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El Vecinito por Sakura Cristal

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Notas del fanfic:

Espero que disfruten como siempre n.n

Feliz año nuevo!!! ;)

Cristal

En un vecindario cualquiera, vivían en dos casas separadas, dos personas que, pues, no se llevaban muy bien, bueno, a uno de ellos no le agradaba el vecino de al lado. Naruto vivía envidiando a su vecino, por que todo lo que hacía, lo hacía bien. Pero la competitividad del rubio no permitía conocer mejor a su vecino, al vecino de la casa azul.

Naruto Uzumaki había tenido una infancia muy triste, era pobre, y carecía del amor de una familia, y cuando consiguió ser una persona con un status, pues, no alto, pero si acomodado, como para vivir en los suburbios, se convirtió en una de las personas más importantes del vecindario.

Pero luego, tiempo después llegó el chico de cabellera larga y una coleta atada de manera baja, Itachi Uchiha, quien era una persona amable y considerada, del mismo nivel económico y social que Naruto, sí, era un poco aventado, pero siempre con una sonrisa en la cara.

Desde el momento en que lo vio, el rubio sintió un coraje, le cayó mal desde su llegada, sin embargo, para sus adentros, había admirado su belleza, claro, no era como él mismo: delicadamente bello; todo lo contrario, tenía su estilo un poco alocado y tenía cierto toque de desfachatez, pero ese toque salvaje, lo hacía ver atractivo.

Claro que al envidioso de Naruto no le importó en cierto tiempo; lo único que buscaba era demostrar que él era el mejor, que no iba a darle el primer puesto a nadie, y que el revuelo que causó en el vecindario, iba a ser sólo pasajero, toda la gente iría a aclamarlo a él como el vecino ideal, como siempre ha sido, y debería ser…

Un día, Itachi se compró una televisión de plasma de 42 pulgadas, grande, y de marca reconocida. El chico Uzumaki lo estaba viendo mientras podaba su hermoso jardín, envidiado y reconocido por sus avariciosos vecinos, lo veía pasar y salir de su casa mientras los cargadores transportaban sus aparatos de teatro en casa para instalarlo.

A Naru le ardió el corazón de coraje cuando vio al sexy Uchiha entrar con su maravillosa televisión; eso significaba que los vecinos se le iban a pegar como moscas para ver su televisión y jugar play, etc. En fin, acapararía Itachi su atención y él no

“Muy bien, el chico quiere jugar, jugaremos” pensó para sus adentros el rubio sexy.

Al día siguiente, el pelinegro estaba jugando fútbol en el jardín cuando vio la revolución que se había armado en casa de Naruto, ¡Una televisión de plasma de 50 pulgadas! Eso era impresionante, y le alegró mucho que su “querido” vecino tuviera un teatro en casa como él… Que inocente…

- Vecino, que gusto me da que tenga su TV nueva – dijo muy alegre Itachi
- Sí, gracias – le dijo el rubio ojiazul muy satisfecho con su “venganza”, pensando que Itachi se moría de la envidia.

Pasaba el tiempo, e Itachi siempre se compraba cosas lujosas, incluso cosas insignificantes, y Naruto para sentirse importante compraba las cosas el doble de caras y de marcas súper importantes para impresionar a sus vecinos, eso al pelinegro no le importaba, pero lo que de verdad le importaba era el rubio en sí, era demasiado hermoso como para dejar pasar esa oportunidad de verlo día a día, buscaba la manera de hablarle, aun cuando el kitsune se pusiera en su plan altanero y le presumiera de cualquier cosa: que si un carro nuevo, que si su jardín remodelado, que si su garaje, bla, bla, bla, pero eso no importaba, quería seguir viendo sus ojos, esos ojos que empezó a envidiar

“Si tan sólo me dejara acercarme, con lo mucho que lo deseo”

Pasó el tiempo, otra vez, y la envidia corroía a Naru-chan, esta vez por el hermoso jardín que se hizo Itachi, era muy lindo decorado y bien podado, estaba que lo consumía por dentro, así que lo iba a pagar muy caro…

Era medianoche, y se arriesgaba a ser descubierto por la policía vigilante del vecindario, pero era algo que tenía que hacer. Se escabulló por la parte trasera, que era donde se encontraba el jardín, todo bonito y bien protegido, portando sus herramientas, iba a destrozar el lugar, pero algo llamó su atención…

Había una luz encendida en la habitación de fondo; no iba siguiendo el plan, pero si para arruinar a tu enemigo tienes conocerlo, y estar desde adentro, lo haría, total, no tenía nada que perder, ¿o sí?

Entró en la hermosa casa de manera muy sigilosa, así para que no lo descubrieran, con una oscuridad tan enorme como la de la boca de un lobo, su cocina, impresionante, con todos los lujos que una persona pudiera tener, la sala, con sus muebles de pieles y decorado al estilo simple, pero cómodo; pasó por los pasillos hasta llegar al remanente de luz.

Abrió ligeramente la puerta, y, ¡Oh sorpresa! Vio a un escultural neko pelinegro entrenando. “Ese tío ha de estar loco al entrenar a medianoche” dijo el rubio, pero al mirar al delicioso cuerpo pecaminoso del vecinito, empezó a sentir una “pequeña” molestia en su entrepierna…

No podía creerlo, levantándose con la barra, luego haciendo pesas, sentadillas, era impresionante la visión que tenía, luego… ¿Dónde está? Pensó el rubio antes de ver por detrás a Itachi

- ¿I-Itachi? Que sorpresa, etto, yo, es que yo…
- Dime, ¿qué es lo que deseas?

El rubio se quedó súper inmóvil al ver al moreno, el sudor perlado que corría por su morena piel, una gota traviesa que recorrió todo el sinuoso camino musculoso del abdomen hasta llegar a zonas indecorosas…

- Yo sé que es lo que más deseas – apresuró a decir Itachi – Tú, más que desear superarme, yo lo sé, me deseas

En ese momento el león arrinconó a su presa, atacando primero a su cuello, besándolo, lamiéndolo, y dejando leves marquitas en su níveo cuerpo, a lo cual Naruto soltó un gemido…

- Ne, te gusta verdad… Bueno, te daré lo que quieres.
Pasó muy rápidamente a los deliciosos labios del rubio, su beso se volvió intenso, sus lenguas se juntaron deseosas de explorarse, pasaron a una habitación más grande para seguir con sus besos y caricias, teniendo una noche de placer sin igual, llegando al clímax y dormir toda la noche juntos.

- ¿Sabes?, la gente nos va a envidiar, y te diré por qué amor – Itachi besó tiernamente los labios de su amante- Por qué somos perfectos, los dos unidos. Te amo mi kitsune favorito.
- Yo también mi nekito hermoso.

Y el envidioso y el envidiado terminaron juntos en ese vecindario



Fin
Notas finales:

Espero que hayan disfrutado como siempre digo

Nos vemos pronto con otro ficki... Allos!!

Cristal


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