En la hermosa noche que se prevenía, tan solo las últimas nubes se atrevían a dejar el cielo para dar paso el manto de oscuridad. La luna llena era la única luz que acariciaba las rudas y ya desgastadas paredes de aquél frío y lúgubre lugar, aquella guarida que cual lujosa catacumba de faraones residía bajo tierra y permanecía eternamente escondida y aislada, como su propietario.
Los interminables corredores, dignos del más rebuscado y enfermizo laberinto interminable hacían que el espacio que ocupara aquella zona se extendiera continuamente. La necesidad de lo oculto demandaba prioridad en la vida del ya mas que poderoso y reconocido asesino, con lo cual era parte de su trabajo recordar cada una de las esquinas, escondrijos o cortes de camino como a la palma de su mano, para no incordiarle a preguntas.
Recorrió con paso ligero, denotando en él el siempre dispuesto aire de la obediencia y la soltura, la rapidez con la que podía recorrer aquellos pasadizos oscuros que harían temblar hasta a el mas valeroso sin inmutarse ni dudar un segundo en que dirección tomar recordaban a la ágil destreza de los antílopes, que aún conservando una anatomía débil y póstuma frente a los depredadores denotaba saberse defender, siempre con alto porte y elegancia.
Llegando a una de las principales puertas, llamó para asegurarse la entrada, característica también indudable en él, la de conservar los modales, sin embargo como era costumbre ninguna bienvenida era dedicada a él.
Lo macabro del lugar recordaba al mismísimo inframundo. El habitáculo oscuro y sin ventanas, iluminado castamente por los pocos candelabros oxidados que desprendían un aire de misterio digno de los cuentos victorianos de terror, las sabanas blancas, con tonos grises provocados por el humo, que cubrían cualquier rendija de luz solar que se atreviera a cruzar las gruesas paredes aumentaban todavía mas la suprema sensación mística y fantasmal que despertaba aquél lugar.
Sus ojos grisáceos de tono plata que denotaban vigor y energía recorrían la habitación en busca de él, cuidadosamente conservando el sepulcral silencio que se cernía en el aire y que estaba seguro que deseaba conservar. Entró para avanzar lentamente surcando en las esquinas, hasta que finalmente el ruido seco de lo que parecía ser un cristal roto le indicó donde se encontraba.
La negra silueta que residía de espaldas sin duda desprendía el aire de terror por la que era peculiarmente conocido, aún sin haberse encontrado con su mirada sibilina y fría, la imponencia de su ser era innegable. Vio como de sus brazos rezumaba la sangre, como su cuerpo esbelto se apoyaba con fervor a una de las mesas cercanas para no caer, su mente dedujo que siguiendo alguna de sus innumerables experimentos algo había salido mal.
Se aterró al pensar que podría debilitarse una vez mas, rememorando el ataque a Konoha, cuando su alma casi fue apresada y sus brazos fueron destrozados.No soportó la idea de tener que ver al legendario en su más débil estado, aunque sabía perfectamente que soltaría una mentira al decir que no había problema, que podía soportarlo con facilidad.
Jamás pediría ayuda, jamás pediría piedad.
Y nunca desearía su compasión.
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“Bound at every limb by my shackles of fear
Sealed with lies through so many tears
Lost from within, pursuing the end
I fight for the chance to be lied to again”
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Sabía que estaba allí, por mucho silencio que deseara conservar, el sentido desarrollado por la conservación del silencio adorado le había convertido en un experto en detectar visitas no deseadas. Notaba los ojos clavándose en su nuca, analizándole, seguramente buscando en el más oscuro de los rincones una forma o medicamento útil para la situación, lo cual lo hacía enfurecerse, pues pensaba que creía que no podía valerse por uno mismo.En el temblor de su cuerpo le costaba mantener la postura erguida y elegante con que se le denotaba. Odiaba encontrarse en situaciones como tal, donde la victima de los propios avances era él, donde el sacrificio por tan duro trabajo resultaba inútil.
Cuando se sentía frustrado.
El mal garbo se apoderó de él, haciéndole cerrar los puños con ira contenida, aún intentando levantarse por completo mientras sentía que su organismo desistía, mientras sentía que el poder tan deseado se le escapaba de las manos como los más sencillos granos de arena. En un gesto póstumamente sencillo giró el rostro por encima del hombro, dando una imagen dura y oscura al resultar su mirada tapada por la cortina de hilos negros que definían su cabello, que cual como rendija de cárcel aprisionaba a la mirada dorada y le impedía ver el mundo en totalidad.Y en cierta manera se podía describir su idea de universo, siempre aislado, siempre encarcelado, siempre tapado por un gris y oscuro velo que le ocultaba el lado bondadoso a la humanidad, haciéndole olvidar de las buenas cualidades del ser humano.
Incluyendo las suyas propias.
Sintió los pasos inseguros del otro acercarse lentamente a su persona. No le veía del todo y sin embargo pudo observar el monótono gesto que tenía al colocarse bien las lentes, su visión se nublaba y se volvía abstracta por momentos, producto del experimento.En una pérdida de conciencia suma, notó como la mano fría y pálida, siempre protegida por los ya clásicos guantes de color azul se posaba en su espalda. Notando como la sangre palpitaba con fuerza por el enfado contenido hacia él, por desear que el momento de la compasión no llegara y que esos ataques de debilidad y muestra de flaqueza no hubieran existido jamás.
Por continuar siendo por siempre el legendario sannin de mirada cruel.
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“You will never be strong enough
You will never be good enough
You were never conceived in love
You will not rise above”
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En un gesto brusco y lleno de ira le apartó rápido abofeteándole con fuerza. Sus lentes se perdieron en la oscuridad de la zona, cayó al suelo golpeando su espalda con una de los sencillos muebles que adornaban castamente la habitación, notó el sabor metálico de la sangre recorriéndole los labios al sentir un hilillo de la materia cayendo por la comisura de estos.
Estaba acostumbrado a las ya múltiples agresiones, sabía que no debía mostrar compasión por él en aquellos momentos. La compasión hacia su persona le enfurecía y le hacía sentirse débil, sin embargo era imposible para él quedarse de brazos cruzados, observando como se destruía lentamente de forma suave pero acumulando las experiencias en el propio cuerpo. Era inhumano lo que se practicaba, y aún teniendo presos con los que poder experimentar, él usaba su propio cuerpo como prueba fija.
“Para notar como el poder te llena” Recordaba haberle oído decir con una sonrisa maléfica en sus labios. Se levantó silenciosamente del suelo para volver a deslizarse con cautela hacia su lado, las muestras de violencia en su cuerpo eran rutina diaria, pero la herida acumulada que su espíritu acarreaba como una carga plomiza le hacía perder el sentido de su existencia.Él deseaba ver al legendario en su victoria y sabía que era necesaria la experimentación y las batallas, pero no soportaba la idea de imaginarse que una vez llegado al objetivo propuesto él no sería más que uno del despojos de su preciada colección.Sabía que no podía hacer nada, estaba dictado en su futuro, el destino no le reservaba más.
Condenado a servir hasta el final, para luego ser abandonado.
“Mírate a fondo, afirma siempre lo que es la realidad y aprende con sentido común que no puedes hacer nada más…”
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"They'll never see
I'll never be
I'll struggle on and on to feed this hunger
Burning deep inside of me "
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Los ojos dorados brillaban con fulgor. Notó en sonora potencia como el dolor aumentaba en sus brazos por el esfuerzo realizado, sin embargo no hubo signo alguno en su cara que denotara sufrimiento. En sus esfuerzos, logró adquirir la postura erguida y orgullosa que siempre había dado imagen de él, sonriente de orgullo y satisfacción absolutamente deliciosos al observar cuan póstumo era él, que ni cuando las agresiones más duras eran practicadas contra si despotricaba sobre su persona.No gritó, no hizo ningún ruido. Se levantó ipso facto, esperando nuevas órdenes, cual soldado militar obedeciendo al sargento.
Era el siervo perfecto.
Nunca le había causado problemas y jamás se atrevía a pedirle compensación por su supuesta gran generosidad, a pesar de que él mismo tachaba su comportamiento digno de un tirano, el joven nunca había demostrado sentir desapruebo con su actitud. Le sorprendió que se uniera a él de forma absolutamente liberal, sin tener que apresarle y ni siquiera con el sello maldito en su cuerpo.Realmente, en su caso, si se podía decir que había ido a él por voluntades propias.
“Me gusta su forma de ver el mundo” Fueron sus mismas palabras
En cierto modo, su espíritu le descubría que realmente era tranquilizador tenerle cual sombra pegado a si.Solo él le concedía el silencio cuando era necesario y conversación cuando deseaba entretenerse.
Solo él, en su más actitud sumisa y obediente cometía lo ordenado de forma sencilla y eficaz digna de elogios que él nunca le proporcionaba la satisfacción de oír.
Solo él le apreciaba.
Solo él y nadie más.
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"But through my tears breaks a blinding light
Birthing a dawn to this endless night
Arms outstretched, awaiting me
An open embrace upon a bleeding tree
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El silencio se hizo palpable minutos después de la acción. Esperando para recibir nuevas ordenes, su cuerpo se mantenía erguido y tenso ante la presencia de él, siempre se había respirado tensión cuando el silencio amargo después de alguna de las demostraciones de violencia hacia su ser eran provocadas, pero esta vez era exagerado, el reconcome devoraba su mente.
“¿Volverá a agredirme?”
“¿Debo esperar más tiempo hasta volver a acercarme?”
“¿Por qué nunca me mira a los ojos?”
La asfixia que le causaba podía incluso darle dolores profundos en el pecho, sintiendo como un sobrecogimiento de toda su persona, como si por primera vez en mucho tiempo se le volviera a poner la irremediable verdad por delante de los ojos.
No tenía más destino que servirle, y aunque eso le hiciera feliz, deseaba con fervor que de alguna forma se le reconociera.
“Obsérvame, yo existo”
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Como amante del silencio, se le hacía hipócrita el pensar que cualquiera de ellos pudiera causarle incomodidad, pero así era.El hecho de tenerle fieramente a su orden cuando acababa de maltratarle también era un hecho a tener en cuenta, que cada vez rozaba mas al límite de la satisfacción para acercarse al desconsuelo, a saber cuán dispuesto llegaría a estar, a saber las fechorías que le aguantaría.
“El futuro sería próspero para alguien de tan buenas cualidades” Pensaba su mente en claridad.
El hecho de que la culpabilidad apareciera en su cuerpo en una décima de segundo le hizo enfurecerse tal que podría haber vuelto a agredirle, sin embargo, decidió hacer algo que pasaba muy por lo lejos de su campo normal.
Le apresó con fuerza, con la total y más suprema fuerza que sus brazos podían dotar ha debido a su estado, arremetiendo con el joven cuerpo contra la pared. Observó la confusión creciente de su mirada ya no obstaculizada por el uso de las lentes.
Se dio cuenta, mas que nunca, de la mirada devota pero hermosa de la que poseía.
La fría mano recorrió sin castidad el pecho, pasando por alto el sencillo ropaje que acostumbraba a llevar, notó el suspiro salir de sus labios y una oleada de nueva y gratificante satisfacción recorrió su espina dorsal.Le observó, la piel pálida y teñida de algunos rasguños, la mayoría provocados por él en múltiples agresiones, y por primera vez se dio cuenta en un rápido pensamiento en cavilación de la nueva forma de tortura que le daría.
En un gesto simple que pareció asustar al otro, dirigió su mano libre hacia su cabeza, desenredando en poco tiempo la cinta negra que con práctico uso recogía el cabello largo de él, que caía impecable ahora a sus espaldas, recogió unos mechones para suavemente depositar un beso en ellos, cosa que aumentó en creces la confusión del otro.
Rememoro el ultimátum de su encuentro, cuando él no era más que otro jounin escarbado por la rutina, recordó la propuesta que le dejo ir de seguirle para darle su devoción.
Recordó la sonrisa casta en su rostro cuando la aceptó.
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La confusión no superaba con creces la felicidad que recorría en sentimiento, las sensaciones que se le brindaban, lo que tantos años había esperado. Nada ni nadie era capaz de despedazar el momento.Aunque si pudo con él la verdad.
No significaba nada, tal vez otro modo de agraciar su sed, tal vez otra forma de deseo de obediencia, otra faceta de tortura, otra actitud de tiranía...
El modo cambiaba, si, pero no el contexto.Seguía siendo el dominado, el siervo fiel y cauto a quien ahora se le postraba a los pies una nueva forma de obsequiar sus servicios.
Sintió que la tristeza más gozosa invadía su cuerpo, la que le permitía estar a solas con si mismo y que tan a pecho quería acallar, sin embargo no podía evitar sentirse jovial.
El sannin se dedicaba a besar con delicadeza impropia de él su cuello.
Sonrió durante el siguiente suspiro que sus labios traicioneros dejaron escapar, mas sabía bien que nada cambiaría, pero su encapricho adoró el supuesto detalle del legendario por dedicarle un embuste para suavizar la verdad.
Sabía que era un engaño, pero no conocía otra forma de vida.
“Miénteme y hazme feliz, porque hay verdades que desgarran...”
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"Rest in me and I'll comfort you
I have lived and I died for you
Abide in me and I vow to you
I will never forsake you."