Por: Fenixydragon
Capitulo 1-Lo deseo.
-Cuando sea mayor de edad iré a tu reino y me casaré contigo…-le dijo abrazando a Tom y apoyando su carita en el pecho del mayor.
Tom abrió los ojos como pelotas y se fijó en el chico pegado a él.
-Bueno, sí cuando seas mayor sigues queriendo casarte conmigo y yo no estoy casado… podríamos llegar a un acuerdo -entonces el niño lo miró contento y asintió.
Tom le devolvió la sonrisa y pensó “seguro que esto se le olvida enseguida, al fin y al cabo los niños pequeños siempre piensan en esto.”----------------------------------------TOM/JAMES-------------------------------------------------
Y el tiempo pasó, ocho largos años de paz y unión en los que el rey Riddle no volvió a ver jamás a ese diablillo de ojos marrón…
-Majestad, siento molestarle, pero el señor Malfoy ha llegado -le informó Chambelán.
-Hazlo pasar… -le permitió el rey, dejando los documentos encima de la mesa de su habitación.
En ese momento un rubio de cabello lacio y ojos azul marino se dio paso a los dormitorios del rey.
-¿Qué, ya has encontrado lo que andabas buscando? -le preguntó Tom divertido a su mejor amigo.
El rubio lo miro mal y se sentó encima de la cama del rey derrotado.
-Hoy en día es imposible para alguien como yo encontrar a la persona correcta sin que esta tenga una doble intención. Esto no es justo -se quejaba. Lucius Malfoy era un noble de alta cuna del reino de Tom, se conocían desde los cinco años… Lucius siempre había tenido de todo, pero nunca había tenido amor… ni siquiera de sus propios padres.
-Oh vamos Lucius, el amor no se busca, el amor aparece… ya llegará -intentaba animarlo el rey algo divertido.
-Sabes tan bien como yo que no me queda tiempo -se quejaba el rubio.
En ese momento alguien entró por la puerta alteradamente.
-Mi señor, siento importunarle, pero… el príncipe de Gryffindor ha llegado con dos acompañantes más… su guardia dice que el príncipe trae algo valioso que usted le pidió al rey de Gryffindor verificara… y se lo trae su hijo en nombre de él.
El moreno se levantó del asiento rápidamente y salió con porte y prisa hacia el trono seguido por Lucius, el cual se preguntaba como serian los nobles de Gryffindor… ya que nunca había visto nadie de allí.
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-El Príncipe de Gryffindor James Potter, seguidos por sus acompañantes Lord Sirius Black y Lord Remus Lupin, mi señor -presentó el Chambelán, dejando pasar a tres chicos de no más de 18 años.
Tom Marvolo Riddle se quedó sin aliento al ver al crecido príncipe… ya no era ese niño de diez años que él había conocido… ahora era un hombre formado en todos los aspectos y dios de piel tostada, ojos de almendra y cabello… Bueno el cabello no había cambiado en nada.
Los tres invitados se pararon a cinco pasos del trono, los dos acompañantes del príncipe inclinaron respetuosamente la cabeza. El príncipe tendió una carta al rey sin decir una palabra aun, pero ninguno de los dos despegó la mirada el uno del otro.
Tom apartó la mirada de los ojos del príncipe al oír un carraspeo a su lado, cambió su mirada y miró a Lucius que le hizo una seña con la cabeza dirección al sobre… Tom entonces se dio cuenta de que había estado mirando embelesado al menor y algo avergonzado… cosa que nunca admitiría. Cogió el sobre de la mano del príncipe rozando sus dedos en aquella mano, haciendo que el león se estremeciera.
Tom abrió la carta expectante y empezó a leer su contenido… poco a poco su semblante fue cambiando a uno de felicidad y al terminar la carta:
-Lucius envía un mensajero al Rey del Sur para hablar del contrato -Lucius asintió, pero no se movió del sitio, sabiendo que tenía que hacerlo al acabar con la visita.
El rey volvió a mirar fijamente al moreno -Habrá sido un viaje muy largo… y me gustaría saber como esta mi padrino… si lo desean, pueden quedarse a descansar.
-Muy considerado de su parte Rey Tom.-habló por primera vez James. Tom tuvo la patética necesidad de gemir… cosa que, gracias a Merlín, no hizo.
-Bien, podéis quedaros en los aposentos que se encuentran al lado de los míos -James sonrió al oír aquello e inclinando la cabeza siguió junto con sus amigos al sirviente que los llevaría a sus aposentos.
Tom no despegó la mirada del Príncipe hasta que éste desapareció por las puertas.
Lucius, que había notado todo eso, levantó una ceja divertido.
-¿Le traigo un babero, señor? -Tom al escuchar eso dejó de mirar por donde había entrado el moreno y lo miró mal.
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-Espero que estos aposentos sean de su agrado, señor. Ahora, si me disculpan, los aposentos de al lado son los de sus acompañantes. Con permiso -dijo el hombre marchándose al cerrarse la puerta… Sirius Black empezó a reírse a más no poder.
-Dios mío, parecía que os ibais a poner a follar encima del trono -dijo Sirius, Remus también reía, pero más calmado.
James enrojeció hasta la raíz del cabello.
-Ya entiendo por qué insististe tanto a tu padre para venir tú… ¡¡Merlín!! -esta vez fue Remus el que habló.
-Bueno, ya esta bien ¿no? Además no es para tanto… hacia mucho que no nos veíamos… es normal que él me viera cambiado, pero creo que nada más…
Sus amigos lo miraron extrañados -Oh vamos Cornamenta… no despegaba sus ojos de ti ni de tu cuerpo. Creo que tienes posibilidades, sino ¿Por qué les ha dicho que nos dieran las habitaciones de al lado suyo? Normalmente no se hace eso y tú lo sabes.
-Creo que ni se acordará de lo que le dije de pequeño… -se lamentaba James sus amigos fruncieron el ceño.
“¿A que se refería James?”********************
-Entonces la carta de compromiso ¿fue una farsa? -preguntaba un alucinado Lucius.
-Así es. Parece que el rey de Ravenclaw va a tener que dar muchas explicaciones… esto es un alivio.
-Entonces hablando de… reinos… y todo eso… el principito no esta nada mal ¿verdad?
Creo que intentaré conquistarlo -dijo Lucius viendo al reacción de Tom.
-Ni se te ocurra Lucius. Ese chico es mi… el hijo de mi padrino… eso… no juegues con ello.
Lucius miró divertido a Tom: “Que se te nota Tom” pensó el rubio.
-Tranquilo, no lo tocaré… si él no quiere -dijo por último, saliendo de los dormitorios del rey.
Tom, al escuchar lo último, estuvo apunto de estrangular a su amigo, la verdad es que no veía a ese niño desde hacia demasiado tiempo… aun recordaba la ultima vez que lo vio y se bañaron juntos… y aquella promesa… aunque no creía que ese chico se acordara de algo así... al fin y al cabo.
////Cuando sea mayor de edad iré a tu reino y me casaré contigo…///
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-Mi señor, ha llegado una lechuza del reino de Slytherin. Dice que el rey Tom quiere invitarlo a su reino para hablar sobre el compromiso, mi señor -dijo el Mensajero Real inclinando ante el rey de Ravenclaw.
-Bien, muy bien. Que preparen mis cosa y las de mi hija… nos vamos al reino de Slytherin.
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James se encontraba acostado en su cama, dando vueltas en ella al no poder dormir… no podía dejar de pensar en Tom… había estado enamorado de ese hombre desde los diez años… y ahora lo tenía a una puerta de distancia… quería ir a su cuarto, meterse en su cama y dejar que le hiciera lo que quisiera con su cuerpo… el cuerpo de un hombre moreno, piel tostada y ojos verdes como esmeraldas, ardiendo… quería que lo sostuviera, lo hiciera gemir, lo poseyera por completo… pero sabia que algo asi nunca pasaria… Entonces escuchó un ruido y oyó la puerta abrirse cuidadosamente.
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Tom se encontraba frente a su escritorio intentando leer los planos de la nueva aula que se construiria en el castillo… la palabra clara era “intentando”, porque en lo único que podía pensar era en ese chico de ojos cafés que lo tenia hechizado. Quería saber como se vería ese rostro embriagado por el placer, gimiendo su nombre, anhelando estar dentro suyo… que sólo fuera suyo… y aquella mirada, esa mirada invitaba al más dulce de los placeres… quería saberlo… quería poseer a ese chico, lo quería para él… pensar que algún otro habría conseguido esa piel cremosa antes lo enfurecía de celos y rabia. Se levantó rápidamente de la silla y se dirigió hacia la puerta, al abrirla, los guardias que la custodiaban, lo miraban extrañados, él no era hombre de salir tan tarde… Decidido, se acercó a los aposentos que estaban frente suyo, donde se encontraban también los guardias que había mandado proteger al principe y les ordenó que le dejaran pasar… estos obedecieron algo extrañados también; entonces abrió la puerta poco a poco y entró dentro, cerrando la puerta… los guardias se miraban unos a otros imaginando el por qué el rey había entrado ahí dentro tan entrada la noche.
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James no se movió ni un centimetro de la cama. Oía como el extraño se acercaba a ella por detrás… y posaba una mano encima de su cabeza. Rápidamente se levantó y, tomando el brazo que habian apoyado en su cabeza, tiró al desconocido en la cama, aprisionándolo con sus brazos encima de él. En ese momento, justo cuando tuvo al hombre bajo suyo, se dio cuenta de quién era. El rey no dijo ni una sola palabra, sólo se dejó observar por el menor. Los dos se miraban fijamente, sin apartar sus miradas… las esmeraldas parecían antorchas en medio de la penumbra… antorchas que James no pudo resistir… pausadamente James fue bajando la cabeza y fue acercando sus carnosos labios hacia los finos de Tom, pero en el último momento James se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se separó de golpe, dejando al Rey aun tumbado en la cama, con los brazos sobre su cabeza como cuando se los tenía agarrados. -Lo… lo siento, me asusté. Creía que erais un desconocido -dijo tímidamente, bajando la cabeza con respeto… al fin y al cabo él era un principe y Tom un rey… Tom era de un rango superior a él. Tom despertó de su ensoñación y fue incorporándose de la cama de James. -No te preocupes la culpa es mía… no… no debí entrar a estas horas…
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-Querido ¿crees que ha sido buena idea lo de mandar a James tan lejos? Nunca ha estado lejos del palacio y esto ha sido muy repentino… -dijo preocupada la Reina de Gryffindor. -Fue él que el insistió en ir, querida. Es hora de que tome decisiones… al fin y al cabo pronto tendrá que tomar mi puesto, además ha ido con sus amigos y esos tres juntos son imparables -le consoló su esposo. La reina no pudo más que sonreir al recordar todas las trastadas que esos tres habían hecho desde que se juntaron: una vez, echaron ranas en la sopa en una comida de bienvenida. En otra, habían tintado el cabello del rey de color rosa chillón, estuvo riendo de su esposo todo un mes. Desaparecieron los trajes de las sirvientas junto con las ropas interiores. Y muchas cosas más, hasta inundaron los aseos… esos tres eran de temer juntos.