belleza, no se dio cuenta de que sus labios estaban aprisionados con los labios del pelirrojo, saboreándose calmadamente, sin prisa.
-Naruto, amor mío, salgamos a caminar-dijo el Sabaku a su rubio amor, quien aceptó, después de darse una buena ducha, al patio enorme de la casa donde actualmente vivía la familia Sabaku Uzumaki.
Salieron temprano, ya que ese era el cuarto aniversario de bodas entre los dos amantes, caminando y viéndose con dulzura, no habían perdido el respeto, cariño mutuo, ni mucho menos el amor. Esas miradas imperturbables y esa conexión se rompió cuando una bola blanca cayó en la nariz respingada del mapache.
-Gaara, ¡está nevando!
Y rítmicamente, así como caía una, empezó a caer otra bolita, y otra, hasta que se hizo un diluvio de nieve, inundando la aldea con su blanca pureza.
-Qué sorpresa-dijo el pelirrojo, pues no se esperaba esto en la soleada Konoha
-Si, Gaara.-y abrazando a las niñas, quienes aparecieron al ver tal espectáculo, salieron emocionadas con sus papitos, agregó:
-La vida nos da sorpresas, y regalos hermosos, como son tú, y mis niñas, ¿sabes por qué? Por que cada día, es un nuevo amanecer.
FIN
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