-Su abuelo se encuentra estable-dijo la doctora Takada–san.
Ryuuzaki miro asustado a la doctora, quien no cambio su arrogante actitud.
-¿Qué le sucede?
-Tuvo un fuerte ataque cardiaco; si no se le practica una cirugía pronto, posiblemente morirá en menos de una semana.
La doctora se alejo sin sentir un poco de pena y dejando a un chico cuya vida cambiaria antes del fin de semana.
-¿Qué voy a hacer?-murmuro llorando y cubriendo su rostro con sus manos. Light se acerco a él y lo abrazó.
-Yo te ayudare- dijo. Ryuuzaki lo miro. A pesar de tener la misma edad, Light siempre le había ganado en estatura por una cabeza.
-Light-san…
-Es en serio, haría lo que fuese por ti.
-Gracias, Light-san, juro que encontrare la forma de…
-Pagar? No importa, tú sabes muy bien lo que quiero.
-¿Lo que quieres?
-Mejor dicho, lo que DESEO…
Ryuuzaki se alejo de el. Light lo observo con esa mirada de deseo que tenia siempre por la mañana, después de clases, al llevarle la tarea cuando faltaba a clases…el deseo que carcomía su cuerpo apareció de pronto e incluso se podía sentir en el aire.
Poco a poco, Light se le acerco nuevamente, y volvió a abrazarlo, sintiendo como cada fibra de su cuerpo temblaba. Ryuuzaki no podía evitar sentir asco por ese tipo al tiempo que sabia que en verdad necesitaba de el…aunque fuera necesario cumplir los deseos mas asquerosos de un tipo como el
-No…-murmuro Ryuuzaki.
-Solo será hasta que tu abuelo salga del hospital. Dirás que ayudas a mi padre en algunos encargos y vas todos los días a mi casa.
-Light-san, no…por favor…
En ese momento, Takada-san se acerco con una nota
-Esta-dijo- es la cuenta de todo lo que hicimos para estabilizar a su abuelo; si no lo paga, lo sacaremos, entendió?
-…hai…-murmuro Ryuuzaki liberándose del abrazo y tomando la nota. Takada-san se retiraba, cuando Light le hablo.
-¿Si?-dijo ella sonriéndole a Light.
-¿Dónde tiene que pagar?
-Lo llevare, Yagami-san.
-¿La conoces?-le murmuro Ryuuzaki.
-Algo…ella salía con mi padre…pero luego salimos ella y yo.
Ryuuzaki siguió caminando hasta llegar a la caja. Allí, Light saco su reluciente tarjeta de crédito y pago. Ryuuzaki miro y se sintió vendido por el hospital, y comprado por Light.
-Listo-dijo Light y se volvió hacia el muchacho sonriéndole. Hablo un momento con la doctora, y luego lo volvió a mirar.
-Takada-san-dijo- dice que puedes ver a tu abuelo, que ya esta estable.
Ryuuzaki sonrió y corrió al cuarto donde yacía enfermo Watari-san, que al ver a su nieto, esbozo una bella y débil sonrisa. El chico se acerco y lo abrazo, llorando.
-Abuelo…
-No llores, hijo- murmuro Watari-san- voy a estar bien…
-Van a operarte, abuelo…
-No…
-Pero…
-No tenemos dinero, Ryu, no voy a ser una carga en tu vida… creo que todo debe acabar aquí…
-¡NO! Yo…-Ryu miro a su abuelo, y pensó en cuanto habían estado juntos, en cuantas veces lo había cuidado estando enfermo, cuanto lo había apoyado; pensó en los momentos en que se molestaron y su abuelo le dio la razón para que el problema no acabara mal…todos aquellas veces que, sintiéndose deprimido, un abrazo de su abuelo le regresaba la alegría. Todos esos momentos fueron más fuertes que el asco que sentía por Light.
-Abuelo, yo tengo el dinero. Te operaran y te recuperaras, ya veras.
-Ryuuzaki, ¿de donde sacaras el dinero?
-No importa, abuelo, no importa-dijo golpeando suavemente su frente contra la de su abuelo-; lo importante es que te vas a recuperar.
Light los miraba desde la puerta. Esperaba el momento adecuado para entrar en acción, romper el idilio, diciendo:
-Ryuuzaki!
El chico lo miro.
-Takada-san dice que se acabo la hora de visitas, es hora de irse- y estiro su mano.
Ryu miro a su abuelo, beso su frente y se fue.
Caminaba cabizbajo al lado de Light, sin que este lo notara; Light iba orgulloso, pues por fin tenia en sus manos su deseo hecho realidad.
Afuera, Light le dijo que desde mañana comenzaría a correr el contrato.
-Tienes unas cuantas horas para poner tus pensamientos en orden-dijo sonriendo.
-Gracias, Light-murmuro Ryu melancólico
-No…
-¿Qué?
-No me llames Light
-Entonces…
Light se acerco, lo tomo de la cintura con la mano derecha, y con la izquierda tomo la quijada del chico. Intento besarlo, pero le giro un poco el rostro hasta que su boca quedo en el oído del muchacho, y con tono lascivo, murmuro:
-Llámame Goshujinsama…